LA CASA DE LOS ÁNGELES (Camre...

By J_Rogz

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Un grupo de empresarios magnates encabezados por Mike Jauregui sobrepasan los límites de la cordura al crear... More

INTRODUCCIÓN:
I. LOS ÁNGELES
II. CONOCIENDO A CAMILA
III. FUE UN ACCIDENTE
IV. BUSCANDO RESPUESTAS
V. EL TRATO
VI. DURMIENDO CON UN ÁNGEL
VII. EL SECRETO DE HARRY
VIII. ALIANZAS
IX. UNA VIDA DIFERENTE
XI. LA AUSENCIA
XII. LA CEREMONIA
XIII. Ángeles y Demonios
XIV. VERDADES A MEDIAS
XV. NO CONFÍES EN NADIE
XVI. BESANDO A UN ÁNGEL
XVII. PERDIENDO EL CONTROL
XVIII. QUÉDATE CONMIGO
XIX. NEGOCIOS PELIGROSOS
XX. CUANDO LOS ÁNGELES CAEN
XXI. LO QUE NO TE MATA, TE HACE FUERTE
XXII. LA NIÑA DE PAPÁ
XXIII. EL AMOR DE LAUREN
XXIV. VIVE Y DEJA MORIR
XXV. PERSIGUIENDO FANTASMAS
XXVI. RENACER
XXVII. VOLVER A CASA
XXVIII. ¿DÓNDE ESTÁ LAUREN?
XXIX. DETRÁS DE LA PUERTA
XXX. UNA NOCHE PARA RECORDAR
XXXI. ACTUANDO POR IMPULSO
XXXII. DESENCUENTROS
XXXIII. NUNCA HABLES CON EXTRAÑOS
XXXIV. MATAR O MORIR
XXXV. ALTA TRAICION
XXXVI. EL DOLOR, LA SANACIÓN, EL AMOR
XXXVII. DIVAGACIONES
XXXVIII. AMOR INCONMENSURABLE
XXXIX. ESTO ES EL PARAÍSO
XL. PROBLEMAS EN EL PARAÍSO
XLI. NO PUEDO ESTAR LEJOS DE TI
XLII. POLVO DE ÁNGEL
XLIII. REVELACIÓN
XLIV. LA SOMBRA
XLV. MI ALMA GEMELA [FINAL]
EPÍLOGO

X. ACEPTANDO RETOS

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By J_Rogz

Lauren bajó corriendo las escaleras para llegar hasta Paul, quien caminaba por la estancia supervisando a unos trabajadores que cargaban una estructura metálica y una malla. 

—Es en aquél salón del fondo. Tengan cuidado con el mobiliario y la alfombra. Son muy caros y ni trabajando toda su vida lo pagarían si llegan a maltratar algo. 

—Hola Paul. ¿Cómo estás? —Lauren miró con atención a los hombres que cargaban la estructura—  ....¿Quienes son ellos?

 —Ah... Hola Lauren. Ellos instalarán una jaula de combate en el salón de ceremonias y quitarán el cuadrilátero. 

 —¿Por qué?

—Haremos peleas más complicadas y... seguras. No quiero que los Ángeles vuelvan a intervenir de nuevo y creen problemas. 

—Ellos sólo buscaron proteger a su líder, es parte de su función en la Sociedad. 

—Peros sus acciones terminaron por ocasionar la muerte de dos personas, que no se te olvide. 

—Eso es algo que no creo poder olvidar nunca. 

Paul la miró y sonrió.   —Después de un tiempo, eso deja de importar. 

—Hablas como si estuvieras acostumbrado a esto. ¿Has matado a alguien más?

—Mi querida Lauren, la experiencia te enseñará que hay cosas que es mejor nunca saber. En fin, tu padre y yo hablamos con la gente del consejo, les dijimos que hubo un pequeño error y que el chico no estaba muerto, que salió de aquí por su propio pie y luego murió junto a su padre en ese accidente en el barranco.  

—¿Y lo creyeron?

—Nunca se duda de la palabra de los líderes de la Sociedad. 

Lauren lo miró fijamente.  —Supongo que no.

—Como sea. Para olvidar los accidentados acontecimientos del pasado fin de semana, quería avisarte que tendremos otra iniciación este sábado. Se llama Louis William Tomlinson 

—¿El multimillonario futbolista inglés, cuyo padre es dueño del Doncaster Rovers? ¡Vaya sorpresa!

—Así es. Y necesito que se preparen para el sábado. Es un joven sumamente astuto y la Sociedad lo quiere dentro. 

 —Supongo que tiene algo que les interesa. 

—A parte de millonario es un atleta muy influyente, así que será un buen elemento para la Sociedad, si pasa las pruebas. 

 —Eso está por verse. 

—Buen pretexto para probar esa jaula y poner algunas nuevas reglas. Y a todo esto ¿Qué querías hablar conmigo?

 —Estaré viviendo aquí por un tiempo. 

—¿Por qué?  

 —Entrenamiento. 

—Oh, si. Me lo imaginé, vi afuera a la hija de Alexander ¡Qué hermosa mujer!.   —Paul volteó hacia la puerta y Lauren percibió una mirada lujuriosa hacia su amiga y de inmediato se puso seria. El hombre era verdaderamente una pesadilla en muchos aspectos. 

 —¿Todo bien, Paul?     

—Ehm... si... si.... entonces. ¿Por cuanto tiempo estarás viviendo aquí?

 —No estoy segura. 

 —Bien. Sólo recuerda que están prohibidas las fiestas. 

 —No hay problema. 

  —Te dejo, veré si han terminado de instalar la jaula. 

 —Yo saldré a hacer un poco de bicicleta de montaña con Alexa. Nos vemos. 

Paul caminó hacia el gran salón y entró para hablar con los trabajadores. Lauren subió las escaleras de inmediato para ir a donde estaba Camila escondida. 

 —¿Camz? ¿Dónde estás?... ¿Camz? —Decía casi en un susurro. 

—Aquí estoy

 —Baja la voz, Paul aún está en la casa. Vamos afuera, estarás más segura. 

Ambas salieron con cuidado de la casa rumbo al jardín y Lauren tomó la mano de Camila para correr con ella a la parte de atrás de la casa, donde había una especie de bodega. Al llegar mandó un mensaje a Alexandra. 

 —¿Qué haces?

—Le mando un mensaje a Alexa, diciéndole donde estamos para que nos avise cuando Paul se vaya. 

 — ¿Qué quería?

—Trajo una jaula. 

—¿Qué clase de jaula?

—Una de combate. Para evitar que alguien más intervenga en las peleas. 

—¿Y estás de acuerdo?

 —No puedo hacer nada, ellos deciden. Por cierto, el sábado tendremos una iniciación. Quieren reclutar al futbolista inglés Louis William Tomlinson

  Camila abrió la boca sorprendida. —¿El famoso futbolista rompecorazones? Wow, es guapísimo, me encantaría conocerlo. 

 Lauren la miró y se sintió incómoda ante su comentario. Se giró para abrir la puerta de la bodega —Sí, como sea. El tipo ese vendrá a la casa de los ángeles buscando ser uno de los nuestros. 

 —¿No va a pasarle nada malo... verdad? —Preguntó con timidez. 

—¿Te refieres a que si le hará compañía a tu novio en el cielo?

 —¡Lauren! No es gracioso. 

 —Oye, no había pensado en eso. Después de todo tu novio ya es un ángel. —Lauren se detuvo un momento analizando eso. 

 —Sigue sin ser gracioso. Estoy tratando de asimilar toda esta cosa extraña sin que afecte mi estabilidad mental. 

  —Nadie más va a morir, Camz. —Hizo una señal con la cabeza para indicarle a Camila entrar a la bodega.

  —Eso está bien. —Respondió entrando con precaución

  —... a menos claro, que sea demasiado idiota. —continuó con su comentario.

  Camila se giró hacia ella, la miró con el ceño fruncido, e intentó darle un golpe en el brazo, pero Lauren se hizo hacia atrás para esquivarlo —¡Eres realmente irritante!

  —De acuerdo, lo siento. 

  — No. No lo sientes. Eres una...men....tiro..... ¿Qué diablos es todo esto?  — Lauren acababa de prender las luces de la bodega, la cual era grande y tenía almacenados diversos artículos deportivos de todo tipo; había desde tablas de surf, equipo para esquiar, trajes de buceo, paracaídas, incluso pudo ver una lancha y tres motos 4X4. Camila estaba impresionada.

—Las bicicletas de montaña están al fondo, junto al equipo de protección.

—¿Tienes una tienda de deportes completa aquí?

Lauren se encogió de hombros.  —No exageres, faltan muchas cosas. 

—¿Ocupan todo esto?

— Nos gustan los deportes extremos y nos sirve de entrenamiento. 

Camila miró las cuerdas para escalar que colgaban del techo. —¿Qué es eso?

—Equipo para escalar. Hemos ido a varias montañas realmente peligrosas.

—¿No te da miedo hacer todo eso?  

 —Si. Pero ese es el objetivo. Verás, nosotros tenemos un código de conducta y en ese código de conducta se incluye el no utilizar ningún tipo de droga. en particular, detesto las drogas, te secan el cerebro y a la larga te vuelven completamente idiota y esclavo de ellas, tu vida se vuelve miserable. Y definitivamente no quiero terminar así.  Por eso he elegido una droga completamente natural.   —Lauren caminó al centro de la bodega y extendió los brazos. Camila la miró expectante. 

—¿Qué tipo de droga?

La chica de los ojos verdes sonrió y le hizo un guiño. —¡Adrenalina! Nada mejor que eso. La también conocida como epinefrina es un neurotransmisor y una hormona. Es producida por las glándulas suprarrenales y cuando se segrega dilata los conductos del aire, contrae los vasos sanguíneos, aumenta el ritmo cardíaco y nos da "energía extra", por ejemplo, para huir de un peligro. Es como un pequeño "turbo", por llamarlo de alguna manera. Cuando practicamos deportes extremos segregamos adrenalina y eso nos da una sensación de bienestar y energía. Este efecto es similar al que producen las estúpidas drogas sintéticas y la hierba, sólo que sin los efectos secundarios. Y lo mejor de todo es que evitas el nauseabundo olor de la hierba quemada sobre tu cuerpo. 

 —No había pensado en las drogas de esa forma. 

 —La gente debería intentar estimular su adrenalina para sentir efectos placenteros en su organismo en lugar de meterse cocaína o fumar marihuana. ¡Que asco! Además es sumamente económico y bastante práctico. Y lo mejor de todo,   —Lauren se acercó a Camila y sonrió maliciosa—  no es ilegal. 

 —¿Así que eres adicta a la adrenalina?

—Un consejo, si vas a ser adicta a algo, asegúrate que eso que consumes no acabe con tu inteligencia y con tu salud. 

—Así que en lugar de estimularte con químicos, aprovechas tus propios recursos, una droga natural que segregas cuando estás bajo un alto nivel de estrés al poner en peligro tu vida. 

—Es correcto. 

—¿Y qué me dices de las otras sustancias que se liberan cuando te enamoras; dopamina y norepinefrina?, también son una especie de droga natural ¿Lo has experimentado?

 Lauren sonrió y caminó al fondo de la bodega   —Veo que pusiste atención a tus clases de química y biología. 

—¿No respondes mi pregunta?

—El amor tiene efectos secundarios.

—¿Cómo cuales?

—Te ciega y te vuelve una idiota.

—Pero es la manera más hermosa de volverse idiota. ¿No lo crees?, ¿Acaso nunca te has enamorado? 

Lauren abrió la boca para decir algo. Sus ojos se encontraron con los de Camila y ambas permanecieron segundos en silencio, sólo mirándose. 

  —¡Es un cretino!    —La puerta de la bodega se abrió bruscamente, y Alexandra se introdujo de inmediato, haciendo que ambas chicas voltearan a mirarla. 

—¿Qué sucede?

—Paul Frangipane, tratando de ser un galán conquistador conmigo. 

Lauren y Camila se rieron. 

—Basta. No es gracioso. Desde que enviudó anda como todo un "Don Juan". Es un viejo rabo verde, me fastidia. Ah, hola Camila. ¿Cómo estás? 

— Hola, Alexandra. Todo bien... o eso creo. 

Lauren volvió a reír. —Toma una bicicleta, ya es hora de irnos, se hace tarde.   

Camila miró las seis bicicletas de montaña acomodadas en la pared de la bodega. 

—Ésta es de Ariana, ésta de Halsey y ésta..... es la mía, así que tu eliges.

—No quiero problemas, llevaré la de Ariana.

 —¿Qué problemas? —Alexandra tomó la bicicleta de Halsey.

—Te lo explico en el camino.  ¡Hey! no tan rápido, Camila. 

 —¿Qué pasa?

—Tienes que protegerte. Aquí hay rodilleras, lentes de sol, guantes y un casco.   

Alexandra y Lauren se acomodaron el equipo en cuestión de unos minutos y estaban casi listas, pero Camila tenía problemas para ajustar su casco, Lauren la miró y se acercó a ella. —Déjame ayudarte con esto. 

Camila aprovechó la proximidad de Lauren para contemplar su rostro, era hermosa innegablemente, y lo mejor eran sus ojos, en un tono de verde muy particular; hipnotizante. Observó detalles en su rostro y su expresión concentrada. En un momento dado, Lauren pasó su mirada de la correa del casco a los ojos de Camila y ella le sonrió con ternura, en ese momento ambas volvieron a mirarse con intensidad perdiendo la noción del tiempo y espacio a su alrededor. Alexandra las miró y entrecerró los ojos sonriendo levemente. Al ver que ambas permanecían ahí sin moverse, soltó la bicicleta y ésta cayó al suelo haciendo un ruido fuerte que sacó a las chicas de su ensoñación sobresaltándolas. 

 —Oh, lo siento. Se me cayó. ¿Nos vamos?

Lauren miró a Camila nuevamente y sin saber por qué comenzó a sonrojarse. —Ahm... sí. Ya está listo tu... ahm... eso... 

—....El casco

 —Si. Ya es hora.  Alex, ve adelante, Camila en medio y yo iré atrás. 

Las tres chicas comenzaron a pedalear y avanzaron en hilera rumbo a las montañas. Lauren se colocó un momento al lado de Alexandra y la puso al tanto de lo que había pasado un día antes en la casa con los ángeles, concluyendo con el incidente de su padre. Alexa se ofreció a darle el apoyo en lo que pudiera. Después de varios minutos la instructora se adelantó y tomó velocidad, y Lauren giró hacia atrás y se puso al lado de Camila.

 —Vamos a entrar en la zona rocosa. Haz lo mismo que Alexa y sujetate con fuerza. Si tienes algún problema, avísame.   

Camila asintió en silencio y realizó lo que Lauren le recomendó, vio a Alexandra levantarse levemente del asiendo y pedalear para tomar la loma de la montaña, le costaba trabajo y sentía sus fuerzas desfallecer, pero no quiso darse por vencida. El camino se tornó cada vez más y más complicado entre terreno rocoso y varias curvas. 

—¿Están bien allá atrás?   — Gritó Alex. 

—¡Mejor que nunca!   —Respondió Lauren embelesada por la hermosa vista que el movimiento de cadera de Camila le daban al pedalear levantada del asiento, la chica tenía un trasero admirable. 

 —¿Por qué elegiste ir atrás? —Camila volteó levemente atrás al ver que Lauren la seguía muy de cerca. 

—La vista es mejor.... quise decir, que Alexandra conoce mejor la montaña. Además alguien debía evitar que te metieras en problemas. Podrías caer y no nos daríamos cuenta y soy mejor dando los primeros auxilios.  —Camila sonrió y pensó en que ahí estaba nuevamente una frase que no sabía si debía interpretar como un descarado coqueteo.  

 —Nos detendremos allá arriba. La colina es muy irregular, trata de mantenerte atenta.  —Alexa señaló al frente y Camila respondió con un simple "entendido". Las tres ciclistas se levantaron nuevamente del asiento impulsándose rápidamente, Camila podía sentir el golpeteo de la bicicleta contra el asfalto y se aferró a los manubrios lo mejor que pudo, tratando de mantenerla estable. El viento soplaba con fuerza y el miedo se apoderó de ella al tomar las curvas del acantilado observando los movimientos de Alexa, si la muchacha zigzagueaba, Camila también; si levantaba la bicicleta, Camila también hacía lo mismo. Llegó un momento dado en que la también joven de impactante mirada aumentó la velocidad y se separó un poco. Para su sorpresa, Camila la vio saltando una grieta en el camino de la montaña y frenar al llegar al otro lado, se giró para indicarle que debía hacer lo mismo. 

—¡Salta, Camila! 

 —¡Vamos Camz, tú puedes! —La animó Lauren

Camila pedaleó con fuerza y al llegar casi al punto donde se encontraba el espacio levantó la bicicleta y saltó al otro lado. Al caer, casi pierde el equilibrio, pero pudo pasar sin problemas. Frenó para esperar a Lauren y la vio saltando, dándose el lujo de hacer un pequeño truco en el aire antes de hacer un perfecto aterrizaje. 

—Presumida. 

—¿Habías hecho esto antes? 

Camila respiraba con dificultad y negó con la cabeza. Alexa sacó una botella de agua de su mochila y se la ofreció. Ella la tomó de inmediato y bebió con ansiedad. 

—Con calma... con calma. Toma, Lauren. Descansaremos aquí un momento. —Alexa le arrojó a su amiga una botella de agua y se quitó el casco, los lentes y los guantes sentándose en el piso. 

 —La vista es genial aquí.  — Lauren daba pequeños sorbos de agua y Camila casi se había terminado de un solo trago la botella. Finalmente la cerró y miró a su alrededor. 

—No conocía este lugar. Toda la ciudad puede verse desde aquí. 

—Por ahí, en ese punto, está la casa de los ángeles. 

Camila frunció el ceño y abrió la boca sorprendida.  — ¿Pedaleamos todo esto?

—¿Lo sentiste fuerte?

—Hubo un momento en el que pensé que no podía más, estaba agotada y las piernas me dolían, pero luego pasamos las curvas y el acantilado y lo único que quería era pasarlos lo más rápido posible. 

—¿Tenías miedo?

—Obviamente sí. 

—La adrenalina hizo que olvidaras el dolor y el cansancio. 

 —Droga y estimulante natural. Tu cerebro no se centra en el dolor, sino en el miedo y el instinto de supervivencia.

 —Pero el efecto pasa.  

—Pero cuando pasa ya no importa. Ahora estás aquí, descansando y el descenso será más sencillo porque no necesitarás de impulso. No provocarás más dolor y cansancio. Mañana te sentirás horriblemente mal, pero hoy eres toda una intrépida. —Sonrió con picardía y volvió a guiñarle un ojo.

Camila sonrió y movió la cabeza negativamente. Destapó la botella y tomó un sorbo de agua.   —Eres todo un caso, Lauren— Finalmente se sentó junto a Alexa quien miraba atenta la interacción con una sonrisa. Lauren estaba a punto de sentarse junto a ellas, cuando su teléfono celular comenzó a sonar. 

 —Lo siento, es mi padre. Debo contestar. —La chica de los ojos verdes se alejó un poco para tener privacidad. Camila la observó con atención y a su vez Alexa la miraba a ella. 

—¿Es una chica linda, no lo crees?

—Si. Ahm... quiero decir, no... o sea... si. Pero....

Alexa soltó una ligera carcajada.  —No tienes por qué apenarte, ella causa ese efecto en las personas. Se nota que te gusta. 

—¿Gustarme? ¡Claro que no! Además, no me gustan las chicas.

—Si, eso decimos todas, hasta que la conocemos a ella. 

—¿Qué?

—Sólo mírala. Una mujer joven, de atrayente belleza física, ojos que hipnotizan, personalidad irresistible, y a eso agrégale que es una millonaria heredera de un imperio automotriz con un coeficiente intelectual superior al resto de los mortales pero con la misma sensibilidad de una piedra, lo cual por cierto la vuelve todo un reto irresistible. 

 —¿Sólo te gusta o.... estás enamorada de ella?

 Alexa volvió a reír —Enamorarse de Lauren es equivalente a cometer suicidio. Su pequeño problema de carencia de inteligencia emocional terminaría rompiéndote el corazón. ¡Aquél que logre conquistarla y sacar su lado sensible, -si es que existe-, habrá encontrado El Dorado!  

 —No exageres. 

 —Te lo pondré de esta forma.  Cuando la conocí, empezamos a tontear un poco, ya sabes juegos románticos, coqueteo y esas cosas. Hasta que me animé y la besé. 

—Oh.  ¿Y luego qué pasó?

 —Bueno, lo único que conseguí después de ese beso fue una cátedra de más de media hora sobre las ochenta millones de bacterias que se transmiten por un beso.

Esta vez fue el turno de Camila de reír a carcajadas. — ¿De verdad hizo eso?

Alexa se encogió de hombros resignada. —Si, lo hizo. Escucha; nada va evitar que ella te guste, pero realmente debes evitar a toda costa enamorarte. Lo bueno es que con su actitud, en gran parte involuntaria, consigue que te desilusiones rápidamente. 

—¿Significa que te sigue gustando? 

 —Un poco, no te miento. Pero he visto cómo se miran y sólo debo decirte que no es de mi de quién debes cuidarte. 

Camila quiso preguntar a qué se refería, pero Lauren volvió nuevamente junto a ellas. 

 —Mi padre llamó para recordarme que prometí aparecerme en la empresa y ayudarle con los problemas técnicos. Además me habló de la ceremonia del sábado. 

—¿Hay ceremonia el sábado?

—Sí. Louis Tomlinson, el famoso futbolista, buscará ser un Ángel. 

—El idiota de Paul se interesó más en coquetear conmigo que en decirme eso. 

 —¿Vendrás?

 —Si, y me quedaré como siempre lo hago, de espectadora junto a los rechazados. 

 —Basta, no te sientas mal. 

 —¿Puedo preguntar algo? —Interrumpió Camila.

  —Adelante. 

  —¿Qué prueba fallaste para ser un Ángel?

Lauren y Alexa se miraron mutuamente. —Hay una prueba... en la cual se requiere tomar una decisión... y debes ser muy hábil para tomar la decisión correcta, aunque para ti no lo sea. 

 —Parece como si lo más adecuado fuera elegir algo que tu no elegirías por tu voluntad. 

 —No siempre.  — Replicó Lauren— tu decisión debe estar libre de todo juicio y toda consecuencia. Es como decidir si saltar o no saltar y la razón por la que lo harías. 

 —¿Y te equivocaste sólo en eso?

 —Es la prueba final. Y para esa no hay entrenamiento, sólo debes intuirla.

 — Debemos irnos. Camila, ¿Me acompañas a la empresa?

Camila se quedó un momento asimilando lo que acababa de escuchar. —¿Perdón, qué dijiste?

—Que si me acompañas a la empresa. No quiero ir sola, es aburrido. Además, papá ya sabe de ti. Le diré que me ayudarás, como mi asistente. 

—¿Qué te hace pensar que quiero ser tu asistente?

 —Ser asistente de Lauren Jauregui, heredera del Imperio Jauregui Automotriz, es mejor que ser mesera en The Cross.

 —Me gustaba mi trabajo en The Cross

 —Porque sólo duraste una semana, no tuviste tiempo de odiarlo. Además tu novio era tu jefe. Así que chiste. 

—¡Eso no es verdad!  

—¿Vamos a regresar o van a seguir discutiendo?

Las chicas se rieron y tomaron el camino de regreso a casa, esta vez más tranquilo y relajado. Lauren esta vez iba a delante, Camila le hizo una ligera señal a Alexa para tomar distancia y hablar. 

 —¿Por qué me dijiste que no debía de preocuparme por ti?

Alexa sonrió.   — ¿Entonces si te gusta?

Camila rodó los ojos. —Claro que no. Sólo que tengo curiosidad. 

—Lauren me contó lo que pasó ayer. Hay dos bandos y debes cuidarte las espaldas. Te daré un consejo. Lauren jamás ha cuidado de nadie, el que lo haga contigo es toda una novedad, una que el resto de los Ángeles no pasarán por alto si existe el más mínimo atisbo de debilidad en ella por tu culpa. Es la líder y no puede permitirse eso. 

—¿Ella te dijo el por qué me protege?

 —No sé exactamente las circunstancias por las que estás en la casa y Lauren quiere convertirte en Ángel, pero créeme que confió en ella y en ti.  Me agradas, Camila. Pareces hacerle bien a ella de cierta forma. Quiero saber que pasa si se queda junto a ti y por eso te pido que te cuides las espaldas. 

 —Conozco lo peligrosos que esa gente es. 

 —¿De verdad?

—Sé lo que puede pasarme. 

—Entonces no hace falta que diga nada más. Manten los ojos abiertos. Y cuidado con el corazón. 

 —Ya te dije que no pasa nada con Lauren. 

 —No por ahora, pero pasará. 

—¿Cómo puedes estar tan segura?

 —Vamos a hacer una cosa: Te reto a que la enamores. 

 —Eso es absurdo. 

 —¿Lo harías si fuera parte de las pruebas?

 —¿Lo es?

 —No. Si lo fuera, nadie la pasaría. O... tal vez tú si. 

 —¿Qué te hace pensar eso?

 —¡HEY, ¿QUE PASA ALLÁ ATRÁS? MUEVAN ESAS PIERNAS, SE HACE TARDE Y MI PADRE ME MATARÁ SI NO LLEGO A LA EMPRESA. 

La conversación se interrumpió y no hubo más interacción entre ellas. Al llegar a la casa, los Ángeles estaban allí esperándolas. 

—¿Fuiste a la montaña? Te llamé a tu celular y lo tenías apagado. 

—Lo siento, Halsey, mi batería se terminó cuando bajé la montaña.  

 —¿Por qué nos citas para el entrenamiento si vas a iniciar sin nosotros?

—Hola Halsey, buenos días ¿Que tal estás hoy?  —Comentó Alexandra con sarcasmo. 

 —Alexandra Daddario. ¿sigues intentando convencer a Lauren de ser parte de nosotros?

  —No. soy su preparadora física y ahora de Camila también, así que debo andar por aquí, aunque no te agrade. —Lauren sonrió ante eso.  

—Creí que seríamos los únicos que prepararíamos a Camila. 

 —Nunca dije eso. 

 —¿Alexandra sabe por qué lo haces?

 —Sabe lo que tiene que saber. Ahora si me disculpas, Camila y yo nos daremos un baño para ir a la empresa. Haremos el entrenamiento mañana, por hoy fue suficiente. Nos vemos luego, Alexa. Vamos, Camz. —Dijo extendiendo su mano. 

 Camila estaba notablemente sonrojada. Bajó la mirada y dejó la bicicleta a un lado de la de Lauren y caminó junto a ella, ante la mirada del resto de los Ángeles que como siempre observaban en silencio la interacción de sus líderes. Le sonrió a Alexa y luego a Ariana y a Harry, al pasar junto a ellos. Zayn la miró inexpresivo, mientras que Niall la siguió con la mirada sin quitar su clásica sonrisa burlona.

—No entiendo cómo es que nos desafías así por ella, Lauren.  —Gritó Niall antes de que ellas entraran a la casa. 

—Ha demostrado ser valiente.

—Espero que no te decepcione. —Halsey cruzó los brazos sobre el pecho. 

—Ha aceptado el reto de convertirse en un Ángel ¿cierto, Camz?

 —Cierto, he aceptado el reto... de hecho... acepto todos los retos. Absolutamente todos.  —Dijo esto último mirando fijamente a los enigmáticos ojos azules de Daddario quien sonrió al entender perfectamente a lo que Camila se refería.  

  

   


    

    

  

 

 










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