Selenofobia

By YamiKriss

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La Academia Louksna podría ser una escuela como muchas si no fuese por el hecho de que se trata de una instit... More

🌑 Selenofobia 🌑
⚠ Aviso
🌑 Prólogo 🌑
🌑 Capítulo 1 🌑
🌑 Capítulo 2 🌑
🌑 Capítulo 3 🌑
🌑 Capítulo 3 (parte II) 🌑
🌑Capítulo 4🌑
🌑 Capítulo 5 🌑
🌑 Capítulo 6 🌑
🌑 Capítulo 7 🌑
🌑 Capítulo 8 🌑
🌑 Capítulo 9 parte 1 🌑
🌑Capítulo 9 Parte 2🌑
🌑 Capítulo 9 parte 3 🌑
🌑Capítulo 10 🌑
🌑 Capítulo 11 🌑
🌑 Capítulo 12 (parte I)🌑
🌑Capítulo 12 (parte II) 🌑
🌑 Capítulo 12 (parte III) 🌑
🌑 Capítulo 13 🌑
🌑 Capítulo 14 🌑
🌑 Capítulo 15 🌑
🌑 Capítulo 16 🌑
🌑 Capítulo 17 🌑
🌑 Capítulo 18 🌑
🌑 Capítulo 19 🌑
🌑 Capítulo 20 🌑
🌑 Capítulo 21 🌑
🌑 Capítulo 23 🌑
🌑 Capítulo 24 🌑
🌑 Capítulo 25🌑
🌑 Capítulo 26 🌑
Advertencia
🌑 Capítulo 32 🌑
🌑 Capítulo 33 🌑
🌑 Capítulo 34 🌑
🌑 Capítulo 35🌑
🌑 Capítulo 36 🌑
🌑 Capítulo 37 🌑
🌑 Capítulo 38🌑
🌑Capítulo 39🌑
🌑Capítulo 40 🌑
🌑Capítulo 41🌑
🌑Capítulo 42🌑
🌑Capítulo 43 🌑
🌑Capítulo 44🌑
🌑Capítulo 45 🌑
🌑Capítulo 46 🌑

🌑 Capítulo 22 🌑

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By YamiKriss

Busqué a Eva por todos lados para encargar mi vestido, hasta que me enteré que estaba con licencia, por encontrarse enferma.

Fue tragicómico, pues francamente, solía actuar como mi mensajera personal de malas noticias y ahora que, por primera vez deseaba verla, no se encontraba disponible.

Pensé en ir a visitarla, pero no conocía el lugar donde dormían los funcionarios, ni tampoco sabía qué iba a decirle al encontrarla descansando en cama. Además, tenía mucho que estudiar y mi compromiso con los estudios la iba a ser tan o más feliz que una visita.

Sin embargo, ella misma fue quien llegó a mí, como si la hubiese invocado, mientras repasaba en la biblioteca.

Su rostro estaba pálido, tenía la nariz roja y su voz gangosa, aunque debía darle mérito por esforzarse en usar sus usuales tacos, que le doblaban la altura, a pesar de su estado de salud.

—Tienes trabajo —me informó.

Parecía estar a punto de desvanecerse, así que le ofrecí la silla contigua.

—No debiste haberte levantado de la cama —señalé.

—No puedo decirle que no a Angus Limerick —dijo.

Abrí mis ojos y levanté las cejas. Así que obedecerle a los estudiantes del sector este era una política general, que no se aplicaba únicamente en mí.

—Está bien, vuelve a la cama —pedí.

—Cuando termines ve a verme. Soulen Limerick me ha pedido que te ayude a escoger tus ropas para el baile —Su voz fue decayendo a medida que hablaba.

—Descansa —Le ordené, como a una niña pequeña.

Eva hizo un gesto que difícilmente podía interpretarse como una afirmación.

—Ve con Angus —exigió.

Al ver que no me quedaba más remedio que hacer caso a su petición, recogí los cuadernos esparcidos en el escritorio y los guardé en mi mochila, en una clara señal de obediencia.

Me sentí mal, pues sabía que cuando Aby llegase, iba a encontrar una mesa vacía y probablemente mi ausencia la lastimara. Era una persona sensible.

Sin embargo, Eva no me dejaba opción.

Pasé por su lado, intentando demostrar mi reticencia en cada paso que daba, como una protesta silenciosa.

Escuché el sonido de sus zapatos siguiendo mis huellas, miré de reojo a la bibliotecaria, esperando que hiciera algún comentario o, que al menos, le ordenara pisar más despacio, sin embargo la mujer ni se inmutó. Era increíble. Nadie se esforzaba en disimular ni un poco los privilegios de unos pocos.

Ya conocía el camino, y se lo hice notar a mi tutora, quien al ver que sí tenía intenciones de cumplir con mi deber, se retiró. La vi alejarse, temiendo que en cualquier momento cayera desmayada y tuviese que cambiar mis planes para poder ayudarla. Por fortuna, el peor de los pronósticos no se dio, pues ya podía imaginar la cara de enfado de Eva al enterarse que incumplí con Angus por llevar su moribundo cuerpo a la enfermería. Lo cual, no sería mi culpa, pues nadie la mandó a pasearse por ahí enferma.

La puerta de Angus se encontraba entreabierta, y una canción que no conocía se escuchaba desde adentro, toqué por educación y luego entré sin esperar respuesta. Estaba en su cama, leyendo un libro, desinteresadamente.

Aunque estaba sorprendida que me hubiese llamado, no quería demostrarlo.

—¿Cómo es que puedes contactar a mi tutora con más facilidad que yo? —interrogué, sin saludar.

—Es otra prueba que demuestra que tú eres una pulga y yo un lobo —contestó con desinterés.

Estúpido perro pulgoso.

—La alergia no te dejará dormir —amenacé.

—¿Cuáles son los Clanes Superiores? —preguntó, ignorando mi comentario.

Le pregunté si estaba hablando en serio, usando mi mirada. Me respondió de la misma forma, corriendo un poco su libro para observarme por el lado.

—Osos, Cisnes, Tigres y los odiosos Lobos —respondí.

—¿Y quién es la actual cabeza de la Hermandad?

—Los lobos —bufé.

—¿Y el alfa es...?

—Tu padre. ¿Qué clase de interrogatorio es este?

Rodé los ojos y me crucé de brazos, demostrando la ofuscación que me producían sus preguntas.

—¿Y cómo se llamaba mi abuelo?

—¿Quieres que escriba tu biografía? —pregunté con sarcasmo.

Angus cerró su libro y por primera vez sentí que tenía su completa atención.

—Todas son potenciales preguntas para tus evaluaciones —contestó.

—Y tú piensas examinarme —afirmé, revelando sus intenciones.

Debí haber abandonado la habitación en ese mismo instante, sin embargo no lo hice, por alguna razón estúpida, que guardaba relación con sus penetrantes ojos y su sonrisa maliciosa.

En su lugar acepté sentarme junto a él, guardando la suficiente distancia.

Angus continuó su interrogatorio, pude responder al menos la mitad de sus preguntas en forma correcta, y cuando no sabía, intentaba explicarme. No era muy maestro con mucha paciencia, sus enseñanzas eran cortas y concisas, pero podía ver que le importaba que aprendiera.

Pocas veces había sentido que algo de lo que aprendía en la escuela realmente me servía en la vida. Esta vez era distinto, pues lo que estudiaba me estaba ayudando a comprender el mundo al cual había entrado, de este modo, el conocerlo me ayudaba a entrar en él, aunque aún no lograba aceptarlo.

—¿Hay algo que te guste de esta Academia? —inquirí, repentinamente.

—No —respondió a secas, impidiendo toda posibilidad de seguir preguntando.

Mientras la mañana pasaba, comencé a sentirme más cansada, no había dormido bien anoche por escribir la carta a mi madre y me había levantado temprano para repasar. Pensé en Aby, quien seguramente estaría buscándome en estos momentos. No tuve tiempo de decirle dónde iba, así que esperaba que alguien se tomara la molestia de informarle.

La hora del almuerzo llegó antes de lo esperado y mi estómago empezó a resonar por comida. En cuanto lo escuché, me cubrí la barriga con ambas manos, avergonzada, pero a Angus no pareció hacerle gracia.

—Tienes hambre —observó.

—¿Tú no? —pregunté.

—Un poco. ¿Qué quieres comer? Tengo servicio a la habitación.

Recordé la vez en que mi almuerzo había sido interrumpido por Sophia y llegué a la conclusión que sería de muy mal gusto hacerle lo mismo a uno de mis compañeros.

—Eso es abuso de poder —dije, a modo de rechazo.

Me observó, esperando alguna solución, en realidad no era necesario decirlo, era tácito que ninguno quería ir al comedor principal, por lo que necesitábamos una alternativa.

Pensé en llamar a Aby y pedirle que consiguiera tres almuerzos, de modo que, en teoría nadie dejaba de comer. Sin embargo, aunque la adoraba y seguramente estaba sola en estos momentos, no quería a una tercera persona aquí.

—Iré yo misma —ofrecí. Después de todo, se suponía que este era mi trabajo.

—No te llamé para eso —Se opuso.

—No, es un servicio adicional, así que tendrás que pagar extra.

Sin embargo no fue necesario, pues alguien golpeó la puerta de la habitación, justo a tiempo.

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