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By drunkmuffin

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El no la recordaba, pero pronto lo haría y lamentaría todo lo hecho. Ella estaba comprometida pero haría todo... More

28/07/09. SCOTT D.
Who's Anna?
A Big Bastard
Awakening Memories
Pools + Scott = Big Mess
A Blackberry and a Thousand Memories.
Ed "Almost-Counselor" Waters
My Son
28/07/09. ANNA C.
HE IS BACK
RETO CUMPLIDO
SUSPENDIDO

Read Hands and Do Hypnosis

971 71 20
By drunkmuffin

Hola aquí el cuarto capitulo ahora todas sabran que paso con la memoria de Scott creo que ninguna se esperaba esto, ni yo, creanme, espero les guste, voten comente y así.

P.D. Ya llegamos a los 500! Gracias :)xx

____________________________________________________________

Después de que mi querida madre me tomó como un drogadicto hoy en la mañana, me hizo comerme toda la fruta que había y tomar más de dos litros de agua en menos de una hora, no pensé que eso fuese un inconveniente en mis planes del día de hoy, pero lo fue, a la mitad de la carretera, donde no hay baños públicos, ni restaurantes caros, mi vejiga amenazaba con explotar. Casi oí el canto de los ángeles cuando vi una casita morada con muchos detalles dorados, naranjas y negros. Mal estacione la camioneta frente al lugar y corrí a tocar la puerta mientras aguantaba las ganas de orinar.

—Hola cariño, ¿Pero qué se te ofrece? —Saludó la señora que acababa de abrir la puerta con un acento de las islas cubanas marcado en las pausas, tenía la piel bronceada y era regordeta pero no aparentaba más de 60 años. —Esta es la casa de la tía 'K' y esa soy yo, aquí hacemos de todo, cortamos cabello, peinamos, maquillamos, vestimos, cocinamos e incluso leemos las manos, cartas, futuro y hacemos hipnosis, mi niño.

—Yo me preguntaba si prestaban baños... —Sonreí antes de que mi urgencia se notara en forma de liquido sobre la tela de mis pantalones.

—Claro, chico. Pero mira que porque no lo habías dicho antes al fondo a la derecha. —Dijo dándome paso y sonreí.

Libertad, benditos sean los baños, podre vivir unos años más con mi vejiga intacta. Lavé mis manos y las sequé en una toalla al salir del baño note que el lugar estaba repleto, un grupo de señoras sobre unas silla giratorias leían revistas mientras las peinaban o cortaban el cabello, otras estaban sentada mientras les pintaban las uñas y por ultimo estaba la señora que me dio paso, sonriéndome.

—Muchísimas gracias. —Dije sonriéndole.

—No hay de que cariño, pero debes saber que ese baño es solo para clientes y a menos de que quieras una tintura o la pedicura podrías dejarme ayudarte con algo que te está dando vueltas por tu cabecilla, permíteme. —Ella tomo mi mano llevándome a una mesita alejada del ruido de la ‘estética’ ¿A qué se refería con lo que había dicho? —Me refiero a eso que no entiendes querido, déjame mostrarte. —Tomó mi mano y puso la suyo encima cerrando los ojos. — ¡Oh dios amor! Tu esposita era una gran perra ¿No tienes ni idea, verdad? —Negué ¿A qué se refería? —Anna Carter, la chica que no recuerdas, tu esposita fue la que hizo que no la pudieras recordar, Mandy gran bruja, era muy astuta.

—Lo siento, pero me está asustando creo que lo mejor es que me vaya. — Sonreí cortes, un poco asustado levantándome de el silloncito en el que estaba sentado, no entendía como esa señora sabia de Anna, ni porque decía que Amanda era una bruja.

—Chico, esa mujercita era una bruja no solo en actitud ¿entiendes? —Me detuve mirándola extrañado. —No creo que lo recuerdes, ni lo vayas a recordar, la noche de tu boda la chica te hipnotizo, era más inteligente que tú al parecer y te dejaste engañar por unas piernas largas mi niño.

— ¿A qué se refiere?

— ¿Eres tonto? Tu esposita te hipnotizó para que olvidaras a Anna ¿Ya? Por eso no la recuerdas, pero también sé algo más… La vas a encontrar… — ¿A quién? —A Anna, al parecer no eres el único que volvió a Boston.

— ¿Usted sabe donde esta Anna?

—Niño, soy gitana no GPS. Valía la pena intentarlo.

Salí de ahí feliz aunque gaste 10 dólares a lo idiota, la señora había dicho que me encontraría con Anna también había dicho que con la reciente muerte de Amanda la hipnosis se iba a ir muriendo metafóricamente hasta ya no existir, aunque después de pensarlo bien, no sé si eso era bueno o malo.

*  *  *

Volví a casa ya era un poco tarde no había visto a Ed ni Leila en todo el día, empezaba a extrañarlos demasiado, estacione en el porche de la casa y baje entrando por el patio trasero. Apenas pase por el umbral de la sala unas pulguitas me saltaron encima bueno por lo menos una de ellas, el otro solo me sonrió desde el sillón, sabía que todo lo de Amanda era más difícil para el que para cualquier otro, teníamos que hablar.

—Bebé, ¿Puedes subir con Abu? Ya subo. —Asintió y corrió escaleras arriba. Camine hacia el sillón sentándome junto a Ed apague la TV. — ¿Qué paso campeón? —Le pase el brazo por encima de los hombros y él me miro tenía los ojos llorosos.

—La extraño papá, quiero a mami conmigo, sé que casi nunca estaba en la casa pero la extraño mucho, ¿Por qué se fue papá, por qué? —Se acurruco en mi pecho apretando mi camisa en una de sus manos.

—Es normal que la extrañes peque, es tu mamá raro sería que no la extrañes pero… mira, cuando mi papá murió yo también estaba muy triste sabes, llore mucho ese día y no dejaba que nadie se acercara a mí, pero luego recordé que aunque todo parezca feo, horrible, de lo peor, siempre hay algo que vuelve todo eso insignificante… para mí, fuiste tú, gracias a ti yo seguí adelante y me case con tú mamá tu me ayudaste a seguir, ahora déjame ayudarte a seguir ¿sí? Quiero que seas feliz, eso es lo que todo papá quiere de sus hijos. —Lo abracé era el hombre más nena que jamás había conocido, las gotas saladas bajaban por mi rostro era mi pequeño odiaba verlo triste más que a cualquier cosa en el mundo.

—Mucho chicos se vuelven rebeldes al crecer papá, lo he visto muchas veces en las películas así que quiero que sepas que no importa lo que te diga cuando tenga quince años o más, eres el mejor papá del mundo y te quiero.

—Yo también te quiero pequeño, ya no llores.

Habían sido demasiados dramas en las últimas horas pero me alegraba de que mi madre ya estuviera feliz, Ed hubiera dejado de llorar y Leila me perdonase, todo iba cada vez mejor y estaba muy bien con cómo había ido mi día.

Aunque todavía no entendía algo, ¿Por qué Amanda querría que me olvidara de Anna? Es decir no tenía nada de qué preocuparse, por lo que dicen todos, yo no amaba a Anna si quiera la quería, entonces cuál era la razón, si es que era verdad y la tía K no me estaba mintiendo, no creo que ella me hubiera mentido, porque… quién pudo haberle dicho de Anna y que había estado pensando en ella es decir, no solo sabía su nombre, sino también su apellido y también sabía que mi esposa se llamaba Amanda, eso no lo pudo haber encontrado gracias a la matricula de mi camioneta. Estaba claro que ella no metía, así que Mandy era una bruja pero no cualquier bruja si no una bruja muy astuta por alguna razón ¿ella la conocía? Era prácticamente imposible.

«Estaba regresando del trabajo, tuve cinco pacientes hoy, esos chicos de ahora ¿Ya no se cepillan los dientes o qué? Tres de mis pacientes tenían más de seis caries y los otros dos venían por moldes para paladares. No entendía porque sus padres no hacían las cosas a la antigua se le está cayendo el diente, una puerta más un hilo y listo, nada de preocupaciones y no más gastos pero también es bueno que no piensen así, ya saben… ellos pagan la ropa de mis niños indirectamente así que todo está bien.

Abrí la puerta de la casa y note que Amanda había llegado, algo extraño, ella nunca llegaba antes que yo, camine hacia la cocina unas voces se oían desde ahí y antes de que pudiera siquiera asechar una señora regordeta algo morena paso por mi lado hecha una furia.

—Amanda… ¿Quién era esa señora?

—Una clienta, ya sabes no se sienten a gusto con sus casas y vienen aquí a reclamarme, como si yo pudiera hacer algo después de que ellos firman el contrato. —Sonrió»

Sabía, Sabía que la había visto antes, era esa señora loca que había ponchado mis llantas, bien, ahora entendía el porqué (más o menos) tal vez ella se dio cuenta de los de la hipnosis y trato de hacerla entrar en razón pero Amanda fue muy testaruda para entender… tal vez. No lo sé. Todo mi día se está volviendo un estúpido capitulo de OUAT (Once Upon A Time) lo mejor será que me acueste a dormir.

Desperté en la alfombra del cuarto de mi madre. Luego de mi análisis de brujas, magia, hipnosis y lectura de manos llegue a la conclusión de que le había prometido a mi hija subir rápido y no lo hice, así que corrí escaleras arriba hacia el cuarto de mi mamá y resulto que estaban viendo una película y el inteligente y nada adormilado Scott se acostó en el piso a verla. Y se durmió. Soy muy inteligente lo sé, el caso es que desperté de nuevo en un piso y con la espalda adolorida solo que esta vez no por los gritos de mi madre, más bien por mí. Me paré y camine hacia el baño. Oriné, me bañé y cepille mis dientes, era domingo así que decidí que andaría en pantalones de gimnasio y camisa todo el día, no importaba lo que dijera el mundo. Bajé por mi saludable desayuno, un panqué y leche achocolatada, y luego subí a mi cuarto quería probar si viendo las fotos una vez más podría recordar algo, lo que fuera…

Saque la caja del armario y la abrí nuevamente echando todo el contenido sobre la cama, sin ver tomé una foto al azar, era Anna estaba durmiendo y en segundo plano había un gato color caramelo viéndola. Creo que yo había tomado esa foto.

«Toqué el timbre de la casa de Anna era su cumpleaños y si no le daba algo o se me olvidaba estaba seguro de que Nicholas iba a darme una paliza de nuevo. Nadie abría así que volví a tocar, esta vez sí abrieron el padre de Anna, John, me veía extrañado alternando su vista de mi cara a la caja de cartón con huecos en la tapa que llevaba en manos.

— ¿Qué haces acá muchacho? —La verdad era que la altura y el tono grave de la voz del padre de Anna me intimidaba, me intimidaba y mucho.

—Vera Sr. Carter vine a ver a Anna le traje un regalo y quisiera sorprenderla ¿Ya despertó?

—Creo que sabes la respuesta muchacho. —No había despertado, ni siquiera el Sr. Carter se había quitado el pijama obviamente Anna menos. —No ha despertado, pero no creo que sea lo correcto dejarte pasar al cuarto de mi hija sin supervisión aun menos si ella está dormida y tú tienes una cámara colgando del cuello además de una caja extraña de procedencia desconocida. —Mire a la caja en mis manos, que se movió sutilmente.

—John, cariño, deja al chico pasar, el solo quiere hacerle una sorpresa a nuestra hija, deja de ser tan anticuado. —Me sonrió la Sra. Carter dándome paso a la casa.

—Yo solo cuido a nuestra hija, Marie.

— ¡Oh dios santo, John! Cierra la boca, llevare al chico donde Anna.

—Siento causar problemas Sra. Carter. —Murmure mientras subíamos las escaleras.

—Mi niño, ni te preocupes por eso, ven conmigo, el Sr. Carter es un aguafiestas, además necesito que distraigas a Anna unas horas mientras organizamos su desayuno de cumpleaños, estuve ocupadísima ayer, no pude ir ni al súper y no quiero que piense que se me olvido su cumpleaños. —Ahogue una risa, la mamá de Anna siempre había sido así y no me quejaba era muy graciosa. —Buena suerte.

La Sra. Carter bajó por las escaleras dejándome solo frente a la puerta del cuarto de Anna, tome la caja con una mano y con la otra abrí la puerta. Anna estaba acostada de espaldas a la puerta con su cabello rubio alborotado sobre las almohadas; cerré la puerta con cuidado, no quería despertarla aun. Me coloque frente a ella y abrí la caja con su regalo. El pequeño minino se había quedado dormido pero apenas metí la mano dentro de la caja para sacarlo este saltó por encima de ella subiéndose a la cama de Anna. Bien, me había facilitado el trabajo; tomé la cámara que colgaba de mi cuello y la encendí, con cuidado,  le saque una foto y todo hubiera salido según el plan si el flash no hubiera salido y el gato no hubiera saltado a la cara de Anna. Lo siguiente fue Anna saltando de su cama para caer encima de mí y el gato corriendo debajo de la cama.

— ¡Scott! ¿Qué haces aquí? —Pregunto ella sobre mis labios.

—Feliz cumpleaños. —Murmure sonriendo.”

Su cumpleaños número diecisiete, le di un gato atigrado color caramelo, porque la semana pasada a esa, había salido con ella a la plaza y cuando lo vio en la tienda de mascotas dio un brinquito, diciendo que era el gato más bello que había visto en su vida.

[La foto que tomo Scott a un lado ]

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