Cely
Cubro mi rostro al no poder detener mis lágrimas, Joseph arruina mi tranquilidad en un segundo y encima, no sé cómo, pero he terminado siendo abrazada por Ian en mitad de la vereda. Continuo llorando sin ninguna reacción al sentir su tacto, debería apartarlo, esto no está bien. No le permito hacer nada a mi novio, menos debería dejarme reconfortar por mi jefe.
—No —lo empujo apartándome de sus brazos, aunque de algún modo siento un vacío al hacer eso.
—Lo siento —exclama avergonzado —¿Quieres qué te lleve a tu casa?
Menos...
—¡No! —grito.
Se lo piensa.
—¿Hay algo que pueda hacer para que te sientas mejor?
—No —bajo la vista ¡¿Es lo único que se decir?!
—Lo arruine otra vez ¿cierto? —bufa —soy idiota.
¿Arruinar? Pero si ha sido muy amable, de acuerdo creo que estoy exagerando.
—No, yo... —no completo la frase y me refriego los ojos.
—Si no me dices nada, no puedo ayudarte.
—No necesito su ayuda —me corrijo —tú ayuda.
—Él está en tu casa, ¿verdad? —pregunta por Joseph y me estremezco —¿Vas a decirme que te hizo?
—No me hizo nada, Joseph es Joseph y nada más —le aclaro.
—Pero para ponerte así...
—No lo amo y eso es todo —digo molesta y cuando levanto la vista, él no ha dejado de mirarme ni un segundo ¿En qué piensa? —eh, yo... —me pongo nerviosa y siento mis mejillas arder —pero si tanto quieres hacer algo, puedes alcanzarme hasta la casa de mis padres —agrego ya que se había quedado callado.
—Claro —sólo dice y me invita a pasar a su coche.
Cuando entro al auto, levanto las flores del asiento y me pongo el cinturón. Me quedo mirandolas ¡Qué irritante! ¿A quién le va a regalar orquídeas?