Volviendo a ti ❀ KaiSoo

By arhatdy

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❀ Cuando menos te lo esperas, despiertas y tu vida ya no es la misma que solías conocer. JongIn y KyungSoo ha... More

✨ Prólogo
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✨ 07
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✨ 18
✨ 19
✨ 20; final
✨ Epílogo
✨ agradecimientos

✨ 03

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By arhatdy


🐻🐭🐧

🌠 Antes

—¡KyungSoo hyung!

La melódica voz del bailarín solo hizo que los bellos se le erizaran, y se giró para evitar que el moreno volviera a levantar la voz, después de todo estaban en un lugar concurrido. Con mucha gente que los observaba demasiado curiosos.

El moreno llevaba sus zapatos de ballet en conjunto con aquellas mallas negras que a su punto de vista, lo hacían lucir bastante bien. Pese a que KyungSoo se repetía todos los días que bastante bien, no era lo mismo que bastante atractivo.

La puesta en escena iba muy bien y ... aunque JongIn no participaba en todas las escenas, más que en un par ㅡpara ser específicosㅡ, se sentía maravillado de poder ser partícipe. Y de paso, claro está, aprovechaba para observar al chico de ojos grandes mientras esperaba su turno en la orquesta.

Lo cierto es que le maravillaba observarlo tan tranquilo, mientras que por su parte... él se moría de ganas de que llegara su turno, donde pudiera salir y lucirse a sus ojos, porque sí, JongIn sabía muy bien que KyungSoo despegaba sus ojos del piano y se giraba un poquito, solo un poco solo para observarlo bailar.

No bailaba la gran cosa y eso lo hacía enfurruñarse porque quería lucirse ante él, le maravillaba la idea de que algún día él fuese a protagonizar una obra donde el bajito tocara, donde KyungSoo lo impulsara con cada sonido de su instrumento. Bailaría con todo su corazón para él, sin importar el público, únicamente para él.

—JongIn... — exclamó KyungSoo con sobriedad y suspiró cuando el muchacho se aproximó a su lugar para invadir su espacio.

JongIn se sentaba en el banquillo aunque eso le costara varios regaños por parte del director de la orquesta, que había amenazado con suspenderlo si lo atrapaba otra vez. Porque aquello claro está, era todo menos un juego.

—Hyung, vamos a tomar un helado. — JongIn le guiñó y esbozó una cálida sonrisa.

KyungSoo rodó los ojos y le dio un codazo que hizo que el moreno se doblara en su lugar, mientras lo observaba desde abajo con cierto resentimiento.

—El director acaba de voltear, si te observa...

JongIn se agachó aún más si le era posible y se dobló lo más que pudo, mostrándole a KyungSoo su flexibilidad para situaciones tan bobas como aquellas.

KyungSoo esbozó una tenue sonrisa y movió sus manos sobre el piano, dejando que sus dedos acariciaran las teclas mientras se unía armoniosamente a la mezcla musical que emanaba de todo el conjunto.

JongIn se deleitaba cuando lo escuchaba tocar, era su momento favorito del día. El bajito cerraba los ojos incluso y se concentraba en hacer correr sus dedos sobre el teclado con tanto ímpetu como lo requería su parte.

KyungSoo entregaba su corazón en cada toque mientras que JongIn lo recibía amablemente, dispuesto a hacer lo mismo, a entregarle su corazón en cada paso de baile.

Su momento pasó y JongIn finalmente pudo erguirse un poco, soltando un sonoro suspiro y limpiándose la frente con el dorso de la mano.

—Es hermoso... lo que haces. — JongIn señaló el piano con cierta alegría en sus pupilas. — Vamos por un helado.

JongIn demandó y KyungSoo sabía que era una orden implícita, llena de súplica, aún si eso resultase tan contradictorio.

El de lentes asintió con lentitud y levantó el rostro solemne, mientras lo observaba de reojo. — Bien, ahora regresa a tu lugar.

El moreno asintió rápidamente, al tanto que se impulsaba hacia adelante, lo suficiente para dejar que sus labios tocaran la mejilla de su hyung de manera efímera, y se retirara con el corazón saltándole de alegría.

KyungSoo lo observó escabullirse, con el corazón acelerado. Se llevó la mano al pecho inconscientemente y tragó saliva. JongIn le había besado la mejilla.

Se le coloreó el rostro con un bonito tono rojizo, hasta la punta de sus orejas. Se sentía extraño, pero no por ello se sentía menos bien. JongIn era... un mundo aparte, lo incitaba a sentir cosas que jamás creyó algún día poder sentir.

Únicamente con un beso en la mejilla.

—En verdad, tienes magia en los dedos hyung.

La voz de JongIn inundó sus oídos una vez más y sus mejillas se sonrojaron ante el cumplido. El muchacho siempre estaba sonriéndole de aquella manera que lo hacía sentir extraño.

Había pasado casi un mes desde que lo conocía, desde que el chico se las ingeniaba día a día para poder acercarse y cruzar con él un par de palabras. KyungSoo admitía que había sido muy valiente al aproximarse, ya que todo el mundo decía que tenía una pésima actitud, incluido su padre.

—No es verdad — KyungSoo habló mientras negaba en un gesto, esbozando una diminuta sonrisa en sus labios de corazón. — Además, ni siquiera participo lo suficiente como para que puedas hacer una observación de ese tipo.

—Hyung... — JongIn recargó el codo sobre la superficie de la mesa y soltó un sonoro suspiro, dejando caer su rostro en la palma de su mano — Eres demasiado duro contigo mismo. Lo que haces es fenomenal.

—Lo que haces tú es... — Las mejillas de KyungSoo se arrebolaron con la simple línea, amenazando con atar su lengua para no dejarlo terminar — sublime.

El corazón de JongIn falló y lo observó detenidamente mientras sentía su pecho vibrar bajo su camiseta, era todo de KyungSoo, cada latido, cada respiro y suspiro eran para él, desde hacía ya un mes.

—Gracias por aceptar tener una cita conmigo. — JongIn suspiró y se irguió sobre su asiento, llevando la diestra hacia la copa de helado de chocolate que tenía enfrente, tomando la pequeña cuchara para llenarla y dirigirla hacia la boca.

—E-esto no es... una cita — La voz de KyungSoo flaqueó y su mirada cayó a su copa de nieve que amenazaba con comenzar a derretirse.

JongIn se hundió de hombros y asintió para darle la razón al más bajito. — Tienes razón hyung... de serlo, ya te habría besado.

La sonrisa de JongIn era maravillosa, lo hacía sentir un revoloteo constante en su estómago que amenazaba con propagarse hacia su pecho. Los latidos de su corazón iban en aumento y estaba completamente seguro de que tenía el rostro completamente sonrojado.

—JongIn...

—Lo haría, si no tuvieras novio, hyung... — JongIn hizo un puchero y bajo la mirada hacia su helado — Pero ese ChanYeol...

—ChanYeol no es mi novio — aclaró KyungSoo mientras negaba apresuradamente, sintiéndose un completo idiota por parecer tan... no, ni siquiera encontraba la palabra adecuada para describirse.

Los ojos de JongIn brillaron sagaces, y dejó que su mano buscara la de KyungSoo por encima de la mesa, acariciando el dorso de aquella nívea piel con lentitud, provocándole al chico bajito convulsiones internas de una sensación que parecía abrumarlos a los dos.

—Entonces... Sal conmigo, hyung. — La voz de JongIn tenía una pizca de súplica y el bajito levantó la mirada ante el simple comentario.

Ante aquella petición tan extravagante, después de todo JongIn era un buen bailarín, y estaba seguro de que llegaría a ser alguien extraordinario, y él... pese a que todos le dijeran que era demasiado bueno con el piano, no se sentía de la misma manera.

KyungSoo terminaba siempre exigiéndose más, haciendo que la excelencia fuese una palabra casi inalcanzable para su mundo de ensueño.

Y JongIn lo invitaba a salir, a él... al chico tímido introvertido del piano, al chico que poco hablaba porque no tenía demasiadas cosas interesantes que decir.

Su corazón se estremeció y asintió con lentitud, con las mejillas arreboladas porque JongIn era un sueño y KyungSoo quería dormir eternamente en esa piel morena, en esas pupilas tan brillantes como la noche llena de estrellas.

KyungSoo asintió repetidamente y levantó la mirada para cerciorarse de que el moreno lo hubiese visto, que había respondido mudamente. Y sintió un mar de sensaciones inundarle el cuerpo cuando la sonrisa de JongIn se ensanchó por casi todo su rostro, eufórico.

Su hyung le había dicho que , después de todo.

🌠Ahora

Los ojos de JongIn se abrieron lentamente, la claridad de la luz se estampó contra sus ojos y tuvo que parpadear varias veces para poder equilibrar su vista, dándose cuenta de que las cortinas estaban abiertas... después de todo, KyungSoo siempre se encargaba de cerrarlas al anochecer.

Suspiró y se giró sobre la cama únicamente para dejar caer su brazo sobre el espacio vacío que tenía a un lado, pensó que la vida se le escaparía en suspiros... pero no pudo evitar dejar escapar el aire que retenía, una vez más.

La pesadez lo inundaba, deseaba cerrar los ojos y seguir durmiendo, hasta despertar y encontrar el cuerpo de su esposo a un lado, completamente arropado porque comenzaba a hacer frío, o quizá ya levantado, dejando la ropa sobre el sillón de la esquina, preparando a MinSeok para ir a la escuela como cada mañana se daba la tarea de hacer.

Sin embargo sabía que no ocurriría, porque sus ojos vislumbraron una vez más la fatídica nota que su esposo había dejado para él en la mesa de la cocina, con aquel mensaje tan claro.

Se había ido. Su hyung favorito en el mundo, el chico de mirada gentil y mejillas sonrojadas con sus labios llenos de helado que él se dedicó a quitar pacientemente con una servilleta pese a que le hubiese encantado hacerlo con sus labios.

No había KyungSoo que entrara por la puerta, y pese a que se suponía debía sentir alivio como alguna vez se le llegó a cruzar por la cabeza, descubrió que no era así.

Era casi todo lo contrario.

Podía sentir el sabor del helado de chocolate en su lengua todavía, como aquella tarde de otoño cuando KyungSoo le dijo que sí, que saldría con él.

No nos busques, no todavía.

JongIn leyó y no pudo evitar sentir un pesar en su pecho, pese a que sabía que ambos estaban bien, estaban en casa de su cuñado JunMyeon, donde tendrían todas las comodidades; JongIn leyó una vez más y sus ojos se cerraron un momento.

KyungSoo no era egoísta, nunca lo había sido... siempre había actuado con el corazón en la mano, y estaba seguro de que lo hacía igual esta vez. Estaba seguro de que existía un motivo, una razón de peso que lo había hecho alejarse.

Estaban mal, ambos lo estaban y necesitaban tiempo, para pensar... decía la nota.

JongIn esbozó una sonrisa irónica en sus labios y arrugó el papel que tenía en sus manos, se había quedado dormido leyéndolo, se despertaba viéndolo y ese simple hecho lo fastidiaba.

Sabía muy bien la respuesta a la pregunta que había rondado en su cabeza el día anterior.

¿Qué había visto en KyungSoo? Eran tantas las cosas, que sería imposible resumirlo en unas cuantas. Eran demasiados los detalles que conformaban a KyungSoo, los que lo habían hecho quien era hoy en día, eran demasiados los rasgos por los que había caído perdidamente enamorado.


Gracias por leer ~

Ary.

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