Buscando una salida.
Lucifer lo ignoraba un poco, ya que sabía que seguía visitando a Dean en su celda. Él deseaba torturarlo aún más, pero no lo hacía por qué Castiel se lo había pedido después de hacer el amor. Aún tenía un contrato dónde se podía justificar para hacerlo gritar de dolor, pero no lo hacía por petición de su pareja, al menos en el tiempo que le dio para buscar una forma de regresar al humano a la Tierra o al cielo.
Castiel, por otro lado, sabía que Lucifer seguía molesto con la presencia de Dean ahí. Por más que deseara seguir viendo a su humano favorito, sabía que no era bueno que siguiera en el infierno, por ello buscaba una forma de sacarlo, principalmente devolverlo a la Tierra con su familia.
—Por más que busco no encuentro algo —
Llevó una mano a la cabeza mientras seguía buscando en la computadora portátil que Crowley le dió hace tiempo. Buscaba ahí y en los libros que Lucifer le daba. Tal vez él no se lo decía pero también buscaba una forma de sacar a Dean.
—Hey, angelito —
Castiel volteó la cabeza y vió a la demonio que siempre lo veía con envidia, parada en la puerta de su cuarto con pose altanera.
—¿Qué es lo que quieres?—preguntó con voz dura. Él no tenía tiempo para sus juegos de miradas cuando tenía que buscar una salida en el menor tiempo posible.
—Oye, tranquilo. ¿Todavía que uno viene a ayudar al hermano, le pagan así? —
—Tú no eres mi hermano, ¿qué quieres?—
La demonio rodó los ojos molesta, Castiel siempre se tomaba las cosas literalmente.
—Tengo la solución a tus problemas maritales, deberías tener más consideración conmigo —
Castiel entrecerró los ojos desconfiado. ¿Por qué la demonio que siempre lo amenazaba ahora quería ayudarlo? Esto no parecía buena idea.
—¿Por qué debería creerte? Sé que odias el que esté aquí —
La rubia hizo un gesto con la boca y movió los hombros en forma despreocupada.
—Lo hago porque ese humano no nos conviene a ninguno el que esté aquí. Todos sabemos que él es la causa de que Lucifer este más irritable de lo normal —
Castiel siguió viéndola con desconfianza pero igual quería escuchar su idea.
—¿Cuál es tu idea?—
—Primero déjame presentarme. Soy Lilith, un gusto —la demonio sonrió malvadamete y se presentó —Tenemos mucho que hablar, esto será bueno —
Castiel podrá tener muchos años existiendo y también podrá ser un ángel con poderes grandes, pero tiene muchos defectos. Se toma las cosas literalmente. Sus tácticas de socialización no son buenas y sobretodo, confía en las personas que no debe. Y todo por lo mismo. Porque actuaba conforme a lo que piensa es correcto. Esto no era todo malo, es decir, siempre actúas para hacer lo correcto. Esa es la naturaleza de las personas. Lo malo es... ¿quién te asegura que lo que haces es lo correcto? Y Castiel no tenía eso claro, no aún.
Como era de esperarse, confió en el plan de la demonio. Está le planteaba sobre un gran hechizo hecho por una bruja poderosa en el cual se abriría una puerta por sólo unos minutos, esto le permitiría a Dean salir y todos estarían felices. Con eso en mente, consiguió con ayuda de Crowley los ingredientes y cuando tenía todos listo, se lo hizo saber a Lucifer para que llamara a Rowena, ella era la única bruja que conocía. Por supuesto que Lucifer mandó a Crowley por ella y él no estaba feliz de tener a su madre ahí, otra vez. Igual lo hizo y todos estaban listos para hacer el hechizo.
Todos estaban en un lugar amplio y casi desierto dentro del infierno, estaba Lilith y Dean también. Rowena preparaba los últimos detalles mientras Crowley la veía con fastidio. La demonio estaba atrás de todos, examinando el momento justo para actuar. Castiel veía a Dean pidiendo su perdón con una mirada, mientras Lucifer veía a los dos desde un poco más lejos. Él quería acabar con todo de una vez y seguir con su intento de vida, el cual parecía estar bien hasta ahora.
—Dean —habló Castiel en un susurro. El humano le daba una mirada dura mezclada con tristeza —Antes de irte debes saber algo.
—¿Qué? —
—Sé que teníamos extrañas ideas de que estaríamos siempre juntos, aún cuando sabías que yo era un ángel sirviendo al cielo... por eso debo decirte, que esto que pasa ahora siempre estuvo destinado a pasar. No importa donde, o cuando, pero debemos tomar este camino. Siempre supimos que esto terminaría en algún momento, y ya es ahora—
Dean lo miró con lágrimas retenidas en sus ojos y con furia en su rostro.
—Di todo lo que quieras, Cass, pero yo sé que ambos creíamos en el estar juntos por igual—
—No, Dean. Quise creerlo pero, en el fondo, realmente sabía lo que pasaría —le dio una mirada de pena y volteó a ver a Rowena —¿Ya está listo? —
La bruja término de pintar una serie de símbolos en el piso y se acercó a el recipiente con lo necesario para el hechizo. —Ahora si, empecemos. —
Rowena empezó a decir unas palabras y el recipiente echó llamas mientras los símbolos se iluminaban. La parte donde estaban pintados los símbolos de desmoronó dejando un hueco.
—Es hora —habló duro Lucifer.
Castiel y Dean se acercaron al pozo.
—Debes irte, Dean —le sonrió con tristeza.
—No, Cass. Ven conmigo, no te dejaré aquí con ese monstruo —alzó la voz mientras veía al ángel, ignorando el pozo y a su alrededor.
Castiel tomó a sus mejillas en una caricia y habló: —No pusiste amarme mejor, Dean —
Dean miró con pánico como Castiel lo empujaba al pozo y se perdía entre la oscuridad. El ángel de ojos azules se quedó viendo cómo poco a poco se cerraba el pozo, hasta que algo pasó. Ellos no notaron como Lilith usaba algo de su poder provocando que Castiel perdiera el equilibrio y se hundiera en el pozo.
Lucifer se acercó rápido cuando vio como quería caer, pero fue tarde, el ángel se perdía igualmente en la oscuridad. Apretó sus puños con furia, él siempre supo que ese ángel traidor se iría cuando pudiera. Tal vez podía mentirle y escapar, pero no sé llevaría a su hijo.
—Abre el portal otra vez, ese bastardo no se irá sólo así y menos con mi hijo —ladró furioso a Rowena.
—Lo siento Señor pero el portal se cerró y no funcionará con usted —habló la bruja con algo de miedo.
—Yo conozco una forma en la que puede salir de aquí, Señor —Lucifer lleno de ira tomó a la demonio del cuello haciéndola hablar de inmediato. —Lo descubrí hace unos días. Tiene que romper un sello, ese el cual lo tiene prisionero, sólo debe matar a su primer hijo —
—Solo debo matar a Azazel, me parece bien, ¿dónde está? —Soltó a la demonio y le preguntó a Crowley donde estaba el primer hijo.
—Nadie sabe dónde está, parece que está muerto ya que tiene varios días sin presentarse —le contestó simple el demonio.
—Bien —Volteó a ver la demonio —Parece que es tu día de suerte, has sido elegida como la primera hija —
Lilith abrió la boca con miedo. Eso no era parte de su plan. Él debía matar a Azazel, ella quedaría como favorita por ser la siguiente y además por liberar a su Rey. Sólo que no pensó en la posibilidad de que Azazel estuviera muerto y ella debía ser el sacrificio.
—Señor, yo...—
No terminó su súplica cuando Lucifer alzó la mano y tronó los dedos matando a la demonio, un destello rojo salió del humo en que se convirtió. Después de matar a Lilith, se volteó a Rowena y su hijo.
—Ahora, busquen los ingredientes para hacer el hechizo otra vez. Lo más rápido posible —y salió de ahí azotando todo con su poder.
Crowley y su madre se dieron una mirada antes de salir para cumplir su tarea. El demonio se preguntó cómo estaría Castiel. ¿Buscaría una forma de volver?, ¿se quedaría con ese humano y su hijo? Sea lo que sea, esperaba que todo no se complicara más de lo que ya estaba.
Nunca hay que pensar en cómo las cosas podrían ser peor, menos cuando el diablo está a punto de salir del infierno.
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Besitos en la cola, bye.