- ¡Y corten! Es buena, chicos.
Un ruido estridente me hizo apartarme de los labios de Harry. Acabábamos de filmar la escena de la boda, cuando Alec estaba a punto de casarse y llegaba Magnus para interrumpirle. Jamás me lo habría imaginado, ¡había besado a un hombre! Esther no se lo iba a creer...
Harry me sonríe y me da un par de palmadas en el hombro. Aún seguía ruborizado por grabar la escena, y por el calor de mis mejillas, juraría que yo también lo estaba.
- Lo has hecho muy... -no pude acabar la frase. Shelby acababa de llegar y se había lanzado a los brazos de su esposo.
- Chicos, ¡sois geniales! ¡Team Malec al poder! -aulla entre risas tras dejar un suave beso donde antes estuvieron mis labios.
Les había visto besarse muchas veces, pero ahora, por algún motivo, era diferente. Mi tripa rugía, como si uno de esos demonios negros de la serie se encontrara dentro, arañando mi estómago y luchando por salir. ¿Por qué pasaba esto? Intenté pensar en Esther, pero eso no hizo sino acrecentar mi dolor.
Harry chasquea los dedos frente a mi rostro, y yo fuerzo una sonrisa.
- ¿Estás bien? -gesticula de forma que Shelby no pueda oirle.
Yo asiento, y él vuelve a sonreír antes de irse con ella. Kat se acerca a mí, con esa gran sonrisa que siempre la caracterizaba y canturreando "Malec" sin cesar. Pero algo en mi rostro debió delatarme, pues borra la sonrisa para abrazarme con fuerza.
- Guardaré tu secreto -susurra.
La miro extrañado, pero antes de poder abrir la boca para decir algo, ya se ha ido para colgarse sobre la espalda de Dom.
Todo esto era muy raro. ¿Qué ocurría esta mañana? ¿Y por qué no dejaba de dolerme la tripa?
Me paso la mano por la frente. Estaba sudando. Así que decido ir al baño y apoyarme en el lavabo para poder verme mejor frente al espejo.
Sudor. Temblores en las manos. Boca seca. Pupilas dilatadas. Y ese incesante dolor. ¿Qué me estaba pasando? ¿Estaría enfermo?
La puerta se abre, y tras ella llega Harry.
- Te juro que no sé qué me ocurr...
- Déjalo -me interrumpe.
Y antes de poder decir nada, antes de poder si quiera expresar con una mueca mi confusión, me encuentro besando de nuevo esos suaves pero firmes labios.
- ¿Harry, qué...? -susurro en cuanto consigo apartarme para coger un poco de aire.
Él apoya su frente contra la mía, y puedo sentir su cálido aliento en mi boca.
- Yo también lo he sentido.