Brave /Draco Malfoy/

By juliimpala67

317K 11.3K 1.2K

_____ Potter va creciendo hasta estar en medio de la delgada línea entre el bien y el mal, el amor y el odio;... More

Brave.
Brave. Draco Malfoy x oc
1/2
2/2
Capitulo I
Capitulo II
Capitulo III
Capitulo IV
Capitulo V
Capitulo VI
Capitulo VII
Capitulo VIII
Capitulo IX
Capitulo X
Capitulo XI
Nota.
Nota.
Capitulo XII
Capitulo XIII
Capitulo XIV
Capitulo XV
Capitulo XVI
Capitulo XVII
Capitulo XVIII
✨Capitulo XIX✨
Capitulo XX
Capitulo XXII
Capitulo XXIII
Capitulo XXIV
Capitulo XXV
Capitulo XXVI
Capitulo XXVII
Capitulo XXVIII
🔥Capitulo XXIX🔥
Capitulo XXX

Capitulo XXI

5K 277 39
By juliimpala67

- ¿Hay alguien acá adentro? – la voz de Astoria sonó amortiguada por la puerta.

- Draco venia hacia acá, seguro esta adentro. – Zabinni se mostro casi irritado.

- Pues que la abra. ¡Draco! – pumpumpum, Pansy Parkinson golpeaba la puerta.

Te congelaste en tu lugar, mirando fijamente hacia la puerta. Draco aún mantenía una mano en tu cintura y lo escuchaste insultar por debajo de su aliento.

- ¡Me estoy cambiando! – grito el rubio platinado, buscando generar tiempo. – Ven. – te susurro.

Camino hasta uno de los grandes cuadros de la pared y lo separo de esta para dejar ver un pasadizo oscuro.

- Odio las arañas. – dijiste al notar que dicho pasillo se mostraba en desuso y sucio.

- ¿Prefieres salir por la puerta principal? – pregunto riendo.

- No.

Te dispusiste a caminar por el agujero en la pared. – Espera. – tu enemigo tomo tu brazo para atraerte hacia la una vez más. – Me debes algo.

Sus carnosos labios atraparon los tuyos con naturalidad y respondiste agarrándolo por la mandíbula de forma posesiva. La varita en tu bolsillo vibro ante el contacto de tus labios con los de él. Los golpes en la puerta volvieron a resonar por la pequeña habitación.

- ¡Dracooo! – el tono de Astoria hacia el chico que estabas besando te irrito.

Malfoy suspiro contra tus labios y cuando volviste a abrir tus ojos fuiste deleitada con la vista de sus cachetes y nariz teñidos de un ligero tono rosado por sobre su blanca tez.

- Te odio. - susurro.

Que hermosa vista. Pensaste.

- El sentimiento es mutuo.

Te alejaste por el oscuro pasillo iluminando el camino con tu varita, tus labios aun hormigueando con el recuerdo de su boca. Tu pecho ardiendo de emoción y su imagen sonrojada flotando en tu cabeza.

Estabas feliz.

En tu estomago revoloteaba una emoción que no sentías hace bastante, aunque era el mismo sentimiento que sentiste en la cámara de los secretos y la misma adrenalina que cuando enfrentaste a tu dragón en el torneo del año pasado. Una gran bandera roja, que decidiste ignorar por el momento.

La clase con Snape paso rápido, ya que esta vez el había interactuado contigo y no un muñeco de prácticas. Dicho muñeco, pensaste, podrías usar cuando entrenaras con tus compañeros. Sería fácil recrearlos.

- Concéntrate en mí, Evans. – últimamente había optado por llamarte por tu segundo apellido y no por el primero, jamás preguntaste el porqué.

- ¡Lo estoy!

- La ultima vez con el muñeco avanzaste bastante. – sus prendas negras colgaban hasta el suelo y su cabello negro formaba cortinas a los costados de su rostro, dejándolo casi en la oscuridad. – Lograste utilizar hechizos defensivos sin tener que nombrarlos. Atacar obviamente te iba a parecer más difícil porque tienes que proyectarte mas lejos.

La luz de la habitación era limitada, como siempre, pero te había ayudado a ocultar el rubor de tu rostro.

- Gracias por ayudarme, profesor.

Severus simplemente asintió.

- Ya no puedo entrar a tu mente, pero te siento inquieta, ven más tranquila la próxima vez... - comenzaste a ponerte tu buzo nuevamente, estabas sudada y cansada de la práctica. La magia podía ser un drenante de energía importante si la llevabas a tu limite y últimamente estabas entrenando muy duro. – No se meta en problemas.

- No profesor. Buenas noches.

Cuando llegaste a la sala común, faltaban quince minutos para la media noche. La habitación estaba vacía con excepción de Harry, Ron y Hermione. Quienes se quejaban de las ventas de Fred y George.

- Creí que estabas en tu habitación... ¡Estas toda sudada! – exclamo Harry cuando te sentaste a un lado.

- Estuve haciendo ejercicio. – te excusaste. – Deberías empezar, no solo utilizar magia.

- No es mala idea. – concordó Hermione.

- ¿Qué paso con los gemelos?

- Te perdiste un gran show. – hablo Ron emocionado con un par de caramelos en la boca. – Mostraron sus nuevas pastillas vomitivas y las que te lo curan. Realmente arrasaron, ¡ya tienen un montón de pedidos!

Sonreíste, feliz de que el emprendimiento de tus amigos estuviera dando frutos.

- Podría cómprales un par. – reíste. – No estaría mal saltarse DCAO.

- ____. – reprocho tu amiga que ahora ataba su pelo en una coleta. – No les aplaudas, no deberían estar usando Hogwarts como punto de venta.

- ¿Por qué no los detienes entonces? – pregunto Harry. - ¿Te estas ablandando?

- ¡Claro que no! Pero hasta que no los vea vender frente a mi no puedo pararlos, por ahora solo están promoviendo.

- ¡Sirius! – exclamó Ron.

La desaliñada cabeza negra de Sirius se encontraba en el fuego.

- Hola. -saludó, sonriendo abiertamente.

- Hola. – dijieron todos a la vez arrodillados sobre la alfombra e inclinados sobre el fuego. Harry y tu especialmente emocionados.

- ¿Cómo están las cosas? - preguntó Sirius. -No muy bien-respondió Harry. - El Ministerio nos ha forzado a pasar por otro decreto, según el cual no se nos permite tener equipo de Quidditch.

- ¿O grupos secretos de Defensa Contra las Artes Oscuras? - apuntó Sirius.

- Si. – dijiste comenzando a enojarte nuevamente.

- ¿Cómo supiste eso? - demandó Harry.

- Debes elegir tus sitios de reunión con más cuidado-respondió Sirius sonriendo aún más ampliamente-.¿El Cabeza de Cerdo?

- Era mejor que Las Tres Escobas - se defendió Hermione-, que siempre está apiñado de personas.

- Lo cual quiere decir que hubiera sido más difícil oírlos sin intención-acotó Sirius-. Tienes mucho que aprender, Hermione.

- ¿Quién nos escuchó? - exigió Harry. -Mundungus, claro, y cuando vio que todos lucían perplejos se echó a reír. Siempre anda disfrazado de bruja en los bares para ver si escucha algo interesante.

- ¿Ese era Mundungus? - preguntaste asombrada. -.¿Qué estaba haciendo en La Cabeza De Cerdo?

- ¿Qué crees que estaba haciendo? -contestó Sirius impaciente- Vigilándote, por supuesto.

- ¿Todavía nos están siguiendo? -preguntó Harry enfurecido.

- Sí, así es. -afirmó Sirius-. Y menos mal, ¿verdad?, si lo primero que haces en tu fin de semana libre es organizar un grupo ilegal de defensa.

Lo miraste extrañado, si los estaban siguiendo, ¿Por qué no había preguntado de cuando intentaron atacarte el día anterior? ¿Acaso solo vigilaban a Harry?

Por las palabras de Sirius podría interpretarse que estaba enojado, pero no lucía enfadado ni preocupado. Al contrario, tenía la vista fija en Harry con evidente orgullo. Una pizca de celos te invadieron y no pudiste evitar levantar tu labio superior con desagrado.

- Ron, tu mama me pidió que te dijera a ti y a Hermione que de ninguna manera, hagan cosa alguna para formar parte de un grupo ilegal de Defensa Contra las Artes Oscuras. Dice que serán seguramente expulsados y su futuro estará arruinado. – miro a Hermione. - Que ya tendrán mucho tiempo más adelante para aprender cómo defenderse y que son demasiado joven para preocuparte de eso en este momento. También - sus ojos volvieron hacia nosotros. - aconseja a Harry y ____ no continuar con el grupo, aunque acepta que no tiene autoridad sobre ellos, simplemente les ruega que tengan en cuenta que ella siempre está pendiente de sus mejores intereses. Les habría escrito todo esto, pero si la lechuza hubiera sido interceptada, sí que habrían tenido verdaderos problemas, y no se los puede decir por si misma, porque está de servicio esta noche.

- ¿En servicio haciendo qué? -preguntó Ron de inmediato.

- Nada que te concierna, sólo cosas para la orden-contestó Sirius- .Así que me ha correspondido ser el mensajero y quiero estar seguro que le dirás que te transmití todo, porque no creo que confíe mucho en mí.

- ¿Así que quieres que diga que no voy a tomar parte en el grupo de Defensa?-murmuró Ron finalmente.

- ¿Yo? ¡Por supuesto que no!-exclamó Sirius luciendo sorprendido- .¡Me parece una idea excelente!

- ¿Lo crees? -preguntó Harry claramente animado.

- Por supuesto-afirmó Sirius-. ¿Acaso crees que tu padre y yo nos habríamos echado y acatado las ordenes de una vieja bruja como Umbridge?

Los observaste intercambiar palabras tan alegremente que el interés en la conversación se desvaneció para ti. No te gustaba estar celosa de tu hermano, pero ¿que mas podías hacer? Harry siempre fue su favorito y vos solo estabas ahí.

- ¡El año pasado, toda la evidencia indicaba que había alguien dentro de Hogwarts que intentaba matarte, a ti y a tu hermana! - declaró Sirius con impaciencia, haciendo que tu mente volviera a la conversación-.Este año, sabemos que hay alguien fuera de Hogwarts a quien le gustaría matarnos a todos, así que pienso que aprender a defenderse correctamente es una muy buena ide- se detuvo completamente, su cara repentinamente tensa, alarmada. Se volvió de lado, aparentemente mirando la sólida pared de ladrillo de la chimenea.

- ¿Sirius? – le llamaste nerviosa. Pero se había desvanecido.

Giraste a mirar a tus amigos confundida cuando Hermione dio un jadeo horrorizado y brincó sobre sus pies, sus ojos seguían fijos en el fuego.

Una mano había aparecido entre las llamas, andando a tientas como si quisiera capturar algo. Una mano achaparrada, de dedos cortos cubiertos de feos anillos pasados de moda. La mano de Umbridge hacia movimientos de captura contra las llamas, como si supiera exactamente dónde había estado el pelo de Sirius.

Todos quedaron callados y retrocedieron a paso silenciosos pero apurado hacia sus habitaciones.

- Obviamente esta leyendo la correspondencia de Harry. – sentencio Hermione al sentarse en su cama.

Hannah no estaba en su cama y probablemente no volvería esta noche. Se había estado juntando con alguien las ultimas semanas.

- ¿Se escriben seguido? – preguntaste. - Harry y Sirius.

- Demasiado. – respondió, haciendo que tu corazón se achicara.

Te fuiste a dormir con una sensación incomoda. Te gustaría ser más cercana con Sirius, pero por algún motivo te mantenía a margen, quizás podrías confrontarlo en las vacaciones de navidad.

Por el otro lado estabas emocionada de ver a Draco Malfoy en clase mañana. ¿Como reaccionaria? ¿Lo insultarías para fingir que nada había pasado? No tenían que tratarse diferente en público, sería raro. Pero sentías que esta noche habían entrado en nuevo terrero y que la próxima vez que se besaran no habría tanta duda.

Habían comenzado un pacto que no se había hablado, pero ambos sabían que estaba ahí.

Gryffindor y Slytherin estaban esperando fuera del salón de encantamientos, ninguno quería entrar al salón si no estaba la profesora ahí todavía. Los estudiantes estaban amontonados en el pasillo, hablando en grupos o simplemente mirando a la pared con sueño a las altas horas de la mañana.

Llegaste a paso lento, con miedo de encontrarte con sus ojos grises de golpe y tu rostro te traicionara. Pero al pasar junto a él, te ignoro cuando lo miraste y nuevamente recordaste que era un gran idiota; pero no notaste que cuando le diste la espalda para caminar hacia tus amigos el también había volteado a observarte.

El barullo del corredor era demasiado alto para ser de mañana y todos los alumnos estaban en sus temas permitiendo que hablaras tranquilamente con tus amigos.

- ¿De qué otra forma me comunico con canuto entonces? – pregunto Harry frustrado.

- Tendrás que hablar en código. – le respondió Hermione.

- ¡Ya lo hago!

Cuando llegaste a su lado paso un brazo por tu hombro y te pego a él. – Dime que no dormiste tan mal como yo, hermanita.

Lo abrazaste por sobre tu túnica y apoyaste tu cabeza en su hombro. – Dormí bien.

Nada de relojes. Pensaste.

- ¡Qué asco! – exclamo Goyle al ver la demostración de afecto de los hermanos.

Draco utilizo la excusa para observarte directamente, estabas ab razada firmemente al torso de tu hermano, mientras intercambiabas palabras con Longbottom. La cercanía de los hermanos Potter no era nuevo, o se tomaban de la mano o se abrazaban en cualquier lugar o momento. Era la forma de manejar el hecho que estaban solos, pensó Draco y al instante se sintió culpable por las palabras que te había dicho anoche.

No te volteaste a mirarlo, por lo que elevo la voz en su conversación obligándote a mirar.

- Sí, Umbridge concedió autorización al equipo de Quidditch de Slytherín para continuar jugando enseguida. Ir a preguntarle fue lo primero que hice esta mañana. Bien, fue bastante automático. Quiero decir, ella conoce a mi padre bastante bien, pues él siempre está apareciéndose dentro y fuera del Ministerio... será interesante ver si Gryffindor obtiene el permiso también.

La mayoría de los estudiantes, incluyéndote, ahora lo estaban mirando. Se veía feliz, revoloteando debajo de la atención.

- ¿Ya les dieron permiso? – se quejo Ron para su círculo.

- Parece una tomada de pelo. – dijiste sin soltar a tu hermano y volteándote para dejar de observar al rubio. No le gusto.

- Quiero decir-explicó Malfoy, alzando aún más la voz, sus ojos grises brillando con intensidad en tu dirección. -, si se trata de influencia con el Ministerio, no creo que tengan mucha oportunidad pues, según dice mi padre, han estado por años buscando una excusa para remover del cargo a Arthur Weasley y, en lo que respecta a Potter, mi padre comenta que es cuestión de tiempo antes que el Ministerio lo envíe a St Mungo. - Malfoy puso una cara grotesca, con la boca colgando y girando los ojos. Crabbe y Goyle soltaron sus habituales gruñidos de risa; Pansy Parkinson gritó con regocijo.

- ¿Cuál de los dos Potter? – preguntaste en alto. – Porque si realmente estamos tan locos como dice quizás no te convenga meterte con nosotros. – intentaste no sonreír, la discusión con el era habitual, pero ahora se sentía como un acto.

- ¿Lo estas amenazando? – pregunto Astoria dando un paso al frente.

- No te metas. – amenazo Draco.

- ¡Pero te esta amenazando!

- ¿Que haces aqui, Astoria? Ni siquiera estas en esta clase. ¿Tienes meido que lo lastime? No te preocupes, no tocare ni un pelo de esa cabellera rubia.

Mentira. Tenias planeado agarrarlo en un pasillo y enmarañar esa preciosa cabellera platinada.

Draco sonrió de lado ante tus palabras, que fácilmente podría haberse confundido con esas sonrisas inteligentes que hacia cuando discutía, pero leíste más allá y pudiste ver que él tenía planeado exactamente lo mismo. Casi como un idioma en código, que solo ambos entendían.

En pociones Snape les hizo hacer una poción fortificadora, Harry, como siempre, requirió tu ayuda para poder terminar de hacerla.

- Le recomiendo, señor Potter, - el profesor arrastró las palabras con completo aburrimiento. - que no dependa de la ayuda de su hermana siempre. No estará allí para ayudarlo con sus TIMOS y definitivamente le saca nota en mi clase. – volteo a mirarte. – Como siempre, - miro el interior de tu caldero. – es una perfecta poción, pero ayudar a su hermano le quita puntos. 5 puntos menos para Gryffindor.

Escuchaste la risa de Zabinni a tus espaldas, mas Draco solo esbozo una sonrisa, no le gustaba que fueras mejor que él. En nada.

Harry se tambaleo a tu costado y se dejo caer en la silla. Tenia su mano en su frente pero parecía aguantar su reacción en público.

- Harry, ¿estás bien? – te arrodillaste ante el.

- ¿Es la cicatriz? – pregunto Hermione en voz baja.

Tu hermano asintió.

- Oh, ¿Te duele la cicatriz? – hablo Draco en tono burlón, lo suficientemente alto como para que el resto de la clase prestara atención. - ¿Acaso El señor tenebroso esta cerca? ¿Vamos a morir todos? – bromeo.

Pansy reía en su asiento mientras Goyle y Crabbe le empujan el hombro juguetonamente a su amigo desde los asientos de atrás.

- Eres el ultimo que tendría que estar riéndose. – hablaste por sobre las risas de sus amigos.

- Silencio. – exigió Snape aun analizando la poción de Neville.

- ¿Y por qué es eso, Potter?

- Pregúntale a tu padre.

- SILENCIO.

Que ahora tuvieran un tipo de tregua física, no significaría que le dejaras pasar cosas como esa. No dejarías que nadie te desacreditara en esta guerra. Que la gente les creyera era crucial y Draco sabia que Voldemort había vuelto, lo cual te estresaba aún más.

Malfoy volvió a quedar serio y apenas termino la clase, se marcho sin voltear a mirarte.

- Pero... - comenzó Ron caminando hacia el Gran comedor a la hora del almuerzo – Lo que dijo Malfoy... él... él no puede estar ahora cerca de nosotros, ¿verdad?

- No. - murmuró Harry, frotándose la frente. Lo sostenías del brazo, no podías quitarle el dolor, pero podías mostrarle tu apoyo. - Probablemente está a millas de distancia. Duele porque... está enfadado.

Harry no había querido decir eso en lo absoluto, y oyó las palabras como si un extraño las hubiera pronunciado, aunque supo en seguida que eran ciertas. No comprendía cómo lo sabía, pero lo sabía; Voldemort, dondequiera que estuviese, lo que fuera que estuviese haciendo, estaba con una intensa ira.

- ¿Lo viste? - preguntó Ron, horrorizado-. ¿tuviste una visión, o algo?

- No. – respondiste tu esta vez, Harry ya te lo había explicado antes.

- ¡Harry, estás leyendo la mente de Tú-Sabes-Quién!

- ¡Shh! – lo mandaste a callar, aun estaban en un lugar público.

- No- replicó Harry esta vez, sacudiendo la cabeza-. Es más como... su humor, supongo.

- Debes decirle a Dumbledore. – seguro Hermione apurando el paso para quedar a nuestro costado. – No puedes decirle a canuto porque Umbridge tiene las lechuzas y las redes floo vigiladas.

- Necesitamos un lugar para entrenar. – recordaste.

- Dobby me dijo algo sobre una habitación que viene y va, y como entrar. – comento Harry un poco mas animado, feliz que hubieran cambiado de conversación y no le insistieran en decirle a Dumbledore.

Durante la cena discutieron en unos asientos alejados y decidieron que aquel lugar, seria el mejor para empezar a entrenar cuanto antes. Para cuando termino la cena, todos los que habían estado en Cabeza de cerdo aquel día sabían a donde se tenían que dirigir esta noche.

Fred se había acercado a tu mesa y entablado una conversación interesante sobre su nueva mercancía y de cómo podía hacer que desaparecieran tus granos, aunque también hacia desaparecer pecas y tatuajes. Tendrían que arreglarlo. Tu vista volaba fugazmente hacia la mesa de Slytherin, necesitaste varios intentos para finalmente encontrarlo, mirándote fijamente. Apunto el reloj de su muñeca disimuladamente y formo un cero con su mano.

Frunciste el ceño, ¿Qué lo vieras a las doce? ¿Pero en dónde? Rápidamente recordaste que esta noche irían a ver la sala para entrenar y ligeramente sacudiste la cabeza, dándole a entender que estabas negando su invitación.

Esa misma noche, dejaron la sala común de Gryffindor. A los de quinto año se les permitía estar en los corredores hasta las nueve, pero aun así los cuatro siguieron mirando alrededor nerviosamente mientras se encaminaban a lo largo del séptimo piso.

- Esperen- advirtió Harry, desplegando el pedazo de pergamino en la cima de la última escalera, dándole golpecitos con su varita y murmurando-, juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.

Un mapa de Hogwarts apareció en la pálida superficie del pergamino. Los negros y diminutos puntos móviles, etiquetados con los nombres, mostraban la localización de varias personas.

- Filch está en el segundo piso- comentó Harry, sosteniendo el mapa cerca de sus ojos-, y la Señora Norris está en el cuarto.

- ¿Y Umbridge?- preguntó Hermione ansiosamente.

- En su oficina- contestó Harry, señalando- Vamos.

Se apresuraron a lo largo del corredor hacia el lugar que Dobby le había descrito a Harry, un tramo de pared pálida opuesta a un tapiz enorme que pintaba el tonto esfuerzo de Barnabas el Loco por entrenar a los trolls para bailar ballet.

- Bien- dijo Harry quedamente. - Dobby mencionó que debíamos pasar caminando por este pedazo de pared tres veces, concentrándonos con fuerza en lo que necesitamos.

Y asi lo hicieron, pronto una gran puerta sumamente pulida había aparecido en la pared. Ron estaba mirándola fijamente, luciendo levemente desconfiado. Extendiste tu mano, tomaste el picaporte de bronce, tiraste para abrirla y guiando al resto hacia el interior de un espacioso cuarto, iluminado con antorchas titilantes similares a las que alumbraban los calabozos ocho pisos más abajo.

Las paredes estaban forradas con estantes de madera con libros y en lugar de sillas había grandes almohadones de seda en el suelo. Una serie de estantes en el extremo más lejano del cuarto contenía una variada gama de instrumentos relacionados a las Artes oscuras

- Éstos estarán bien para cuando estemos practicando el Encantamiento Aturdidor- comentó Ron con entusiasmo, golpeando uno de los cojines con su pie.

- ¡Y miren estos libros!- exclamó Hermione con excitación, pasando un dedo a lo largo de los lomos de los grandes tomos encuadernados en cuero-

- Un Compendio de Maldiciones Comunes y Acciones de Contraataque... - dijiste tomando el primer libro que viste. - "Engañando a Las Artes Oscuras" "Hechizos de Auto-Defensa" – leíste en voz alta los libros que le precedían.

- ¡Harry, esto es maravilloso, aquí está todo lo que necesitamos! – Hermione tenia una sonrisa enorme, como si fuera la mismísima noche de navidad y tuviera un montón de regalos esperandola. En este caso, un montón de libros interesantes para leer.

Hubo un golpe suave en la puerta. Ginny, Neville, Lavender, Parvati y Dean habían llegado.

- Wow- dijo Dean, mirando fijamente alrededor, impresionado-. ¿Qué es este lugar?

Comenzaste a explicar, pero antes que hubieras terminado más personas habían llegado y tenías que comenzar de nuevo. Luego de quince minutos, cada cojín estaba ocupado.

- Bien- comenzó Harry, ligeramente nervioso-. Éste es el lugar que hemos encontrado para las sesiones de práctica, ¿Qué les parece?

- ¡Es fantástico!- exclamó Cho, y varias personas murmuraron su conformidad. Observaste a Harry, una extraña sonrisa en su rostro delataba cada sentimiento hacia Cho que pasaba por su corazón.

- Es raro- comentó Fred, frunciendo el entrecejo mirando alrededor del cuarto-. Una vez nos escondimos aquí de Filch, ¿recuerdas, George? Pero entonces era un simple armario para escobas.

- Bien, he estado pensando sobre lo que debemos hacer primero y... - notaste una mano levantada-. ¿Qué, Hermione?

- Pienso que primero debemos elegir un líder- propuso.

- El líder es Harry- dijo Cho en seguida, mirando a Hermione como si ella estuviera loca.

Relamiste tus labios con disconformidad e inspiraste hondo. A Cho le gusta Harry, pensaste. Es normal que lo ponga primero.

- Sí, pero pienso que debemos votar apropiadamente por él. - replicó Hermione, imperturbable. Pestañeaste rápidamente. ¿Hermione dijo que? - Lo hace formal y le da autoridad. Así que... ¿todos los que piensan que Harry debe ser nuestro líder?

Fred busco tu mirada, su ceño ligeramente fruncido. Tragaste, ni siquiera habían considerado que pudieran ser los dos. Varias miradas estaban sobre ti y te sentiste obligada a sonreír y levantar la mano, la cual parecía pesar como un gran cajón de manzanas.

- ¿Bien? – dijo Harry y volteo a sonreírte, ignorante de como te habían ignorado de forma monumental. - ¿Vamos a practicar entonces? Estaba pensando, lo primero que debemos practicar es Expelliarmus, ya saben, el Encantamiento de Desarme. Sé que es bastante básico pero lo he encontrado muy útil.

- Oh, por favor- comentó Zacharias Smith, rodando sus ojos y plegando sus brazos-. No pienso que Expelliarmus vaya precisamente a ayudarnos contra Tú-Sabes-Quién, ¿no?

- Yo lo he usado contra él- respondiste de mala gana. -. Salvó mi vida en junio. - Smith abrió la boca estúpidamente. El resto del cuarto estaba muy callado. Ya estabas de mal humor. -Pero si piensas que está por debajo de ti, puedes salir. – apuntaste a la puerta que estaba detrás de él.

Smith no se movió. Ni lo hicieron los demás.

Practicaron tres horas seguidas y cuando llego el momento de irse, nadie quería, excepto tu. Te acostaste en la cama debajo de las sabanas mirando el techo con enojo. Debiste haberle aceptado la invitación de verse a Draco en vez de estar ayudando a chicos que no les importaba tu presencia.

- Estas de mal humor. – sentencio Hermione quitando sus zapatos.

- Entonces será mejor que me dejes dormir. – giraste para darle la espalda.

Hermione no respondió.

El sonido del reloj te visito de nuevo esa noche. Presionando tu cabeza y oídos con fuerza. Casi utilizas tu varita para dejarte inconsciente y poder dormir un poco. Debería informarle a Snape, pensaste. Sentiste tu rostro hinchado, no te levantaste a mirarte al espejo, pero seguramente aquellas marcas habían aparecido de nuevo.

Te tapaste hasta la cabeza y comenzaste a recordar las lecciones de Oclumansia de Snape, esperando que sirviera de algo.

Continue Reading

You'll Also Like

788K 118K 99
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
181K 10.2K 25
Chiara se muda a Madrid en busca de nuevas oportunidades para lanzar su carrera como artista. Violeta se dedica al periodismo musical, trabajando en...
882K 104K 120
Después de que esa persona se fuera de su vida estaba sola. Pasó toda su adolescencia con ese hecho, y es que su condición la obligaba a no entablar...
372K 24.3K 95
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.