Melisa.
–Melisa –dice mi nombre mientras niega – ¿Quién te dijo que podías besarme?
–Nadie –arrastro las palabras, tiene razón, pensé que estaba lo suficientemente ebrio como para hacerlo.
–No debes hacerlo –lo dice seriamente y yo siento que apenas puedo tragar saliva –No deberías tomarte esto tan en serio –ahora entiendo todo – ¿Sabes a lo que me refiero?
–Yo voy a volver a casa en unas semana y no sé a donde te irás tú, solo no quería dejar pasar la oportunidad de poder hacerlo.
–No soy un buen chico, Melisa –sus cejas se flexionan –Ni para ti, ni para nadie, no soy como tus amigos o chicos de tu edad –me informa como si me estuviera protegiendo de él mismo –No quieras cumplir tus ilusiones conmigo, porque te saldrán caros.
– ¿Caros? –una voz al fondo nos interrumpe.
– ¡Vámonos, Melisa! –es Carolina junto con Jonathan dentro del auto.
– ¡Ya voy! –grito y me giro a ver a Harry – ¿A qué te refieres con eso, eh?
–Creo que debes irte –mueve su cabeza en dirección a los chicos.
–Pero, Harry –me corta.
–Vamos, Melisa, tienes que irte.
– ¿Puedo llamarte otra vez? –comienzo a caminar hacia atrás.
–No creo que eso pase –él me mira.
– ¿Por qué?
–No lo hagas, Melisa.
–Harry –dejo de caminar para mirarlo –Yo estoy bien, se cuidarme sola –se ríe y niega con la cabeza.
–Vamos, vete a casa –arrugo mi frente, él sigue mirándome sin ninguna expresión en el rostro, es como si quisiera decirme algo, pero no lo hace claramente.
– ¡Mueve tu culo, Melisa! –me grita Carolina y tengo que dejar de mirarlo para girarme y correr hacia el auto.
(...)
–Acompáñame –pide Caro de rodillas frente a la cama.
–No, ya te dije que no quiero ir a esas tonterías –sigo recostada en la cama con el móvil entre mis manos.
–Vamos, Melisa –se pone de pie –Yo te iba a cubrir cuando el cabrón de Harry iba a venir por ti.
–Pero no fue así.
–Pero lo iba hacer, así que hazlo para estar a mano.
–Caro –doy un fuerte golpe a la cama –No me gustan esas tonterías de "Me creo chico malo, ando en moto", son estupideces.
– ¿Entonces no vas acompañarme?
–No.
(...)
– ¡Que pesada! –me golpea el brazo.
–No tientes tu suerte.
–Ya relájate, nos iremos en media hora, solo quiero ver la carrera de Jonathan y listo.
–Ya, está bien, vete –le hago un movimiento con la mano para que se vaya lejos de mi.
–No te vayas lejos, estaremos por acá –apunta con su pulgar.
Ni siquiera sé cómo me deje manipular para venir acá, es patético.
Estoy en un lugar en donde hacen carreras de motos y carros. Por Dios, algo más estúpido no puede haber en el mundo, ¿verdad?, todos aquí se creen tocados por los Dioses del Olimpo, no sé que sienten con sus chaquetas de cuero, su estúpido cigarrillo en la boca, que por cierto, ni siquiera saben fumar. Me sorprende ver a tanto idiota reunido en un mismo lugar.
Mientras camino veo una hilera de motos preciosas, lo único bueno de aquí, me acerco para verlas de cerca, son bonitas, están muy bien cuidadas, limpias y en buen estado.
–Si quieres yo te las enseño –habla una voz masculina frente a mí, levanto mi vista y me encuentro con uno de los tantos idiotas que están aquí.
–No, gracias –sonrió forzadamente.
– ¿Por qué no, cariño? –camina a un lado de mí.
–No me llames cariño –tuerzo los labios.
–Uh –exclama burlonamente –A mí me gusta lo difícil –pasa su brazo por mis hombros.
– ¡Eh! –aviento su brazo fuera de mi cuerpo.
–Oye, te estoy haciendo un favor –habla en tono alto, el tipo me toma bruscamente del brazo izquierdo lastimándome, aprieta muy fuerte mi carne –Así que no vengas hacerte la mona aquí, porque hay más buenas.
– ¡Suéltame, pedazo de mierda!
–Cálmate zor... –pero entonces alguien grita detrás de nosotros, haciéndonos girar a ver.
*
Nota: gracias por leer, les mando un beso a todas, no olviden votar después de leer, por favor, que tengan un bonito día. x