De pronto entre aquellos hombres y mujeres, veo a una rubia alta, con una falda tubo hasta lo gemelos, una camisa de seda y unos altos tacones. No podía verle bien la cara porque no estaba muy cerca, y porque se encontraba con la cara volteada.
Traté de identificarla hasta que volteó hacia el frente...con aquella falsa y asesina sonrisa que conocía perfectamente bien.
Maldita sea...
Esto debe ser una puta broma...
CONTINUACIÓN...
Al verla allí palidecí, las piernas comenzaron a temblarme, el corazón comenzó a palpitarme a mil y la respiración comenzaba a escasear en mí garganta.
— Amanda, hey, ¿estás bien? — preguntó Candace al verme tan perturbada.
— Yo... (titubié) — no pude terminar de hablar, solo salí huyendo del lugar.
Simplemente necesitaba correr y escapar de allí.
Fui al lugar de siempre, ya se había convertido casi en una ceremonia.
Me senté sobre el tronco de roble viejo bajo aquel sauce llorón, y precisamente lloré...lloré sin parar.
Candace y Cecile se preocuparon mucho por mí estado y de inmediato le avisaron a Julianne, ya que además de ella era la única persona del colegio más cercana a mí.
Al finalizar la reunión corrieron tras Julianne.
— Srta Evans, disculpe, necesitamos hablar con usted. — dijo Candace.
— Sí claro, discúlpame un momento. — dijo Julianne dirigiéndose a una profesora con la que hablaba. — Díganme, ¿qué ocurre? se ven preocupadas. — dijo observándolas a ambas.
— Lo estamos, se trata de Amanda. — Continuó Candace.
— ¿Qué sucede con Amanda? — de inmediato su rostro se inundó de preocupación.
— Estábamos en medio de la reunión, y de repente se puso pálida y comenzó a temblar. Le pregunté qué le sucedía pero solo salió corriendo y no sé dónde esté en este momento, de verdad nos preocupa que le haya pasado algo malo, por eso es que acudimos a usted. — finalizó Candace.
— Bien, yo...creo saber dónde está, ustedes no se preocupen, estará bien. Vuelvan a sus actividades tranquilas. — terminó de decir Julianne, mientras se dirigía a la puerta trasera del colegio, hacia donde estaba la salida al parque.
Caminó varios metros hasta el fondo del gran parque, abrió las ramas caídas del sauce y allí me encontró. Sentada sobre el tronco con la cabeza gacha, tapándome la cara y llorando. ¿Por qué siempre debía verme en ese estado? Lo odio.
— Amanda, ¿estás bien? — oí desde mí lugar, apenas escuché su voz sentí paz.
— No me veas así, no otra vez. — dije entre sollozos mientras trataba de evitar que me mirase a la cara.
— No hagas eso, está bien. — dijo quitando las manos de mí rostro. — Cálmate y cuéntame qué te ha ocurrido, ¿por qué estás así? — preguntó observándome dulcemente.
— Ni siquiera sé cómo decirlo. — dije sollozando.
— Tal como hablaste conmigo la semana pasada, así es como debes hacerlo. Dijiste que confiabas en mí ¿lo recuerdas? — dijo.
— Sí, lo sé. — dije observándola con la mirada cristalina.
— Entonces bien, ¿qué ha sucedido? tus amigas están muy preocupadas por ti. Me dijeron que te descompusiste en la reunión y luego solo saliste corriendo, pero viéndote así no creo que sea una simple descompostura. — dijo observándome.
— No estoy descompuesta, sucede que...(suspiré profundo) está aquí. — dije casi en un susurro.
— ¿Qué? ¿Quién está aquí? — preguntó sin entender.
— Michelle, mi psicóloga, está aquí en el colegio. — dije con la voz temblorosa.
— ¿Cómo dices? — dijo sorprendida.
— Como oyes, acabo de verla en la reunión, es parte del nuevo equipo de psicólogos y psicopedagogos del instituto. — dije.
— Mierda... — dijo sin poder evitar la grosería.
— No puedo, no puedo estar allí adentro con ella aquí, moriré, no volveré a entrar jamás. — dije alterada.
— Tranquila, no digas eso. Solo...ignórala ¿está bien? — dijo calmada.
— ¿Ignorarla? como si eso resultara ser fácil, ¡no puedo! tendré que verla todos los días, no podré soportarlo, ¡no podré! — cada vez me alteraba aún más.
— ¡Cálmate! — dijo levantando un poco la voz para hacerme entrar en razón. — Claro que podrás hacerlo, haz de cuenta que no existe y todo pasará ¿está bien? sé que es difícil para ti, pero yo no voy a dejarte sola Amanda. — eran de esos momentos en los que me transmitía tanto cariño y ternura y yo los aprovechaba al máximo.
— Está bien...trataré de hacerlo, puedo hacerlo. — dije tratando de convencerme a mí misma de ello.
— Claro que puedes. Además...han pasado dos años desde entonces, quizás no te reconozca, eras más chica y supongo que haz crecido lo suficiente. — dijo convencida.
— Tal vez, aunque dudo que no puedas reconocer a alguien en tan solo dos años. — contesté dudosa.
— Tú solo debes calmarte, no estás sola. — volvió a repetirme.
Yo solo sonreí bastante más aliviada sabiendo que tenía su apoyo, e instantáneamente me lancé a sus brazos y la abracé.
•••
— ¿De verdad ya estás mejor? nos preocupas Am — dijo Candace.
— Les prometo que estoy mejor, solo...fue una baja de presión, no es nada grave. — mentí.
— Entonces ¿por qué saliste corriendo? — preguntó Cecile.
— Prometo contarles luego, no quiero hablar de eso ahora. — dije evadiendo el tema.
— Está bien, nos alegra que estés bien y no haya sido nada grave. — dijo Cecile sonriendo.
— Gracias Ceci — sonreí.
— En realidad...es por la Srta Evans que está mejor, quién sabe qué haya pasado en el parque. — dijo echándose a reír.
— No seas tonta. — dije golpeándola en el brazo, mientras reí.
•••
La tarde ha transcurrido muy normal a pesar del episodio de hace unas horas. No voy a negar que aún me siento algo nerviosa de saber que Michelle se encuentra en el mismo colegio que yo, pero es verdad...quizás Julianne tenga razón y con suerte no me reconozca, y si no es así...deberé ignorarla aunque me cueste.
Voy distraída camino hacia prefectura en busca de un papel que necesito para rendir unos exámenes, cuando piso uno de los cordones desatados de mis zapatos y tropiezo cayendo con todos los libros al suelo, haciendo un desastre con ellos.
Mi cara se volvió fuego, en este preciso momento estaba muriendo de la vergüenza de pensar que alguien me haya visto caer así.
Eres imbécil...
Me puse a recoger los papeles sueltos desparramados por el suelo y los libros que se encontraban todos mezclados. Cuando voy a levantar una hoja que se hallaba más apartada del resto, alguien la recoge por mí.
Me levanto del suelo, alzo la mirada y era Michelle quien se encontraba parada frente a mí.
Otra vez la sensación de debilidad se apodera de todo mí cuerpo.
— ¿Amanda? — dijo observándome de arriba a abajo como si fuera una prenda de vestir en una vidriera.
Las piernas me temblaban, no sabía qué carajos decir.
¡Me cago en su puta madre! Me ha reconocido...
•••
Bueno, por si no se dieron cuenta... Kate Winslet hace el personaje de Michelle en la historia. Y es tan hermosa que creo que va a dejar violentarse por ella okno jajaja. Pero sí es muy hermosa.
Perdón si soy muy pesada con las rubias pero es que son mí debilidad, no puedo evitarlo 😍
En fin, espero me odien un poquito menos y espero disfruten de este capítulo jajaja.
¡Saludos, besos y abrazos para cada una de ustedes!
Gracias infinitas por leerme 😘
Sofi 💗