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By CamilaHelley

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•| STEREK |• (+18) *Sinópsis en el interior* Historia totalmente mía, aunque los personajes no. No se aceptan... More

Sinopsis.
Prologo.
Uno.
Dos.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Siete.
Ocho.
Nueve.
Diez.
Once.
Doce.
Trece.
Epílogo.
Agradecimientos.
Extra #1.
Extra #2.

Tres.

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By CamilaHelley

Sensaciones.




Apago el motor y bajo la ventana frente a mí para que Stiles pueda verme, son las dos menos cinco minutos de la tarde, lo que significa que Stiles ya casi sale de estudiar.

En los cinco minutos que pasan para que Stiles salga, me traqueo el cuello más de ocho veces del desespero. Su padre puede aparecer en cualquier momento, y no quiero que lo regañe, o peor, que lo aleje de mí de una vez por todas, y es obvio que no es como quiero que pasen las cosas, porque es evidente que en algún momento voy a tener la charla/discusión con John acerca de lo de Stiles, pero de una manera profunda.

La bendita campana por fin suena, y me acomodo en mi asiento, me seco las manos contra la tela del pantalón, y espero a que salga y me vea en una posición que me hace ver cómodo y relajado. Aunque sé que es todo lo contrario.

Los estudiantes comienzan a salir, pero son tantos que me dan ganas de sacarlos del camino solo con un chasquido a lo Thanos, pero las ganas de hacerlo se me pasan y son reemplazadas por unas ganas de raptarme a ese castaño de piernas largas y cuerpo demasiado sexy para su propio bien. 

Va bajando las escalas junto a sus amigos de siempre, se ríe por algo y se agacha mientras su cuerpo tiembla por la carcajadas, una sonrisa estúpida me nace en la cara. Cuando me ve, sus ojos se abren mucho, y la risa se va. Sus mejillas se colorean, y se despide de una manera rápida y nerviosa de sus amigos.

—Sube, cariño —Una sonrisa brillante y que le ilumina la cara aparece. Abre la puerta del copiloto, y se monta al auto. Cuando su puerta está cerrada, cierro la ventana con el botón a mi izquierda y por si tiene calor, enciendo el aire acondicionado.

—No pensé que fueras a venir —Me dice, se pone el cinturón y me mira. Sus ojos me desarman y me quitan la respiración, pero lo disimulo.

—Bueno, no podía desaprovechar la oportunidad de venir por ti luego de que supiera la hora en la que salieras —Le guiño un ojo, el se sonroja y se aleja la mirada apenado —Además, quería ser yo quien te trajera a mi casa.

El camino el silencioso, y ya cuando estamos lejos de la preparatoria, bajo de nuevo las ventanas, y el aire entra de una manera deliciosa. Su cabello se eleva y se le queda en la cara, luego el mismo viento se lo quita de nuevo, me mira y se ríe con ese gesto infantil y que le queda bien. Y yo me derrito un poco más.

Estaciono el auto en el garaje, y ambos bajamos. Le indico que presione el tercer botón del comando justo al lado de la puerta del garaje, y ésta comienza a bajar hasta que quedamos encerrados. Las luces automáticas se encienden, y le invito a que entre por la puerta que comunica el garaje con la casa en sí.

Cuando entra se queda viendo todo con atención. Los sillones ya están organizados, y también la barra de desayuno que he instalado junto a un muro que conecta con la cocina.

La mesa que tiene el televisor también estás lista, pero de resto, no hay nada. Los retratos están guardados, y las demás decoraciones también, no he hecho nada de eso, ya que, bueno, no soy nada bueno en eso de decorar y menos saber que cosa combina con otra.

—¿Así que es enserio? No has puesto nada más que lo básico —Su voz suena como sorprendida, y cuando voltea a mirarme veo que su expresión es igual, aunque tiene un gesto tierno en los ojos. No puedo evitar sonreír y asentir —Bien, pues vamos a ello. ¿Dónde tienes las cosas? —Me aproximo a la mesa del televisor y saco las dos cajas que hay detrás de ella, casi ni se notan, por lo que estando allí escondidas no se ven como desorden, o eso creo yo.

—Algunas cosas fueron rescatadas de la mansión, otras las compré cuando fui por los sillones y las otras cosas, así que no se si combinen —Me encojo de hombros y me rasco la parte de atrás del cuello en un gesto de disculpa.

—De seguro que no es tan malo. Vamos a ver —Abre la primer caja que es donde están las cosas que he comprado y comienza a sacarlas, media hora después el sesenta por ciento de las cosas están retiradas a un lado y lo otro ya ha sido organizado y es impresionante ver lo bueno que es para esto —No sé que hacer con esto, Der —Dice señalando el sesenta por ciento de las cosas que han sido metidas de nuevo en la caja —Lo siento pero, ¿cómo crees que verde claro va a combinar con algo vino tinto? —Se ríe tratando de no hacerlo, y no puedo molestarme con él por burlarse de mí, cuando ese sonido me llena el vacío que tengo en el alma.

—Te dije que no era bueno para esto, de todas formas si no sirven, pues las botamos y vamos a comprar más —Él me mira incrédulo, y niega suspirando.

—No, eso es desperdiciar dinero, y puede que tu tengas todo el que quieras, pero he sido criado de una manera responsable y humilde, y ya que me pediste el favor de que te ayudara a arreglar y a decorar tu casa, pues tengo el derecho de decirte que no puedes ir por ahí derrochando dinero como si nada —Mientras me regaña, se va acercando y no sé si sabe que lo está haciendo o es algo inconsciente, pero no soy nadie para impedírselo. Cuando termina con el sermón está a centímetros de mi rostro y me mira severo, su ojitos parecen realmente molestos y no puedo evitar la sonrisa que me nace. Sin pensar en lo que hago, aprovecho que está cerca y le robo un beso, es apenas un pequeño rose, pero que para mí vale la vida entera.

Abre la boca impresionado, y parece muy sorprendido, aunque veo que el enojo en la mirada se le ha ido.

—Bueno, y según tu, ¿en que podemos utilizar todo eso? —Él no sale de su shock, y me mira sin pestañear, y comienzo a creer que ha sido una mala idea haberlo besado.

—¿Acabas de ... besarme? —Pregunta después de unos momentos más de shock. Gracias al cielo no suena enojado. Me encojo de hombros y con una postura y mirada segura asiento sin más —¿Por qué? —Me encojo de hombros de nuevo

—¿Porqué no hacerlo? —Un sonrojo furioso le aparece en las mejillas y se voltea rápidamente. Respira agitado por unos segundos, y luego se voltea de nuevo hacia mí.

Aun seguimos cerca, aunque él ha retrocedido unos pasos, y vuelve a acercarse, por un momento pienso que va a abofetearme, y temo realmente por mis mejillas, pero me deja hecho una sorpresa cuando habla.

—Vuelve a hacerlo —Parece más una orden que una suplica, que es como ha tratado de sonar.

—¿Cómo dices? —Pregunto, y aunque le he escuchado perfectamente, no puedo evitar querer asegurarme de realmente haber escuchado esas palabras.

Él rueda los ojos exasperado y me agarra de la chaqueta y termina de cortar nuestra distancia, se empina y une sus labios con los míos, me quedo quieto apenas un par de segundos, y reacciono como flash. 

Pongo las manos en su cintura y me encuentro con la agradable sorpresa de que encajan perfectamente ahí, es delgado, pero no flaco, se siente demasiado bien, y no puedo evitar en lo sexy que me parece que tenga el cuerpo tan bien. Nuestros labios se mueven despacio, y sin prisa. Sus manos se enrollan en mi cuello, y se empina aun más para poder tener más acceso, por lo que me agacho un poco. 

Mis manos toman vida propia y acarician su abdomen marcado y suave, luego su espalda que es arqueada y da paso a un trasero el cual muchas veces me he quedado viendo como un idiota, y que puedo asegurar de que en mis manos se sentiría muy bien.

¿Está esto bien? ¡Mierda! ¡¿qué carajos estoy haciendo?! Él gime en mi boca, y eso me lleva un poco más cerca de la locura, pero hago acopio de la poca cordura que poseo, y corto el beso, aunque de una manera suave. Se queda respirando agitado, pone ambas manos en mi pecho y recuesta la frente en mi barbilla.

Tengo la sangre circulándome con demasiada fuerza, y mi amigo ya ha comenzado a sentir que la prisión en mis pantalones no es buena. Respiro hondo y me controlo lo mejor que puedo.

—Eso ha sido ... Wow— Susurra, tomo su mentón y hago que levante la cabeza. Sus labios están hinchados y más rosados de lo normal, sus ojos tienen un aspecto de somnolencia que me parece demasiado tierno y que le queda muy bien a él.

—Quisiera decir que no podemos volver a hacerlo, pero en lo único que pienso es en volver a hacerlo y sin detenerme —Sus mejillas toman un color aún más encendido —Pero no quiero que tu padre te regañe, o peor aun, que te aleje de mí.

—¿Entonces es verdad? Enserio sientes algo por mí —Lo último no lo pregunta, más bien lo afirma. 

—¿Es tan difícil de creer? —Me hago el dolido, él se ríe apenado.

—Disculpa si te he ofendido, pero, bueno, es que eres Derek Hale, puedes tener a quien quieras y cuando quieras —Es lo que piensa todo el mundo, pero la realidad está muy alejada de eso.

—Un hombre como yo sabe que lo físico está en un segundo nivel comparado con lo que es la esencia de un alma —La sonrisa se le borra, y se queda mirándome fijamente en silencio.

—¿Qué sientes por mí? —Me temía que algún día me hiciera esa pregunta, pero nunca pensé que fuera a pasar.

—Si te lo dijera te echarías a correr —Abre los ojos como platos, y me doy cuenta de que he pensado en voz alta —Me refiero a que, es complicado, aunque no es nada malo, solo que, tomaría mucho tiempo explicártelo, y no sería suficiente de una sola sentada —Asiente, pero se queda en silencio unos segundos.

—¿Me lo contarás cuándo estés listo? —Asiento sin que termine de hablar. Es algo que anhelo con muchas ganas, hacerle saber lo que significa para mí.

—Lo haré cuando te des cuenta de que no soy lo que piensas —Asiente con una sonrisa y una expresión sorprendida.

El resto de la tarde la pasamos recorriendo la casa y organizando aquí y allá, cuando entramos en mi habitación, él se complace al ver el tamaño de mi cama, ya que es más grande que la de una pareja, y aprovechando que es la habitación principal y que es bastante amplia, puedo permitirme esto. Algunas de las cosas que hay en la caja aun, él las utiliza en la habitación que he puesto como mi oficina y biblioteca, es un poco más pequeña que la principal, pero no deja de ser grande, por lo que los dos estantes de toda la pared estarán repletos de libros la otra semana. 

Terminamos tarde, casi a las ocho, por lo que su padre debe de estar comenzando a preocuparse. Decido llevarlo a comer, y luego a su casa, arriesgándome a que su padre me descargue todas las balas encima.

Pasamos por unas hamburguesas y nos las comemos en el auto, luego cuando terminamos pongo la basura en una bolsa y la lanzo a los asientos de atrás.

Volteo a la izquierda y me preparo mentalmente para lo que su padre vaya a decir, pero no veo el auto de policía.

—No está, hoy ha tomado el turno de noche. No te lo dije porque disfruté el ver tu expresión preocupada —Abro la boca incrédulo y él se ríe tapándose la cara.

—¿Cómo te atreves, enano? Vas a pagar —Pega un grito cuando lo agarro de la cintura y desabrocho su cinturón. Le hago cosquillas y él trata de liberarse pero es en vano, ya que la risa lo deja fuera de combate.

Cuando paro, me quedo mirando su expresión risueña y no me he dado cuenta de que estamos muy cerca, él también se queda mirándome y se acomoda en el asiento de manera que queda más cerca de mí. Me mira los labios, y me pide con la mirada lo que con los labios no puede, y no puedo contenerme al ver su mirada llena de ganas.

Rompo nuestra cercanía, y lo beso. Se agarra de mi cuello, y gime en mis labios cuando siente mis manos en su vientre, pero no se aparta, al contrario, se acerca más, hasta que queda encima de mí. Me agarra de las mejillas y me impulsa hacia sus labios, paso las manos por su cintura, y siento como su cuerpo se arquea y gime mi nombre. Y sé que desde ahora ese será mi sonido preferido en el mundo.

De pronto un pito de un auto atrás de nosotros nos hace dar un brinco, miramos hacia atrás, y veo que en el asiento del piloto hay una cara conocida para mí. Trago en seco.

—Scott —Susurra Stiles y veo el temor marcado en sus facciones. Mierda.

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