El campamento estaba en completo silencio, todos esperando a que los líderes se reunieran ante a los que los seguían con lealtad.
Sara fue la primera en aparecer ante la mirada de aquellas personas que ahora le tenían algo más que respeto, pues desde lo último ocurrido con Sasha algunos podían llegar a admirarla más, pero otros empezaban a temerla, sin saber del peligro que realmente la Dama de la Luz llevaba en secreto.
David fue el segundo en aparecer, se colocó al lado de su criatura favorita y le dedicó una sonrisa dulce.
Poco a poco fueron apareciendo los demás líderes de los ejércitos.
Sasha líder de las valquirias apareció junto a Marcus, ambos tenían muy claro lo que iban a votar, jamás pondrían la vida de las valquirias en peligro, al menos no de esa forma.
Garfus el líder de los enanos fue acompañado por su ahora nueva mano derecha Rojan, decididos también a votar un no como respuesta.
El único que no apareció fue Axel, estuvieron esperándolo por unos minutos, pues aunque no era líder de ningún ejercito, su voto también era importante, ya que era el mejor amigo de la Dama de la Luz y segunda mano del líder de los rebeldes. Había desaparecido del campamento y nadie sabía dónde se encontraba.
Si aparecieron Anatani y Edgar, ambos votos eran también importantes.
—Empezaremos sin Axel.—dijo David mientras daba un paso al frente.
El líder de los rebeldes miró fijamente a una Sara confundida, esta miró a los demás que esperaban a que ella fuera la primera en hablar.
Habían muchas cosas de ella que habían cambiado pero el pánico de hablar en público seguía en su personalidad.
Tragó saliva y dio un paso al frente.
—Tengo miedo, al igual que todos vosotros estoy muerta del miedo. Pero esta sensación es la que hace que quiera luchar con todas mis fuerzas.
Antes de continuar miró a sus amigos y después dirigió su mirada hacia todas aquellas personas que la miraban.
—No voy a obligar a nadie a que me siga. Mañana partiré hacia Eisihan para terminar con todo. Estoy harta de esperar a una oportunidad, harta de que nos ataquen como animales, harta de no poder dormir por las noches por el miedo que me consume. Es hora de que sufran como lo hacemos nosotros, que tengan miedo. Voy a matar Alkán.
Sara no vio ninguna reacción de aquellos que la miraban con atención y con los rostros totalmente serios.
La joven dio la vuelta para marcharse. Pero entonces los gritos llenos de rabia empezaron a aparecer.
—¡Muerte para Alkán! ¡Muerte para Alkán! ¡Muerte para Alkán!— gritaban todos a coro.
La Dama de la Luz los miraba orgullosa, dirigió su mirada a David y después a Sasha.
—La decisión está tomada. Las valquirias también vendrán a la guerra.
Sasha pudo ver como las valquirias seguían el coro. Su amiga tenía razón las valquirias ya lo habían decidido, sonrió, era lo que esperaba de su pueblo.
Todos empezaron a gritar con fuerzas.
Una vez la decisión estaba tomada los líderes se reunieron en la tienda para planear el ataque. Sara se tomó unos minutos antes de entrar, estaba cansada, Fidem pudo verlo y le colocó la mano encima de su hombro, ella le sonrió agradecida.
—¿Cómo lo hacemos David? —preguntó Rojan esperando que tuviera algún plan.
—Yo tengo un plan. —dijo de pronto Sara.
—Te escuchamos.
Sasha le dedicó una media sonrisa.
—Mi plan es atacarlos con el menor ruido posible. No deben saber que los ataquemos hasta que estemos encima. Debo llegar hasta Alkán en silencio y me tenéis que dar tiempo antes de atacarlos con todas las fuerzas.
—Yo iré contigo. —dijo David convencido.
—No David, eres el líder de los rebeldes, debes permanecer junto a ellos para dirigirlos. Fidem me acompañará, él podrá sentir la presencia de Alkán, me ayudará a encontrarlo cuanto antes.
—Tienes que cuidar de mi chica, ¿de acuerdo amigo?
—Seguro.
Ambos se dieron la mano con honor.
—Está bien Sara te daremos todo el tiempo que necesites. ¿Qué pasa con la chica sombra? —preguntó Rojan.
—Las valquirias nos encargaremos de ella. Podemos provocar un incendio atraiéndola a la superficie, además seguro no vendrá sola y Sara podrá aprovechar esta distracción para buscar a Alkán.
—Es buena idea. Los rebeldes esperaremos ocultos cerca de la ciudad esperando el momento para atacar. ¿Rojan? —preguntó David esperando que los enanos se unieran a ellos.
—Los enanos os seguirán. Ellos conocen muy bien las ciudades subterráneas.
—¿Dónde se habrá metido Axel? —preguntó de pronto Edgar.
—Denys tampoco está. —comentó Anatani.
—No podemos esperarle, mañana será el día, está decidido. —dijo Sara decidida.
Rojan colocó extendió su mano en medio de sus amigos.
—La esperanza es el hilo de la venganza.
Cada uno colocó su mano sobre la de Rojan.
—La esperanza es el hilo de la venganza. —repitieron todos al unisono.
Todos fueron a dormir a sus respectivas tiendas.
Sara y David se miraban con ternura, el joven las acarició con dulzura el rostro.
—Esta puede ser nuestra última noche juntos. —dijo la joven con tristeza.
—Eso nunca.
Entonces David la besó con fuerzas, como si no hubiera un mañana. Podía ser su última noche juntos, ambos lo sabían e iban aprovechar el tiempo que les quedaba para disfrutar de su amor.
Sara se despertó al día siguiente completamente desnuda, David no se encontraba en la tienda, recordó la noche anterior y no pudo evitar la sonrisa de plenitud en su rostro. Dio gracias a su poder nuevo no olvidar aquello.
Se vistió rápidamente y salió en busca de su amado. Se percató que todos estaban ya preparándose para la guerra.
—Ni tan siquiera en un día de guerra te levantas pronto. —dijo Anatani con risas.
—Hay cosas que nunca cambian. —respondió entre risas también.
Ambas se abrazaron.
—Es verdad.—dijo la silfide mientras la abrazaba con más fuerzas. —Hermana.
—Siempre.
Encontró a David junto al ejército de los Rebeldes y junto a Garfus, líder de los enanos.
No quiso molestarlo así que buscó a Sasha que la encontró junto las armaduras y trajes de guerra de las valquirias.
—¿Tienes algo para mí? —preguntó la Dama de la Luz.
Sasha le guiñó el ojo, y le entregó un chaleco de color marrón y hecho de piel dura, este chaleco evitaría las flechas o cuchillos.
Marcus se acercó a ella y le entregó una espada más grande de las que normalmente usaba Sara.
—¿Podrás con ella?
Sara le mostró con agilidad lo que podía hacer con ella, el filo de la espada terminó apuntando al cuello del chico.
—Veo que sí.
Los tres sonrieron.
Cuando todos estuvieron preparados subieron a los lomos de sus respectivos dragones. Anatani y Jocelyn se quedaron junto a los heridos en el campamento, además esta última estaba demasiado preocupada por Axel, que no sabía a donde había ido.
El dragón de David, Fantasma sobrevolaba siguiendo al ejercito de los Rebeldes que cabalgaban con los caballos.
Diamond los seguía de muy cerca.
Mientras que Yorkus dragón de Rojan seguía al ejercito de Garfus y Dovah, dragón de Edgar seguía al ejercito de las valquierias llevando con él a su dueño y a Marcus. Esmeralda el dragón de Marcus se había quedado en el campamento, pues aún no estaba en condiciones para una guerra.
Todos ellos avanzaban con la mayor rapidez posible, antes de que algún chivato de Alkán los pudiera avisar de su plan.
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