- Normalmente es primero la cita y luego el sexo -suelta Harry de repente, provocando que me atragante con mis espaguetis.
Llevábamos unos segundos de completo e incómodo silencio, y debió parecerle que decir aquello aliviaria tensiones.
Nada más lejos de la realidad.
Él esboza una sonrisa de satisfacción al verme tosiendo y obligado a beber agua.
- Eres cruel -digo con voz seca entre sorbos- Lo has hecho a posta.
Él asiente, admitiendo su culpa, y encogiéndose de hombros.
Pero dos pueden jugar a este juego...
- ¿Entonces eres gay?
Mis palabras surgen efecto, y ahora es Harry quien se atragatanta y debe beber agua para que no le de un chungo allí mismo.
Cuando ya se ha recuperado de la sorpresa inicial, traga saliva, algo incómodo, y comienza a hablar:
- No... No creo ser gay -dice, al parecer escogiendo sus palabras con suma precaución- ¿Tal vez bisexual? No lo sé. Sólo me has gustado tú... -termina la frase en un susurro apenas audible.
Yo esbozo una sonrisa.
- Harry, era coña.
Él parece relajarse al instante. Pero no había acabado ni de lejos la situación.
- ¿Y tú?
Mis músculos se tensan en cuánto acaba la frase. Empiezo a sentirme algo nervioso, y juraría que mis manos estaban sudando. Lo único que logro hacer, es bajar la vista a mi ensalada y negar varias veces, apretando los labios.
- ¡Oh, venga! ¡Yo he respondido! -protesta Harry.
- ¡Y yo también! No soy gay. Es decir, me gustas, pero... Nadie más.
- ¿Habías besado a chicos antes?
Yo asiento, y sonrío cuando la expresión de Harry cambia. ¿Estaba celoso?
- Y... -continúa- ¿Habías sentido alguna vez todo esto?
Siento mis mejillas arder. Debía estar muy rojo. ¿Cómo había pasado tan rápido de la tranquilidad absoluta a tener los nervios de punta? Sólo Harry lograba eso.
- Mmm ¿a qué te refieres con sentir? -pregunto haciéndome el tonto, para ganar tiempo.
- Te cuesta respirar cada vez que entras a una habitación. Tu corazón se acelera cuando la persona pasa cerca. Sientes un cosquilleo en la piel cuando sientes su respiración. Sé que sientes lo mismo que yo, Matt.
Suelto una sonora carcajada y le apunto con el tenedor.
- No uses a Magnus contra mí -le advierto divertido.
Él se limita a sonreír, a inclinarse sobre la mesa, y a llevarse a la boca el trozo de lechuga que colgaba del tenedor.
Tal y como Alec debió hacer en la serie ante el mismo gesto de Magnus. Pero, palabras de Harry: "No debemos darles más Malec de lo necesario, o Shumdario empezará a ser un secreto a voces".
Los secretos se supone que deben ser cosas malas, algo a ocultar para no sufrir vergüenza o rencor. Sí, ambos estábamos siendo infieles, pero... ¿Cómo algo tan malo podía hacerte sentir tan bien?