Dicen que en ocasiones es mejor decir la verdad aunque duela. Pero, ¿Qué sucede cuando esa verdad te destroza el alma? ¿Cuándo en ese preciso momento quisieras saber y no saber a la vez? ¿Cuándo conoces la verdad y es demasiado tarde para regresar?
Nick Turner.
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Hace diez minutos que Diana se había ido. Estaba más tranquila cuando se fue. Lena se había encargado de traerle un té. Ella no hablaba mucho conmigo, pero sabía lo que sucedía en esta casa y su expresión de compasión lo decía todo. Sabía que había hecho lo correcto al decirle lo que había omitido en estas dos semanas. Al principio Diana no lo tomo bien, no paraba de decir cosas al azar. No aceptaba lo que acaba de decirle, pero al final termino por abrazarme y decirme que siempre estaría conmigo pasase lo que pasase. La necesitaba más fuerte que nunca, así yo también seria fuerte y seguir con todo lo que he comenzado a crear.
El sol comenzó a entrar por mi ventana. Sabía que no había sido una buena idea en poner unas cortinas claras. Di vueltas en la cama durante casi una hora tratando de conciliar nuevamente el sueño, lo que fue totalmente un fracaso. Salgo de entre las sabanas, me pongo mis pantuflas y salgo de mi habitación.
Había bajado a la cocina en buscar de algo dulce que tomar. Apenas entre y vi que mi padre había tenido el mismo pensamiento que yo. Estaba sentado sobre una silla alta recargado en la mesa del centro de la cocina mientras bebía un café y leía el periódico.
-Buenos días- le doy un beso en la mejilla y me dirijo a abrir la puerta del refrigerador en busca de mi bebida.
-Buenos días mi niña, madrugaste-
-cambiar las cortinas de mi habitación no fue una buena idea.- Tomo la jarra que contiene al parecer jugo de fresa. Busco un vaso y vierto el líquido en él. -¡Son las 8 de la mañana!- volteo a ver a mi padre mientras me recargo en la encimera.
-Esto debe saberlo Diana- Se burló mi padre.
-No lo creería ni aunque se lo contase yo misma.-
Hubo unos segundos de silencio. Mi padre dejo el periódico totalmente encima de la mesa. Tome el vaso y lo dirigí a mis labios. Siempre que despierto temprano (Cosa que sucede muy rara vez) me gusta tomar algo dulce. Dice mi padre que mi madre tenía esa misma costumbre.
-¿Quién es el chico?-
La pregunta de mi padre ocasiono que me atragantara con el jugo en mi garganta, comenzando a toser.
-¿Qué has dicho?-
¿Había escuchado bien? ¿Cómo podía haber hecho esa pregunta? No sabía muy bien a que se refería. En ningún momento he mencionado a Nick. Al menos que mi padre hubiera escuchado una conversación de Diana y mía. ¿Anthony le había dicho algo? No me había dado cuenta que me había quedado en mis pensamientos hasta que escuche a mi padre reír. ¿Mi padre se estaba riendo después de esa pregunta? Alto ahí. ¿Qué esta sucediendo?
-¿El gran señor Peter Snow está riéndose? Esto si es una gran noticia, esto tampoco lo creerá Diana cuando se lo diga- me burlo.
-Ni que fuera tan amargado.- Alzo las cejas acusadoramente mientras le doy otro sorbo a mi bebida. -¿En serio lo soy?- y en esta ocasión fui yo la que me eche a reír mientras asentía con la cabeza.
-Si hacemos una encuesta por todo el pueblo, te apuesto a que me darían la razón.-
Una sonrisa se forma en mi rostro. El simple hecho de mencionar el pueblo me hizo recordar a Nick. Recordando la cita de hace días. Un suspiro sale de mi boca y una sonrisa aún más grande se forma en mi rostro. Me había olvidado que mi padre estaba viéndome hasta que volvió a hablar.
-Bien. Quiero saber todo de ese chico y no quiero mentiras, tengo todo tu tiempo- dijo firmemente.
-¿De qué hablas?-
-Natalie...-
-Padre...- Seguí su juego. Una sonrisa se formó en su rostro y rápidamente la borro al recordar que quería información de mí.
-Haz estado más risueña de lo normal, remodelaste tu habitación, estuviste muy cariñosa con tu padre el otro día. Más de lo normal.- agrego cuando vio que iba a comenzar a protestar.
-No hay ningún chico- digo mirándolo a los ojos para que me crea. -¿Cómo va a ver uno si nunca salgo de este lugar?- mi voz sale inocentemente.
Mi padre comienza a reír nuevamente y ahora si no entiendo que le dio gracia. ¿Recordar que soy una damisela atrapada?
-No veo ninguna gracia a mi estado- dejo el vaso que aún seguía sosteniendo sobre la encimera y cruzo los brazos por mi pecho molesta.
-Soy tu padre. Y prácticamente el dueño de este pueblo.-
-¿A qué viene eso?-
Mi padre deja de reír, toma aire y se pone nuevamente serio mientras me ve acusadoramente.
-Quiero saber quién es el chico con el que saliste, el mismo que vino hace unas semanas a este lugar y el que se encontró contigo en casa de Diana.-
Mis ojos se abrieron con sorpresa en cuento mi padre dejo de prenuncia aquellas palabras. ¿Había dicho lo que creo acababa de escuchar?
-yo... no... no... ¿De dónde sacas eso?-
No me podía estar pasando esto. Mi padre siempre se enteraba de mis cosas, pero, ¿Cómo? Realmente me vigilaba o había más personas de las que creían que sabían quién era realmente.
-Contéstame Natalie-
Oh no. Ahí va otra vez. Me ha dicho por mi nombre y no está jugando. El asunto se ha puesto serio. ¿Cómo es que acabamos en este tema? Volteo mi mirada a mi padre y este me esta inspeccionando. No pienso contarle nada. No dejare que se meta en mis asuntos. Cuando yo vea el momento oportuno le contare todo lo que ha sucedido, pero ese momento no ha llegado aún.
-Natalie, sigo esperando una respuesta-
-Sabrás todo, pero no en este momento-
Comienzo a caminar a la salida, pero la voz de mi padre hablando ocasiona que me detenga y voltee a verlo nuevamente.
-Me cuentas todo tú o me vas a obligar a investigar y eso no será bueno-
Una risa sale de mí, muerdo mi labio al mismo tiempo que niego con la cabeza. -¿No es eso lo que ya estás haciendo? Me tienes más vigilada de lo que pienso, siempre te enteras de todo y estoy segura que nadie en esta casa te ha dicho esas cosas.- mi padre abre la boca y antes de que hable lo interrumpo. -¿Quieres saber quién ese chico? Bien, te lo diré. Es el chico que me ha hecho entender que tengo una vida y debo vivirla. Sorpresa padre, tengo 18 años, soy una persona que puede tomar sus propias decisiones y estoy a punto de hacerlo.-
Me doy media vuelta y salgo rápidamente directo a mi habitación. Siento como unas lágrimas comienzan a caer por mi rostro. Sé que no debí hablarle así a mi padre, pero cuando llevas mucho tiempo encerrada obedeciendo y sabes que es tu momento de libertad, no piensas y lo que quieres es actuar. Y eso es justamente lo que iba hacer en este preciso momento.
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Mi teléfono suena y apago la alarma. Me quedo cinco minutos más acostado antes de levantarme. La alarma suena nuevamente, han pasado los cinco minutos. La apago y me levanto dirigiéndome al baño. Entro y tomo una merecida ducha para terminar de alistarme. Son las 6:30 de la mañana. Hoy me tocaba medio tiempo en la cafetería del pueblo. Me quedaba exactamente una hora para entrar a mi trabajo. Termino de alistarme y bajo a desayunar. Me acerco a la cocina y veo lo que mi madre ha dejado para la comida. Espagueti con carne. Guardo la comida y me dirijo al refrigerador a sacar leche. Desayunare un delicioso y nutritivo cereal. Eso no tiene nada que ver a que no soy bueno en la cocina. En la cafetería tomaría algún desayuno más nutritivo.
La mañana se pasó tranquila. No había muchos clientes, por lo que no había mucho que hacer.
-Nick, necesito que traigas azúcar de la bodega, ya se terminó.- asiento con la cabeza y me pongo de pie. –Gracias.-
Entro a la bodega y comienzo a buscar la azúcar. La encuentro rápidamente. Solo quedaba una bolsa, se tendría que pedir más. Tomo el azúcar y me dispongo a salir cuando siento mi celular vibrar. Saco el móvil de mi bolsillo trasero del pantalón y me sorprendo a ver el nombre en la pantalla. Una sonrisa se forma en mi rostro mientras contesto la llamada.
-Hola-
-¿Sabías que a pesar de tener toda mi vida en Lakeville nunca, repito, nunca he ido al lago?- una risa sale de mis labios. Esta chica realmente me gusta. –No estoy bromeando, es en serio- reprocha Natalie y no puedo evitar imaginarla haciendo un puchero.
-Entonces vayamos-
-Hay que ir hoy- dice emocionada.
-¿No está tu padre?-
-Olvidemos a mi padre, hay que ir, quiero conocer el lago. Por favor-
-Paso por ti las dos, ¿Está bien?-
-Estaré lista-
-Tengo que volver al trabajo- dije al recordar que venía por el azúcar. –Paso por ti a las dos, es una cita-
-¿Nick?-
-¿Si?-
-Gracias-
Cuelgo la llamada con una sonrisa en mi rostro. Esto había sido extraño. Que Natalie me hablara para ir a un lugar con su padre en el pueblo. No sé qué había pasado, pero sea lo que sea que pasara por su cabeza no iba a desaprovechar una salida con ella. La vería hoy y sin Anthony.
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Hola a todos. ¿Como están? :D
Aquí el capitulo de esta semana. Otra vez no he publicado antes, por que de nuevo, he tenido mucho trabajo y mi casa sigue siendo un hotel. Pero hoy no trabaje :D Aquí en México (Si soy mexicana) es día de muertos por lo tanto me dieron el día libre y me he dedicado a escribir el día de hoy.
Espero que les haya gustado este capitulo, al igual como a mi me gusto escribirlo.
Pobre señor Snow, aun no sabe en lo que se esta metiendo.
Me gusta lo decidida que se ha puesto Natalie.
Amo a Nick ♥, no se negó ante la salida de Natalie, aunque llamo de la nada y el le dijo que si.
En otras noticias. Realmente soy un desastre en la cocina. Les daré un consejo, no quieran irse a vivir solos cuando no son bueno en la cocina y cada vez que tienen que cocinar termina por pasarle algo (Si, me queme, una gota de aceite cayo en mi dedo y me sigue ardiendo)
Dejando de lado mi terrible encuentro con la cocina, me despido de ustedes, no sin antes decirle que ya somos 900 leídas, casi los mil y eso me emociona.
Muchas gracias, ustedes han ocasionado eso y realmente se los agradezco. Los quiero a todo y nos leemos la siguiente semana.