Brave /Draco Malfoy/

By juliimpala67

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_____ Potter va creciendo hasta estar en medio de la delgada línea entre el bien y el mal, el amor y el odio;... More

Brave.
Brave. Draco Malfoy x oc
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Capitulo I
Capitulo II
Capitulo III
Capitulo IV
Capitulo V
Capitulo VI
Capitulo VII
Capitulo VIII
Capitulo IX
Capitulo X
Capitulo XI
Nota.
Nota.
Capitulo XII
Capitulo XIII
Capitulo XIV
Capitulo XV
Capitulo XVI
Capitulo XVIII
✨Capitulo XIX✨
Capitulo XX
Capitulo XXI
Capitulo XXII
Capitulo XXIII
Capitulo XXIV
Capitulo XXV
Capitulo XXVI
Capitulo XXVII
Capitulo XXVIII
🔥Capitulo XXIX🔥
Capitulo XXX

Capitulo XVII

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By juliimpala67

El sol había desaparecido por la mañana y durante la discusión en el patio no había mas que nubes grises en el cielo. Siguiendo su curso, a medida que el día pasaba, la lluvia comenzó a descender sobre el castillo y ahora a las siete y media de la tarde una gran tormenta se había desatado. Las gotas de lluvia golpeaban violentamente los cristales del salón de transfiguraciones y el exterior no era mas que oscuridad.

Estabas teniendo problemas al barrer el suelo, ya que se encontraba llenos de plumas por la clase de la tarde y al barrerlas, simplemente volaban delicadamente hacia otro lugar. Suspiraste observando a tu alrededor. Diez minutos habían pasado y Malfoy no había aparecido a ayudarte.

El rubio ascendió rápidamente las escaleras que abandonaban las mazmorras, corriendo hacia detención. Hacia ti.

Le había sido difícil sacarse a Astoria de encima, como siempre pasaba después de que tenían relaciones sexuales en su habitación no compartida de prefecto. La noche anterior se la había llevado a su cuarto cargándola en sus brazos, ya que las escaleras que llevaban a las habitaciones no detectaban a las chicas si no caminaban directamente sobre los escalones.

Astoria lo había pasado genial, mientras que Draco buscaba librarse de toda la frustración que traía arriba. Pero mientras entraba violentamente por entre las piernas de Astoria, solo podía imaginar a la fotocopia de Weasley haciéndole lo mismo a _____. Pronto los gemidos de Astoria fueron sofocados bajo los suyos y al terminar, no estaba mas relajado que antes.

Llego a paso acelerado a las puertas del salón y arreglo su cabello antes de entrar. Lo escuchaste entrar, pero no volteaste a observarlo, harías lo que pudieras para ignorarlo mas que nunca. Estabas cansada de seguirle los juegos, cansada de caer en su trampa cuando te molestaba buscando una respuesta de tu parte. Estabas cansada de satisfacerlo, porque si no te obligabas a estarlo ibas a terminar sintiendo mucho más que atracción por el chico. Y aquella era una situación que no te convendría.

-          Comenzaste sin mí. – dijo el rubio adentrándose en el salón a paso seguro, sin disculparse por llegar tarde.

-          No pienso perder más tiempo aquí de lo que ya hago. – respondiste cortante, aun perdida en la discusión de tus amigos de la mañana.

Aquella actitud tuya no le gustó. Había pasado toda la noche sin poder sacarte de su cabeza y ahora lo ignorabas como si fuera lo más fácil del mundo. Apretó los dientes y te observo pelear con las plumas del suelo. Al mirarte, todo lo que quería preguntar era si habías pasado tu noche con el pelirrojo, pero, no tenía ningún derecho de preguntar algo así y lo sabía. No tendría que siquiera querer saberlo. No era su problema. Tu no eras su problema.

Lo que si era su problema era el rumor que había comenzado sobre vos y el mugroso de Weasley, para ver si lo refutabas o lo confirmabas. No había necesidad de preguntarte directamente, los rumores que había comenzado sobre ti serian mas que suficientes para saber la respuesta.

-          Deja de mirarme y ponte a ayudarme. – tu voz se quebró al final.

La discusión de la mañana te había dejado sensible y nuevamente no podías sacarte a Cedric de la cabeza. Su muerte te dolía, tu incapacidad de protegerlo te daba rabia.

-          ¿Estas bien? – pregunto el rubio desde su lugar, poniendo sus manos en sus bolsillos. – Te vi discutir con las plagas que llamas amigos en la mañana.

Detuviste tus movimientos. - ¿Escuchaste?

Si el chico sabía de qué estaban hablando definitivamente se meterían en problemas. Umbridge estaba formando un grupo de estudiantes para que sean sus ojos y oídos, Draco definitivamente seria parte de eso.

-          No. – dijo la verdad. – Pero te veías alterada.

-          No es tu problema, Malfoy. ¿Por qué siquiera preguntas?

Draco suspiro y decidió que tenias razón. Ambos se concentraron en sus tareas y no se hablaron por el resto de la noche.

La cena fue silenciosa para el cuarteto de oro, hasta que Hermione decidió presionar un poco mas la situación.

-          Harry... ¿has pensado en lo que hablamos? – susurro.

Observaste a Harry dejar los cubiertos a un lado y levantar la vista hacia Hermione y luego volteo a mirarme a mi sentada a su lado.

-          No voy a tomar una decisión sin ti. – sentencio.

-          Es que no lo sé... Quiero aprender, pero no tenemos a ningún mayor que nos ayude.

Pensaste en las lecciones que Snape te había estado dando, y gradeciste que esta noche no tuvieran. Podrías dormir tranquila. Snape no sería una opción para enseñarles y Sirius y Lupin no estaban en la situación adecuada.

-          ¿Escucharon la parte que tuvimos pura suerte?

-           Si, ____. - afirmó Hermione, suavemente - pero aun así no hay razón para sigas pretendiendo que no eres buena en Defensa contra las Artes Oscuras, porque lo eres. El año pasado fuiste la única en la clase que pudo controlar totalmente el maleficio Imperius, ambos pueden hacer un Patrouns corpóreo, pueden hacer toda clase de hechizos que brujas y magos adultos no pueden, Victor siempre lo dice.

Ron giro para mirarla tan rápido que parecía haberse torcido el cuello. Aguantaste una risa y lo observaste con diversión.

-          ¿Si? ¿Qué dijo? – pregunto ron frotándose el cuello.

-          Comentó que Harry sabía cómo hacer cosas que ni siquiera él conocía y que ____ lo habia sorprendido mas de una vez en el torneo. Y eso que Victor estaba en el último año de Durmstrang. - Ron la miraba con desconfianza, receloso.

-          Estas mintiendo. – dije sacudiendo la cabeza.

-          No lo estoy. Quieran o no saben más que la mayoría de nosotros en cuanto a esto. Podre leer todos los libros que quiera, pero nunca entenderé como se siente. Los necesitamos.

-          No sigues en contacto con él ¿verdad? – pregunto Ron, quedandose atrás en la conversación.

-          ¿Y qué si lo estoy? – preguntó Hermione fríamente, aunque su cara estaba un poco ruborizada- puedo tener un amigo a larga distancia.

-          ¡Él no quiere ser sólo tu amigo a distancia! - exclamó Ron con voz acusadora. Hermione sacudió la cabeza exasperada e, ignorando a Ron, quien todavía la estaba mirando, interrogó a Harry.

-          Bueno, ¿qué dices? ¿Nos enseñarán?

Harry volteo a mirarte nuevamente y solo le respondiste encogiendo los hombros.

-          Bueno, pero sólo a Ron y ti.

-          Bueno...- tanteó Hermione, luciendo un poco ansiosa nuevamente - Bien....no se enojen de nuevo, por favor. Pero realmente pienso que le deberías enseñar a cualquiera que quiera aprender. Quiero decir, estamos hablando de defendernos contra VV- Voldemort. Vamos a necesitar toda la ayuda que tengamos.

-          Tiene razón. – le dijiste a Harry. – pero nadie va a querer aprender de nosotros. – susurraste. – Somos unos locos mentirosos, ¿recuerdas?

-          Bueno, creo que quizás te sorprenderías de cuanta gente estaría interesada en escuchar lo que tienes que decir- habló Hermione, seriamente inclinada sobe la mesa para que solo nosotros la escucháramos. – Mira ¿Saben que el próximo fin de semana podemos ir a Hogsmade? ¿Qué tal si le decimos a todo el que esté interesado que nos reuniremos en el pueblo para hablar de esto?

-          Ten cuidado, Herms, a quien le dices.

-          Si tranquila. No te preocupes, déjamelo a mí.

Suspiraste y volviste tu vista a tu plato cuando un estudiante de Ravenclaw te grito desde su mesa.

-          ¡Eh! ¡_____! – todo el comedor pareció hacer silencio para escuchar el intercambio. - ¿Es cierto que te acostaste con Fred Weasley?

Te atragantaste con el jugo de anana que estabas tomando, generando varias risas alrededor. Fred se levanto de su lugar alejado en la mesa y amenazo con romperle la cara si te hablaba asi de nuevo.

-          ¿De que esta hablando? – te pregunto Ron con los ojos grandes y saltones.

-          Oh, vamos, Ron. – dijo hermione antes de levantarse y gritar - ¡____ volvió conmigo anoche!

-          ¿Es verdad entonces? – pregunto una chica de uniforme azul que estaba sentada junto al chico que acababa de gritar por el comedor.

-          ¡No! – dijeron ambos Fred y vos.

"SILENCIO" resonó por todo el lugar.

-          Este no es lugar para discutir blasfemias y temas de esa clase. – la vos de Umbridge resonó en los oídos de todos.

Draco, desde su lugar, se veía satisfecho con la situación. Pero, aun así, no le agradaba que fueran tan cercanos con el pelirrojo. ¿Estabas triste a la tarde por algo que te había pasado con él? No importa, se dijo girando a observar a la chica que le estaba acariciando el muslo por debajo de la pierna, quien inocentemente compartía una conversación sobre Potter con sus compañeros.

El chico quería rogarle que no hablara de ____ mientras le rozaba la entrepierna, pero decir algo así, seria sumamente culposo.

Pronto el fin de semana llegó y los estudiantes no estaban tan emocionados como lo estaban por la fiesta de los Weasleys, pero aun así le levanto el animo a todos. Estando aun en el desayuno, Harry le susurro a Hermione.

-          Entonces, ¿a dónde estamos nos dirigimos? – preguntó Harry- ¿A Las Tres Escobas?

-          Oh, no. - contestó Hermione, bostezando. – No, está siempre repleto de gente y es realmente ruidoso. Les dije a los demás que nos encontraríamos en La Cabeza de Cerdo, ese otro bar, ya sabes cual, el que no se encuentra en la carretera principal.

-          Pero Hermione... - la miraste con el ceño fruncido. – Ese bar es muy turbio.

-          Si, - acepto. - pero normalmente los estudiantes no entran allí, así que creo que no nos escucharán.

Al salir del desayuno, se dirigieron hacia la entrada principal y esperaron a que les permitieran retirarse. Entre la multitud de estudiantes que esperaban irse y los estudiantes de años menores que entregaban su permiso, estaba Draco Malfoy con el que no habías hablado el resto de la semana en los castigos. Te negabas a dirigirle siquiera la mirada, por lo que se enfureció cuando Fred te aparto de tu grupo para hablar en privado.

Bajaron las escaleras de piedra hacia el patio y Draco cambio de lugar en el circulo con sus amigos para observar mejor.

-          Disculpa por el rumor que se esparció por ahí. No tengo ni idea quien lo comenzó. – se disculpó inclinándose ligeramente para observar bien tu rostro tan por debajo de el de él.

-          No te preocupes. – hundiste tus hombros. – Mucha gente nos vio bailando esa noche. – le sonreíste y tus mejillas se encendieron al recordarlo.

-          Si... - carraspeo y sacudió su cabello cobrizo por entre sus dedos. – Sobre eso...

-          HEY, LA PAREJA DEBE ESTAR A 1 METRO DE DISTANCIA POR ORDENES DE LA INQUICIDORA. – grito Pansy desde donde estaba, luego de que Draco le alertara de la situación.

Draco sonrió para sus adentros, sabiendo que solo tenia que cinchar de un pequeño hilo para molestarte sin que supieras directamente que había sido él. Se sintió satisfecho cuando ambos dieron un paso hacia atrás alejándose del otro.

-          Ignóralos. – le dijiste viendo su cara de enojo.

-          Siempre están sobre ti.

-          Y a mi debería molestarme mas que a ti, pero no lo hace, porque ya aprendí a vivir con ello. – le sonreíste. Suspiro observando tu cara aun no del todo despierta. Diablos, como le gustaría que esos rumores fueran ciertos.

-          Mira, me gustaría invitarte a tomar algo, si quieres. - Lo miraste con duda en tu rostro. ¿Acaso Hermione no le había contado? – Se que tenemos que ir primero a la Cabeza de Puerco, digo después.

Sonreíste considerándolo, observaste a Ron, pensando cómo podría reaccionar que salieras con su hermano. Luego tu vista cambio hacia un rubio que te observaba fijamente y de repente te encontraste asintiendo y aceptando la invitación de Fred.

Caminaste junto a el hasta Hogsmade, teniendo en cuenta de ciertos ojos grises clavados a tus espaldas. No lo hacías por algún intento de llamar su atención, si no que realmente querías sacártelo de la cabeza y Fred siempre había estado cerca de ti y era increíblemente atractivo. Descendieron por la calle principal, pasando por la Tienda de Bromas Mágicas de Zonko, donde no se sorprendieron de ver a George y Lee Jordan. Pasaron por la oficina postal y subieron por una calle lateral al final de la cual se encontraba una pequeña posada. Un deteriorado letrero de madera colgaba de un oxidado soporte sobre la puerta, con la figura de la cabeza cortada de un cerdo salvaje goteando sangre sobre la tela blanca que la rodeaba. El letrero rechinó en el viento mientras se acercaban. Harry, Hermione y Ron ya estaban allí parados frente a la puerta.

-Bien, entremos - sugirió Hermione algo nerviosa.

La seguiste hasta el interior. El sitio no era como Las Tres Escobas, cuya larga barra daba la impresión de limpieza y calidez. La Cabeza de Cerdo era una pequeña, desaliñada y muy sucia habitación que olía fuertemente a animales de granja. Las ventanas salientes estaban tan incrustadas en la mugre que apenas si entraba algo de luz en la habitación, la cual en vez de eso estaba alumbrada con velas derretidas sobre las mesas y fuego en potes de basura. No quisiste mirar al suelo y saber que era lo que se sentía suave debajo de tus zapatos, porque seguramente no era el piso.

-          Que horrible... - le susurraste a Harry mientras se dirigían al final.

-          Bueno. – dijo Hermione. – Revise dos y tres veces las reglas de la escuela y no estamos rompiéndolas. Sólo que no creo que sea una buena idea que todo el mundo se entere de lo que estamos haciendo.

-          No - concordó Harry cortante- especialmente porque no es un precisamente grupo de estudio lo que estás planeando...¿verdad?

-          ¿Saben que? – murmuró Ron mirando el bar con entusiasmo, distraido en sus pensamientos. - Podríamos pedir cualquier cosa que nos guste aquí. Apuesto a que el tipo nos vendería cualquier cosa, no le importaría. Siempre he querido probar Whisky de fuego

-          Eres un prefecto. Ron. Pronto llegara el resto, ni se te ocurra. – gruñó Hermione

-          Oh. - dijo Ron, mientras la sonrisa desaparecía de su rostro - Sí...

-          Entonces, Hermione, ¿quién dijiste que vendría a encontrarse con nosotros? – preguntando tomaste de la cerveza de mantequilla que te habían traído.

-          Sólo un par de personas- contestó Hermione revisando su reloj y mirando ansiosamente hacia la puerta - Les dije que vinieran como a esta hora y estoy segura que saben donde queda...¡Oh! miren, quizás sean ellos.

La puerta del bar se abrió. Una gruesa banda de luz polvorienta dividió la habitación en dos momentáneamente y luego se extinguió, bloqueada por la entrada apresurada de una multitud de personas. Primero entraron Neville, Dean y Lavander, seguidos de cerca por Parvati y Padma Patil con Cho y otra de sus amigas que no sabia el nocmbre. Después Luna Lovegood, quien parecía tan dormida que podría estar sonámbula por accidente. Después de una numerable cantidad de alumnos entro Ginny que estaba acompañada por George Weasley con su amigo Lee Jordan, quienes llevaban grandes bolsas de papel repletas con mercadería del Zonko.

-          ¿Un par de personas? – dijo Harry encarándose con Hermione - ¿Un par de personas?

-          Sí, bueno, la idea se volvió bastante popular. - señaló Hermione feliz. - Ron, ¿quieres traer más sillas?

El cantinero se detuvo en el acto de limpiar un vaso con un trapo tan sucio que parecía que nunca había sido lavado. Probablemente nunca había visto el negocio tan lleno.

-          ¡Hola!- saludó George, llegando a la barra y contando con la vista rápidamente- ¿nos podría dar venticinco cervezas de mantequilla, por favor?

El cantinero lo miró por un momento, luego, arrojando el trapo al suelo con irritabilidad, como si hubiera sido interrumpido haciendo algo de suma importancia, comenzó a pasar sobre la barra varias botellas de la polvorienta cerveza.

-          ¡Salud! – dijo Fred, levantándose de la silla y caminando hacia su hermano en la barra. - Vengan todos, yo no tengo suficiente oro para todas estas.

Miraste confundido el largo grupo de personas que tomaba las cervezas que invito Fred. No podía imaginar qué hacían todas esas personas allí hasta que un horrible pensamiento se le cruzó por la cabeza: quizás estaban esperando una especie de discurso.

Me acerque a Hermione y le susurre: - Qué les has dicho a todos ellos?

-          ¿Qué están esperando? – pregunto Harry.

-          Ya te lo he dije, sólo quieren escuchar lo que tengas para decir. No tienes que decir nada todavía, hablaré yo primero.

En menos de un minuto la gente se empezó a acomodar alrededor suyo, esperando que hablaran. Observaste a Harry que tenia un rostro enfurecido y reconociste que se encontraba intimidado ante tanta gente esperando a ver que teníamos para decir. Vos por el otro lado, estabas cómoda, la situación te hacia sentir que tenias un poco de poder. Tanta gente esperando a ver lo que tenias para decir, que a tanta gente le importara tu postura sobre algo, te llenaba de adrenalina. De repente la idea de enseñarle al resto, que te vieran como superior, no pareció tan mala.

A lo largo de la semana te habías encontrado a ti misma imaginando como enseñarías distintos hechizos, y para decir verdad, te gustaba la idea.

- Bueno, bueno, saben por qué estamos aquí. Eh... bueno, Harry tuvo la idea. Quiero decir - Harry le había lanzado una mirada asesina e intentaste ahogar una risa. - Yo tuve la idea que sería bueno si las personas que quisieran estudiar Defensa Contra las Artes Oscuras más a fondo. Porque nadie podría llamar lo que nos esta dando Umbridge,  Defensa contra las Artes Oscuras. Pues bien, pensé que sería bueno si nosotros tomábamos el tema en nuestras manos. - hizo una pausa, para mirarnos de reojo. Me enderece en mi silla, sintiendo la mirada de todos en nosotros. - Y esto significa que debemos aprender cómo defendernos apropiadamente, no sólo en teoría, sino haciendo hechizos reales.

-Y apuesto que de paso quieres pasar tu TIMO de Defensa Contra las Artes Oscuras – sugirió Michael Corner, quién la observaba con los brazos cruzados.

- Por supuesto que quiero - replicó Hermione de inmediato- pero más que eso quiero estar debidamente entrenada en defensa porque... porque....- tomó un gran respiro y finalizó – porque Lord Voldmort ha regresado.

La reacción fue inmediata y predecible. La amiga de Cho gritó y se tiró la cerveza encima, a Terry Boot le dio una especie de tic, Padma Patil se estremeció y Neville lanzó un extraño chillido agudo que logró convertir en tos. Todos ellos, sin embargo, nos observaban a Harry y a mi fijamente. Los locos.

-          Bueno, ese es el plan. - declaró Hermione.- Quieren unirse a nosotros, necesitamos decidir cómo vamos a-

-           ¿Donde está la prueba de que Tu-Sabes-Quien ha vuelto? - preguntó el jugador rubio de Hufflepuff, con voz agresiva.

-          Bueno...Dumbledore lo cree. - comenzó Hermione.

-          Querrás decir que Dumbledore les cree a ellos. - puntualizó el chico rubio, señalándonos con el dedo.

-          ¿Quién eres tú? – pregunte un poco agresiva, cansada de que me cuestionaran.

-          Zacharias Smith. - respondió el chico - Y creo que tenemos el derecho de saber exactamente por qué él dice que Tu-Sabes-Quien ha regresado.

-          Mira- comentó Hermione, interviniendo rápidamente antes de que pudieras responderle. – En realidad esa no la razón de esta reunión.

-          Hermione. - la llamaste. – Están aquí por mórbida curiosidad, no porque les importe defenderse. – dijiste mirando de mala manera al chico. – ¿Qué es lo que me hace decir que Voldemort volvió? – pregunté retóricamente mirando a Zacharias directo al rostro - Lo vi. Dumbledore ya le dijo a toda la escuela lo que pasó el año pasado, y si no le creíste, no me vas a creer a mi o a Harry.

-          No vamos a desperdiciar nuestra tarde en tratar de convencer a nadie. – agrego ahora Harry.

El grupo entero parecía haber sostenido la respiración. Tenías la impresión de que hasta el cantinero estaba escuchando. Ese hombre traería problemas, pensaste.

-          Todo lo que Dumbledore nos dijo el año pasado es que Tu- Sabes- Quién había matado a Cedric Doggory y que tú trajiste su cuerpo de vuelta a Hogwarts. – parecía estar escupiendo las palabras de su boca. - No nos dio detalles, ni explicó exactamente cómo asesinaron a Cedric... y creo que a todos nos gustaría saberlo

-          Si viniste a escuchar que ocurre exactamente cuándo Voldemort mata a alguien, yo no puedo ayudarte. – afirmó Harry.

El chico giro a observarte al ver que no conseguiría nada de tu hermano. No apartaste los ojos de la agresiva cara de Zacharias Smith.

-          No quiero hablar de Cedrid Diggory, ¿entendido? Así que si vinieron para eso, mejor váyanse. – dijiste cruzándote de brazos, apenas comenzaba tu día y no querías comenzarlo de esa forma. 

Observaste como Harry lanzó una mirada de enojo en dirección a Hermione. Pero ninguno se levantó de su silla, ni siquiera Zacharias.

-          Bueno- habló Hermione, su voz sonaba nerviosa nuevamente - Cómo les venía diciendo... si quieren aprender cómo defenderse, necesitamos decidir qué vamos a hacer, y cada cuanto nos vamos a reunir y dónde-

-           ¿Es verdad – interrumpió la chica del cabello largo mirando a Harry- que puedes hacer un Patronus?

Hubo un murmullo de interés alrededor del grupo.

-          Sí - contestó Harry, un poco a la defensiva

-          ¿Un Patrouns corpóreo? – volvió a preguntar.

-          Sí - contestó Harry.

-          Diablos, Harry. - exclamó Lee, mirándolo profundamente impresionado - Nunca lo imaginé.

-          Mamá le dijo a Ron que no lo divulgáramos - explicó Fred, sonriendo abiertamente a Harry – Comentó que ya llamabas suficientemente la atención.

-          No está equivocada - murmuró Harry, tú y un par de estudiantes rieron.

-          _____, - te llamaron. Buscaste el rostro de Terry Boot entre los estudiantes. - ¿Es cierto que mataste un basilisco con esa espada en el despacho de Dumbledore? Eso fue lo que me dijo uno de los retratos de la pared cuando fui allí el año pasado.

Intentaste ahogar el ego que comenzaba a crecer en tu pecho.

-          Sí, lo hice. – afirmaste con una sonrisa.

Fred te observo con ojos brillantes y atentos. Por merlín, eras preciosa y poderosa. Se enderezo en su lugar y sonrió al saber que todos en la habitación los habían visto bailar y casi besarse hace unos días.

Justin Finch-Fletchley silbó; los hermanos Creevey intercambiaron temerosas miradas y Lavender Brown exclamó sorprendida.

-          Y en nuestro primer año, – agregó Neville dirigiéndose al grupo. – salvaron la Piedra Filológical.

-          Filosofal – siseó Hermione.

-          Sí, esa... de Quién-Ustedes-Saben. - terminó Neville. Los ojos de Hannah Abbott estaban redondos como Galeones.

-          Y eso sin mencionar - agregó Cho, observaste como Harry se removía en su asiento y la miraba por primera vez desde que llego. Su cuello había comenzado a quedar rojo. – Todas las pruebas que tuvo que pasar en el Torneo de los Tres Magos el año pasado, con dragones y sirenas, Acromántula y otras cosas.

Sonreiste. – Yo también hice eso. – te quejaste en forma de broma viendo como toda la atención de Cho estaba en tu ahora sonrojado hermano. Algunos estudiantes se rieron contigo.

-          Miren - comenzó Harry y todos hicieron silencio – N-no quiero sonar como si estuviera tratando de ser modesto ni nada parecido, pero he tenido mucha ayuda con todos esos hechizo.

-          No con el dragón, ahí no la tuviste – comentaste tirando abajo su argumento. Giro a mirarte con su boca en una firme línea. – Ese fue un vuelo increíble.

-          Sí, bueno. - aceptó Harry, sintiendo que lo habías traicionado.

-          Y nadie te ayudo con los Dementores este verano. - agregó Susan Bones.

-          No - dijo Harry – No. Está bien, sé que hice algunos hechizos sin ayuda, pero lo que estoy tratando de decir es-

-          ¿Estás tratando de escabullirte para evitar mostrarnos esos hechizos? – cuestionó Zacharias Smith.

-          Tengo una idea – interviniste antes de que Harry pudiera hablar. - ¿Por qué no cierras tu puta boca? – tu ceño fruncido logro intimidar a varias estudiantes, pero Zacharias te observaba sin mover un pelo.

Por su lado, Ron estaba mirando a Zacharias como si no hubiera nada que le gustara más que golpearlo.

-          Bueno, todos vinimos para aprender de él, y ahora nos está diciendo que realmente no puede hacer nada de eso – comentó.

-          Eso no es lo que dijo - intervino Fred.

-          ¿Te gustaría que limpiáramos tus oídos por ti? - agregó George.

-          Bueno, ya está. - dijo Hermione hostilmente - El asunto es, ¿estamos de acuerdo en que queremos recibir lecciones de Harry y ____?

Querías levantarte y partirle la cara a Zacharias, realmente mejoraría tu día poder descargarte con su cara. Hubo un murmullo general de aprobación. Zacharias cruzó los brazos y no dijo nada.

-          Bien, - continuó Hermione, aliviada de que por fin algo se hubiera establecido. - Bueno, entonces la siguiente pregunta es con qué frecuencia vamos a hacerlo. Realmente pienso que no hay ninguna razón para no encontrarnos al menos una vez por semana.

-          Un momento, - intervino Angelina - necesitamos estar seguros de que esto no coincidirá con nuestros entrenamientos de Quidditch.

-          No - dijo Cho - ni con los nuestros.

-          Ni con los nuestros - agregó Zacharias Smith.

-          Estoy segura que podemos encontrar una noche que se ajuste a todos - declaró Hermione un poco impaciente - pero debéis saber que esto es bastante importante, estamos hablando de defendernos contra los Mortífagos de V-Voldemort.

-          Yo, personalmente, no encuentro explicación de por qué el Ministerio nos ha colado semejante profesora incompetente en este período tan crítico. Obviamente, se niegan a reconocer el regreso de Ya-Saben-Quién, pero ponernos una profesora que está intentando prevenirnos de usar hechizos defensivos... – comenzó Hanna.

-          Nosotros pensamos que la razón por la que Umbridge no nos quiere entrenar en Defensa Contra las Artes Oscuras - comentó Hermione - es porque tiene alguna... alguna idea absurda de que Dumbledore podría usar a los estudiantes del colegio como una especie de ejército privado. Ella cree que él nos ha puesto en contra del Ministerio.

Los estudiantes comentaron asombrados.

-          Bien. - declaró Hermione. - Mandaremos un mensaje a todos cuando tengamos la hora y el lugar para el primer encuentro.

Observaste como revisaba su mochila y salvaba un pergamino y pluma.

-          Creo que todos deberíamos firmar, sólo para saber quién ha estado aquí. Tampoco podremos decir nada de lo que estamos haciendo. Entonces, si firman, es que están de acuerdo en no decir a Umbridge ni a nadie más lo que haremos.

Fred cogió el pergamino y alegremente estampó su firma, antes de mandarte un giño. Ron le frunció el ceño y volteo a mirarte, fingiste estar mirando hacia otro lado. Observando alrededor te diste cuenta que la mayoría de las personas parecían no estar tan felices con la perspectiva de poner sus nombres en una lista. Pero de a poco se fueron acercando, era lo mejor. Cuando la última persona (Zacharias) hubo firmado, Hermione recogió el pergamino, lo dobló cuidadosamente y lo introdujo en su mochila. Ahora había un extraño sentimiento en el grupo. Era como si acabaran de firmar alguna especie de contrato.

-          Bueno, el tiempo se está agotando - comentó George, bruscamente, poniéndose en pie. - Fred, Lee y yo tenemos que comprar mercancía de naturaleza sensible, los veremos a todos más tarde.

-          Yo no. – se apresuro a responder Fred. – Quede en hacer otra cosa.

-          Oh no. – dijo Lee confundido. – Vas a ayudarnos nosotros no podemos con todo solos, es para la próxima fiesta, habíamos quedado de acuerdo. – le reprocho.

Fred giro a observarte, lentamente le bar fue quedando vacío mientras la gente se iba. Le hiciste un ademan con el brazo, diciéndole que se fuera y le sonreíste. Te pidió disculpas con la mirada y se retiro con los chicos.

Luego de la reunión te apartaste del grupo y caminaste por las tiendas decidiendo que te merecías un premio. El conocimiento de que estaban haciendo algo para resistir a Umbridge y el Ministerio y que vos eras una parte crucial en esta rebelión, te proporcionó un sentimiento de inmensa satisfacción. Recordaste a todos esos estudiantes que se habían acercado al bar para aprender Defensa contra las Artes Oscuras y la expresión en sus rostros al enterarse de algunas de las cosas que habías hecho era como un golpe de aire fresco. Todas esas personas ahora sabían que no estabas loca y te veían poderosa, algo que pronto te habías acostumbrado y gustado.

De repente, toda esa emoción se desvaneció. El mismo sentimiento que habías tenido hace unos meses en aquel pasillo volvió. Giraste. ¿Te estaban siguiendo? Estudiantes y magos caminaban por la calle observando las vidrieras, no había nadie que sobresaltara en la multitud.

Te ibas a relajar cuando esa sensación volvió y tu cuerpo comenzó a picar. Todo tu cuerpo se inundó con un profundo miedo que nunca habías sentido y era impropio de ti. Rara vez sentías miedo y si alguien te estaba siguiendo, te pondría alerta pero nunca dejabas que el miedo te controlara. Alguien estaba afectándote, asustándote, con magia.

Repasaste en tu cabeza una lista de hechizos que podrían generarte semejante terror, pero ninguno vino a la mente. De todas formas, para que alguien pudiera afectarte tanto con las barreras mentales que tenías, debía ser alguien sumamente poderoso, pensaste.

Buscaste rápidamente a tu hermano, pero no lo viste, giraste en calle tras calle. Sin dirección alguna, buscando desesperadamente que te perdiera de vista la persona que te estaba hechizando. Buscando a alguien conocido para que te ayudara, a raíz del miedo que el hechizo te estaba generando.

Lo viste y maldijiste en voz alta. Draco Malfoy estaba bajando por un callejón, cortando camino hacia otra calle. Corriste hacia dicho callejón y lo agarraste por su túnica.

-          Necesito que me acompañes hasta el castillo. – dijiste sin soltarle la ropa.

El rubio se giro a observarte, sostenía varias bolsas de compras y su pelo platinado estaba escondido bajo una boina negra que le quedaba muy bien. No querías pedirle ayuda a él, pero irónicamente, era la única persona conocida que veías. El miedo te hacia buscar compañía desesperadamente, como una forma de protección, aunque, sabias, eras mejor bruja que Draco.

-          Suéltame. – demando.

Las paredes del callejón eran estrechas y altas, bloqueando la poca luz que venia del cielo nublado. Le hiciste caso y miraste detrás de el a la calle y detrás de ti esperando que apareciera tu hermano. Pero, pensaste, el tiene a Hermione y a Ron con él. Probablemente estará bien. Además, algo te hacia pensar que esto que te estaba afectando, pasaría solo contigo.

-          ¿Alguien te está siguiendo o qué?

-          Alguien me hechizo. – le dijiste observando directamente a sus ojos grises.

-          No me pueden ver contigo. No puedo ayudarte. – dijo rápidamente Draco, ahora el observando a las entradas del callejón. – Si mi padre sabe que te ayudo-

-          No seas marica. – lo insultaste. Zacharias ya había logrado que perdieras la paciencia. - No creo que sean Mortifagos. - este poder que te atravezaba tenia un olor familiar, el mismo que te visitaba todas las noches. Tenias que llegar a Snape o Dumbledore lo antes posible.

Draco apretó los dientes y te observo, temblabas – efecto del "hechizo". No quería dejarte sola, por primera vez le demostrabas una atención distinta. Lo necesitabas, ya fuera por elección, necesidad o porque no había nadie mas cerca. Le servía cualquiera de las opciones porque estabas frente a él, pidiéndole algo. Lucho con las ganas de querer acompañarte, sabiendo que no debería querer hacerlo.

Absorbió el insulto que le habías dicho con satisfacción.  Semejante masoquista.

-          Bien. Pero me deberás un favor. – sonrió con sus dientes blancos como la nieve.

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