It's Not Babysitting

By NellyCrissColfer

13.5K 984 157

Traducción autorizada por anxioussquirrel. AU, tiempo presente. Kurt Hummel tiene 28 años y ha vivido en Nuev... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27

Capítulo 20

369 27 2
By NellyCrissColfer

4 meses después

Estar de vuelta en la casa de su infancia, en la que se había sentido como un fracasado tantas veces y de donde había escapado tan pronto como pudo, no fue una tarea fácil. Cooper consideró más de una vez anular el billete, llamar a Blaine para decirle que tenía que estar en otro lugar para la Navidad, que no podía hacerlo, después de todo. Pero la idea de la decepción en esos enormes ojos lo detuvo todo el tiempo.

Eso, y la voz de Blaine.

Cooper había hecho su misión no perder a Bee otra vez, mantener y fortalecer su relación a pesar de la distancia. Desde el regreso de su hermano a Ohio en Agosto, habían estado hablando por lo menos dos veces a la semana, todas las semanas. Y lo que escuchaba en la voz de Blaine le preocupaba.

O tal vez era lo que no había oído. La chispa de costumbre, cualquier emoción, la vida, se había ido de la voz de su hermanito. Bee siempre sonaba tranquilo y sereno, y eso era todo. La única vez que Cooper había conseguido despertar algo más en él, fue cuando le había mencionado a Kurt una vez, en Septiembre.

La voz de Blaine se había vuelto brusca entonces, fuerte.

No. —Pero había sido sólo un segundo; al instante siguiente se había aclarado la garganta y regresado a su usual (nada usual para él) tono monótono.— Lo siento. Por favor no. No quiero noticias acerca de él.

Terminó la frase con poco más que un susurro, y Cooper no había dicho nada relacionado con Kurt desde entonces.

Al principió pensó que simplemente era una fase, una reacción a la ruptura. Pero cuando Noviembre se convirtió en Diciembre y todo lo que había escuchado acerca de la vida de Blaine eran combinaciones de "Estoy bien, la escuela va genial, las dificultades con mi padre como siempre, he enviado mis solicitudes a diversas universidades, sí, estoy seguro que estoy bien," Cooper ya no podía justificar estar tan lejos sin hacer nada. Quería darle una sacudida al niño y hacerlo escupir lo que estaba sucediendo.

Así que, aquí estaba, de vuelta en casa en una tarde en la víspera de Navidad, y era impresionante cuán pequeño y poco intimidante se sentía este lugar. Cierto, había cambiado mucho con los años desde la última vez que había estado aquí. Se había convertido en su propia persona, y no gracias a la familia. Incluso su padre con su postura erguida y su rostro estricto ya no le provocaba el mismo tipo de respeto basado en el miedo que Cooper siempre había asociado con él. Aunque, ¿había sido respeto si había nacido del miedo?

Honestamente, era liberador.

Además, el hecho de que ya no se sentía como un niño en el minuto en que cruzó el umbral, significaba que podía enfocarse en el por qué -o en el por quién- de su visita. Y estaba feliz de haberlo hecho porque realmente no le gustó lo que vio.

No era que Blaine hubiera cambiado mucho. Okay, quizás se había vuelto más fuerte, ahora sus hombros eran más anchos y sus brazos más musculosos. Si Cooper pudiera adivinar, diría que Bee había estado boxeando mucho desde que había regresado. Su cabello estaba peinado hacia atrás con una mayor cantidad del maldito gel, luciendo completamente recto y perfectamente controlado.

Ahora que lo pensaba, todo en su hermano parecía controlado, Cooper se dio cuenta. Su voz, sus movimientos, su sonrisa completamente falsa. Le costó a Cooper varias horas e innumerables intentos para finalmente hacer reír a Blaine -pero realmente reír para que un poco de la chispa regresara a sus ojos- y se preguntó cuántos chistes amables más y cuánta charla se necesitaría para que la armadura se agrietara lo suficiente para que Blaine le dijera realmente cómo estaba.

. . .

Fue necesario otro día para empezar. En el momento en que el día de la cena de Navidad llegó, Blaine estaba mucho más relajado y sonriente, al menos la mitad de lo que había estado durante el verano. Pasaron la tarde en su habitación, Bee tocando suavemente la guitarra mientras hablaba de los Warblers y de sus logros académicos, acerca de sus solicitudes para la universidad y los momentos duros que su padre le estaba otorgando por su insistencia en dedicarse a la música.

Sobre su deseo de ir a estudiar a Nueva York.

No tocaron ningún tema difícil -no realmente. Ellos no estaban allí todavía. Pero Cooper se quedaría durante dos días más y esperaba que para el momento en que regresara a su casa, Blaine ya se hubiera abierto lo suficiente para realmente hablar. Podía ver que el chico lo necesitaba. Tal vez él también lo necesitaba.

Su madre les indicó desde el piso de abajo que se cambiaran y bajaran para la cena de Navidad, y cuando se encontraron en la escalera diez minutos más tarde, Cooper estaba encantado de ver que Blaine estaba usando una de las elegantes pajaritas que había recibido de Kurt. Ésta era perfecta para la ocasión, impresa con pequeños árboles de Navidad y bastones de caramelo, y combinaba a la perfección con la camisa blanca y la chaqueta de terciopelo color vino que Blaine había elegido usar. Su hermano pequeño se veía apuesto. Incluso su sonrisa estaba de vuelta, cálida y real, y de repente Cooper se sintió muy feliz de no haber renunciado a venir aquí. Tal vez esta Navidad sería buena después de todo.

La ilusión duró unos dos minutos.

Se dirigió a la cocina para tomar una cuchara de servir adicional a petición de su madre y se detuvo en la puerta en el camino de regreso, sólo para disfrutar del ambiente festivo en la habitación. No se había dado cuenta de que se lo había perdido -el árbol de navidad y las velas, el olor de la comida que impregnaba el ambiente, y todo el mundo ahí, relajado y alegre. Los pequeños momentos en que la casa se sentía como un hogar. Incluso su padre estaba de buen humor, sonriendo.

Y fue con una sonrisa que él casualmente dijo,— Blaine, por favor ve a cambiarte esa pajarita tan marica, ¿de acuerdo?

Y Bee... simplemente suspiró, su sonrisa se congeló en una falsa expresión que se veía tan mal en él, y se puso de pie para ir al piso de arriba.

La mandíbula de Coop cayó. En tres sancadas estaba junto a la mesa, con su mano en el hombro de Blaine para detenerlo, sus ojos fijos en el rostro sereno de su padre.

¿Qué le dijiste? —Apenas reconoció su voz, era tan tensa y llena de ira, y simplemente empeoró cuando Blaine habló en un susurro.

— Está bien, Coop, sólo me iré a poner una corbata. Regreso en...

— No, claro que no. —Dios, no se había sentido así de furioso en años.— ¿Qué quieres decir con 'está bien'? No está bien, está...

Blaine respondió lo suficientemente bajo para que sólo Cooper lo escuchara.— Así son las cosas. Estoy acostumbrado. Sólo me iré a cambiar, en serio. No te preocupes por eso.

Y la voz de Blaine, serena cuando debería estar enojado, hizo que algo estallara en Cooper, algo duro y caliente, algo que había crecido y que se había fortalecido al vivir en Nueva York, a causa de su amistad con Kurt y Sebastian, a causa de ver a su propio hermano floreciendo y feliz al ser aceptado en una forma que debía ser obvia y natural.

Ya no importaba que el hombre frente a él fuera su padre, y que Cooper hubiera solido temerle y obedecerle y acobardarse ante su juicio. No le debía nada a este hombre. Y ahora cuando lo miraba, Cooper no veía la imponente figura que arrojaba una sombra sobre su infancia con comentarios mordaces y ocasionales golpes verbales que eran muy pequeños para llamarlos abusos, pero lo suficientemente grandes como para herir cada fibra de su ser cada día. Lo que veía era un imbécil común y corriente, un idiota homófobo como muchos que había encontrado y despreciado, un hombre que no valía la pena.

Excepto que era su padre, y también el padre de Blaine, y que por ese simple hecho, ejercía su poder y control sobre ellos. O... al menos sobre Blaine. Porque Cooper se había dado cuenta que ya no daba una mierda por él. Y estaría condenado si dejaba que la vida de su hermano fuera arruinada por él tal como lo había hecho con la suya.

. . .

Había tantas cosas que Cooper quería decir cuando encaró a su padre con toda la fuerza de su mirada. No era nada de la mirada de perra de Kurt, y se distrajo un momento pensando en la reacción de su amigo si hubiera estado aquí. Seguramente se habría suscitado un derramamiento de sangre.

Pero Kurt no estaba aquí y Cooper dijo lo primero que vino a su mente.

— Esa pajarita fue un regalo de su novio -y mi mejor amigo; un hombre que hizo a Blaine el chico más feliz de lo que lo he visto en mi vida. Y tu elección de palabras es ofensiva, por decir lo menos, si no es que...

Su padre lo interrumpió, frunciendo el ceño ante Blaine.

— ¿Tienes un novio? Pensé que habíamos hablado de dejar esa tontería a un lado, sobre todo mientras estuvieras bajo mi techo.

No tengo novio.

Había lágrimas en los ojos de Blaine cuando miró a Cooper, una expresión que lo hizo parecer un pequeño animal acorralado.

— Coop, por favor no. Yo simplemente... —respiró entrecortadamente y se sacudió la mano de Cooper de su hombro, huyendo al piso de arriba.

Mierda. Cooper hizo una mueca. Así se hace, diciendo justamente lo incorrecto. No estaba ayudando. Demonios.

Sin Blaine ahí, la mirada gélida de su padre se enfocó en él.

— No me gusta tu tono, hijo.

Oh, mira, pero la ira seguía todavía ahí, ardiendo en su pecho. Y Cooper no iba a negarlo.

— Bueno, no me gusta tu actitud, padre.

Dios, se sentía bien decirlo finalmente, enfrentarse a este hombre de la forma en que siempre soñó en innumerables veces, pero nunca se atrevió. Bueno, ya se había frenado demasiado tiempo.

El hombre se puso de pie, elevándose por encima de él.

— Mejor cuida tu boca, hijo. ¿Se te olvidó con quién estás hablando?

Cooper resopló sin humor.— Como si pudiera olvidarlo. Siempre el mismo tono, los mismos comentarios degradantes. Es tan típico de ti. No podría confundirte con otra persona. Y ahora le has agregado a la lista comentarios homofóbicos. Qué agradable de tu parte.

— Al menos estoy ayudándolo a crecer. Se tiene que volver hombre en algún momento. No dejaré que mi hijo sea una maldita hada que cree que puede alimentar a una familia dedicándose a la música.

Cooper enarcó una ceja sorprendido.

— Oh, entonces aceptas que tendrá una familia algun día, eso es algo.

Su padre lo miró como si le hubiera crecido una segunda cabeza.

— Por supuesto que tendrá una familia, una esposa adecuada e hijos como cualquier hombre debería tener. Como tú también deberías tener.

Oh, cierto. Y por un momento lo pensó...

— Y tú crees que así funciona, que él simplemente hará lo que le digas.

Se encogió de hombros, como si todo estuviera claro y resuelto.

— Es un joven inteligente. Equivocado, pero inteligente. Lo dejará por la paz. Tal como lo hará con la Universidad. Por cierto, quiero que me apoyes esta noche cuando hablemos de ello. Tomaste la decisión correcta con tu educación, aún cuando trataste de rebelarte al principio, y mira a dónde has llegado. Sé que Blaine te escuchará cuando trates de convencerlo de que los negocios son el único camino a seguir.

Cooper balbuceó, casi sin poder creer lo que escuchaba.— ¡Por supuesto que no lo haré! ¿Estás de broma? ¿Por qué haría algo así? ¡Él ama la música y es tan talentoso! No puedes obligarlo a que abandone sus sueños.

Su padre resopló.— Los sueños son para los tontos, y por supuesto que puedo. ¿Quién paga su maldita escuela tan costosa?

Cooper sintió que toda la sangre abandonaba su cara.— No lo harías.

Odiaba lo calmado que parecía su padre, con esa pequeña sonrisa de satisfacción en su rostro.— Lo haré si tengo que hacerlo. Pero no creo que sea necesario. Cuando él tenga que elegir entre transferirse a una escuela pública en Enero o ir a una respetable escuela de negocios después de la graduación, yo sé lo que va a elegir.

La furia estaba asfixiando a Cooper, caliente y burbujeante y le espetó.— Yo pagaré su escuela si tú no lo haces.

La chispa de una idea, un shock de una decisión inmediata, y respiro profundamente antes de seguir.

— De hecho...

Cooper siempre se había considerado un cobarde. No estaba orgulloso de eso, pero es que simplemente no había tenido el coraje necesario para enfrentarse a la gente. Había aceptado que esa era la forma más fácil y menos admirable de adaptarse a las circunstancias.

Por lo que sus siguientes palabras lo sorprendieron.

. . .

La discusión que siguió lo hizo sentirse más seguro acerca de lo que acababa de hacer. Esto era lo que sabía hacer -presentar una oferta, negociar las condiciones, sellar el trato. Era bueno en eso, y tenía sus maneras para llegar a un acuerdo. Ahora sólo necesitaba un final.

Encontró a Blaine en su habitación, acurrucado en su cama, jugando con la tela de la pajarita en sus manos. Se veía tan pequeño así, tan vulnerable, sus pestañas todavía estaban humedas y su cabello desarreglado, y el corazón de Cooper se rompió. Todo el tiempo, años así. Y Cooper no había sabido; debió presionar más para saber. Había preferido vivir en una dichosa ignorancia, confortable en su pequeño mundo seguro en Nueva York, feliz de escapar del lío que era la casa de su familia.

Dios, había sido tan egoísta.

— Lo siento mucho, Bee. Por favor perdóname.

Se refería a mucho más que a los eventos ocurridos en ese día.

— Fue una mala idea. —La voz de Blaine era ronca por las lágrimas.— Nunca debí pedirte que vinieras. Ahora te irás a casa y él será perverso y malo por días, y nunca escucharé el fin de todo esto. —Se volvió a mirar a Cooper y era una mierda que Bee estuviera enojado con él.— No vengas a agitar las cosas. Yo tengo que vivir en esta casa, Coop.

Oh, claro.

— De hecho, no tienes que hacerlo. Ven a vivir conmigo.

Blaine apartó la mirada de él.— No es gracioso.

— No estoy bromeando. Ven a Nueva York conmigo.

Blaine se sentó y se encogió de hombros despectivamente, pero al menos estaba mirando a Cooper otra vez.

— Sabes que no es posible. No antes de la universidad.

Cooper puso una mano sobre la de Blaine, poniendo también cada pizca de convicción en su voz.

— No quiero que estés aquí. No quiero que tengas que escuchar toda esta mierda todos los días. No quiero regresar a Nueva York y preguntarme si esto no te destrozará. Por favor ven a casa conmigo.

Había una tenue luz de esperanza en los ojos de Blaine aún cuando negaba con la cabeza.

— Tendría que cambiar de escuela. A mitad de mi último año.

— Sí.

— Ellos nunca lo permitirán.

— Ellos ya lo permitieron.

Cooper tuvo que sonreír ante la forma en que la mandíbula de Blaine cayó. Pasó un momento antes de que pudiera volver a hablar.

— No pagarán para que me vaya a estudiar a Nueva York.

— Lo sé. Yo lo haré. Por favor di que sí.

Algunas respiraciones profundas y un puñado de segundos que se sintieron como horas mientras Cooper esperaba. Los labios de Blaine temblaban.

— Okay.

— ¿Okay? —Cooper no podía contener la enorme sonrisa.

— Okay, iré contigo.

— ¿Mañana?

— ¿Qué? —Fue casi un chillido.

— Okay, pasado mañana. Necesitaremos un día para preparar todo. Ahora anda, ponte esa pajarita y vamos a cenar. Sería una pena desperdiciar una comida tan buena.

. . .

Una llamada telefónica a Sebastian siguió justo después de la cena. Cooper sabía que era Navidad. Sabía que era de mala educación llamar con cualquier cosa que no fueran buenos deseos. También sabía que a Seb no le importaría.

Él no tuvo que explicar mucho. Sólo lo más importante, y tenía a Sebastian arrojando una enfurecida cadena de blasfemias que llevaron rápidamente a pedir disculpas a alguien en el fondo. Cuando Cooper preguntó si conocía a alguien que pudiera ayudar a encontrar una buena escuela para Blaine, sin importar lo que costara, Sebastian no lo dudó.

— Sí, podría ser. Dame un poco de tiempo, te llamaré.

Cooper esperaba que "un poco de tiempo" significara unos pocos días, pero no diez minutos.

— Okay, hecho. Te costará, es una de las mejores escuelas secundarias de Nueva York, pero de alguna manera no creo que sea un problema.

— No lo es, pero... ¿cómo?

Sebastian se rió, claramente encantado.

— Cooper, querido, llamaste en medio de la famosa fiesta Navideña anual de la familia Smythe. Está la crème de la crème (1) aquí ahora mismo. No podrías haber elegido un mejor momento cuando se trata de conexiones. Todo lo que hice fue acercarme a la mujer correcta y decirle la triste y conmovedora historia de un chico increíblemente talentosos que necesita salir de emergencia de un entorno familiar homofóbico. Ella es la decano (2). Y está aquí con su esposa. ¿Alguna otra pregunta?

— Um... Yo... sí, sólo dame un momento...

Seb se rió entre dientes.— Te voy a dar más que eso, florecita. Ella me enviará todos los documentos y requisitos mañana por correo electrónico, así que te llamaré y te diré todo entonces. Es Navidad, después de todo.

— Dios, te besaría si estuvieras aquí ahora mismo. —No podía creerlo; la decisión había sido tomada apenas dos horas atrás y ya casi estaba todo arreglado para la reubicación de Blaine.

Sebastian suspiró dramáticamente en su oído.— Maldición. Qué desperdicio de tan buen beso. Guárdalo para mi.

— Te lo prometo.

-8-8-8-8-8-

Blaine no pudo dormir esa noche, abrumado con todo lo que había sucedido. Y sin embargo, mientras daba vueltas en la cama de repente incómoda, no podía quitarse de encima la sensación de que todo era un sueño: Cooper enfrentándose a su padre, por él. La oferta para mudarse a Nueva York, y no en seis u ocho meses -ahora. La llamada de Sebastián con la noticia de que ya tenía un lugar en una escuela nueva -una buena escuela, al parecer, incluso genial. En Nueva York.

Él iría a Nueva York, para quedarse con Cooper. Para ser libre.

No podía creerlo. Era demasiado bueno para pasarle a él, demasiado parecido a sus sueños más secretos haciéndose realidad.

Todo el mundo estaba dormido, la casa estaba en completo silencio a su alrededor cuando Blaine finalmente se rindió e hizo algo que no había intentado desde que tenía seis años de edad.

Cooper ya no tenía su propia habitación aquí, obviamente; se había convertido en una habitación para invitados desde años atrás. Pero era en esa habitación en particular en la que dormía ahora, y escabulléndose a través del pasillo con sus pies descalzos, Blaine sintió la misma mezcla de ansiedad y necesidad de confort que siempre lo había llevado a la habitación de su hermano mayor cuando era un niño. La puerta se abrió y se cerró sin un sólo ruido, y aunque la distribución de la habitación era diferente (por no hablar de que era mucho más limpia), la silueta de Cooper durmiento trajo la misma sensación de seguridad que en ese entonces.

Por supuesto, aquí era donde terminaban las similitudes. Como un niño y luego un preescolar, Blaine solía colarse en la habitación de Coop después de una pesadilla o un día desagradable, abriéndose camino bajo las sábanas en el reconfortante calor de otro ser humano para conciliar el sueño. Sus padres nunca habían sido del tipo cariñoso ni de los que abrazaban mucho. Su padre creía que eso volvía a los hijos débiles, y se había enojado cada vez que había encontrado a Blaine acurrucado al lado de su hermano.

Pero Blaine no podía evitarlo; a veces solo necesitaba estar cerca de alguien -su piel dolía como si estuviera hambriento de contacto humano. Por eso, años más tarde, él amaba el simple placer de dormir junto a Kurt.

Okay, no. Nada de pensar en Kurt.

Sin embargo Blaine ya no tenía seis años; ambos eran más o menos adultos. Se sentía incómodo incluso estar aquí con Cooper. Así que se sentó con cuidado en la orilla de la cama y le susurró.— ¿Coop?

El hecho de que Cooper abriera los ojos de inmediato fue una prueba de que él estaba teniendo una noche agitada también. Por lo general, dormía como un tronco.

Coop parpadeó con ojos legañosos y se hundió más bajo las sábanas para mantener el frío invierno de la casa lejos de él. Su voz era un poco ronca y un poco preocupada cuando habló.

— ¿Qué pasa, Bee?

Blaine realmente no quería parecer desesperado -de hecho, él tenía la intención de parecer relajado y despreocupado- pero su impulsivo interior estaba delante de él.

— Por favor, dime que no lo he soñado todo.

Esperaba que Coop se riera, pero su hermano sólo se acercó a la pared, dejando espacio para él en la cama matrimonial, y levantó la esquina de la colcha.

— Ven aquí. —Cuando Blaine vaciló, Cooper se rió sin humor.— Todavía recuerdas la última vez que te encontró aquí, ¿eh? Supongo que si él entrara ahora, tendría una gran cantidad de comentarios acerca de nosotros estando inapropiadamente cerca. Estoy casi tentado a ver lo creativo que será.

Blaine dejó escapar un ruido ahogado y Cooper se puso serio de inmediato.

— Pero no lo haré. Vamos, hace frío. Me despierto en la madrugada de todos modos. Te echaré a tu habitación para comenzar a empacar, ¿de acuerdo?

Blaine asintió y se instaló en la cama caliente y cómoda.

— Así que... ¿me voy contigo?

— Definitivamente vienes conmigo. Te lo prometo. —Coop respondió con solemnidad.

— ¿Entonces eso significa que vas a ser mi tutor ahora?

— Técnicamente... Quiero decir, sí. Ya veremos cómo nos va.

Blaine tuvo que sonreír ante la nota de desaprobación en la voz de su hermano.

— Lo hiciste bien en el verano y te prometo no ser una amenaza. Entonces... ¿puedo estudiar lo que quiero?

Estaba bastante seguro de que Cooper no trataría de controlar sus opciones universitarias, pero después de meses de batallas sobre música contra negocios (bueno, música contra cualquier otra cosa, en realidad) tenía que asegurarse. El edredón se movió cuando Coop se encogió de hombros.

— Bueno, preferiría que no estudiaras magia negra tal vez, pero es tu vida y tus opciones. Ya sabes lo que quieres y te apoyaré. Hablaremos sobre el aspecto financiero de la universidad en algún momento ya que puede que no sea capaz de pagarlo por completo, pero eso es para el futuro. Por ahora, sólo quiero que te concentres en graduarte y en entrar a la escuela que deseas. Y en... ser feliz, —añadió en voz baja y Blaine sintió que las lágrimas le picaban los ojos.

Estaba oscuro. Dejó que fluyeran.

— Gracias. —Era todo lo que podía decir, y esperaba que Coop entendiera lo mucho que significaba para él.

Permanecieron en silencio durante un largo rato, pero incluso cuando las lágrimas de Blaine se secaron, el sueño todavía no venía. Había una cosa más que realmente quería saber.

— ¿Coop?

— ¿Hm?

— ¿Cómo está Kurt?

Cooper vaciló, como si estuviera decidiendo qué decir. O tal vez sólo estaba quedándose dormido cuando Blaine habló.

— Ha estado... ocupado. La línea de ropa que diseñó ya está disponible y se está vendiendo fenomenalmente. Ellos le han ofrecido una gran cantidad de nuevas oportunidades en la empresa, por lo que renunció a su trabajo diario en el teatro y ahora sólo trabaja en casa.

Blaine sonrió. Siempre había sabido que Kurt la haría a lo grande en La Nuit. Se aclaró la garganta antes de preguntar en voz baja.

— ¿Él...? ¿Ha estado saliendo con alguien?

Cooper se volvió hacia él en la oscuridad.— Bee... no te hagas esto.

— Dime. —Él ya sabía que no le gustaría la respuesta, pero de repente, era en todo lo que podía pensar.

— Él... ha habido un par de tipos. Hasta donde yo sé.

...Oh.

En realidad no debería haber esperado algo diferente, pero aún así, dolió. ¿Qué estaba pensando? En serio. Bueno, él sabía qué. Una pequeña y tonta parte de él mantenía la esperanza de que a pesar de que Kurt nunca hubiera admitido que lo amaba, tal vez -sólo tal vez- su 'realmente, realmente me importas' había querido decir exactamente eso. Que Kurt tenía demasiado miedo de llamarlo amor, pero él lo había sentido. Muchas de sus acciones del verano pasado lo habían sugerido.

Bueno, Blaine se había engañado a sí mismo. Una vez más. Y ya era hora de dejarlo ir.

— ¿Coop? No le digas que me voy a mudar. —Casi se las arregló para mantener su voz firme.

— Pero...

— Por favor... No le digas. Pídele a Sebastian que no lo haga tampoco. Yo... Será suficiente desafío la mudanza y la nueva escuela. No podré hacer frente a mis sentimientos si lo veo también. ¿Por favor?

Cooper parecía como si quisiera decir algo, pero al final sólo asintió.

— Si estás serguro de que eso es lo que quieres.

— Estoy seguro.

. . .

Los dos días siguientes fueron una locura absoluta. Había un montón para empacar, elegir qué llevar con él y qué dejar atrás -una elección importante, teniendo en cuenta que no iba a volver. La próxima vez que viniera, cuando eso sucediera, iba a ser un invitado más. Su casa, su habitación -estas palabras ya no estarían asociadas a Westerville, Ohio.

La pila resultante de las cajas era demasiado grande como para llevarla con ellos, y Cooper terminó organizando una empresa de mudanzas para transportarlo todo. Llegarían a Nueva York un día después de ellos.

Dalton estaba cerrado por Navidad y no había mucho que se pudiera hacer al respecto, pero su padre los sorprendió diciendo que iría y se encargaría de las formalidades de transferencia tan pronto como abrieran tras las vacaciones. Ahora que se había tomado la decisión, era sorprendentemente amable con los dos, complaciente incluso, y sin decir una sola vez en dos días alguno de sus comentarios mordaces. Sólo seguía preguntándole a Blaine qué era exactamente lo que Cooper le había dicho.

Sin embargo, él no extrañaría a su padre. Estaba triste de dejar a su madre, y ella derramó unas lágrimas mientras ayudaba a empacar, pero la verdad era que ambos estaban más que listos para el día de hoy. Siempre habían tenido en claro que Blaine se alejaría para la universidad y unos pocos meses realmente no habían cambiado mucho. Al menos Blaine sabía que ella iba a tratar de mantenerse en contacto con él.

Su vuelo sería en la noche del 27, y en la mañana, Blaine había logrado reunir a la mitad de los Warblers -los que no se habían ido para la Navidad- para tomar café y despedirse. Esta resultó ser la parte más difícil de todo. Dejar a sus amigos, así de repente, y en medio de la temporada de competición -el sentido de responsabilidad de Blaine lo mantuvo disculpándose la mayor parte del tiempo, pero ellos entendían, sobre todo los que estaban lo suficientemente cerca para saber acerca de la actitud de su familia. Ellos lo despidieron con sonrisas y deseos de buena suerte, y se comprometieron a ponerlo al día con las noticias y enseñarle las grabaciones por correo electrónico. Wes escribió la combinación del casillero de Blaine y se comprometió a vaciarlo y enviar a Nueva York las pocas cosas personales que Blaine guardaba allí.

Por último, todo estaba listo, y con una última mirada a la casa, se dirigió hacia Columbus. Acurrucado en el asiento del copiloto del coche de alquiler de Coop, Blaine se sintió aturdido por la cantidad de cambios que se vinieron en tan sólo tres días tan repentinos y abrumadores. Todavía no lo registraba totalmente.

Fue sólo cuando el avión despegó, que Blaine dejó escapar un suspiro y se dio cuenta que había estado esperando todo el tiempo a que le cayera otro zapatazo. Que Cooper cambiara de opinión. O sus padres. O una llamada telefónica diciendo que no, que transferirse en este momento no sería posible después de todo. Para despertar de este extraño y maravilloso sueño.

Pero no había sucedido, y no sucedería. Él estaba de camino a Nueva York.

---

(1) la crème de la crème: La crema y nata; lo mejor de lo mejor.

(2) Decano: Persona nombrada para presidir una facultad dentro de una universidad.

Continue Reading

You'll Also Like

40.8K 8K 38
Cassiopeia Polaris, melliza de Draco y princesa de la familia Malfoy - Black, vuelve a Inglaterra luego de estudiar dos años en Durmstrang, pero.. po...
890K 105K 121
Después de que esa persona se fuera de su vida estaba sola. Pasó toda su adolescencia con ese hecho, y es que su condición la obligaba a no entablar...
827K 123K 101
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...