A estas horas, la mayoría de mis compañeros se encontraba en clases de Metamorfosis, es decir, una asignatura donde los separaban de acuerdo a la especie y les enseñaban a dominar sus cambios de forma. Yo ni siquiera podía cambiar una oreja, así que podría decirse que estaba eximida de asistir, al menos hasta que lograra transformar alguna parte de mi cuerpo, en su lugar, durante las tardes tenía entrenamientos con Shiomara, cuando el resto estaba libre.
Caminé por el campus, tenía deberes pendientes, pero podían esperar. Aún quedaban unas horas antes del almuerzo, y Eva no estaba molestando, lo que era difícil de creer.
Esperaba poder resolver el asunto con Finn hoy. En cierta manera, él había accedido a hablar conmigo, pero no fijamos ni un día ni hora, solo un «más tarde».
Mi mirada cayó en los ventanales que se organizaban en hileras, cada vez más lejos del suelo. Recordé que nuestro primer encuentro había sido gracias a que me vio por la ventana. Entonces tuve una idea.
Caminé más o menos a la misma altura de la primera vez, preguntándome si el mismo truco funcionaría dos veces. Cuando estuve en posición miré en dirección a las que, según creía, debían ser las ventanas de los salones del sector este.
Avancé en dirección al bosque, lentamente, confiando en que Finn tal vez estaba distraído en el paisaje y me vería en un simulado intento de escape.
Llegué hasta el nacimiento de la zona boscosa, los primeros árboles se erguían frente a mí, me quedé ahí, mirando la pequeña y misteriosa selva que se levantaba a pocos pasos.
Me sentí consumida por el paisaje, la humedad de la tierra, los robustos troncos, las cientos de hojas repartidas en distintos árboles, la perfecta combinación de verde y café, era hermoso, te llamaba a internarte en sus entrañas, como un peligroso monstruo seduciendo a los desprevenidos. Nunca me había percatado del inusual efecto que provocaba.
-Hola Kenzie -Una voz me sacó de mi ensoñación.
Me di media vuelta de un salto y me encontré con unos orbes mieles que me miraban con simpatía.
-Vi tu señal -explicó Finn.
-¿Mi señal? -repetí.
Entonces entendí que repetir los mismos actos de mi primer intento de escape era el aviso que Finn necesitaba. Me alegraba ver que pensábamos similar.
-Tenemos que hablar -dije.
-Te diría que busquemos algo de privacidad -propuso-, pero sé que mi primo me arrancaría las garras ante el comentario. Así que espero que entiendas que no podemos charlar aquí.
Una ligera mueca apareció en mis labios, pero sí, comprendía su punto y mientras más privacidad tuviésemos sería mejor.
Lo seguí hasta los dormitorios del ala este de la Academia, los guardias no me detuvieron al ver que venía acompañada, seguramente pensaron que tenía que realizar algún trabajo mal pagado, como los cientos que solicitan los estudiantes de esta realidad.
Lo seguí a través de las escaleras, era la misma ruta que había que tomar para alcanzar la habitación de Angus, o la de Cedric, y rogué por no encontrar a ninguno en los pasillos, aunque sabía que probablemente se encontraban ocupados, en clases.
Pasamos por fuera de la habitación de Angus y no pude evitar sentirme nerviosa, como si en cualquier momento fuese a salir por la puerta.
La habitación de Finn quedaba a tres puertas de distancia, más cerca de lo que me habría gustado.
-Espero que no te incomode el desorden -Se disculpó Finn.
-En absoluto -respondí.
En realidad, su cuarto parecía el de una persona que se acostó tarde la noche anterior y salió corriendo de la cama en la mañana. La cama sin hacer y algo de ropa esparcida en el suelo. Nada fuera de lo común.
Se adelantó para tender las sábanas y recoger las prendas del piso, me ofreció tomar asiento en la silla frente a su escritorio, la cual volteó hacia el otro lado, de modo que pudiese mirarlo sentado en el borde de su cama.
No quería demorarlo, sabía que estaba perdiendo clases, y aunque era evidente que no alcanzaría a volver antes que ésta terminara, al menos debía estar a tiempo para la siguiente hora. Sin embargo, las contradicciones eran parte de mí y no lo dejaría ir hasta sacarle toda la información posible.
-He pensado en tu propuesta, Finn -dije.
No obtuve ni una sola muestra de sorpresa,por lo que seguramente él estaba esperando que le hablara de su oferta.
-¿Y qué has decidido? -preguntó.
-Antes me gustaría que respondieras a un par de preguntas.
-Adelante.
Guardé silencio y lo miré directamente a los ojos, analizando sus intenciones, si realmente estaba dispuesto a decirme la verdad o mentiría con tal de ponerme de su lado.
Me pareció ver honestidad.
-¿Por qué soy tan indispensable para tu plan? ¿Por qué Cedric insiste en hacerme la vida imposible? ¿Para qué quiere mi Lágrima? ¿De qué va la pelea que tienen Cedric y Angus respecto a mi futuro?
Solté todo de un golpe, y cuando acabé, me sentí notablemente aliviada, como si hubiese introducido todos mis problemas en una cabina capaz de solucionarlos.
Finn no parecía tan complacido, su tranquilidad se desvaneció progresivamente, al tiempo que lanzaba cada una de mis interrogantes. Me quedé observándolo con expectación e impaciencia, mientras él parecía acomodar sus ideas.
-No tengo la respuesta a todas tus preguntas -confesó-. Pero puedo ayudarte a aclarar gran parte de tus dudas. Ya conoces la maravillosa historia de las cuatro Lágrimas, la cual todos veneran como si hubiese venido escrita en la Biblia. Inexplicablemente, tu padre, un simple humano obtuvo una y te la entregó antes de morir, es raro, pero no queda más que aceptar que así fue.
»Hace unos meses mi tío se reunió con sus hijos, deseoso por alguno de ellos trajera a un nuevo miembro al clan, sin embargo algo salió mal, por tu culpa.
»Cedric decidió aventurarse primero, pero tuvo la mala suerte de encontrarse contigo y escogerte como su víctima. Esperó lo suficiente, siguiendo al pie de la letra las instrucciones de su padre, y cuando llegó el momento, te acorraló y te atacó sin piedad. Entonces sucedió algo inesperado, su cuerpo abandonó su forma animal y volvió a convertirse en un humano.
»Corrió como un cobarde hasta que Angus lo encontró. Cedric estaba desesperado, no entendía lo que acababa de pasar, temía de la reprimenda de su padre y que alguna enfermedad desconocida lo estuviese afectando. Debió ser toda una escena.
»Cuando Angus supo que había dejado a una pobre humana, medió moribunda, abandonada en un callejón, fue en tu búsqueda y te trajo.
»Nadie entendía lo que había sucedido hasta que realizaron algunos exámenes y repararon en la gema que colgaba de tu cuello, era idéntica a la que los estudiosos alguna vez dibujaron en sus libros, la única explicación de por qué Cedric perdió sus poderes al atacarte.
»No sé si pensaste en tu padre o solo estabas desesperada por alguien que te salvara, pero aplicaste la magia de la Lágrima. La gema te escogió, aún siendo una humana, para que fueses la única persona capaz de liberar su poder. ¡Es increíble!
Decir que estaba sorprendida es quedarse corto, estaba atónita, pasmada, algo asustada e incluso, preocupada. Era obvio y a la vez, tan difícil de creer, aunque fuese la única explicación razonable.
Pensé en Shiomara, ella había llegado a esta conclusión mucho más rápido, estaba demasiado cerca de la verdad y había movido todas sus piezas para que yo finalmente acabara por comprobarlo.
También me hacía sentido el odio de Cedric, una simple humana lo había dejado en vergüenza, pude haber sentido lastima de no saber que él mismo se lo buscó, al emboscarme de manera cruel y despiadada.
Aún quedaban piezas por encajar, algunos cabos sueltos, que en ese minuto me parecían simples detalles. Aquí estaba, este era el motivo de mi desgracia, el por qué yo era tan valiosa iba más allá de solo ser parte del clan de los lobos, ellos me querían, porque les entregaba una carta de inigualable poder.
-Tu me necesitas, porque al tenerme de tu lado, obtienes una las lágrimas -concluí.
Finn asintió, ni siquiera intentó disimular sus intenciones. Me necesitaba.
-¿Estás conmigo? -inquirió, pude palpar su impaciencia.
Estaba sellando mi destino, y no sabía si mi respuesta sería mi salvación o mi boleto de entrada a un horrible infierno. Sin embargo, estaba segura que, si la piedra me había elegido como su dueña, ya no había manera de huir.
-Acepto -contesté decidida.
Finn estiró su brazo y con un apretón de manos, firmamos nuestra alianza.
🌚🌚🌚🌚
Genteeeeee
¡Enhorabuena! ¡Estoy de vacaciones!
Al menos esta semana... Ya que lamentablemente me faltó un ramo por pasar y me fui a repetición :( bueno, pero como dicen por ahí "uno no es ninguno" y es la primera vez que me voy a repetición, así que me lo estoy tomando con optimismo :) para todo hay una primera vez.
Así que soy libre de subir algunos capítulos, por lo menos hasta que tenga que preparar mi examen.
Aprovecho de darles dos buenas noticias, una de ellas ya la anuncié por mi página de Facebook.
1- Los capítulos de la historia están en su mayoría, terminados, sin embargo fueron escritos en desorden y son un caos que necesito rearmar.
2- Habrá segunda parte, y ya tiene título "Mangata". Espero que me sigan acompañando :)
Finalmente, quiero agradecer su paciencia :) muchas gracias por su apoyo, sus bellos mensajes, y sus votos <3 ¡Son lo mejor!