Las chicas llegaron a su casa. Después de que todas se duchasen y se pusieran los pijamas, Nayeon encendió la televisión y se puso a ver un dorama junto con Jungyeon, Tzuyu, Dahyun y Chaeyoung. La japanise line estaban en el cuarto de Sana y Mina viendo un anime en japonés en el ordenador. Se reían bastante con las ridiculeces de los dibujos.
Jihyo decidió llamarlas para que fuesen al salón. Se iba a disculpar con Nayeon delante de casi todas las chicas, así que ¿por qué no delante de todas?
Las tres japonesas abandonaron el ordenador y siguieron a Jihyo intrigadas.
Nayeon dejó de prestar atención al dorama en cuanto entró Mina por la puerta. La japonesa se acomodó a su lado, a apenas unos centímetros de distancia. Nayeon se puso nerviosa sin querer e intentó ocultarlo lo mejor que pudo ignorando a Mina, si hacía contacto visual con ella, estaba perdida.
Las otras dos japonesas se sentaron el suelo y observaron a Jihyo en silencio.
Jungyeon robó rápidamente el mando de las piernas de Nayeon y apagó la televisión, aquello parecía importante. La rubia tuvo la esperanza de que les contase a todas lo que la preocupaba, pero no fue así.
—Nayeon— se dirigió a la más mayor con una mirada seria.
Nayeon se asustó de lo seria que lucía su amiga ¿Qué la diría?
—Perdona lo de esta tarde — y agachó la cabeza — no debería haberte contestado de esa manera, sólo estabas preocupada por mí.
Todas las miradas se dirigieron a Nayeon, estaban expectantes por saber su respuesta.
La mayor no se esperaba que la fuera a pedir disculpas, había decidido que lo dejaría pasar, por lo que tuvo que improvisar.
—¿Quién te crees que eres? — preguntó Nayeon con voz atronadora.
Jihyo se asustó y abrió los ojos como platos. En ese momento nadie se atrevía a respirar siquiera.
—Me haces daño Jihyo ¿Cómo tienes el valor de venir a mi propia casa? — preguntó Nayeon mientras lanzaba cuchillos con la mirada a Jihyo.
Todas se quedaron petrificadas sin saber qué hacer y de momento seguían sin tener el valor de respirar. Jihyo ni siquiera sabía que contestar, no se había esperado que se enfadase tanto.
—Pero si vivís en la misma casa —apuntó Sana.
Las demás se miraron entre ellas sorprendidas. Jihyo y Nayeon compartían hasta habitación, no entendían a que se refería la mayor de todas.
—¡Vaya! — se lamentó la castaña — ya me has arruinado el drama. Negó con la cabeza y comenzó a reír – estás más que perdona Jihyo, ¡Dame un abrazo!
La líder suspiró aliviada y corrió a sus brazos para fundirse en un abrazo con su amiga. Menuda broma la había gastado, sino llega a ser por Sana...
Mina comprendió al instante que todo aquello era una broma de Nayeon haciéndose la diva de un drama. Jungyeon y ella comenzaron a reír, le encantaba el sentido de humor que tenía Nayeon, era capaz de hacer reír a casi cualquier persona.
Las demás no se rieron de la broma ya que terminaron de comprenderla unos segundos más tarde y para entonces ya había perdido su gracia.
Tras el mini drama a ninguna les apetecía cocinar — es decir ayudar a Jihyo en la cocina—así que decidieron pedir a domicilio comida china. La idea fue de Jihyo, ella dijo que era simplemente porque la apetecía y las demás aceptaron porque estaba de buen humor, pero la realidad es que la había pedido por Tzuyu que echaba de menos la comida de su tierra, y aunque no fuese la comida de su madre— de la cual había hablado muy bien —por lo menos era comida que se le parecía.
Estuvieron hablando de diferentes cosas y riendo con las bromas que se gastaban unas a otras. Nayeon y Mina se miraban de reojo intentando que nadie se diera cuenta. Y Jihyo hacía lo imposible por no mirar sólo a Tzuyu.
Cuando terminaron de comer Jihyo, Chaeyoung, Sana y Tzuyu se dedicaron a recoger el desastre de la cocina tras la cena. Tzuyu estaba feliz, la líder había recuperado la sonrisa.