Ángel de la muerte [TERMINADA...

By melissa-lol

12.3K 60 5

"Lo que nos define es lo bien que nos elevamos después de caer." Evelyn tiene clara su misión, subir a la tie... More

Epígrafe
Duele
Capítulo 1: Al fin
Capítulo 2: Esto será divertido
Capítulo 3: ¿Quién eres?
Capítulo 4: Te reto
Capítulo 5: La cita
Capítulo 6: El ángel
Capítulo 7: Una segunda oportunidad
Extras: Julian
Capítulo 8: Antes que nada
Capítulo 9: Sentimientos encontrados
Capítulo 10: Te necesito
Capítulo 11: Dixit Daemonium
Capítulo 12: ¿Qué he hecho?
Capítulo 13: ¿Qué estás haciendo conmigo?
Capítulo 14: ¿Reencarnación?
Capítulo 15: No puedo negarlo más
Capítulo 16: ¿Porqué?
Capítulo 17: La encontramos
Capítulo 18: Nuestra hora llegó
Capítulo 19: Necesito respirar
Capítulo 20: Sombras
Capítulo 21: Te invoco
Capítulo 22: Demonios en la Tierra
Capítulo 23: El pacto
Capítulo 24: Tengo que advertirle
Capítulo 25: Las puertas del infierno
Capítulo 27: Una explicación
Capítulo 28: Confesiones
Capítulo 29: La muerte
Capítulo 30: Cerrar el pacto
Capítulo 31: Primer jinete
Capítulo 32: Guerra
Capítulo 33: Peste
Capítulo 34: Hambre
Capítulo 35: Ilusión
Capítulo 36: Deseo
Capítulo 37: Su llegada
Capítulo 38: Adam
Capítulo 39: Te escojo
Capítulo 40: Condenados
Capítulo 41: Padre
Capítulo 42: Mandar un mensaje
Capítulo 43: ¿Quién es ella?
Capítulo 44: El sello final
Capítulo 45: La distracción
Capítulo 46: Reencuentro
Capítulo 47: Anticristo
Capítulo 48: El final del comienzo
ESPECIAL NAVIDEÑO 》

Capítulo 26: Poco sabía yo

251 1 0
By melissa-lol

Julian guía el camino, nos movemos entre las sombras sin llamar la atención, aprieto con fuerza la daga en mi mano, no podemos darnos el lujo de perderla de nuevo.

Te necesito, es urgente.

Me detengo de golpe al escuchar a Archer, me sorprende que me esté llamando, no tengo idea si su llamado tiene que ver con el portal, si sabe que los demás murieron, o si los ángeles lograron encontrarlo, sea lo que sea, tengo que ir.

—Eve...

—Tengo que irme—le informo a Julian, frunce en ceño perplejo.

—Pero...

—Búscame en cuanto puedas en mí casa, te espero ahí—desaparezco sin darle oportunidad de hablar.

Aparezco detrás de Archer al segundo, se mueve de un lado a otro inquieto, su expresión no me gusta.

—¿Arch...?

—La tienen Evelyn—me corta abruptamente.

¿A quién?

—¿De qué hablas?

—De Maia, ellos se la llevaron, tienes que ayudarme a encontrarla—suplica deteniendo su andar—Debiste verla, Eve, estaba temblando y lucía aterrada, por más que luché contra ellos no pude defenderla, no pude. No sé qué le están haciendo...

—Archer, no te estoy entendiendo nada, de que carajos hablas.

—¡De esos tres asquerosos demonios! —brama perdiendo el control, nunca lo había visto así. —Vinieron aquí en cuanto el portal fue abierto.

Lo sabe.

Fue ingenio de mi parte creer que no sería así, que no sentiría la energía del portal.

—Ellos se la llevaron.

—¿Por qué?

No entiendo que pueden querer unos demonios con ella, hay humanos mejor preparados para ser poseídos que Maia.

¿Por qué venir directo aquí?

¿Por qué la necesidad de secuestrarla?

Alzo la ceja al ver a mi amigo callado, puedo ver el debate interno que tiene con solo mirar a sus ojos, desvía su mirada a un lado evitando la mía.

—¿Qué estás ocultándome? —no responde. —¿Sabes que puedo obteber la respuesta de una manera u otra?

Lo duda unos segundos, pero termina por romper el silencio.

—Es una de nosotros—explica.

¿Cómo que una de nosotros?

Guardo silencio esperando que se explique mejor.

—Maia es un demonio.

—No puede ser, hubiera sentido su energía desde que la conocí—recuerdo todas las veces que estuve a su lado, si en verdad Maia es un demonio Julian ya la hubiera regresado al infierno. —Ella no puede ser un demonio a menos que...

—Si, ella es mitad humana mitad demonio—me corta.

¿¡Qué diablos!?

¡Ella es qué!

Son contados con los dedos los casos en los que se da a luz a un cambión. Nunca, en mi larga vida, esperé ver uno de ellos.

—¡¿Lo supiste todo este tiempo?! —estoy molesta con él, no puedo creer que me haya ocultado algo tan importante. —¿Pensabas decírmelo algún día?

—No creí que fuera importante decírtelo. Además, esto no cambia nada.

—¡Esto lo cambia todo! —estallo enojada.

No puedo creer su incredulidad, no puedo creer que no me lo dijera antes, después de todo lo que hemos pasado juntos creí que confiaba en mí, pero creo que me equivoque.

—No, Eve, yo confío en ti—dice como si leyera mi mente. —Iba a decírtelo, pero fue Maia quién me suplico no hacerlo, ella quería ser quien te lo dijera.

—Ella sabe de nosotros—no es una pregunta, es una afirmación.

Mi amigo asiente, no me sorprende que le haya confesado su verdadera identidad, de seguro también le digo el porqué de que estemos en la Tierra.

Me mira suplicante, no sabemos que le pueden estar haciendo esos demonios a su... ¿novia? ¿pareja? ¿pretendiente?

—Por favor, eres la única que puede ayudarme.

—Esta discusión no ha terminado—advierto moviéndome por el lugar, si quiero encontrarla necesito encontrar algo de ellos. Apenas soy consciente que estoy en una habitación que me grita Maia por todas partes, sus cosas están tiradas y rotas por toda la habitación, definitivamente hubo una pelea aquí.

—¿Qué estas buscando?

—No te revelare mi secreto—niego.

Su expresión se endurece. Exhalo apiadándome de él.—Lo demonios siempre dejan algo atrás, por más pequeño que sea, siempre queda una huella de ellos. Quizá ese algo me guíe hasta donde están.

Sigo buscando ignorando la mirada asombrada de Archer, en segundos reacciona buscando por cada rincón del cuarto. De pronto, algo llama mi atención, son pequeñas gotas de sangre, están muy bien escondidas, son apenas perceptibles para mis ojos. Me inclino en el suelo tocándolas con las yemas de mis dedos, al instante siento su poder.

*_*_*_*

Entro por la puerta trasera de la bodega procurando no hacer ningún ruido que los alerte, me escondo detrás de unas cajas observando la escena frente a mí por un agujero en la caja. Los brazos y los tobillos de Maia están amarrados a la silla inmovilizándola, tiene unos golpes en su rostro resaltándola con manchas verdes y moradas.

Archer se para a mi lado viendo lo que yo, siento su cuerpo tensarse, aprieta su mandíbula y sus puños con fuerza, apenas avanza un paso lo detengo.

—No—le advierto.

Tenemos que ser más listos que ellos, analizarlos antes de atacar.

En total hay una cantidad de tres demonios en la bodega, uno de ellos gira alrededor de Maia esperando paciente a que alguien llegue, gira un cuchillo en sus manos buscando atemorizándola, otro mira a su amigo moverse sentado encima de una caja, el último descansa apoyado en la pared impaciente.

Analizo las opciones que tengo, las cuales no son muchas. Me giro a Archer cuando tomo la que creo es la mejor.

—¿Confías en mí?

—Sabes que sí—dice sin mirarme, no aparta la mirada de Maia y los demonios temiendo que le hagan algo en cualquier momento.

—No hagas nada estúpido, has lo que te diga cuando te lo diga, ¿entiendes?

Asiente, está vez mirándome a los ojos.

Aquí voy.

Salgo de mi escondite para que ellos noten mi presencia, el demonio que estaba sentado se levanta de un salto para verme mejor.

—Pero miren nada más a quién tenemos aquí.

—Bladimir—me esfuerzo en sonreir.

—Evelyn, como siempre, un placer verte—su sonrsia se ensancha.—Dime hermosa, ¿qué te trae por aquí?

—Supe que habías subido y quise asegurarme por mí misma que era cierto—respondo sin importancia.

—Pues es cierto, logré llegar al paraíso, aunque me hubiera gustado haberlo hecho contigo—se queja fingiendo estar molesto y herido. Si tan solo supiera cómo terminaron los demás no estaría diciendo lo mismo.

Disimuladamente sigo con la mirada el demonio que sostiene el cuchillo.

—Sabes porque no lo hice.

—Claro, el celoso de tu noviecito no lo permitió.

—Estaba fuera de mis manos—me encojo de hombros.

Ambos sabemos que es mentira, Adam me cedió a mi el poder de hacer y deshacer mi equipo de trabajo, pero si admito que no le hubiera agradado la idea de subir a Bladimir conmigo. Este demonio puede ser demasiado coqueto e insistente, en otras palabras, un grano en el...

—Lo dudo—estrecha los ojos. —Pero bueno ya estamos aquí los dos.

—Me alegra que por fin puedas disfrutar de la tierra tanto como yo lo he hecho—parpadeo coquetamente.

—Por supuesto que lo hago—guiña un ojo.

Cómo dije, es un maldito demonio coqueto.

Me muevo para que Maia me pueda ver mejor, tiene lágrimas en los ojos, los cuales me suplican que la ayude.

—¿A quién tienes aquí? —cuestiono mirándola con falso interes.

—Un encargo.

—¿Un encargo?

Me acerco a Maia sutilmente, pretendo estar analizándola, me detengo hasta quedar a su espalda.

—No te pongas celosa hermosa, no es de tu noviecito. Aunque, ya sabes que si las cosa no funcionan con él siempre voy a estar yo para ti—tengo que aguantar la ganas de vomitar y poner los ojos en blanco.

—¿Entonces?

—Es un encargo de nuestro padre.

El demonio recargado en la pared responde antes de que Bladimir pueda, él lo mira con odio por haberlo callado.

¿Un encargo de Lucifer?

De pronto temo saber la respuesta.

—Si esto concierne a nuestro padre entonces no me entrometeré, no quiero arruinar sus planes, aunque...

Sigilosamente tomo la daga que oculté en mi bota.

No te muevas.

Le ordeno a Maia, quién se queda quieta como una estatua. Muestro la daga en alto para que todos puedan verla, sus ojos se abren de sobremanera asombrados, avanzan un paso embelesados por el arma.

—¿Esa es...?—Bladimir empieza a decir.

—¿La daga? Si, con ella abrí el portal que los trajo—la observo igual que ellos, la muevo de un lado a otro para que puedan verla mejor—Saben, no veo porque no podemos divertirnos un poco antes de que nuestro padre llegue, seguro a él no le va a molestar.

Me paro frente a Maia, sus ojos están inundados de agua y extremadamente rojos, seguro cree que voy a lastimarla. Acerco el cuchillo a su mejilla acariciándola, con cuidado de no herirla.

—¿Qué dicen? ¿Nos divertimos un poco?

—La pregunta ofende—el más joven de los tres interviene emocionado, lo cual me recuerda a cierto demonio.

Travon.

Un sentimiento agridulce me invade, no voy a fingir que matarlo no me perjudico, porque lo hizo, pero no me arrepiento de ello, porque es Julian el que siempre estará primero que nadie, lo volvería a escoger una y otra vez.

Regreso la vista a los otros dos demonios que me miran expectantes.

—Esto dolerá—anunció apuntando el arma a Maia.

Sin perder más tiempo, corto las cuerdas que la sujetan.

—¡Que demonios...!—Bladimir observa las cuerdas en el piso, los demás fruncen el ceño molestos, saben que vengo con otras intenciones.

Maia se queda estática sin saber que hacer.

Archer, si ibas a hacer algo hazlo ahora.

Los demonios se acercan buscando detenerme, Archer aparece junto a Maia ayudándola a levantarse, detengo a los demonios induciéndoles dolor, se retuercen y gritan maldiciones que ignoro.

—Llévatela de aquí.

Archer me mira sobre su hombro antes de desaparecer con ella. Volteo a ver a los demonios que luchan contra el dolor.

Esto va a ser divertido.

Remuevo la daga en mi mano acomodándola para atacarlos mejor, espero a que sean ellos los que hagan el primero movimiento.

—¡ERES UNA IDOTA!—el mayor de estos tres me insulta, sin mostrar miedo antes mí lo cual me divierte más.

—¡Espera a que nuestro padre sepa de esto! —Bladimir rumia rojo de coraje.

No le respondo a ninguno de ellos, haciendo que se enfurezcan aún más. Sonrío disfrutando molestarlos. El joven demonio es el primero en atacar, corre hacía mí listo para pelear, pero es inexperto y lento, no me cuesta nada enterrar la daga en su cuerpo desapareciéndolo.

—Así que eso es lo que hace—Bladimir murmura maravillado.

—¿Interesado en saber qué más hace? —lo incito a acercarse.

El mayor se acerca con toda la intención de quitarme la daga, ya ni siquiera yo soy su prioridad lo cual me hiere un poco en mi ego.

—¿Qué? ¿Acaso yo ya no les importo? —finjo estar herida por sus acciones.

—Lo haces, créeme, me importa demasiado ver como te castigará nuestro padre—Bladimir se hace oír por el lugar.

Recibo un golpe en el estomago que me roba el aliento, algo caliente resbala por mi abdomen.

Maldito imbécil, me abrió de nuevo la herida.

Logro raspar su brazo provocándole un gruñido, su enojo y desesperación incrementa a cada segundo, me toma en el aire y me empuja hasta los estantes que caen junto a mí. Golpeo mi cabeza tan fuerte que me distorsiona la vista, escucho un agudo sonido que me descoloca y confunde por unos instantes.

Él maldito aprovecha mi distracción para seguir golpeándome, lucha conmigo para robarme la daga, está mal de la cabeza si cree que lo dejaré. Golpea mi rostro, mi costado, mis brazos... recibo golpe tras golpe. Puedo sentir la sangre acumularse en mi boca.

—¡SUELTALA!—grita.

Sonrió mostrando mis dientes bañados con sangre, él contrae el rostro con asco, seguro parezco una loca en este momento. Su respiración se agita, sus golpes se debilitan, esta perdiendo fuerzas.

—Mi turno—anuncio.

Uno...

Dos...

Tres...

Golpeo y golpeo regresando todos los que el me lanzó, cuando creo que es suficiente encajo la daga sin darle tiempo de protestar. Mis heridas están tardando demasiado en sanar, lo que consume más de mis energías, tengo que inclinarme para recuperar el aire que perdí.

—No sabes que decepción, que desperdició.

Bladimir me mira desde su lugar negando con la cabeza, gira sobre sus talones para salir de aquí, por ningún motivo puedo dejar que se vaya, escupo la sangre para poder hablar.

—¿Quieres saber la verdadera razón por la que Lucifer decidió que fuera yo quién subiera y no tú? —se detiene ante mis palabras.

—Porque no eres más que la perra que duerme con su hijo—escupe.

Me enderezo en mi lugar, preparándome.

—Lástima que a ti ni ser la perra de nuestro padre te sirvió.

Se gira encarándome, lo tengo donde lo quiero.

En un abrir y cerrar de ojos me tiene agarrada del cuello, apretándome con demasiada fuerza, la vena en su frente resalta a punto de reventar, todo su rostro se contrae rojo como un tomate, sino supiera mejor diría que esta estreñido.

—¿Toque una fibra sensible?—me burlo.

—¡VETE AL INFIERNO!

—Estado ahí, hecho eso—me encojo de hombros con indiferencia.

Esta tan enojado que la ira nubla su mente. Intenta golpearme, sin embargo yo me muevo antes de que logre tocarme, retuerzo su brazo en su espalda a punto de quebrarla, pego su espalda a mi pecho inmovilizándolo.

—Esto dolerá—repito las palabras que le dije a Maia.

Lo apuñalo en el pecho deshaciéndome de él.

Batallo para regular mi respiración, cada fibra de mi cuerpo duele, las heridas que sanaron se abrieron de nuevo ensuciado mi ropa. Caigo al suelo agotada, sostengo mi mano en mi abdomen donde tengo la lesión más grave. No entiendo porque últimamente estoy tardando tanto en curarme.

Me debes una, Archer.

Una grande.

Salgo de aquí hasta que estoy lo suficientemente estable, aparezco cerca de mi casa recordando que me vería con Julian aquí, no quiero que se preocupe y tema lo peor si tardo más en aparecer.


Abro la puerta esperando verlo, me quedo congelada al verlos juntos. 

Continue Reading

You'll Also Like

1.3K 77 12
Un lunes 12 de septiembre en el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana, Isabella comenzaba a ejercer su profesión como azafata de un A320 d...
54.5K 2.9K 50
Un amor de niños, separados por circunstancias de la vida, tomando distintos caminos... pues el destino meterá sus narices para volver a unirlos. (No...
5.5K 1K 30
Ellen se toma la justicia por su mano, cuando su mejor amiga le cuenta que lo que vivió con dos universitarios, en una fiesta, no fue una relación se...
2.6K 469 92
Los sentimientos nos controlan día tras día, dejándonos sumidos en condiciones tan contrarias aun con los mismos sentidos. Sentimientos y pensamient...