A Prueba
Capitulo 20
POV PERRIE
Alguna clase de luces curiosas comenzaron a rondar por mi cabeza. Comencé a abrir lentamente mis ojos hasta que conseguí que la luz no me lastimara mas. Para mi sorpresa estaba en el mismo cuarto, en la misma camilla que la ocasión anterior. Apenas tuve de nuevo el sentido de mi conciencia la desesperación se apodero de mi y comencé a maldecirme a mi misma. Me enderece un poco sobre la cama con los ojos bañados en lágrimas cuando note que había alguien en el sillón junto a la camilla. Era un chico. Seguramente el tipo que me lanzo a los policías. El rostro recargado en su mano y su codo recargado en uno de los lados del sillón. Estaba profundamente dormido, se le notaba en extremo cansado.
Pero no tenía tiempo de detenerme a mirarlo, necesitaba respuestas y las necesitaba ahora. Le levante de la cama y camine hacia la puerta cuando…
—¡Oye tú! ¿A dónde crees que vas? —Aquel tipo había despertado. Quise huir de el pero fue mas rápido y antes de que pudiera salir azoto la puerta para cerrarla nuevamente. —¿No me escuchaste? TE PREGUNTE A DONDE IBAS.
Este tipo empezaba a desesperarme.
—Necesito salir.
—¿A DONDE?
—¡NO LO SE! ¿SI? SOLO SALIR. DEJAME TRANQUILA.
—No, tu de aquí no sales. —Me tomo entre sus brazos y comencé a golpearlo como podía.
—¡SUELTAME! ¡SUELTAME IMBECIL! HE DICHO QUE ME DEJES TRANQUILA.
—¿Quieres calmarte por un momento? Necesito hablar contigo.
—Yo no te conozco, no se quien eres pero no haz sido muy amable así que no, no quiero hablar contigo. No quiero recordarte.
—Tranquila… no tendrás que hacerlo. No te conozco.
—Y entonces ¿Por qué tanta importancia el que hables conmigo?
—Quiero ayudarte… solo eso. —Me hizo que lo mirara y por primera vez note sinceridad en sus ojos, los cuales por cierto, no eran nada feos. —¿Me dejarías intentar ayudarte? Diablos, si yo te contara. Debes tener millones de preguntas. Si me dejas… intentare responder las mas que pueda ¿Bien? —me quede callada por un rato pero termine cediendo. Aquel tipo tenía razón. Yo tenía preguntas, no entendía absolutamente nada y aunque no se haya portado del todo amable conmigo, el podía darme respuestas. Sin darme cuenta había comenzado a llorar de nuevo.
—Solo porque… porque en serio, necesito que alguien me ayude. Por favor… yo solo… lo siento.
—Hey tranquila. Ven, vamos al sofá, tengo mucho que decirte.
—Antes de todo… necesito que me digas que es lo último que recuerdas. —Lo quede mirando con una rabia enorme.
—Ese es mi problema… no recuerdo nada. Absolutamente nada. Ni siquiera mi nombre. Tengo algunas imágenes en mi cabeza pero no ayudan mucho. —El oprimió un botón en la pared.
—Bien… —El metió su mano a uno de los bolsillos de su chaqueta que estaba en el sillón y saco una pequeña bolsa de plástico con algunos objetos. Atrajo una mesa hacia nosotros y coloco todas las cosas delicadamente sobre ella. —Mira esto, quiero que mires con cuidado, tomate tu tiempo ¿no hay prisas ok? Necesito que analices esto y me digas si puedes reconocer algo, si algo se te hace familiar. —Lo mire con duda en mis ojos. —Adelante, no pasa nada.
Mire todos los objetos frente a mi y tome cada uno de ellos. Sobre la mesa había un reloj blanco muy bonito aunque desgastado, unos lentes con uno de los vidrios estrellados, una cigarrera con encendedor, el cual ya no servía, un pequeño block de notas que se ve se había mojado tiempo antes y una esclava de oro. Tome cada uno de los objetos y los mire con cuidado. Trataba de hurgar en mi memoria pero, nada. Había comenzado a desesperarme de nuevo hasta que tome el ultimo objeto, la esclava. Era en serio muy bonita aunque estaba cubierta de polvo. Es como si hubiera estado enterrada por muchos años. Mire cada detalle de ella hasta que en la parte de atrás tenia un tipo de relieve. Un grabado. Pase mis dedos retirando el polvo para poder leerla. Decía…
—Perrie…
—La esclava… ¿la reconoces?
—No, bueno, no lo se. Es solo que…
—Perrie… —Susurro el chico junto a mi y coloco su mano junto a la mía haciendo pequeños cariños con su pulgar sobre esta. Solo podía mirarlo… no entendía a lo que se refería. —Veras… esta esclava… bueno… La llevabas puesta el día en que te encontré… Perrie, ese es tu nombre. Perrie.
No podía creerlo, estaba en shock. Es increíble que no pudiera recordarlo y era tan raro que de la nada un castaño que no tengo idea de quien sea venga y me diga que mi nombre es Perrie. No sabía que pensar. La mire por un tiempo mas hasta que mi llanto me permitió hablar de nuevo.
—Tu sabes… o no se. ¿tu podrías decirme… que… que fue lo que paso? ¿Qué fue lo que me paso? —Subió su mano hasta mi mejilla y limpio una de mis lágrimas. Después tomo la esclava de mis manos, tomo mi muñeca y me la coloco con una exagerada delicadeza.
—Yo te contare.
POV. JADE
—NO ¡PERRIE!
Desperté de golpe en medio de la noche. Eran cerca de las 6 de la mañana. Era tan extraño, hacía ya mucho tiempo que no tenía esta clase de sueños. Que no recordaba aquella voz en el teléfono socorriendo a mi amada.
Había pasado tiempo desde que tuve mi última pesadilla con aquel día y ahora, sin razón alguna había regresado. Lleve las manos hasta mi cabello y baje la mirada.
¿Cuánto tiempo más tendría que soportar esto? ¿en cuánto tiempo mas este dolor desaparecerá? No quiero olvidarla. Jamás podría olvidarla. Solo no quiero derramar mas llanto al escuchar su nombre, al mirar su fotografía, al escuchar su voz en esos tontos videos caseros que hacíamos en navidad o en nuestros cumpleaños… en esos videos que cuando podíamos cantábamos juntas.
¿Cuánto tiempo mas necesito para recordar a Perrie con una sonrisa en el rostro por todo lo que me dio y no con dolor en mi corazón por el hecho de que no está mas junto a mi?
A sido la prueba mas difícil que me ha puesto la vida. ¿Cuánto tiempo mas?
POV PERRIE
—Tuviste un accidente ¿ok? Un… un espantoso accidente. —Me asustaba lo que fuera a contarme pero… necesitaba saber. Así que lo dejaría continuar hasta acabar.
—¿Dónde?
—Aquí… en nueva york. Estas en nueva york.
—¿Qué fue lo que paso?
—Tu… estuviste en medio de un ataque terrorista hace algunos meses y…
—WO espera espera espera. ¿Meses? ¿Quieres decir que…?
—Perrie… el que te hayas despertado ayer ha sido un milagro. Has estado 7 meses en coma. No podías ni respirar por ti misma. Muchas veces se consideró desconectarte pero, al no saber nada de ti y no tener ningún contacto con algún familiar… no se podía hacer nada. Y ahora veo por que… si hay un Dios, el debe quererte aquí en la tierra. Mírate, aquí estas.
—Siento como si hubiera vivido muchísimo y de lo mas bello y… no puedo recordar nada. Es tan horrible, es nefasto es…
—Puedo entenderte.
—Dijiste que me encontraste… ¿Qué paso? ¿Qué hacías conmigo?
—Es complicado. Mira, hubo un ataque al WTC. Tu te encontrabas ahí. Yo soy solo un bombero de los miles que enviaron al lugar para lograr rescatar a los mas posibles. Un día rondando por ahí removiendo el escombro a mi paso pude verte sobre un callejon. Creí que… que estabas muerta. Mi sorpresa fue que al cargarte, tu abriste un poco los ojos. me miraste con… como agradeciéndome por ello y volviste a cerrarlos. De inmediato te envié aquí y mas tarde vine a ver que había pasado contigo. Los médicos me dijeron que estabas en coma y que no había mucho que esperar. Tome la esclava de tu brazo y leí tu nombre. Perrie. Desde aquel día venia casi diario a verte, ver si había algún cambio pero nada. No creo que lo recuerdes, estabas, pero no estabas aquí. Te platicaba todo, te decía como había estado mi día o lo mucho que esperaba que volvieras o lo mucho que busque sobre ti. La siguiente semana volví al lugar donde te encontré en busca de un bolso, un teléfono celular, una billetera, algo que me pudiera decir mas de ti. No encontré nada ¿sabes? Te juro que busque por todos lados y no encontré nada. Siempre supe tu nombre pero… nadie sabe mas que tu acerca de ti. No tienes registros aquí, no se sabe tu apellido, en este tiempo nadie ha venido a verte mas que yo. Y… y no se que mas decirte. Solo que, lo siento.
Ahora sabía lo que había sucedido… pero aun estaba en blanco con respecto a mi. Esto tenía que ser mentira, tenía que ser la mas cruel y fuera pesadilla. ¿Qué iba a pasar conmigo ahora? No tengo familia, no tengo amigos, no tengo nada. Tengo una vieja esclava con un nombre inservible y un valiente bombero el cual, literalmente me salvo la vida.
No sabía que agradecerle o maldecirlo por eso. Por un momento pensé que de haber sabido que estaría aquí sentada sin saber en que dirección ir hubiera sido mejor que nunca me encontraran. Mejor que hubiera muerto en el momento. Pero quien sabe… por algo estoy aquí. Algo me hizo quedarme. Algo lo hizo a el pasar por ese lugar ese día. Ahora… no tenia idea de que hacer, pero la vida me había brindado una segunda oportunidad. La cual, me decidí a no desaprovechar.
—¿Puedo preguntarte algo mas?
—Claro… dime.
—¿Por qué seguiste aquí? Te dijeron que no había esperanzas y sin embargo seguiste aquí hablándole a un cuerpo en calidad de vegetal. Nunca perdiste la fe. ¿Por qué?
—Yo… no lo se.
En solo me miro, no tenía respuesta para ello. En ese momento moví la mesa de lado, me pare con cuidado del sofá y lo abrace. Lo abrace con la mas inmensa ternura y el mas sincero de mis agradecimiento que pude sacar de mi pecho. El tipo no era nada mío. No tenía ninguna responsabilidad de mi. No era ni mi amigo y sin embargo, vino conmigo hasta el final. Persiguiendo una improbabilidad que todos habían asumido
—Gracias —Susurre en su pecho.
—Zayn... Mi nombre es Zayn