Selenofobia

By YamiKriss

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La Academia Louksna podría ser una escuela como muchas si no fuese por el hecho de que se trata de una instit... More

🌑 Selenofobia 🌑
⚠ Aviso
🌑 Prólogo 🌑
🌑 Capítulo 1 🌑
🌑 Capítulo 2 🌑
🌑 Capítulo 3 🌑
🌑 Capítulo 3 (parte II) 🌑
🌑Capítulo 4🌑
🌑 Capítulo 5 🌑
🌑 Capítulo 6 🌑
🌑 Capítulo 7 🌑
🌑 Capítulo 8 🌑
🌑 Capítulo 9 parte 1 🌑
🌑Capítulo 9 Parte 2🌑
🌑 Capítulo 9 parte 3 🌑
🌑Capítulo 10 🌑
🌑 Capítulo 11 🌑
🌑 Capítulo 12 (parte I)🌑
🌑Capítulo 12 (parte II) 🌑
🌑 Capítulo 12 (parte III) 🌑
🌑 Capítulo 13 🌑
🌑 Capítulo 14 🌑
🌑 Capítulo 15 🌑
🌑 Capítulo 16 🌑
🌑 Capítulo 17 🌑
🌑 Capítulo 18 🌑
🌑 Capítulo 20 🌑
🌑 Capítulo 21 🌑
🌑 Capítulo 22 🌑
🌑 Capítulo 23 🌑
🌑 Capítulo 24 🌑
🌑 Capítulo 25🌑
🌑 Capítulo 26 🌑
Advertencia
🌑 Capítulo 32 🌑
🌑 Capítulo 33 🌑
🌑 Capítulo 34 🌑
🌑 Capítulo 35🌑
🌑 Capítulo 36 🌑
🌑 Capítulo 37 🌑
🌑 Capítulo 38🌑
🌑Capítulo 39🌑
🌑Capítulo 40 🌑
🌑Capítulo 41🌑
🌑Capítulo 42🌑
🌑Capítulo 43 🌑
🌑Capítulo 44🌑
🌑Capítulo 45 🌑
🌑Capítulo 46 🌑

🌑 Capítulo 19 🌑

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By YamiKriss

Sus palabras me dejaron helada, no sabía cómo responder o cómo tomarme el hecho que mi vida estaba en medio de una disputa entre ambos hermanos.

—¿Qué clase de apuesta es esa? —dije luego de un rato—. Si la chica muere gano yo y si vive pierdo.

Angus sonrió, era una sonrisa incómoda.

—Puedes verlo así —respondió.

Sea como fuera que lo viese, la situación pintaba mal para mí. Si al principio odiaba este lugar, ahora tenía aún más motivos para no querer estar aquí.

—Quiero irme a casa —resolví.

—No puedes, aunque te llevara a casa, Cedric te seguiría hasta allá y eres demasiado débil para hacerle frente.

Su respuesta no me dejaba para nada conforme, pero podía reconocerle algo de razón. No importaba dónde me ocultara, si su hermano me encontraba, estaba muerta.

No quería morir y menos de esta manera. Yo era una niña como cualquiera, con sueños, con esperanzas, con ganas de vivir, jamás molesté a nadie ni esperé que mi realidad cambiara de manera extraordinaria, como en las series de televisión. Solo quería pasarlo bien, ir a la universidad, como cualquier otro ser humano en el mundo. Ahora mis anhelos se sentían cada vez más lejanos.

Jamás me había sentido como una cosa, un simple objeto para entretenerse. Pero aquí, era parte de un juego, una ficha más para apostar, y ni siquiera entendía cuál era el premio, solo estaba ahí, fija en el tablero, esperando que la ruleta girara y confiando en que se detuviera en algún eslabón favorable para mi.

—¿Por qué? —pregunté—. ¿Por qué hicieron algo tan estúpido? ¿¡Por que me usan así!? ¡Déjenme en paz!

Sentí que mis ojos se humedecían, pero no quería llorar, deseaba ser fuerte.

Angus me miró, había culpa en sus ojos, pero tampoco deseaba su lastima.

—Es la única manera que se me ocurrió para salvarte —se excusó.

Quería gritar, llorar, y tener la suficiente fuerza como para moler a golpes a ambos hermanos.

Pero nuevamente sentí la calidez que Angus me producía y de a poco mis ánimos se fueron calmando, mi cabeza se aclaró y una inestable tranquilidad se hizo presente, aunque dentro de mi sabía que solo era un analgésico.

—¿Por qué hiciste eso? —pregunté, con algo más de calma.

—Quién sabe —respondio con desinterés—. Tal vez solo quería fastidiar a mi hermano, o solo no quise verte morir.

Le miré con odio, pero no me sentí capaz de echarle en cara su estupidez.

—Tienes que ganar, Angus —pedí—. Debes ganar.

Apreté mis puños con impotencia, bajé la mirada y guardé silencio, intentando digerir la información.

Angus puso sus manos sobre las mías, haciendo que mi agarre disminuyera, en un pequeño gesto de compasión.

Nunca quise ser una chica dependiente, yo misma había tomado la decisión años atrás. No quería ser la doncella que necesitaba ser salvada, aprendí a vivir así, especialmente luego que mi padre falleció, cuando las facturas del mes nos cayeron encima y debimos haber aprender a vivir con un miembro menos de la familia.

Y aunque si bien, sin Angus yo pesaba menos que una pulga aquí, no podía depender de él para hacerme valer y afrontar a mis enemigos. En especial, porque aún no me quedaba claro qué tanta culpa tenía en todo este asunto.

—Yo —Hice una pausa para tomar toda la fuerza que llevaba dentro antes de hacerme esta promesa a mi y a él—. Yo me haré más fuerte.

—¿Y cómo esperas hacer eso? —preguntó Angus.

—Ya pensaré en eso —respondí.

Pude ver en su rostro que no tenía muchas esperanzas en mi, pero yo iba a demostrarle que sí era capaz.

—Suerte con eso —repuso—. Solo cuida no lastimarte intentando ser fuerte.

Mi cuerpo aún dolía, otorgándole algo de razón a sus palabras.

Asentí, cuidando que mi cuello no se quebrara en el acto. Nos quedamos en silencio unos momentos, mientras mis ánimos se calmaban, pero no teníamos tanto tiempo como habría deseado, en cuanto se restableciera el orden en el hospital, no podría regresar sin generar problemas. Debía volver mientras aún pudiera pasar desapercibida.

Angus me trajo un vaso de agua, ya que a esas alturas mi garganta se sentía totalmente seca, esperamos a que lo acabara y nos dispusimos a volver.

Lamentablemente, necesité de su ayuda más de lo que me habría gustado, desde pararme de la cama hasta caminar por el campus, mis piernas se sentían demasiado frágiles y mi estómago muy blando como para moverme por mi misma, sin ayuda.

Regresar sin ser vista fue toda una odisea, aún había muchos curiosos intentando averiguar qué pasó, y al parecer no había sido la única estudiante que aprovechó los disturbios para fugarse.

Mi conducta no pasó desapercibida, Eva se encargó de darme el sermón correspondiente, y aunque le parecía sospechoso que me hubiese escapado justo en el momento en que mis amigos armaban un alboroto en el hospital, no tenía pruebas para demostrar que había sido algo más que una nefasta casualidad.


***

Me recuperé a los pocos días después, para mi regreso a clases ya sabía que estaba metida en un montón de problemas.

Angus aún no me daba todas las explicaciones que me debía y Cedric todavía tenía mi colgante en su poder. Sin embargo me sentía extrañamente calmada, de alguna manera, era como si ya hubiese encontrado mi lugar aquí, no me sentía tan perdida, y de alguna manera, tenía un objetivo y un plan por trazar.

Quería hablar con Finn, para retomar nuestra conversación pendiente, sabiendo que él podía darme alguna solución, ahora me sentía mucho más dispuesta a escuchar su propuesta. También necesitaba encontrar a alguien que me enseñara algo de defensa personal, para poder hacerle frente a cualquier eventualidad, esto último lo veía un poco más difícil, sobretodo porque en la lista de maestros no aparecía nadie dispuesto a ayudar ni a quién pedir el favor.

La solución llegó de forma inesperada, como todo últimamente. Podría decirse que fue el segundo gran acontecimiento del día. El primero ocurrió después de la hora de almuerzo, cuando Gretchen Etcheverry, la tutora de Daniel, llegó a buscarnos para llevarnos a la oficina del director. Al escuchar la suave voz de Getchen y compararla con la de Eva, me convencí una vez más de que mi tutora era el mismísimo demonio.

Aunque no había visto a Balthasar desde que desperté en el hospital, su barba en forma de candado y sus ojos grises me eran inconfundibles.

Las paredes se encontraban cubiertas de fotografías de personas, que para mí no eran más que desconocidos, algunas imágenes de animales como lobos, osos, cisnes, etcétera. Deduje que se trataba de los Clanes Superiores, y finalmente, colgado detrás de su cabeza, como si se tratara de un gran diploma, un enorme calendario lunar, tan detallado que fui incapaz de comprenderlo.

Balthasar se encontraba en su escritorio, con una mirada apacible, como si estuviera en frente de unos alumnos ejemplares.

—Supongo que ya tienen una idea de por qué los convoqué —habló.

No fui capaz de negar ni afirmar nada, sólo desvíe la mirada, incómoda, pues claro que podía imaginar el tema que íbamos a tratar.

—No-Nosotros lo sen-sentimos —Se apresuró en contestar Abigail.

—Son unos jóvenes muy listos —respondió Balthasar—. Lamentablemente, si usan su inteligencia para fines errados tendré que darles el castigo correspondiente. Aunque claro, también podría ser negligente al respecto y dejarlo pasar.

—¡Oh! Eso último estaría genial —dijo Daniel.

Pude ver a Hannah darle un pequeño empujón, para que guardara silencio, aunque a Balthasar no pareció importarle su impertinencia.

—Para ser honesto, a los Clanes no les importa en realidad cómo los eduque, mientras aprendan las dos normas básicas: subordinación y obediencia. Si comprenden ambos aspectos, su vida estará resuelta y libre de problemas —explicó—. Lo que hicieron en el hospital es exactamente lo contrario.

»Pero podemos buscar una solución alternativa, ya que veo que son buenos para manejar al resto de los estudiantes.

»De seguro se han dado cuenta que el bosque que rodea la Academia es bastante peculiar. Lamentablemente nuestros estudiantes le han encontrado un mal uso, ya que durante nuestro querido aniversario instan a los más débiles a que lo atraviesen durante la noche. Ellos lo ven como una actividad recreativa, por supuesto, pero es en extremo peligroso y una conducta abusiva.

Recordé mi escape nocturno, cuando fui encontrada por Angus en medio del bosque, y tuve una idea de lo que se refería.

—Estoy seguro que ustedes pueden averiguar el día en que piensan llevar a cabo tan desagradable evento.

Ni siquiera tuvimos tiempo para manifestar nuestra opinión, el director nos envío de regreso a nuestras aulas con una amable sonrisa, de esas que te dejan sin alternativas.

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