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CAITLYN
El sonido de mi celular me despertó. Tomé lentamente el aparato y miré que estaba pasando. Una llamada de Hayley. Mierda, olvidé que íbamos a salir. La llamé de vuelta.
— ¡Mujer! —gritó. —¡Recuerda que me acompañarás a elegir el atuendo para el casamiento de mi mamá!
—Que sí, cálmate. —dije levantándome de la cama para luego darme un estirón. —Voy saliendo.
—No seas ridícula, se que a penas te estás levantando. —suspiró. —Bueno, misión imposible para ti, voy para tu casa y espero que cuando llegue estés lista. —soltó una risita. —Adios cariño.
Protesté a un que ella no me escuchara. Vivíamos a dos calles y realmente sería imposible estar lista en 10 minutos. Corrí al baño pero estaba ocupado.
— ¡Bruce! ¿Te falta mucho? —pregunté y golpeé la puerta. — ¡Tengo urgencia!
Escuché una risa por al otro lado de la puerta. Y me sonrojé por no haber pensado lo que dije.
—¿Te duele el estómago?
Apareció frente a mi sin camisa y secándose el pelo con la toalla. Me impresionó que tuviera tatuajes cuando dijo que no le gustaba la idea de manchar su piel.
— ¿Cuándo te hiciste todo eso? —señalé los dibujos en su pálida piel, ignorando lo que acababa de decirme.
—Ah eso, —dejó de secarse el cabello. —cuando estaba en Melbourne. —dijo restándole importancia.
— ¡Qué bonito búho! —señalé uno de vivos colores que estaba en su pecho.
—Gracias. —sonrío. — ¿No vas a..
— ¡Hayley! —grité y pasé por su lado cerrando la puerta por detrás de mi.
Me desvestí rápidamente y me metí en la ducha. Estuve 5 minutos dentro y salí sólo con una toalla envolviéndome. Me dirigí a mi cuarto corriendo cerrando la puerta detrás de mi. Me volteé y di un grito de espanto ante la persona que tenía enfrente y me tapó la boca.
— ¿¡Qué no sabes que una chica tiene privacidad!? —grité y me arreglé la toalla que cubría mi desnudo cuerpo.
Él enarcó una ceja con una sonrisa y se acercó a mi. Apartó un cabello que cubría mi clavícula y el impacto de sus manos frías con mi piel ligeramente tibia me produjo un escalofrío.
— ¿Q-ue haces aquí? —tartamudeé.
—Quería verte. —habló cerca de mi oído.
—Parece que estuviera hablando con una persona totalmente distinta. —respondí cabizbaja.
—Oh, eso sonó como si fuera malo. —levantó una ceja.
— ¡Y lo es! —levanté la cabeza rápidamente y lo encontré con la mirada pérdida.
Frunció el ceño y se alejó unos centímetros de mi.
—Veo que tus ansias no eran como las mías.
Entrecerré varias veces los ojos para comprobar que esto era un sueño. Por el echo de que él haya cambiado por, la popularidad. No, yo quiero al Luke tierno de antes.
—No es eso...
—La fama cambia a las personas quieras o no. No puedes ir en contra de eso. —sus nudillos se tornaron blancos al apretar su puño.
No dije nada y lo contemplé. Si que había cambiado, pero no sé a que se debe, no todas las personas cambian en tan pocos meses. Tenía otro corte de cabello que caía con un flequillo en su frente, tenía barba y a un poseía su piercing en el labio. Había que admitirlo, se había puesto bueno.
—¿Y?, ¿Qué esperas? Cámbiate. —una sonrisa se formó en sus labios, y sentí un calor subir a mis mejillas.
—Ni que lo creas. —apunté a la ventana. —FU-E-RA.
—Te prometo que no miraré. —no ocultó su sonrisa.
—¿¡Qué quieres!? —soné como una niña pequeña.
—Shhh que si tu hermano se entera, no nos irá muy bien a los dos. —me tapó la boca con una mano y con la otra hizo un ademán de silencio.
— ¿Caitlyn? —escuché la voz de mi hermano de lejos, estaba en la planta baja.
— ¿Sí? —respondí y miré a Luke, quién mantenía una imagen seria de él, me gustaría sacarle una foto.
—¿Pasa algo? —sentí sus pasos por las escaleras.
— ¡No! o sea, nada. Sólo se me cayeron unas cosas. No te preocupes. —solté una risita nerviosa.
—Bueno —ese fue tono de duda. —Estaré en la cocina por si me necesitas.
Me solté del agarré de Luke y le señalé la ventana para que se fuera. Yo iría al cuarto de baño a cambiarme.
Un dulce aroma inundó mis narices por unos segundos y luego sentí el contacto cálido en mi piel, esto me mataba y él lo sabía.
—Te juro —susurró cerca de mi oído. —que no miraré.
Y me rodeó con sus brazos sabiendo que solo una tela cubría mi cuerpo y me colocó la piel de gallina. Pero, estaba asustada, ¿quién era esta persona?
Asentí, él se volteó y yo me volví. Saqué mi ropa interior, y traté de vestirme sin que la toalla se cayera. Pero fue muy complicado, me tambaleaba para todos lados.
—Parece que estás teniendo problemas, ¿debo ayudarte? —una carcajada ronca paralizó mis sentidos, a este paso me da a dar un infarto.
—N-no.
Me coloqué todo encima rápidamente y me senté en el suelo. Respirando con dificultad.
— ¿Estás bien? —el se volteó a verme y yo me cubrí mis partes íntimas con las manos. El se sorprendió y volvió a darse la vuelta.
—Tú y tus cosas. —gruñí y me levanté.
Él sólo río como respuesta y yo rodeé los ojos. Cogí el atuendo que había escogido y me lo coloqué.
—Estoy lista. —él se volteó y me miró descaradamente.
—Nada mal. —sonrió y se acercó a mi. —Quiero llevarte a un lugar...
El timbre sonó y me alegré por ello. Hayley había llegado.
—Ahora mismo no puedo, debo acompañar a Hayley al centro comercial.
Pareció no gustarle mucho la idea, pero asintió.
—Para otro día entonces.
Acarició mi rostro con uno de sus dedos y cogió mi barbilla.
—Nos vemos, Cath. —se estaba acercando poco a poco, y el sonido de mi puerta lo detuvo. —Recuerda que este, es mi nuevo yo. Y si estás buscando al otro, lamento decepcionarte. Pero dalo por muerto.
Le indique rápidamente que saliera y así lo hizo. Dándome una última mirada que me calentaba el alma.
—Pasa. —dije, presa de una respiración inestable.
—Oye, oye. ¿Estás bien? Parece cómo si hubieras corrido una maratón. —se rió.
—No es nada...
Ella enarcó una ceja y recorrió mi cuarto, observando todo.
—¿Estuviste con alguien? para ser específica, ¿Un hombre?
Mi corazón se detuvo, no sabia que responder a eso. Escondí mi rostro en el suéter y me mordí el labio.
—El silencio otorga. —se acercó a mi. —Es Tyler, ¿no?
—Eh-h.. —miré al suelo. —No.
—¡Oh, otro chico! —ella sonrió. — ¿Quién es?
—Ya sabes...
—¿Damon? Ese tipo está buenísimo, si no tuviera novio ya me hubiera gustado estar con él.
—A Bruce no le gusta esto. —bromeé.
Ella río.
— ¿Vas a decirme quien es? —cuestionó con una mirada penetrante.
—Eh, pues... era Lu-
—Caith, hay un tipo afuera que quiere hablar contigo. —Bruce apareció por mis espaldas y casi me da un infarto.
Si él sabía que Luke había estado aquí seguro lo mataba.