Escuadrón Anti-Chicos© (En ed...

By xDamnWritterx

93.3K 5.2K 803

¿Que sentirías cuando tu vida ya no es como la de antes? Me refiero a que eras feliz y ya no lo sigues siendo... More

[Aclaraciones]
[Personajes]
Capítulo 1: Es como una paloma, viene y te caga encima.
Capítulo 2: Chica problemas.
Capítulo 3: Empecemos de nuevo.
Capítulo 4: Castigos y más castigos.
Capítulo 5: Más competencias que limpieza.
Capítulo 6: ¿Fantasmas en el instituto?
Capítulo 8: Tacones e Instagram
Capítulo 9: Una dulce venganza.
Capítulo 10: ¿Papá nuevo?
Capítulo 11: Sorpresa inesperada.
Capítulo 12: Pijamada épica.
Capítulo 13: Anciana molesta.
Capítulo 14: Mentiras piadosas.
Capítulo 15: El Aniversario (Parte uno).
Capítulo 16: El Aniversario (Parte dos).
Capítulo 17: Me involucraste.
Capítulo 18: Fingir.
Capítulo 19: Dieciocho años practicando.
Capítulo 20: Tiempo de hablar.
Capítulo 21: El Plan.
Capítulo 22: Alumna de Intercambio.
Capítulo 23: Derríbame, nena.
Capítulo 24: Brotherzone.
Capítulo 25: ¿B de cristal o de deseo?
Capítulo 26: Lazos de hermanos.
Capítulo 27: Revelaciones.
Capítulo 28: Decisiones.
Capítulo 29: Adiós, Miami.
Capítulo 30: Doble cara.
Capítulo 31: ¿Me estás amenazando?
Capítulo 32: Inglaterra y el chofer personal.
Capítulo 33: Espías.

Capítulo 7: Cena con los Langford.

2.7K 182 15
By xDamnWritterx

Jess.

Iba caminando con mi capucha en mi cabeza y escuchando música con mis audífonos en mi Mp3 . Estoy bastante cansada y ni siquiera quiero poner un pie en el instituto.

Mi madre ayer por llegar tarde a casa, me quitó el teléfono por tres días. A pesar que le haya explicado mil veces lo que sucedió realmente. Pero claro... Ella pretendía no escucharme y que no le diera explicaciones estúpidas o que cambiara lo que en realidad pasó.

Prácticamente era una de las primeras en llegar al instituto, casi no había nadie en los pasillos asi que decidí vagar por aquí hasta que el timbre toqué e indique las clases, aunque no quiera ir realmente.

La mayoría de estudiantes que había eran tipo "nerds", cómo les dicen la mayoría de estúpidos aquí, digo... No hay de malo en ser un nerd, que sea totalmente diferente a ti de pies a cabeza no significa que lo puedas tratar a tu antojo como si fuera basura. No, es claro que no. Eso debería ser ilegal.

— Hola, Jess —me saluda una chica pelirroja de anteojos tipo hipster.

— Hola.

Saludo alegremente.

— Buenos días, Jess —dice un chico de anteojos saludandome amistosamente. Le sonrío de igual manera.

¿Ven a lo que me refiero? Yo soy una muy buena persona y no ando tratando a las personas mal como los demás estúpidos.

— Hola, nena.

— Pierdete, idiota —digo mirándolo mal.

Sé que dije que era una buena persona pero... Se fue a la mierda. Y claro que lo haría si la persona que te acaba de hablar es ni más ni menos que... Niall Johnsons. La persona que más quiero en ésta vida, noten el sarcasmo, por favor.

— ¿Tan temprano llegaste? Esto es un milagro —eleva sus cejas.

— El único milagro aquí es que no te parto el rostro —le sonrío cínicamente.

— Hazlo y nos veremos en la oficina del director, Stone—me vuelve a sonreír.

Cómo me dan ganas de hacerlo añicos.

— Adiós, imbécil —paso por su lado rodando los ojos.

Maldigo el día que éste cara de simio apareció en el planeta. Mi vida sería de lo más normal sin tener que estar topandomelo a cada hora del día.

Me dirigí al baño de chicas para quedarme ahí hasta que el timbre sonara. No pensaba salir y volver a ver a Niall.

Al entrar al baño, me topé con chicas bastantes "creídas" o más conocidas como las "populares" pero no más que yo, claro. Al verme entrar, dejaron lo que hacían para marcharse. Al parecer mi presencia las intimida, o eso creo.

Pasaron los minutos y faltaba poco para entrar a clases. Así que me adentre a un cubículo y encendí un cigarrillo que me había regalado un chica en una fiesta.

Lo prendí y fumé de el. No me había dado cuenta que el cigarrillo no era exactamente lo que esperaba... Ya que estaba demasiado concentrada fumando de el.

Escuché que el timbre sonó y que unas chicas entraron en el baño, por sus voces de seguro son esas "creídas". Decidí ignorar sus voces agudas sentándome en el frío suelo del baño.

El fastidioso olor se esparció por todo el baño de chicas haciendo que las chillonas salieran de aquel. Reí por lo que había logrado... Y después de eso, no dejaba de reír sin motivo alguno.

Oí que una persona entró al baño para acercarse a mi cubículo, esperen... ¿Donde he visto esos tacones antes? Mmm.. En una tienda quizá, meh.

La puerta se abre de golpe dejandome ver a Lucy mirandome totalmente enojada. Oops, me descubrió.

Empecé a reír por la cara totalmente desfigurada que tenía. Está enojada.

— ¿¡Jess qué estás haciendo!? —exclama arrebatandome el cigarrillo —. Esto es malo para ti.

¿Malo? Puff, ¡Por favor! Eso es genial... Y sobre todo para mi. Reí golpeando mis rodillas por lo que me acaba de decir.

— Amiga, a ver, mirame —volteo mi rostro.

Su ceño se frunce mirándome mal... Apostaría que mis ojos están rojos. Pero... Meh. No me importa.

— ¿Desde cuando fumas esto? —pregunta.

Desde antes que me interrumpieras.

— ¿Ni siquiera lo recuerdas? —Lu frunce el ceño. Reí—. Jess, te estoy hablando —sigo sin responder—. Hey, ya para de reír, ¿Lo sabes o no?

Me volteo para mirarla... Obviamente sin dejar de reír. Se me es inevitable no hacerlo.

— Lo único que sé... Es que no sé nada —reí por la estupidez que acababa de decir.

Ella rueda los ojos reincorporándose.

— Levantate —me ordena pero levemente le enseño mi lengua sin que ella lo notase—. Tenemos clases.

Agh, arruinaste mi momento de felicidad con esa estúpida frase.

— ¿Y eso qué? —me encogí de hombros—. Quedate conmigo y prueba la felicidad.

Reí al decir lo ultimo.

Sé que fumar eso me haría bastante mal... Pero estoy perfecta. Lucy niega.

— Estás mal —dice.

¿¿Yo?? ¿¡Mal!? No.

— ¿Mal? ¡Porfavor! Esto me ha hecho bastante bien —digo entornando mis ojos—. Adelante, pruebalo.

Le señalo el cigarrillo riendo. Lucy niega nuevamente votando el cigarrillo para apagarlo con su pie.

Haz roto mi corazón.

— No, Jess, te levantas antes que venga alguien y te delate —dice agarrándome del brazo para levantarme. Me suelto y lo hago por mi cuenta.

— No, no y no —digo negando—. Estoy perfecta.

Río acercandome al lavamanos.

— Perfectamente apestando —dice haciendo una mueca de repugnancia.

Ruedo los ojos seguido de lavarme el rostro.

— No seas exagerada.

Luego que estuviera totalmente estable, Lucy me dio miles de charlas durante veinte minutos de lo malo que es fumar en los baños del instituto e incluso me roció su perfume que siempre lleva en su bolso para quitarme el olor detestable. Le juré que jamas lo iba a hacer de nuevo y que estuviera tranquila, claramente lo hice para que dejara de hablar.

— Confío en ti, Jess.

Blah, blah, blah.

Luego de eso... Nos dirigimos cada una a su respectivo salón. Por desgracia, llegué tarde a el y me mandaron a detención. Pero yo soy Jess Stone y no sigo ordenes de nadie. Así que me fui debajo de las gradas a sentarme hasta el receso.

Estaba aburrida y quería diversión. Pero de seguro algunos de los inspectores de pasillos puede estar por allí, así que preferí quedarme aquí escuchando música.

Pasaron las horas y la campana sonó indicándo la hora del receso. Así que me levanté para ir a la cafetería. Mientras iba caminando dentro del instituto una mano me jala logrando encerrarme en el armario del conserje, iba a gritar pero la mano que me jaló me tapó la boca.

Molesta voltié mi rostro hacia la persona que causó esto. Mis ojos se toparon con un Niall bastante serio.

— Oye, ¿Qué crees que haces? —lo miré mal.

— Explicame, ¿Por qué estabas drogándote? —pregunta a lo que yo me quedo callada y bastante seria—. Respondeme, Jess.

Niall... ¿Nos había escuchado?

— ¿Y eso a ti que te importa? —le doy un empujón—. Es mi vida, y no te he dado el derecho a meter tus narices en ella, ¿Que tanto te importo, eh?

¿Quien se cree? No tiene derecho para decirme lo que no y si debo hacer... Él es sólo un desconocido para mí. Pero... ¿Cómo lo supo? De acuerdo, no creo que haya sido el olor, ya que prácticamente Lu me bañó en perfume y es totalmente lógico que huelo a él y no a.... Eso. Lo más seguro es que Niall estuviese allí espiando y oyendo nuestra conversación.

— Creeme que si no me importaras, hubiese ido en el momento que me enteré donde el director y le contaría todo —dice enojado—. Pero preferí hablar contigo y no perjudicarte.

Okay.... Esto es raro. Pude notar sinceridad en sus palabras tanto como en sus ojos celestes.

— Lo hubieses hecho, querido Niall —elevé mis cejas.

— ¿Ah, sí? —eleva las suyas imitandome—. ¿Y por qué, querida Jess?

— Para no volverte a ver nunca más y poder librarme de tu presencia —me crucé de brazos—. Vamos, ¿No es lo que tú también quieres?

— No.

Ante eso, nos quedamos sin decir nada. La tensión se sintió en el lugar.

— ¿Y por qué no? —arquee una ceja.

Suspira.

— Porque...

La puerta del armario del conserje se abre dejando ver a Ralph con su trapeador mirándonos molesto.

— ¿Que hacen aquí? —frunce el ceño—. Vayan a besuquearse a otro lado, sucios.

Salí lo más rápido que pude antes de que Ralph me resfregara el trapero en el rostro. Y tambien para que Niall no me siguiera... Pero lamentablemente logró alcanzarme.

— Vete —le ordeno sin mirarle.

— No-o

— No querrás ver mi rodilla incrustada en tu entrepierna, querido —digo aun caminando.

— Creeme que estando junto a ti soportaría el dolor —dice.

Me detengo para cambiar el rumbo a donde iba.

— ¡No te deshaceras de mi tan fácil, Stone! —me grita.

— Lo estoy haciendo —me volteo enseñándole mi dedo favorito—. Querido.

(...)

Lucy.

Creo ser la única chica con diecisiete años a la cual castigan, y no sólo por sus padres. Lamentablemente tengo la desdicha de también estar castigada por el director de la escuela. Lo cual... ¡Es magnífico! ¿Notan el sarcasmo?

Mi madre cree que con castigarme cambiaré mi actitud de "chica problema" pero está equivocada, yo no soy de ese tipo de chicas, como suele ser Jess. Mamá prácticamente le gusta la perfección. Y quiere que yo sea como ella, una mujer con clase, sofisticada y elegante. Y no una come libros como suele llamarme o... Una aburrida. Lo que mi madre no se ha enterado es que, ser como ella es, es más aburrido a lo que soy yo realmente.

O sea... ¡Vamos! ¿A quien le gusta ser elegante y educada a la vez? A mi no, y mis amigas y yo opinamos lo mismo.

Aunque éste obsesionada con la lectura, no puedo negar que amo la moda. Soy como mi madre en ese aspecto.

¿Saben la razón por la cual hablo sin parar? Prácticamente es porque estoy en detención totalmente aburrida y sola.

Bueno, no tan sola. Algunos chicos se hallan aquí y el profesor a cargo de detención. Sólo quiero irme... Aunque mi madre esté en casa esperandome lista para gritonearme. Como suele hacerlo cuando me comporto "mal".

Aunque ella sabe que perdí las llaves no debería castigarme ya que lo hizo antes... Sería muy injusto que aumente los días de castigo.

Miré mi celular y eran las cuatro de la tarde. Llevaba tres horas aquí, tres horas de cuatro. Agh.

A la sala de detención entro un chico bastante conocido para mi... Y claro que lo era, ya que el chico de llamaba Nicholas Hamilton o más conocido como Nick, el estúpido que disfrutó engañarme con otra perra.

Se sentó en el rincón de la sala con su capucha en su cabeza. Nick no era de chicos problemáticos, era muy tranquilo.... Pero después de que me engañó me di cuenta que nada es lo que parece.

Él al parecer notó que lo miraba, ya que al verme sonrío sin mostrar sus dientes y se sentó junto a mi. Lo cual obviamente me disgustó.

— Vete, Nick —dije alejándome de él.

— Vamos, ¿No podemos hablar? —hace un leve puchero. Él sabía muy bien que hacer eso no podría resistirme.

Pues, se equivoca.

— No —su sonrisa se desvanece—. Quiero descansar de ti y de infidelidades tuyas, por favor. Dejame ser feliz.

— Yo sé que si me das otra oportunidad lo serás —toma mis manos.

— ¿El golpe que te di no te dio a entender que no quiero que seas más parte de mi vida? —arquee una ceja—. Vete, no quiero saber más de ti... Ya no te amo, ¿Entiendes eso?

Sabía que mentirle a él estaba bien, pero a mi... No. Yo aun siento algo por Nick y es inevitable, no puedo olvidarlo.... Nunca creí que él fuera capaz de engañarme con una arpía. La verdad nunca dudé de él, ya que antes de ser mi novio era mi mejor amigo, eramos inseparables... Nos decíamos todo. La confianza y el cariño que nos teníamos era más grande que los senos de todas las tipas como Daniela juntas.

Pero todo se acabó.... Él arruinó todo, él destruyó nuestra relación.

Hasta ni el pegamento más fuerte podrá pegar todos los pedazos de mi corazón roto.

— ¿Estás segura de eso? —pregunta.

— Completamente.

Él hace una mueca asintiendo lentamente. Se levanta de la silla para ir a sentarse a donde anteriormente estaba.

Aunque me cueste, lograré olvidarte.

Abby.

Entré a mi casa lanzando las llaves de aquella hacia el sofá, dónde el cual me lancé segundos después.

Hoy es martes, y seguramente mis padres estén en la empresa familiar, mi hermana Ann debe estar en la universidad o por ahí ya que ella es un tema aparte y el cual es sospechoso... Prácticamente se ha mantenido un poco alejada estos últimos días de casa y me gustaría saber el motivo. Y por otro lado mi hermano Mike, que está "estudiando" en la casa de un amigo. Sí, entre comillas. Porque, vamos, dudo y bastante que mi estúpido hermano estudie.

Y bien, prácticamente tengo la casa sola para mi. Amo eso. Ya que la tranquilidad se siente, amo estar en paz sin mis molestos hermanos y sin mis adorados padres.

Subo las escalera en dirección a mi cuarto para acostarme en el, es decir, en mi adorada cama. Soy una maldita vaga y claro está que no quiero hacer absolutamente nada que no sea dormir.

Abro mis ojos seguido de bufar, ya que mi teléfono está sonando en alguna parte de la casa, o donde sea que haya lanzado mi mochila.

Bajé de mala gana hacía la sala de estar buscando con la mirada mi mochila, que se encontraba en el suelo. Además de ser utilizada como cama de Freddy.  La mascota de la familia. Es un gato bastante flojo y peludo.

De niña, Mike me llamaba Freddy por el simple hecho de que segun él YO me parecía a él. Y yo sabía que no lo decía porque desde los cinco años me gustaba maullar como uno, NO. Mike lo decía porque era floja y peluda... Como Freddy. Pero el karma se hizo cargo de él transformándolo en un maldito flojo y peludo. Aunque lo último sea una mentira.

Me acerqué a Freddy y le lancé una mirada asesina. Además de ser peludo, su pelo se cae en donde sea que se acueste o vaya. Y eso prácticamente me fastidia. Sobre todo ahora que se encuentra en mi mochila donde después estará llena de pelos.

— Shu, vete —trate de alejarlo—. Vete, Freddy.

Suspire y sonreí aliviada al ver que se levantó. Pero lo hizo para cambiar de posición. Maldito gato.

— ¡Freddy vete ahora! —exclamé señalando con mi dedo índice la cocina.

Freddy se levantó y caminó dos pasos y se volvió a acostar, pero esta vez en el suelo.

Entorné mis ojos luego de tomar mi mochila para sacar mi teléfono el cual no para de sonar. Revisé la pantalla y era una llamada de la mamá de Lu.

¿Que querrá? La verdad, no tengo ningún problema con ella pero no se me apetece contestarle. Ya que si me llama es para saber donde está Lucy o cosas que obviamente tengan relación con ella.

Hago una mueca y cuelgo la llamada. Guardo mi teléfono en mi bolsillo trasero y pongo mi mochila en mi hombro —que ésta vez por suerte no tiene pelos de Freddy—. Lamentablemente mi teléfono vuelve a vibrar, ésta vez en mi trasero. Fastidiada lo tomo y contesto en un tono bastante molesto y rudo.

— ¿Qué? —enarco una ceja.

¿Abby? —es voz me es muy familiar y no es de la madre de Lucy.

— ¿Mamá? —frunzo el ceño—. ¿P-por que tienes el teléfono de la madre de Lu?

¿Y por qué respondes de esa forma? —oigo su voz enojada—. Abbigail Nicole James, yo te crié para ser una buena chica... Sobre todo con los demás ¡Imaginate si la señora Willson te oye!

Rodé los ojos. Mi madre tan dramática como siempre, ahora ven de donde lo heredé.

— No sabía que eras tú.

¡Ah! ¿Y por eso vas a responder de esa manera, jovencita? —pregunta.

— Lo siento, ¿Sí?

Hablaremos de eso en casaentorno mis ojos—. Te he llamado desde aquí porque mi teléfono se ha descargado y le pedí a Eleonor que me prestara su teléfono para llamar.

— ¿Okay....?

Pues te quería decir que hoy iremos a cenar con los Langford ¿Te acuerdas de ellos, cierto? —pregunta. Asiento haciendo un sonido con mi boca—. Es obvio que . Bueno el punto es que, tenemos que llevar a los hijos. Para mostrar confianza, tú sabes. Y quiero que y tus hermanos estén vestidos de manera presentable, sin peros.

Abro mis ojos como platos.

¿Yo? ¿Ir a una cena con los Langford? Ni muerta.

— ¿Qué? Pero, mamá, va a ser una cena de negocios. Me aburriré muchísimo —hago una mueca protestando.

No te comportes como pequeña, Abbigail. Ya has ido a muchas cenas con nosotros y para nada que te has aburridodice.

¡Claro que sí! —espeto—. Bueno no tanto, pero no quiero ir donde los Langford. Son gente.... Rara.

Puff, ¡Abby que dices! —ríe mamá —. No hay protestas ni excusas, te quiero hoy vestida ¿Oiste? Nada de peros.

— ¡Pero mami!

Pero nada, adiós.

Cuelga.

Hago un puchero y arrojo mi teléfono hacía el sofá —creo que se me ha hecho una costumbre—, me crucé de brazos quejandome.

No quiero ir a una cena. Ni mucho menos donde estará Steve Langford. Agh.

Lamentablemente mi familia además de ser dueña de una empresa familiar, es socia de la empresa de la familia de Steve. Realmente los tíos de él son los que están a cargo pero tanto como a él y a sus padres también los involucran.

Mike se hace presente en la casa totalmente sudado y con su mochila colgando de su hombro.

— Hola, enana.

— ¿Y por qué estás sudando? —eleve una ceja.

— Si, hola, ¿Como estás? yo tambien estoy bien —ironiza. Lo miro fijamente —. Unos perros me perseguían, y obviamente para huir de ellos corrí lo más rápido que pude.

Asentí entendiendo lo que dijo.

— ¿Sabes? Hoy tenemos cena —digo rodando los ojos.

— ¿Ah, sí? ¿Y con cuál familia...? —alarga. De seguro está esperando que sea con los Williams.

— Langford.

Bufé y él sonrío. Claro, como mi querido hermano tiene de mejor amigo a uno de los integrantes de la familia Langford por supuesto que le encanta la idea.

— Vele el lado bueno, feita —se encoge de hombros sonriendo—. No tendremos que lavar los platos luego de cenar.

Rodé nuevamente los ojos.

— Idiota.

(...)

Estoy tratando de subirme la cremallera de mi vestido blanco, donde entonces se me ha hecho casi imposible. Diganme, ¿Alguna vez les han pasado? Pues a mi sí, desde que tengo diez años.

Mis padres desde esa edad me han llevado a sus cenas con amigos empresarios, de los cuales son bastantes. Ya que muchos quieren negociar con ellos.

— ¡Maldición! —exclamo estirando mi brazo tratando de cerrar la cremallera.

Mi hermana Ann entra en mi cuarto frunciendo el ceño mirandome mal.

— Ugh, siempre el mismo problema contigo —entorna sus ojos y se acerca a mi para ayudarme. Sentí como subía el cierre del vestido—. Listo.

Sonreí en agradecimiento.

— Te amo ¿Lo sabías? —le lanzo un beso mientras ella sale de mi cuarto riendo.

Me volteo hacía el espejo que tengo en mi cuarto para ver que mi atuendo esté en orden. Mi vestido es blanco ajustado al cuerpo, marcando mi trasero —lo sé, muy atrevido pero Ann lo eligió— y mis tacones son negros, lo que hacía que mi atuendo resaltara era un collar que me regaló mi padre al cumplir mis quince años. Lo he usado desde entonces. Es como mi amuleto de la suerte. Si, patético.

Salí de mi habitación con mi pequeño bolso colgando de mi hombro dispuesta a bajar por las escaleras. Al ya estar abajo, veo a mis padres. Mi mamá está arreglándole la corbata a mi padre, como lo suele hacer siempre. Al verme, sonríen sincronizados.

— Pero si te ves encantadora —sonríe mi madre al verme.

— Gracias, ma.

— Te ves como toda una adulta —dice mi padre tomando mi mano para hacerme girar en mi lugar.

— Y tú no te quedas atrás, papá —reí.

Él está vistiendo bastante formal. Rara vez lo hace. En cambio mi madre, siempre son vestidos o pantalones formales acompañados de camisas.

— Lo sé, soy muy sexy —dice.

¿Ven de donde Mike sacó lo egocéntrico? Sip, de mi papá.

Y hablando del Rey de Roma...

Mike baja por las escaleras vistiendo un traje y vans.... Esperen, vans y traje, ¿Saben lo que significa?

— Michael Alexander James —mi madre pone sus manos en su cintura—. ¿Que te he dicho de ocupar vans con ropa así? Sé que es algo poco visto pero no quiero que mis colegas te vean vestido de esa manera.

Mike sonríe entornando sus ojos.

— ¿Entonces prefieres que vaya con pijama? —arquea una ceja divertido—. Vamos, ma, me siento mucho más cómodo así.

Mi mamá suspira y termina por ceder. Después de todo, Mike siempre se sale con la suya.

Lo miro y éste sonríe victorioso. Ann está bajando por las escaleras con un vestido demasiado escotado, es azul ajustado hasta la cintura y suelto hacia abajo, y tiene un pequeño corte que deja ver su pierna. Tiene algunas piedras brillantes en la zona del pecho haciendo que su traje resaltara más.

— Cenicienta ha llegado —se burla papá recibiendo la expresión típica de los James; entornar los ojos y sonreír falsamente.

— ¿Y tú de que vas disfrazado? —le pregunta Ann con diversión—. ¿Del jinete sin cabeza?

Mi padre ríe poniendo una mano en el hombro de mi hermana.

— Muy graciosa.

Papá nos condujo hasta la "mansión" Langford, que prácticamente es grande, como todas las casas aquí en Miami. Mi madre nos daba ciertas reglas que nosotros debíamos seguir al pie de la letra:

1.- Ser educados.

Trataré.

2.- No decir nada fuera de lo ordinario.

Trataré.

3.- Saludar a todos los presentes con amabilidad.

Trataré.

4.- No tirarse a la piscina.

Lo ultimo iba dirigido especialmente para Mike. La última vez que vinimos a la casa de los Langford, él y Steve estuvieron nadando como sirenas en la piscina sin autorización ni de los padres de él ni de los míos. Y al irnos a casa Mike dejó todo el auto totalmente mojado, y eso a mis padres les molestó. A mi padre por su auto, y a mi madre por la ropa.

— De acuerdo —decimos mis hermanos y yo al unísono.

Fuimos hasta el portón que tenía la casa, donde entraban y salían autos. Mi padre asomó su cabeza por la ventana para hablarle al guardia de seguridad.

— Familia James —habla mi padre—. Soy Corey James.

— Claro, pase, lo están esperando —dice y abre las rejas dejandonos pasar.

Al entrar, pasamos por el gran jardín —que prácticamente es como un parque— hasta la entrada de la casa donde nos esperaba un mayordomo. Lo digo por su atuendo, consiste en una camisa blanca y un rosón negro ubicado en la zona del cuello y unos pantalones de vestir también del mismo color.

Bajamos del auto dirigiéndonos hacia él.

— Buenas noches, familia James —nos saluda a lo que nosotros sonreímos—. Mi nombre es....

Es interrumpido por una chica castaña de ojos celestes. Lleva un vestido parecido al mio pero color coral, su cabello cae por sus hombros. Al vernos nos sonríe alegremente, no recuerdo bien como se llama.

— Stephan, gracias pero ésta vez yo los invitaré a pasar —sonríe—. Puedes retirarte, mis padres te están buscando.

Mi familia y yo nos miramos confundidos. Me sorprende la disciplina que tiene la chica ésta.

— Hola a todos, mi nombre es Zoey Langford —eleva sus cejas extendiéndo su mano hacia mi padre—. Hija de Grace y John Langford. Mis padres nunca me han dejado atender a los invitados, así que hoy ya no más. Por favor, pasen y acompañenme a la sala.

Entramos en fila hacia la gran casa, yo la recuerdo muy grande, la verdad no tengo muchos recuerdos de ella. La última vez que vine tenía once años y cabe recalcar que mis padres visitan con nosotros muchas casas como para recordar perfectamente ésta.

Zoey nos dirigió a la sala de estar donde estaban muchas personas. Seis adultos y cuatro jóvenes. Entre esos jóvenes estaba Steve.

— Ellie —dice una de las mujeres que se encuentran allí, saludando con un abrazo a mi madre.

— Grace —saluda mi madre correspondiendo el abrazo.

Mi padre y los otros tres hombres se saludan como si se conocieran desde siempre, como verdaderos amigos. Sobre todo con un señor rubio de ojos celestes.

Nuestra madre nos da una mirada indicándonos que nos acercaramos mis hermanos y yo.

— Ellos son mis hijos, Annahis, la mayor —señala a Ann—. Michael —señala a Mike—. Y la menor de los tres, Abbigail.

— Puede decirme Abby.

— Puede decirme Mike.

— Puede decirme Ann.

Decimos los tres al unísono. Provocando que la señora Langford nos mirara divertida.

— Están muy grandes y muy lindos los tres —sonríe—. Yo soy Grace.

— Un placer —dice Mike sonriendo forzadamente.

— Él es mi esposo, John Langford —el señor rubio de ojos celestes se acerca a nosotros sonriendo—. Y mis hijos, Zoey y Steve.

La chica castaña hace presencia con el torpe idiota de su hermano mayor. Steve. Quien no ha dejado de sonreírme.

Después de eso, los siguientes minutos transcurrieron en presentarnos a los demás, los tíos de Steve y sus primos. Pasamos a la mesa para cenar —obviamente— un delicioso bufete. La cena estuvo bastante aburrida ya que hablaban sobre trabajo, cosa que no entiendo mucho pero tarde o temprano deberé saber. Aunque Ann sea la primogénita y deba hacerse cargo de las empresas también necesitará nuestra ayuda, pero además de eso ella está en su mundo de "futura psicóloga" que luego será.

No me había percatado de que el primo de Steve, Luke si no me equivoco, miraba a Ann más de lo normal. Si fuera ella hasta me molestaría. Acabamos la cena y fuimos al salón, bueno, sólo los jóvenes.

Me senté en el sillón mirando mi teléfono para revisar mis redes sociales, estaba aburrida y claro está que lo único que quería es irme. Y rápido.

— ¿Aburrida, James? —oigo la voz de Steve bastante cerca de mi oído haciendo que de un leve respringo. Él ríe.

— ¿Qué te pasa? Me asustaste —digo viéndolo mal.

— Ven conmigo.

Dice para luego desaparecer en un pasillo.

Frunzo el ceño mirando por donde se ha ido. ¿Que lo acompañe? Ni loca, mis padres me matarían. Pero.... ¿No hay nada de malo que vaya a dar una miradita, no? Después de todo, Steve me está invitando. Mis hermanos están platicando con Luke y los demás sin ponerme atención. Me conocen tan bien y saben que me gusta estar sola.

Me levanté del sofá y me dirigí a donde se había ido Steve segundos antes. El pasillo me llevaba hacia el patio. Donde, sí, estaba la piscina...

¿Acaso quiere que me castigen?

— James.

— Langford.

— ¿Te atreves? —sonríe.

Frunzo el ceño.

— ¿A qué? —pregunto.

— A lanzarte, boba —dice con obviedad señalando la piscina.

Niego—. No es porque no quiera sólo no puedo.

— Oh, vamos, será divertido —dice con una copa de vino.

Me sorprende que beba alcohol a sus dieciocho años. Y yo que sólo bebo agua.

— No, ya te dije —elevo mis cejas.

— No seas aburrida —se agacha para tocar el agua, me salpica.

— Idiota.

Se acerca a mi sonriendo. Su cercanía me está poniendo incómoda y bastante. Me sorprendió cuando me agarró de la cintura acercandome más a él.

— Te ves hermosa, Abby —dice.

Trato de alejarlo pero al hacerlo, el estúpido de Steve derrama su copa de vino en mi vestido... Sí, ¡En mi vestido blanco!

— ¡Demonios! —exclamé—. ¡Ten más cuidado, estúpido!

— Oye, tú fuiste la tonta que me empujó así que no me culpes —eleva sus manos.

Aprieto mis puños.

— Ugh, eres un idiota —digo antes que lo empujara hacía la piscina.

Reí a lo que había provocado.

Steve sale a flote mirándome con una mueca soltando un quejido.

— Auch, creo que me doblé el tobillo —dice caminando hacia la orilla con dificultad.

Demonios, ahora resulta que al empujarlo se dobló el tobillo al caer. No esperaba que resultara así.

— ¿Me ayudas? —pregunta extendiéndome su mano.

La tomo y rápidamente siento que caigo. Corrección, Steve me jaló hacía la piscina. Que estúpida soy.

— ¿¡Que tienes en la cabeza!? —digo viéndolo mal.

— Cabello, duh —sonríe.

— Me las pagarás por esto —le enseño mi dedo del medio.

— Tú fuiste la bobita que creyó mi mentira —ríe.

Apreté mi mandíbula.

— ¡Eres un...

Soy interrumpida por una voz bastante familiar.

— ¿Abby? —oh, no—. ¿Que parte no entendiste que no se bañaran en la piscina?

Agh, maldito Steve.

Continue Reading

You'll Also Like

38.8K 2.3K 17
Arodmy Darotski, no se enamora él se obsesiona. Su pensamiento siempre fue no perder el tiempo con crías menores que él, seres inexpertos como suele...
98.8K 2.2K 15
Ella es todo lo que él quiere. Él es todo lo que ella detesta. Anubis tiene que pasar su último año de instituto rodeada de chicos malcriados con un...
1M 116K 30
Franco se mantuvo al margen por ser nuevo en el pueblo, incluso cuando hostigaban a ese chico. ¿Quién diría que se volverían amigos en secreto... e i...
56K 4.3K 35
¡FINALIZADA! Papulince x panafresco, un chico sumamente enamorado y otro que no sabe lo que quiere, además de negar rotundamente su amor por Luis, cu...