Ángel - (Tercera parte de Bes...

By ariadnasl

177K 11.8K 747

Ya ha pasado el peligro. ahora Asaiah y Christina pueden estar juntos. O al menos eso piensan. No pasa mucho... More

Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
NOTA IMPORTANTE
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36 - ANUNCIO IMPORTANTE
Anuncio importante
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 21

4K 294 42
By ariadnasl

No podía abandonar la escuela, así como así. Tenía clases a las cuales acudir, exámenes que presentar, asegúrame de tener los puntos suficientes para aplicar a la beca de la universidad. Pero también sabía lo peligroso que era quedarnos en la ciudad, que tal vez pudieran conectarlo con su padre y lo buscaran, queriendo y exigiendo que le pagaran el maldito dinero.

- ¿Y si llamamos a la policía? — Pregunto. Él está al lado de mí en la cama, ya había hecho las maletas y estaban en un sofá de la pequeña sala.

- Lo haremos en cuanto estemos lo suficientemente lejos. — Asegura. Me rodea con los brazos y deposita un suave beso en mi cabeza. — Primero tenemos que estar seguros.

- ¿Qué le voy a decir a mi madre? — Susurro, preguntándome más a mí misma que a él.

- Puedes decirle que te pidieron una segunda cita en la universidad, que tienes que regresar a San Francisco. — Dejo escapar un suspiro y me acurruco entre sus brazos, escondiendo mi rostro en su pecho e inhalando su aroma con mi nariz.

Había tantas cosas que estaban mal y no podíamos hacer nada más que huir. Y una cosa que me aterraba demasiado era su padre, no tanto porque él haya regresado, sino porque estaba enfermo y moriría pronto. ¿Qué impacto podría tener aquello en Asaiah? La persona que más daño le ha hecho había regresado solo para lastimarlo más.

¿Y qué pasaría cuando ese día llegara? Que sería dentro de no mucho tiempo. Yo aún recuerdo lo doloroso que fue perder a mi padre, lo doloroso que es saber que no podré compartir mi vida con él. Pero con Asaiah todo era distinto y yo no era capaz de predecir lo que iba a pasar. No, no había manera.

Asaiah me despierta besándome en la frente. Es muy temprano en la mañana, aún esta oscuro afuera. Me levanté a tomar una ducha caliente, después de terminar me uno a él en la cocina y por la ventana ya comienzan a entrar unos rayos de luz de mañana.

Tomo mi taza de café y me siento al lado de él. Normalmente no tomaba mucho café, pero Asaiah toma una taza cada mañana y siempre tenía una preparada para mí. Al principio me costaba terminarla, pero ahora necesitaba del café en la mañana.

Pasa un brazo detrás de mí y lo deja reposar en mi cadera, asegurándose de tenerme bien cerca mientras bebemos el café matutino. Antes de terminar se acerca a mí y me besa en la mejilla, apartando un mechón de pelo húmedo con sus dedos.

- Chris, te prometo que todo estará bien. — Asiento y una finjo una sonrisa. — Voy a protegerte, no voy a dejar que te pase nada.

Eso lo sabía, sabía que Asaiah haría cualquier cosa para mantenerme a mí a salvo, pero lo que no entendía él era que yo lo necesitaba conmigo.

Un par de minutos después nos ponemos de pie, tomando todas nuestras cosas, listos para irnos a dios sabe dónde, aun no lo habíamos definido. Tal vez iríamos al norte, tal vez a Oregón o tal vez más lejos, a Seattle. Cualquier lugar que estuviera lejos servía. Aunque lo cierto era que yo estaba cansada de huir.

Asaiah se dirige a la puerta y la abre para mí. Nos dirigimos a la camioneta y mientras yo me subo al asiento del copiloto, él guarda todas nuestras cosas en el maletero y sube a mi lado después. Yo tengo una manta sobre las piernas, en caso de que decidiera dormir en el camino y una almohada para apoyarme.

Enciende el motor y de repente escucho un segundo sonido más fuerte, ambos miramos hacia ambos lados y un par de camionetas negras, las mismas que había visto antes, llegan a toda velocidad por la calle, una de ellas frena justo detrás de nosotros, bloqueándonos cualquier salida.

- ¡No, no! — Los músculos de Asaiah se tensan mientras mira por la venta, calculando su próximo movimiento.

Escucho como se abre una puerta y de una camioneta descienden unos hombres, que se colocan a cada lado de nosotros, justo enfrente de las puertas.

Mi corazón sube hasta mi garganta y lo busco, le tomo su mano y lo miro. Sus ojos verdes están llenos de miedo y confusión. Aprieta su quijada y pone una mano sobre la mía, su contacto me sirve para tomar un respiro.

Escuchamos un par de golpecitos que provienen de su ventana. Fuera está un hombre vestido de traje y corbata, tocando el cristal. Mueve sus dedos en señal que bajemos.

- Asaiah... — Jadeo.

- Esta bien, Christina. — Asiente. — En cuanto bajes colócate detrás de mí. — Me toma ambas manos y yo asiento. — No dejaré que nada te suceda, ¿sí?

El mismo hombre vuelve a tocar el cristal y Asaiah me suelta, para bajar de la camioneta. Yo espero a que baje para salir. Asaiah camina hasta mí y yo me coloco detrás tal como lo había indicado.

Justo detrás de la camioneta que nos cortó el paso, esta otra segunda. Tenemos dos hombres a cada costado, todos vestidos de trajes oscuros. De la segunda camioneta se abre una puerta y desciende un quinto hombre, este se destaca de los demás, no solo por ser bastante joven, sino que muestra una actitud relajada y va vestido más elegante que nadie más.

Casi instintivamente Asaiah me cubre con su brazo derecho, asegurándose que esté detrás de él, que nadie puede tocarme. Llevo una mano a su espalda, para hacerle saber de alguna manera que estaba bien, que estaba ahí con él.

El quinto hombre camina hasta nosotros, con una enorme sonrisa pintada en el rostro. Es alto, casi tan alto como Asaiah y con una musculatura similar. Su cabello está echado hacia atrás en uno de esos típicos cortes de cabello que están tan de moda. Su edad no puede ser mayor a la de Asaiah. ¿A caso ese es Pablo Bianchi?

- ¿Iban a algún lado? — Él dice burlonamente. Abre sus manos y después las junta frente a él. — Tú debes de ser Sat, ¿no es así? — Asaiah no responde, pero no es necesario que responda a una pregunta a la cual el otro sabía la respuesta. — Mi padre tiene interés en hacer tratos contigo.

- Yo no hago tratos con la mafia. — Asaiah sisea.

- ¡Auch! Si lo dices así suena muy mal. — Sacude la cabeza y se cruza de brazos. — Hablemos tranquilamente, no hay necesidad que las cosas se pongan... Complicadas. — Sonríe con ironía, como si hubiera soltado el mejor chiste del siglo. — Vamos, portémonos como caballeros, hay que darle una buena impresión a la señorita. — No despega los ojos de mí al decir eso y mantiene su sonrisa. — Aceptaré un café. Dios, tuve que despertarme temprano para esto.

El miedo me invade, pero una parte coherente en mi cerebro gritaba que probablemente era mejor hacer lo que él decía, al menos por ahora. Hasta ahora no había hecho nada personal contra nosotros y eso tenía que permanecer así el mayor tiempo posible.

Jalo del brazo de Asaiah para hacer que me mire y con solo hacerlo él entiende perfectamente lo que pienso, y lo odia, pero también entiende que por ahora es lo que debemos hacer.

Comienza a caminar con renuencia, pero no me suelta la muñeca ni, aunque estemos dentro de su casa. Detrás de nosotros entra el muchacho junto con otros dos sujetos que se mueven mecánicamente.

Yo sigo a Asaiah hasta la cocina y yo comienzo a preparar el café. El joven no nos deja de mirar, se sienta en un sofá de la sala y cruza una pierna.

- Sé que debería parecerme un honor que la mafia sepa mi nombre. — Comienza Asaiah. — Pero si quieres hablar conmigo, lo mínimo que podrías hacer es presentarte, ¿no? ¿O esa ropa cara no viene con modales?

- Bien. — Se pone de pie de un brinco y se acerca a la cocina, a donde estoy yo. Tomo la taza de café preparado y lo dejó sobre la barra. Él lo toma y asiente en agradecimiento, sirviéndose dos cucharaditas de azúcar. — Soy Marco Bianchi, el hijo de Pablo Bianchi. — Extiende su mano derecha hacia Asaiah y hace una mueca al ver que este no le corresponde.

- ¿Qué es lo que buscas, Marco? — Pronuncia su nombre como si fuera un insulto y este lo nota, pero decide ignorar ese gesto.

- Es un buen negocio. — Toma un sorbo de café y luego deja la taza sobre el mesón. — Como ya sabes, Massimo, tu padre, nos debe bastante dinero. Y estoy aquí para recuperarlo de una forma u otra. — Y sonríe, mostrando una hilera de dientes blanquísimos y perfectamente alineados. — Debe de ser difícil ser hijo de un cobarde como ese, ¿o no, Civatti? — Marco imita el mismo tono de Asaiah y lo usa para burlarse de él. — En cuanto fuimos a hablar con él, no dudo en decirme tu dirección.

Mi corazón cae al suelo. Es como si no pudiera creer lo que había escuchado. Yo misma había considerado a Massimo como un hombre cobarde, pero no había pensado nunca en lo que sería capaz con tal de salvarse a si mismo. No le importa nada, ni siquiera arriesgar al hijo al que le arruinó la vida.

- Yo no voy a hacer nada por ese hombre. Así que, si eso es lo que tenías planeado, puedes recoger todo y largarte ya mismo de mi casa.

- No tengo intenciones de quedarme aquí más de lo debido, créeme. — Miró a su alrededor con asco. — Como sea. — Sacude la cabeza y vuelve a mirarlo. — Tu padre nos debe una enorme cantidad de dinero y solo perdería mi tiempo si te dijera cuanto es. — Se cruza de brazos. — Lo único que te pedimos es que pelees para nosotros.

- No. — Asaiah enseguida se niega.

- ¡Tranquilo, hombre! Ni siquiera has escuchado lo que te tengo que decir. — Marco sonríe y deja caer sus brazos a sus lados. — Dentro de dos semanas habrá una pelea muy importante, conta un chico de Leone, de Chicago. Y como verás, no queremos perder. — Yo enarco una ceja y miro con el rabillo del ojo a Asaiah, pero es imposible imaginar lo que debe de estar pensando. — Te he visto pelear, Sat. Y sé que tú puedes vencer sin problema al idiota de Leone. Si ganas el dinero no solo saldará la deuda de tu padre, incluso tendrás una fracción para ti, para que lo gastes en lo que tú quieras.

- ¿Y si decido no hacerlo?

- Bueno... — Marco vuelve a mirarme a mí y siento como su mirada cae hasta mis manos, hasta mi anillo. — Para casarte necesitas que tu prometida esté presente, ¿no es así? — Le devuelve la mirada a Asaiah y sonríe con triunfo. — Tienes tres días para pensarlo. — Mete una mano al bolsillo de su abrigo y saca una tarjeta de presentación que deja sobre la mesa. — Esperamos tu llamada, no tardes. — Da dos pasos atrás y se gira en dirección a la puerta, que ya estaba siendo abierta por los otros dos sujetos. — Y no trates nada, no somos una pandilla cualquiera. — Dice como despedida antes de salir de la casa.

En cuanto se cierra la puerta, mi mirada conecta con la de Asaiah. Los dos jadeamos en busca de aliento. Decir que estoy muerta de miedo es poco y Asaiah, tiene sus ojos llenos del mismo sentimiento, llenos de terror y preocupación. Jamás lo había visto así, jamás lo había visto tan perdido y tan aterrado.

Continue Reading

You'll Also Like

962 116 23
El deseo de Klainy de olvidar a su primer y único amor, se cumple de una manera inesperada. Destruyendo su reputación y confianza en las demás person...
184K 11.7K 41
Cuando alguien te rompe el corazón lo qué haces a continuación es construir un muro. Mi muro estaba construido, el problema es que hay chicos que no...
62.6K 4.4K 26
Noche tras noche sueñas con el amor de tu vida. Aquella persona que te proteja y te haga sentir segura. Pero cuando por fin lo encuentras será posibl...
259K 10.4K 50
¿Que pasaría si te enamoras del idiota mas grande de todos, pero con el peor de los secretos? La mejor amiga de Amy, se acaba de mudar a Miam...