Agridulce ◆ Kookmin ; 국민

由 theparkjimin

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Hablemos de que Jimin ama el rosa y Jungkook es un idiota tatuado. ➫ no copias ni adaptaciones. ➫... 更多

Preludio.
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Finale.
Extra ☆ Niñez

015.

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由 theparkjimin

– Jamás había conocido a alguien que se dedicase a pelear –dice Jimin mientras ambos van caminando hacia su casa.

Todo estaba muy silencioso a esa hora por la noche, practicamente podía escuchar sus propios pensamientos mientras pisaba rítmicamente el asfalto frío. Podría molestarle o hacerlo sentir incómodo pero estaba tan acostumbrado a la falta de ruido que una parte de él se sentía más tranquila al alejarse del ajetreo del Círculo.

– De alguna forma debo pagar el apartamento. –Le contesta Jungkook quien lleva las manos dentro de los bolsillos del pantalón.

– Eres bastante popular.

– Porque monto el espectáculo de que voy perdiendo, a la gente le gusta la mierda tipo película.

Jimin asiente pero sabía que no era solo gracias a eso que las personas apostaban por Jungkook. Al verlo pelear se dio cuenta de que no habían pasado ni dos minutos y estuvo seguro de que el castaño iba a ganar. Aquella forma de analizar al oponente o mover los pies con la ligereza de una pluma podía ser considerado fácilmente un talento.

– No creo que solo sea eso –dice perdido sin esperar la respuesta de Jungkook–, mi casa está en la próxima calle.

Caminaron un poco más hasta quedar frente a la casa rosa de Jimin (el mismo le había dicho a su madre que ese tono quedaría perfecto en las paredes). Era pequeña pero de dos pisos, tenía un ante jardín lleno de flores que su madre cuidaba con devoción y una reja negra tipo victoriana que envolvía el perímetro.

"Muy Jimin", pensó Jungkook.

– Las luces están encendidas –dice el más bajo–, mi mamá debe estar esperándome.

Con rapidez busco la llave de la casa para meterla en la cerradura y luego abrió la puerta de la reja dejando a Jungkook pasar primero. Mientras el castaño se quedaba mirando cada centímetro del lugar Jimin se aseguró de dejar todo bien cerrado como su madre le había pedido antes de salir.

– Tienes claveles –habla Jungkook con la mirada clavada en el arbusto que estaba frente a el.

– Son los favoritos de mi mamá, yo prefiero los tulipanes.

Abriéndose paso por el ante jardín llego hasta la puerta principal. Como era costumbre su madre la había dejado sin seguro para que el entrase de manera más fácil, así que le hizo una seña a Jungkook para que lo siguiera.

– No te preocupes si mi mamá actúa algo extraña, nunca traigo personas a casa.

Algo se le revolvió a Jungkook dentro de su estómago y no de mala manera. Últimamente se sentía muy raro cuando compartía su espacio con Jimin y aunque tratase de negarlo el chico se estaba acercando demasiado a su interior.

– Da igual –contesta tratando de hacerse el indiferente aunque ni siquiera podía convencerse a sí mismo.

Jimin abre la puerta y entra sonriendo a la casa. Jungkook iba detrás de él como un perrito faldero sin dejar que ningún detalle del lugar se le escapara. La entrada era un pasillo color crema donde habían colgadas fotos de Jimin cuando era pequeño y algunas de su madre en la graduación de la escuela de Medicina. Luego había un marco de madera que daba directo a la sala de estar en la cual la televisión estaba prendida y una mujer de cabello negro se encontraba sentada en el sillón de terciopelo gris frente a ella. Jungkook la queda mirando mientras Jimin se le acerca y deposita un beso en su mejilla.

– Hola, mamá –la saluda el más bajo sonriendo.

– Pensé que tardarías menos en llegar, Minnie –le responde está con voz dulce.

– Lo sé, me he retrasado porque traje a un amigo que necesita quedarse a dormir.

En ese minuto la señora Park se levanta del sillón para posar su mirada sobre Jungkook.

El castaño ya sabía lo que venía a continuación. Primero la mujer lo miraría asustada y luego le susurraría cosas a Jimin sobre su aspecto, así era siempre que conocía a gente mayor. Lo encontraban algo intimidante gracias a los tatuajes más los diversos aros que tenía repartido en las orejas. A el no le importaba mucho lo que alguien pudiese decir de su aspecto pero prefería mil veces ahorrarse el mal rato.

Y casi se desmaya cuando la madre de Jimin le sonríe de la forma más sincera.

– Hola, yo soy Park Youngmi –dice estirando la mano– madre de Jimin.

Jungkook se siente raro. Cuando estás tan acostumbrado a que la gente te trate casi como si fueses un ser de otro planeta pues olvidas cómo reaccionar ante cosas tan cotidianas como esa. Así que de forma torpe estira la mano hasta la mujer.

– Soy Jeon Jungkook –se presenta–, amigo de Jimin.

La señora pone la otra mano encima de la unión de forma maternal para luego mirar al más bajo.

– Me alegro que estés haciendo amigos, Minnie.

Jungkook esta algo aturdido por la hospitalidad, un chico como el jamás era recibido con una sonrisa de oreja a oreja en ningún lugar a menos que se tratase del Círculo. Sin poder evitarlo su mirada viajó hasta Jimin quien tenía las mejillas rosadas gracias a la vergüenza. Jungkook no pudo evitar reír ante aquello.

– Jimin –habla la señora Park cuando le suelta las manos al castaño–, le pasarás tu cama a Jungkook. Ve a buscar el sofá-cama que guardo en el armario para que lo lleves arriba y duermas en el.

El peli-morado asiente para luego tomar a Jungkook del brazo y guiarlo hasta la escalera.

– Mi habitación es la primera puerta a la derecha, espérame allí.

– Claro –responde el castaño para darse vuelta y mirar a la madre de Jimin–. Buenas noches, señora Park.

La nombrada sonríe. –Tienes permiso para llamarme Youngmin. Buenas noches, Jungkook.

Este último baja la mirada y sube las escaleras para que no se note lo avergonzado que estaba. Siguió las instrucciones de Jimin al pie de la letra llegando hasta una puerta decorada con flores celestes, no dudo ni un segundo que aquella era la habitación del más bajo.

Girando la perilla entró en territorio desconocido. La habitación de Jimin podía resumirse en dos palabras: acogedora y rosada. Parecía que allí no vivía un chico de 17 años sino una princesa de esas que salen en la televisión. Todo estaba perfectamente ordenado y las decoraciones eran vibrantes. Los muebles blancos contrastaban directamente con los diversos floreros y marcos de tipo victoriano que había repartidos en el lugar. En esos momentos se dio cuenta de lo detallista que podía llegar a ser Jimin.

Debió haberse quedado quieto mientras se sentaba en la cama para esperar a Jimin, eso era lo correcto pero claro... Jungkook quería inspeccionar al menos un poco el nuevo planeta que estaba pisando. Era bastante doble moral de su parte ponerse a mirar todo siendo que casi golpea a Jimin por hacerlo en su habitación. Se decía a si mismo que se trataba de un ojo por ojo, solo lo hacía porque el chiquillo ya lo había hecho.

Dio vueltas por todo el lugar observando cada detalle. Al lado izquierdo estaba la cama más una mesita de noche, frente a el había un escritorio blanco con un espejo enorme incorporado (para Jungkook parecía un tocador) y por el lado derecho estaba el armario.

No supo por qué pero con curiosidad se dirigió hasta el último objeto mencionado. Desde que conoció a Jimin se preguntaba si el chico usaría "ropa normal" o si toda su vestimenta era de color rosa y derivados. Abrió las puertas del mueble encontrándose con muchos tonos pastel y todo perfectamente organizado. No pudo evitar sonreír, de todas formas no podía imaginar a Jimin con otro tipo de ropa, sería algo muy extraño.

"Además de que el rosa le queda lindo", dice en su mente y se da una bofetada psicológica por eso.

Cerró las puertas para luego abrir el primer cajón que estaba debajo. Cuando su mano estiro la perilla del objeto hacia atrás se arrepintió inmediatamente de andar de metiche donde no debía.

Encontró el cajón de la ropa interior.

Y no era masculina.

Había bragas de encaje por todos lados, en su mayoría eran de colores claros como blanco, rosa o damasco. Jungkook tragó saliva mientras sentía la cara hirviendo, o el cuerpo completo quizá. No vio ningún bóxer o calzoncillo, parecía que allí solo existía aquella lencería delicada. Iba a tomar una prenda en sus manos con la imagen de Jimin en su mente cuando un ruido de la habitación lo detuvo en seco.

La perilla se estaba abriendo. 


  ( ✧ )  


Nota: Maratón 2/3.




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