Brave /Draco Malfoy/

By juliimpala67

317K 11.3K 1.2K

_____ Potter va creciendo hasta estar en medio de la delgada línea entre el bien y el mal, el amor y el odio;... More

Brave.
Brave. Draco Malfoy x oc
1/2
2/2
Capitulo I
Capitulo II
Capitulo III
Capitulo IV
Capitulo V
Capitulo VI
Capitulo VII
Capitulo VIII
Capitulo IX
Capitulo X
Capitulo XI
Nota.
Nota.
Capitulo XII
Capitulo XIII
Capitulo XIV
Capitulo XV
Capitulo XVI
Capitulo XVII
Capitulo XVIII
✨Capitulo XIX✨
Capitulo XX
Capitulo XXI
Capitulo XXIII
Capitulo XXIV
Capitulo XXV
Capitulo XXVI
Capitulo XXVII
Capitulo XXVIII
🔥Capitulo XXIX🔥
Capitulo XXX

Capitulo XXII

4.9K 254 24
By juliimpala67

El cielo estaba furioso cuando te despertaste el viernes. Las gotas golpeaban con fuerza la ventana de tu habitación, arrollándote haciéndote querer dormir varias horas más. Y no disminuyo para la hora de Cuidados de animales mágicos, que, por temas obvios, fue dentro del castillo.

Había varios Porlock en la gran habitación. Eran criaturas pequeñas, con pelo rizado y marrón que les cubría todo el pelo. Sus ojos azules mostraban nervios e inseguridad. Tenían una nariz grande, brazos pequeños que terminan en cuatro dedos regordetes, y se sostenían en pie en dos pezuñas. Eran adorables.

Draco entró al salón seguido por su sequito y se junto al grupo de estudiantes que rodeaban un sector de la habitación. Aparto con arrogancia a los estudiantes que estaban en su camino para llegar al frente, quedando curiosamente a tu lado.

- Que feos. – comentó Draco llegando a tu costado. Sus amigos rieron.

- Te entienden. – respondiste de mala gana, manteniéndote en tu lugar lejos de las criaturas, con miedo de asustarlas – Son bonitos.

El rubio hizo lo que pudo para no girar su cabeza para observarte.

- Chicos. – llamo Hagrid, quien había vuelto de su "viaje" días antes, violentamente golpeado. – Ellos son Porlock. Son criaturas muy buenas y temerosas en cuanto a los humanos así que por favor mantengan la distancia para no incomodarlos.

Todos los alumnos dieron varios pasos hacia atrás, pero también se apretaban contra los de enfrente para poder ver. En el movimiento fuiste corrida un poco mas a la izquierda, donde tu mano rozo accidentalmente la mano del rubio. Ambos bajaron la mirada y rápidamente apartaron sus manos.

- Los Porlock cuida los caballos, y viven en el césped. O bien se puede encontrar de anidación en la paja de un establo, o en el medio de la manada que está protegiendo. – comenzó Hagrid acariciando a uno de ellos. - A ellos ya los tengo acostumbrados, pero hace unos meses atrás habrían salido corriendo al verlos.

- Que aburrido...- susurro ron a tu costado. - ¿Harry te dijo? - pregunto Ron.

- ¿Decirme que?

- En la clase de ayer, tu sabes- las practicas ilegales de Defensa contra las artes oscuras - se besó con Cho.

Tu vista, que estaba de forma aburrida apoyada sobre un muy feliz Hagrid, giro hacia ron. Giraste tan rápido la cabeza que juraste que todo el mundo escucho como sonó.

- ¿Qué dices? – preguntaste asombrada. - ¡No me conto nada! – susurraste alarmada.

- ____, por favor. – llamo Hagrid desde el frente de la clase.

- Disculpe profesor. – tu voz sonó mas alta esta vez y por medio minuto, Ron no volvió a hablar.

- Me lo conto anoche... - susurro contra tu oído. – Seguro hoy estaba muy distraído como para contarte.

Habían hecho varias clases hasta la fecha, donde todos habían practicado y prendido bastante. Incluso Neville había podido utilizar un hechizo reductor lo suficientemente fuerte como para destruir todo un estante de libros. Hermione había estado furiosa.

Estabas enojada, pero por otro lado sería injusto enfurecerte si tampoco le habías contado sobre tu beso con Draco. Pero eran situaciones distintas, pensaste, Draco era una basura, mientras que Cho era agradable y ya sabias que le gustaba a tu hermano.

- Los Porlock se irán acercando a ustedes de a poco, no los apresuren eh, que los pueden asustar.

Los que estaban a tu alrededor se separaron un poco pero se mantuvieron allí mientras que el resto se dispersó en grupos. Ron desapareció, probablemente se había ido a buscar a Harry entre los grupos, Hermione probablemente estaba con tu hermano también.

- ¿Entonces realmente te parecen lindos? – pregunto Draco Malfoy con cara de asco observando a los animales.

Te giraste a observarlo, perpleja. Estaba allí, de pie junto a ti con su perfectamente planchado uniforme, anillos pesados en sus manos. Rápidamente observaste a alrededor y nadie parecía estar prestándoles atención.

- Son tiernos. – respondiste con el ceño fruncido.

Te sentías rara, la situación era extraña.

- Sinceramente jamás me intereso esta clase... - comenzó a hablar aun con la vista en los animales. - solo quiero salir a entrenar, pero el cielo esta horrible, - apunto a la gran ventana por la que se veían las grandes gotas golpeando el castillo con ferocidad. – es una lástima.

- ¿Qué estás haciendo? – te apresuraste a preguntar, casi tropezando sobre tus palabras al hablar.

- ¿A qué te refieres? – su vista bajo finalmente hacia a ti.

- Jamás hemos tenido una conversación completa sin insultos.

- ¿Quieres que te insulte? – pregunto confundido.

- ¡No! – el tono de tu voz hizo que varios compañeros giraran a observarlos, pero les restaron importancia. Sus peleas no eran nada nuevo. – Es solo que... es extraño.

- Si, lo es... - susurro haciendo un mohín. – Aléjate de mí, Potter. No quiero que piensen que nos llevamos bien o algo.

¡Él se acercó! Pensaste indignada.

- No nos agradamos. – repusiste.

- Por eso. – se inclino hacia tu rostro con cara de enojado y enfatizo: - Mantente alejada, Potter. ¡Me enfermas!

Te plantaste en tu lugar y cruzaste los brazos en respuesta. Confundida por el cambio de actitud pero no sorprendida.

- ¡No la molestes Malfoy! – tu hermano llego a tus espaldas rápidamente cuando noto que el rubio se había acercado a ti. Por detrás le seguían Ron y Hermione.

- ¿Acaso necesitas que tu hermano te salve? Me sorprende, usualmente es al revés. ¿Cómo se siente, Potter? – miro a tu hermano - ¿Qué sea tu hermana la que siempre te salve de los apuros?

Tu pecho dio un vuelco. No debería significar mucho, pero en esa oración, por mas que fuera con fines de lastimar, Draco te había puesto por sobre de tu hermano. Te había reconocido por la maga que eras, a diferencia de todo el resto que te rodeaba, te hizo sentir bien contigo misma. Porque era cierto, la que siempre terminaba salvando a Harry eras vos. ¿Cómo Malfoy lo había notado estando tan lejos y tus amigos más cercanos eran ignorantes de tal hecho?

- Solo camina, Malfoy. – respondió Harry pasando un brazo sobre tu hombro.

- ¿Y si no quiero?

- No querrás que piense que quieres pasar tiempo con nosotros.

Te preparas para más desprecio, pero luego se levanta una esquina de su boca. Él te guiña un ojo, como en reconocimiento de ser atrapado. Como si estuvieran compartiendo un secreto. Como si él pensara que no eres detestable, como si no encontrara tu apellido repugnante.

Pronto gira sobre sus talones y sale en dirección a su grupo de amigos que estaban distraídos en su propia conversación.

- ¿Qué le pasa? – pregunto Harry frustrado.

Harry estaba de mal humor, ya que también había tenido intenciones de entrenar Quidditch en la mañana, pero el clima no se lo había permitido. El domingo habría un partido, Gryffindor contra Slytherin nuevamente. El primer partido sin ti y debían estar preparados para el mal tiempo.

- ¿Qué te pasa a ti? – preguntaste saliéndote de su abrazo. - ¡No me dijiste que te besaste con Cho! – susurraste.

La cara de Harry quedo roja y sus ojos se abrieron bien grande. – No encontré el momento. – se excurso. – Disculpa.

- Tuviste la oportunidad esta mañana en el desayuno. – reprochaste. – Te recuerdo que vivimos todos juntos.

- Si, es que he tenido sueños muy extraños y me están comenzando a perturbar. Tenía la cabeza hundida en ello esta mañana.

Uno de los Porlock ya se había acercado a uno de los grupos y Hagrid mostraba la sonrisa más grande que hubiera viste en mucho tiempo.

- ¿Un reloj? – preguntaste rápidamente.

- No... luego te cuento. – termino cuando uno de los animalitos peludos se acercaba lentamente a tu grupo.

Tus pasos sonaban fuertes, por los tacos del uniforme, contra las piedras de los pasillos mientras caminabas hacia el salón de transfiguraciones, donde todavía te quedaban un mes y medio de detención. Con él.

Mientras te acercabas al salón se escuchaba desde el pasillo hebras de lo que supusiste era la escoba contra el piso. Antes de entrar por las puertas te detuviste, seria la primera vez que estarías a solas con el desde el otro día. Tus dedos hormigueaban.

- Hola... - dijiste desde la puerta, con miedo a entrar.

Draco detuvo el movimiento de sus brazos y el polvo que había levantado comenzó a caer levemente al suelo. Se volteo hacia ti, su cabello estaba inmaculado y esta vez aun usaba el uniforme de Slytherin.

- Potter. – dijo bruscamente.

- Esta mas limpio esta vez. – comentaste de forma extraña, siempre con la defensa en alto ante él.

- Tenia tiempo libre, vine antes. – encogió sus hombros, manteniendo su vista en ti. - ¿No me vas a preguntar por qué?

- ¿Tu equipo de Quidditch no iba a entrenar hoy? – preguntaste adentrándote en el salón, las puertas se cerraron detrás de ti. Comenzaste a levantar las sillas y apoyarlas sobre los bancos dadas vuelta.

- Como te dije esta mañana, esta horrible afuera. – apunto a la ventana. - ¿No te recetaron lentes como a tu hermano? – no lo estabas mirando, pero podías escuchar en sus palabras la sonrisa que se agrandaba en su cara.

No respondiste.

- ¿Qué hacías en las mazmorras esa noche? – su voz se volvió seria de repente.

- No es de tu incumbencia.

- Soy prefecto, puedo preguntar si quiero. Puedo sacarte puntos si no me respondes.

- No te incumbe como prefecto.

Las sillas no pesaban, era fácil levantarlas y voltearlas para dejarlas sobre los bancos. Mordiste el interior de tu labio, nerviosa. Ya se habían besado dos veces. Te había dejado en claro que quería hacerlo una vez más, pero ya había sucedido. ¿Quería hacerlo de nuevo como tú? ¿Por eso se había acercado a hablarte esa mañana?

- ¿Estas cuestionando mi autoridad? – dejo la escoba apoyada contra una mesa.

- Te cuestiono a ti. – giraste para observarlo. – No te acerques a mí. No quiero entablar una conversación, es extraño.

- Me acerque para decirte de vernos esta noche. – aclaro acercándose a ti. – No me interesa saber que piensas de un estúpido animal. – levanto su mano y diste un paso hacia atrás cautelosamente. Mantuvo su mano en el aire y nuevamente la acerco a ti, la apoyo en tu barbilla y su pulgar rozo tu labio inferior.

- No lo sé...

Su pulgar quemaba tus labios, te distraía.

- ¿Qué no sabes? – sus ojos grises estaban sobre tus labios.

- No confió en ti. – tomaste su brazo por su muñeca y lo apartaste de ti.

Relamió sus dientes y te observo fijamente. – No deberías. Pero no puedo lastimarte en el castillo si es lo que te preocupa. Los cuadros pueden callar besos, pero no asesinatos.

- Gracioso. ¿Para qué querías verme?

- ¿No es obvio?

- No voy a tener sexo contigo. – levantaste las manos frente a ti.

El rubio con uniforme verde asintió. – No esperaba menos de ti... Pero somos los estudiantes mas atractivos de todo Hogwarts, era obvio que algo tenía que pasar entre nosotros. – hablo con altanería. Metió sus manos en los bolsillos de su túnica. – Ven esta noche y veremos que pasa.

- Ni siquiera confió que no le hayas dicho a tus amigos. – tus ojos lo acusaban. No confiabas en el y eso se mostraba en tu lenguaje físico.

- No me conviene. Si mi padre se llegara a enterar... o tu-sabes-quien, seria mi fin. - abriste tu boca y lo observaste sorprendida. - ¿Que?

- Acabas de admitir que Voldemort volvió.

Draco dio un paso hacia atrás. - No digas su nombre... Pero claro, ¿Qué esperabas? Lo tengo prohibido. – dio un respiro hondo y cerro los ojos. Paso sus manos por su pelo y lo sacudió. – Mira, Potter. Tengo todas las de perder. Siempre creí que serías intocable para mí. No solo por nuestras discusiones si no también por quienes somos. Mi padre trabaja para el hombre que ha pasado los últimos diecisiete años de su vida queriendo matarte a ti y a tu hermano. – jamás lo habías escuchado confesar que su padre era un Mortifago. – Somos atractivos, básicamente nos odiamos y ambos estamos fuera de los límites, lo cual es excitante para los dos. No necesitamos confiar en el otro.

Miraste al piso. – ¿Quieres que te deje acercarte a mi físicamente sin confiar?

- Exacto. Es el miedo, la adrenalina lo que te hace querer besarme. Acéptame. – propuso. – Disfrutemos mientras lo excitante de lo prohibido se mantenga ahí y cuando termine ninguno de los dos vuelve a hablar de ello.

- Esta mal.

- No te mientas a ti misma, que este mal te encanta tanto como a mi.

Cerraste los ojos y tapaste tu rostro. Demasiadas cosas en tu cabeza no te dejaban pensar con claridad. ¿Querías esto? Claramente morías por besarlo de nuevo, eso lo sabias, pero ¿podrías hacerlo sin enamorarte?

El elixir más embriagador es lo prohibido. Quizás él tenia razón y solo te sentías atraída porque sabias que estaba mal. Recordaste como tus amigos y familia te han estado tratando últimamente, siempre poniendo a tu hermano primero. No eran acontecimientos grandes, pero aun así te lastimaban, mas sabiendo que nunca habías pertenecido a ningún lugar, a ninguna familia real. Amabas a tu hermano e incluso tú lo ponías primero a él, por sobre ti, pero querías que alguien te pusiera primero a ti alguna vez.

Y allí estaba Draco, sabiendo que si alguien se enteraba habría terribles consecuencias, especialmente para él. Tus amigos podrían llegar a perdonártelo con el tiempo, pero ¿Su padre? ¿Voldemort? Seria traición... y de alguna forma, que el arriesgara ponerse bajo semejante problema por ti, te hacia sentir importante. Aunque claro, no era amor y deberías recordártelo cada vez que besaras sus labios.

Asentiste ligeramente y entendió la señal. Acabo con la distancia que los separaba y llevo sus manos a tu cuello, haciendo que elevaras la cabeza y le miraras a los ojos.

- Mírame a los ojos. – ordeno. Sus ojos grises estaban adornados con hermosas y largas pestañas rubias, la envidia de cualquier mujer. – Sera nuestro pequeño secreto.

- Si le dices a alguien yo misma le diré a tu padre. – amenazaste sin bajar el tono de tu voz. Sonabas firme y decidida.

Draco sonrió. - ¿Me estas amenazando? – no respondiste, tu mirada lanzaba dagas asesinas que, en otro momento, lo hubieran intimidado. Sin embargo, río. - ¿Sabes?... quizás no eres tan insufrible.

- Lastima que no puedo decir lo mismo.

Su sonrisa se ensanchó, mostrando los dientes mas blancos que hubieras visto. Su aliento te acaricio el rostro y un nudo en tu garganta apareció al siguiente segundo. El deseo de besarlo era tan fuerte que te subía por la garganta.

- Bésame. – ordeno a apenas centímetros de su boca. Estaba loco si creía que le ibas a obedecer... pero lo hiciste, lo cual tampoco habla muy bien de ti.

Al principio sus labios rozaban los tuyos con delicadeza, perezosos y húmedos besos que humedecieron partes prohibidas. Sus besos irradiaban una energía eléctrica por tu cuerpo que alcanzaba a tus pies. El aumento de la adrenalina te obligo a moverte hacia la mesa mas cercana y con su ayuda, te sentaste sobre la mesa.

Ahora Draco se volvió mas posesivo, su beso mas necesitado. Sus manos subían y bajaban por tu espalda mientras lo atraías mas a ti desde su cuello. Alcanzaste su perfecta cabellera y cinchaste los pequeños mechones del degrade de su corte. Amarías saber que shampoo usaba, era realmente admirable.

Sus manos subieron a tu mandíbula, sosteniéndola en alto para obtener mejor acceso a tu boca e introducir su lengua con demanda. Gemiste cuando te sostuvo posesivamente desde el cuello, haciéndolo temblar contra tu cuerpo.

Enredaste las piernas alrededor de su cadera y se te escapo un jadeo cuando te agarro por las nalgas corriéndote mas hacia el borde. La pollera se te había subido hasta mas de la mitad del muslo, dejando al descubierto la piel entre las medias bucaneras y el borde de la pollera del uniforme.

Te besó con fuerza. Cada pensamiento que tenías estaba sumido en una neblina densa, a este punto estabas embobecida por sus labios, completamente fuera de ti. Nadie te había besado como él.

Cuando por fin tomaron un descanso, respirabas con dificultad y él se movía contra tu cuello con suaves besos mientras los dedos se deslizaban por el arco de tu espalda. Dejaste caer tu cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y suspiraste mientras dejaba rastros de humedad sobre tu piel. Una de sus manos empezó a hacer suaves círculos en tu muslo y tu respiración se detuvo bajo su dedo.

Draco te observo, allí, tan dispuesta a darle lo que el quería. La imagen que tenia ante el era aquella que había imaginado por noches y noches sin terminar.

"No me importa lo que digas, Minerva. Yo estoy por sobre ti y Albus incluidos. ¡Han de obedecerme!"

La vos de Umbridge resonó en el pasillo y llego a ustedes como una voz ahogada por las grandes puertas.

"No tienes derecho a expulsar ningún docente del castillo, eso sigue siendo parte del poner único del director." La profesora McGonagall sonaba enfurecida.

Draco se apartó rápidamente de ti, enderezando su cabello con sus dedos y tomando la escoba para barrer el punto mas alejado de ti. Te bajaste de la mesa y bajaste tu pollera, subiste tus medias y limpiaste los residuos de baba de tu boca. Luchaste por mantener tu rostro serio, rezando que el rubor pasara y te pusiste a levantar las sillas hacia sus bancos una vez más.

Los tacos de ambas profesoras resonaron en el pasillo y su discusión se escuchaba mas cerca, hasta que sonó justo por fuera de la puerta, pero siguieron de largo.

Suspiraste y te poyaste con ambas manos en la mesa, sintiendo tu corazón saltar de tu pecho. Escuchaste a Malfoy reír mientras nuevamente se acercaba a ti.

- Dime que no te pareció divertido. – rio dejando la escoba.

- ¡Estás loco! – lo miraste con los ojos bien abiertos. ¡No había manera que lo hubiera disfrutado!

Aun riendo te tomo por detrás, apoyándose contra tus caderas y puso una de sus manos en tu cuello, obligándote a separar tus manos de la mesa y pegarte a él. Respiro contra tu oído con su cabeza inclinada hacia abajo para llegar a tu cuello.

- ¿Escuchas eso? Es tu corazón, bombeando adrenalina por todo tu cuerpo. – te agarro por las caderas y te obligo a girarte. – A esto sabe lo prohibido. Esta emoción que estas sintiendo ahora, este deseo... nadie más podrá darte lo mismo. ¿Lo entiendes?

Estabas tan mojada, que sentías como tus partes personales comenzaban a dar pequeños latidos bajo sus palabras. Estaban rojos, ambos completamente excitados por el otro y siguieron besándose hasta que notaron que sería extraño que los dos llegaran tarde a la cena.

Decidiste confiar en el por el momento. Al menos lo suficiente para dejarte derretir bajo sus besos, siempre conciente que tu varita estuviera a tu alcance en todo momento. 

- ¡Harry!

Te despertaste en medio de la noche, bañada en sudor y el corazón en tu cuello.

- ¿Qué sucede? – te pregunto Hermione quien estaba arrodillada sobre tu cama, inclinada sobre ti. Incluso Hannah estaba parada a un lado de tu cama. – Estuviste gritando por un buen rato, nos despertaste.

La apartaste de arriba y bajaste de tu cama. – Es Harry. – dijiste sin siquiera calzarte y caminando hacia la puerta. – Hay que despertarlo.

Bajaste corriendo las escaleras de las habitaciones de las chicas y te agarraste del barandal de las escaleras de los chicos y te esforzaste para subir el ahora tobogán que te llevaría al cuarto de los chicos. Hermione siguió detrás de ti, inclinada agarrándose de la baranda para poder subir.

Corriste por los pasillos y a medida que te acercabas podías escuchar los gritos de Harry desde su habitación. Varios estudiantes habían salido de sus habitaciones para escuchar en el pasillo y te gritaban cuando te veían pasar.

- ¿Que esta pasando? – pregunto un niño de primero entre dormido.

- ¡Hey, no se permiten las chicas! – grito un chico de tercero y le agarro el brazo a Hermione.

- ¡Soy prefecta, suéltame! – la escuchaste gritar.

Llegaste a la habitación de Harry y te abriste paso por entre los estudiantes que rodeaban la puerta cerrada, sin importarte que estabas en short y remera. La calefacción en los cuartos durante la noche era extrema. Te silbaron cuando te paraste frente a la puerta cerrada. La golpeaste.

- ¡No van a entrar! – grito Dean.

- ¡Soy yo, ____!

La puerta se abrió segundos después y entraste con Hermione mientras el resto de los alumnos se amontonaban en a puerta para ver. Dean les volvió a cerrar la puerta en la cara.

- ¡Harry! - Ron estaba de pie sobre él mirándolo tremendamente asustado.

Apartaste a Ron y te hiciste paso hacia tu hermano, quien también estaba bañado en sudor. Lo sacudiste violentamente intentando que se despertara.

- ¿Por qué están los dos tan mojados? – pregunto Dean mirando fijamente como se pegaba la tela de tu short a tu trasero. No parecía sudor, parecía que habías tomado una ducha con tu ropa puesta.

Harry finalmente abrió los ojos y apretó la cabeza con sus manos; giró sobre si mismo y vomitó sobre la orilla del colchón.

- Está realmente enfermo- declaró ron espantado- ¿Podríamos llamar a alguien?

- ¡Harry! ¿Qué viste? – le preguntaste seriamente aun en la cama.

- ¿A que te refieres? – pregunto Seamus confundido.

Tomando grandes bocanadas de aire, Harry saltó de la cama.

- Tu papá- jadeó mirando a Ron, ensanchando el pecho-. Tu papá ha sido atacado.

- ¿Qué? - cuestionó Ron desconcertado

- ¡Tu papá! Ha sido mordido, es grave, había sangre por todas partes.

Tu piel se erizo bajo su afirmación, tu rostro cambio de preocupado a aterrado.

- ¡Me voy a buscar ayuda! - exclamó Hermione muy asustada, y abandono la habitación Se escuchaba el barullo del resto de los estudiantes por la puerta.

- Harry... - comenzó Ron desconcertado- sólo... sólo estabas soñando.

- No- contradijiste enojada mientras tu hermano se apoyaba sobre sus rodillas tratando de recuperar la respiración. Podías sentir su miedo, su terror.

- No fue un sueño... no un sueño ordinario... yo estaba ahí, lo vi.... lo hice.

Podía escuchar a Seamus y Dean murmurando. Harry volvió a tener arcadas y mientras ron se aparto vos te acercaste a el.

- Harry, no estás bien. - murmuró Ron tembloroso-. Hermione ha salido a buscar ayuda.

- ¡Estoy bien! - exclamó Harry enfadado mientras se limpiaba la boca en su pijama estremeciéndose incontrolablemente.

- Hay que averiguar donde esta tu papa. – dijiste seriamente.

- ¿Le crees? – pregunto ron con cara horrorizada.

- Si Harry tiene razón, tu papa esta perdiendo mucha sangre. ¿Está en tu casa? ¿Sabes si estaba en tu casa? – tomaste a ron por los hombros quien te miraba sin responder ni una sola pregunta. - ¡Ron!

Ron no respondió y volviste frustrada hacia tu hermano quien ahora estaba sentado en el suelo tiritando agresivamente. Seamus y Dean susurraban en voz baja a un costado y Neville que no lo habías notado, miraba con miedo aun tapado hasta el cuello desde su cama. Luego escuchó el ruido de pasos apurados provenientes de las escaleras y la voz de Hermione otra vez.

- Por aquí, Profesora.

La profesora McGonagall entró apresuradamente en el dormitorio en su traje de noche de tartán, sus lentes encaramados torcidos sobre el puente de su huesuda nariz.

- ¿Qué ha pasado, Potter? ¿Dónde le duele?

- Es el papá de Ron. - explicó, mientras lo ayudabas a pararse-. Ha sido atacado por una serpiente y es grave, lo vi pasar.

- ¿Cómo que lo vio pasar? - interrogó la Profesora McGonagall, frunciendo el ceño.

- No lo sé, estaba dormido y de repente me encontraba allí. – hablo de forma apresurada.

- ¿Quiere decir qué lo soñó?

- No fue un sueño profesora. – repusiste severamente. – Hay que encontrarlo.

- Fue real, no lo imaginé. – dijo tu hermano apretando tu mano, agradecido que estuvieras defendiéndolo. - El Señor Weasley estaba dormido en el piso y entonces fue atacado por una serpiente gigantesca. Había mucha sangre, él se desplomó. Alguien tiene que averiguar dónde está.

La profesora McGonagall lo contemplaba horrorizada por debajo de sus anteojos torcidos. Su cabello enredado la hacia ver como si ella fuera la loca de la habiatcion.

- Debe creerle. – suplicaste, preocupada por la vida del hombre que te había acogido con amor en su casa los últimos años.

- Le creo, Potter- declaró la Profesora McGonagall de manera concisa- Hay que buscar a Dumbledore. ____, ponte una bata o algo.

Dean y Seamus la miraban de costado, como si no pudieran creer que le estuviera creyendo a Harry el loco.

Salieron detrás de la profesora, le quitaste la bata a seamus quien era el mas flaco de los chicos de la habitación y no te quedaría tan grande. Los alumnos se apartaron mientras Minerva caminaba por el pasillo, dejándoles espacio. Todos miraban a Harry con curiosidad. Nuevamente éramos el centro de atención.

Estando ya en la oficina del director, mando a dos personas en los cuadros a alertar a las personas correctas. Te sentiste extraña, sentada en las sillas que había conjurado la profesora para ustedes tres, Hermione se había quedado atrás para avisar a los hermanos de Ron. Harry aun te tenia de la mano y se la apretabas con fuerza. Su pie se movía de arriba debajo de forma nerviosa. Estaba enojado, cansado y frustrado, lo podías ver en su cara.

Uno de los retratos volvió y le comunico la situación a Dumbledore. Harry había tenido razón, habían encontrado a Arthur Weasley bañado en sangre pisos abajo en el ministerio. Escuchaste a Ron expulsar todo el aire que tenia en los pulmones mientras miraba al suelo intentando evitar llorar.

- Y Dumbledore, ¿que hay sobre Molly?- preguntó la Profesora McGonagall , deteniéndose en la puerta.

- Será labor de Fawkes una vez que termine de vigilar que nadie se acerque a su casa. Pero quizás ya lo sepa con ese excelente reloj que tiene...

Sabías a que clase de reloj se refería Dumbledore, no a los que señalaban la hora , sino el paradero y estado de los miembros de la familia Weasley. Tus ojos se aguaron al pensar que la manecilla del Señor Weasley debía estar apuntando hacia la señal de peligro mortal . Pero era muy tarde, seguramente la Señora Weasley estaría dormida y por tal razón no habría visto el reloj. Una lagrima termino de recorrer tu mejilla cuando recordaste como el Boggart de la Señora Weasley se transformó en el cuerpo sin vida del Señor Weasley , sus lentes torcidos, la sangre corriendo por su cara... pero el Señor Weasley no iba a morir....no podía...

Dumbledore agarro un pedazo de pergamino y escribió varias palabras antes de que se volviera cenizas. - Le mande un mensaje a Sirius, sabe que llegaran a su casa en breve.

Fred, George y Ginny Weasley fueron guiados dentro por la Profesora McGonagall, los tres luciendo desarreglados e impactados, todavía en sus ropas de dormir.

- _____, ¿qué sucede? - preguntó Fred, que parecía asustado.

- La Profesora McGonagall dice que viste a papá herido, Harry... – inquirió Ginny.

- Su padre ha sido herido en el curso de su trabajo para la Orden del Fénix- les explicó Dumbledore-. Ha sido llevado al Hospital San Mungo para Enfermedades y Lesiones Mágicas. Los enviaré de regreso a la casa de Sirius, que es un lugar más conveniente para ir a hospital que La Madriguera. Se reunirán con su madre allí.

- ¿Cómo iremos?- preguntaste mientras te levantabas y le dabas tu asiento a ginny - ¿Polvos Flu?

Fred llego a tu costado, piel pálida como la luna, ligeramente tiritando. Querías abrazarlo, pero no sabias si seria correcto en este momento.

- No- contestó Dumbledore-. Viajar con Polvos Flu no es seguro en este momento, la Red está siendo vigilada. Tomarán un Traslador- señaló el viejo caldero descansando inocentemente en su escritorio-. 


Continue Reading

You'll Also Like

276K 19.6K 35
Con la reciente muerte de su padre el duque de Hastings y presentada en su primera temporada social, Annette empieza a acercarse al hermano mayor de...
66.6K 6.7K 21
━━━━━━━━━━ ‹𝟹 ━━━ ⠀⠀⠀⠀𝘐𝘸𝘢𝘪𝘻𝘶𝘮𝘪, 𝘵𝘶 𝘩𝘦𝘳𝘮𝘢𝘯𝘢 𝘮𝘦𝘯𝘰𝘳 𝘦𝘴 𝘭𝘪𝘯𝘥𝘢.. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀﹫𝘈𝘬𝘢𝘳𝘪 𝘐𝘸𝘢𝘪𝘻𝘶𝘮𝘪| 2023
380K 24.9K 96
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
472K 7.1K 5
𝙃𝙤𝙪𝙨𝙚 𝙊𝙛 𝘽𝙡𝙖𝙘𝙠 || 𝐒𝐚𝐠𝐚 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 "Ser una Black digna de su apellido" Madelyn siempre tuvo esos pensamientos al saber q...