Gracias por haber estado ahí en toda la historia, realmente se los agradezco. Muchísimas gracias por todos esos votos y comentarios. Hasta aquí llega la segunda historia que empecé a escribir allá por el 2012.
Gracias por estar ahí, gracias por todo. Besazos <3
PD: Nunca olvidaré que me hayan acompañado en esta gran aventura de reformatorio. Jajaj. Gracias por aguantar las locuras de Lexy, los líos de Brian, las estupideces de Mónica, las risas de Erik, el misterio de Marcos, la obsesión de Iván, la protección de Gaby, y por último pero no menos importante, la "dulzura" de Dayana. Gracias <3
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EPÍLOGO
*DOCE AÑOS DESPUÉS*
- Dayana, vuelve aquí -Grité.
- Mamá, déjame en paz joder, solamente fueron seis.
- ¿Solamente fueron seis? -Solté una carcajada seca- seis de diez. Solamente aprobastes cuatro: religión,educación física,plástica y música,¿a dónde pretendes llegar con éstas notas?
- Perdone usted, no todas podemos llegar a ser cirujános.
Tiré la hoja de notas al sillón y me pasé las manos por la cara.
- Niña, ¿qué voy a hacer contigo? -Apreté los dientes.
- No tienes que hacer nada, simplemente dejame vivir mi vida, tengo diecisiete años joder y me tratas como si tuviese cinco.
- Es que de mentalidad los tienes, ¿te crees que es normal suspender seis? no vas a poder entrar en una jodida universidad con estas malditas notas, ¿qué quieres hacer con tu vida?¿dedicarte a pesarte los días tirada en la calle?
- Mira quien me viene a dar sermones de suspender o no -Dijo antes de subir corriendo a su habitación.
Me dejé caer en el sillón mientras me pasaba las manos por la cara. Aquella chiquilla me iba a sacar de este mundo como siguiese así.
La puerta principal se abrió y los gritos de Jorge llenaron la casa.
- ¡Mami! -Gritó entrándo a la sala- ganamos dos a uno. Fue genial, tenías que ver como el portero paraba los goles.
Sonreí al pequeño pelirrojo.
- Me alegro mucho mi amor -Dije revolviéndole el pelo.
- ¿Cómo fueron las notas? -Preguntó Brian cuando se sentó a mi lado una vez Jorge salió corriendo hacia su habitación.
Sin decirle nada le pasé el boletín de notas mientras soltaba un suspiro.
- ¿Seis?
- Seis -Asentí.
Se pasó las manos por la cara y soltó un ruidoso suspiro.
- ¿Qué te ha dicho? -Preguntó frunciendo el ceño.
- Que la deje vivir su vida, básicamente.
**
- Es que es una niña de lo más contestona, no puedo meterla a viaje, se pasa el día saliéndo por ahí y encima me suspende seis. Todo esto me supera, de verdad.. ¡no puedo más! -Grité.
- Cariño, relájate -Susurró mi madre pasándome la mano por la espalda.
- ¿Era yo así? -Pregunté recostándome contra su hombro.
- Eras peor -Dijo riéndo.
- Siento por todo lo que te hice pasar. El karma me lo está devolviendo.
Gabriel entró en la sala con la pequeña Mireia en su espalda.
- Oí lo que decías.. hermanita, realmente no te puedes quejar, tu eras así.
- Eso es lo que me rebienta, el no poder quejarme porque yo era así y encima por culpa de ustedes ella lo sabe -Susurré pasándome las manos por la cara- mejor se hubiesen quedado callados.
- Tienes que hablar con ella,cariño. Tienes que hacerla entrar en razón, yo nunca pude hablar contigo porque no sabía que hacer, pero tu fuistes como ella,tienes el conocimiento para poder hacerla entrar en razón. Puedes hablar con ella.
Negué.
- No puedo mamá, es muy difícil hablar con ella.
- Pero tu fuistes igual y hay una parte dentro de ti que todavía lo es. Puede que tengas treinta y cuatro años,pero sigues siendo igual de testaruda que una vez fuiste, y menos mal que sentastes la cabeza, porque si no creo que ahora aun seguirías siendo de la misma forma que antes.
*
Toqué y entré en su habitación. Estaba acostada en la cama con los auriculares puestos, desde donde estaba podía oír la música.
- Dayana, quiero hablar contigo -Dije sentándome en su cama. Se quitó los cascos y me miró alzándo una ceja, justo como yo lo hacía.
- ¿Vienes a gritarme otra vez?
Su tono de voz en modo 'soy la mejor' me rebentaba, pero tenía que controlarme. No podía empezar a gritarle.
- Vamos a ver Dayi,entiéndeme, quiero que tengas un buen futuro, no quiero que mi hija no pueda entrar a la universidad y estudiar. Quiero que en un futuro tu puedas mantenerte, que no tengas que depender de nadie -Dije mientras ponía mi mano en su pierna.
- Mamá..
- No, escúchame. Puede que pienses que no te entiendo, pero lo hago. Te entiendo mejor que nadie en esta casa y te entiendo hasta mejor que tus amigos, ¿por qué? porque fui como tu e incluso peor.. jamás podré decirte como fui porque realmente no estoy orgullosa de ese pasado, pero haz cuentas, tienes diecisiete años y yo treinta y cuatro, tu fuistes lo que me hizo cambiar. Fuistes tú la que me hizo darme cuenta de que la vida que llevaba no era la mejor y yo quiero que tu también te des cuenta. Vale, fumas, lo entiendo, yo también lo hago. Vale,bebes, lo entiendo, yo también lo hago. Vale, follas, lo entiendo, yo también lo hice y lo hago.
- Mamá, no quiero oir eso -Gritó escandalizada.
Solté una risita.
- Cariño, lo que te quiero decir es que puedes hacer lo que quieras mientres estés siendo responsable, yo hice todo lo que hice pero jamás abandoné mis estudios y eso es lo que hoy me permite tener un gran trabajo. Mientras cuidaba de ti, estudiaba y trabajaba para poder darte lo mejor cariño, para que hoy tu puedas decidir que futuro tener y siento decirtelo, pero estás echándo todo mi trabajo por la borda. No puedes hacer eso, no lo hagas por mi, hazlo por ti. Te mereces algo más que ser una chica sin estudios.
Empezó a llorar y un nudo se instaló en mi estómago. Yo había vivido ésta escena diecisiete años atrás cuando decidí contárselo a mi madre.
- Mamá..
- Dayana, por favor, no me digas que estás embarazada -Susurré.
No, no, la historia no podía estar repitiéndose de nuevo.
- ¿Qué? ¡no! -Gritó.
Me dejé caer de espaldas en la cama y solté un suspiro de alivio.
- Menos mal.
- Lo que te quería decir es que soy virgen -Dijo acostándose a mi lado.
Empecé a reír.
- Bien cariño.. mejor, por favor, usa protección cuando decidas hacerlo -Sonreí mirándola.
- Y.. no fumo, ni tampoco me drogo.
Otro suspiro salió de mi.
- ¿Entonces?
- Es que.. he descubierto que me gusta bailar y he hecho nuevos amigos y me salto las clases para ir con ellos.
Sonreí aliviada, ¿bailar?
- Cariño, si quieres bailar,hazlo, pero no dejes el colegio de lado. Si crees que tienes vocación para el baile, estudia, haz la prueba de acceso para la universidad y coge una carrera de baile, pero no tires tu futuro por la borda.
- Lo siento por todo mamá -Dijo abrazándome.
- No te preocupes, esto es solo el karma -Reí.
**
- ¿Entonces?¿todo el drama se ha acabado? -Preguntó Brian mientras pasaba un dedo por mi espalda.
- ¿Acabado? esto es solo el principio, va a seguir así. Esta chica lleva la rebeldía en sus venas -Reí.
- Normal, teniendo la madre que tiene -Susurró antes de girarme y colocarse encima de mí.
Solté una risita.
- Capitán García, ¿qué está haciendo?
Empezó a besarme el cuello.
- Tengo que hacerle una revisión, doctora Mendoza.
- ¿Mamá? -Al momento Brian se quitó encima de mí y los dos miramos hacia el pequeño que estaba en la puerta de la habitación.
- ¿Qué pasa, cariño? -Pregunté, él se acercó a la cama y se subió.
- ¿Puedo dormir con ustedes?
- ¿Qué pasa, enano? -Preguntó Brian mientras lo acostaba en medio de los dos.
- Es que he oído ruidos en la habitación de Dayi y tengo miedo.
Sonreí. La muy cabrona.
Miré a Brian y él con la misma se levantó, yo le seguí.
- Brian, ¿a dónde vas?
- Está loca si se piensa que -Antes de acabar la frase, abrió la puerta.
Y ahí estaba la embustera de mi hija, montándoselo con un chaval.
- ¡Papá! -Gritó quitándose de encima del chico y tapándose.
- Mira chaval -Empezó Brian, pero le agarré del brazo y lo saqué de la habitación cerrándo la puerta- ¿qué haces?¿no decías que esta chica iba por buen camino?
- Salió a mi -Reí. Entonces abrí la puerta y miré al chico- buen ojo, mi amor.
- Gracias mamá.
Cerré la puerta y miré a Brian, el cuál me miraba rojo de la rabia.
- ¿Qué pasa?está bueno. Además tiene mi buen gusto, el chico es rubio -Reí pasándo a su lado.
Mi hija realmente se había creído que yo me había tragado lo que me había contado, pero ella no sabía que cuando ella venía, yo ya había ido y vuelto al menos tres veces. Pero ¿qué se le va a hacer teniéndo una madre así?
- Alexandra, ven aquí -Gritó Brian detrás de mí.
Empecé a reír.
- Ven a buscarme, capitán García.
- No se preocupe doctora Mendoza, la encontraré, y le daré su merecido.
FIN