Feeling

By GDani_

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Nadie quería meterse con el chico rudo del instituto, todos le temían y tenían sus claros motivos. Pero un dí... More

Referencia
Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
~Capítulo 21~

Capítulo 2

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By GDani_


SeungHyun llegó al edificio casi entrada la noche.

Cuando fue a encontrar a sus amigos una vez que arribó en la ciudad, dio con que estos habían preferido estar en departamentos separados y él optó por tomar el tercero que quedaba disponible en ese piso. Al fin y al cabo, pasaban tiempo juntos hasta la hora de dormir, y a la mañana siguiente, el primero en despertar era el encargado de llamar a los otros dos.

Desde que tenía memoria conocía a JiYong, y nunca iba a olvidar el día que YoungBae llegó a sus vidas.

Su madre y la Sra. Kwon habían asistido juntas a la escuela elemental, se hicieron amigas y nunca más se separaron. Cuando conocieron a sus respectivas parejas -ahora sus maridos- los presentaron y al instante formaron una gran amistad.

Luego de sus bodas, compraron casas vecinas en la misma cuadra y, al tiempo, Seung iluminó sus vidas. Cuando JiYong llegó, les enseñaron que eran primos de corazón y que ambos debían cuidarse mutuamente. La diferencia de edad no fue problema cuando empezaron a crear recuerdos juntos, haciendo travesuras y saltando en los charcos de agua los días de lluvia.

Hasta que un buen día, un camión de mudanzas se estacionó en la edificación que hacía tiempo se encontraba a la venta en la misma cuadra. Ambos niños estaban tan ansiosos por conocer a sus nuevos vecinos que habían armado una carpa en el jardín de la casa de JiYong y no querían moverse de allí. Dos días después, cuando todos los muebles parecían estar en su lugar y la casa estaba lista para ser habitada, un niño tímido bajó de una camioneta para parase sobre la vereda y tan sólo observar el que ahora era, su nuevo hogar. Parecía congelado, quizás asustado, pero no duró demasiado ya que una pelota le golpeó los talones, volviéndolo a la realidad; giró sobre sí mismo y se encontró con dos caras amistosas y sonrisas radiantes, lo estaban invitando a jugar. Desde ese día, los tres se volvieron inseparables.


Dejó su morral sobre el mueble del comedor y, dando play al contestador automático, se dirigió a la heladera por un poco de agua.

-Oye Hyung, sé que en este momento debes seguir en el instituto, pero cuando regreses ven a mi casa, quiero hablar contigo.- La voz de Ji se oía vacilante.

-Vas a tener que hacerlo mejor que eso, mocoso- contestó el mayor al aparato y se apoyó sobre la mesada esperando que se reprodujeran los siguientes mensajes.

-Está bien, sé que fui un imbécil y debo pedirte disculpas pero no me dejes sólo, Bae se fue a una de sus tantas citas a la salida de clases y yo necesitaba hablar con alguien, ¡por favor Hyung ven a verme! – rogar no era costumbre en el menor, pero con SeungHyun nunca había tenido problema de hacerlo. El mayor sonrió.

-Escucha, compuse una nueva canción- se lo podía oír acomodando su guitarra sobre su regazo- Dice algo así "si la suerte hoy se burla de vos, hay que cruzar la tormenta y andar, y entre amigos se hace mucho mejor, sacando fuerzas de donde no hay". Es sólo algo que escribí al azar, pero puedo terminarla si vienes a casa.

-¿Qué estará pasando en esa cabeza como para que componga algo sobre la amistad? – se preguntaba el mayor sonriendo mientras se dirigía a su cuarto a ponerse ropa cómoda.

-Hyung, acabo de volver del mercado y no tenían cerveza. Sabes que lo único que tengo es soju y tequila importado, cuando vengas trae algo de tu casa si no quieres lo que tengo aquí- la voz de Ji sonaba juguetona, como si de un niño se tratara. Conocía a Seung y sabía que le iba a ganar por cansancio.

El mayor se dirigió a su alacena, tomó una botella de vino y cruzó su puerta principal dirigiéndose a la de su amigo. Golpeó de manera rítmica y de adentro le respondieron que ingresara. Desde pequeños tenían un "código secreto" para saber quién llamaba a la puerta.

Ji se encontraba recostado sobre un sillón, con pantalones holgados y una remera suelta, en sus pies tenía puestas las zapatillas como pantuflas y llevaba el cabello mojado. Una guitarra descansaba sobre su vientre.

-Es increíble cómo eres cuando estás aquí, a cuando sales a la calle. Cualquier persona que ingresara ahora podría confundirte con un vagabundo- SeungHyun le dijo sonriendo mientras se dirigía a buscar dos copas.

JiYong rió –hyung soy demasiado lindo como para parecer uno, no me molestes- puso su instrumento a un lado y se acomodó para poder alcanzar la etiqueta de cigarros que estaba sobre la mesa. El mayor se sentó en el sillón del lado y le alcanzó una copa.

-¿Tuviste un día duro?- dijo tomando un trago de vino. Ji abrió los ojos como platos y luego se relajó.

-Ja! Demasiado duro para mi gusto- le respondió tocándose el pelo algo nervioso. –Escucha, lo de ésta mañana fue un...- SeungHyun lo interrumpió.

-Ji, estuve ausente los últimos tres años viéndolos a ti y a Bae sólo para ocasiones especiales, pero no por eso dejé de preocuparme por ustedes. El día que tu madre me llamó casi histérica contándome que estaban a punto de suspenderte del instituto por mal comportamiento, y que tu padre y ella ya no sabían qué hacer porque no los oías, de verdad quería venir a partirte la cara. No dejé mis estudios en el instituto de artes para venir a ofenderme con la primer cosa que dices sin pensar. Estoy aquí para hacerte entrar en razón pero no puedo hacer milagros, tienes que aprender a controlarte- su voz sonaba tranquila y llena de comprensión. Amaba a su amigo y eso no iba a cambiar. Sacó un cigarrillo, lo encendió y se quedó observándolo esperando una respuesta.

-Realmente nunca les doy el crédito que se merecen- dijo más para él mismo que para el mayor. –Gracias hyung, juro que intentaré no volver a discutir con la cabeza caliente.- Se sonrieron y bebieron de sus copas.


Cuando SeungHyun se encontraba cursando en la misma escuela primaria que sus amigos, era acosado por una de sus compañeras de clase, Nari. Él era un niño de buenos modales, se portaba bien con ella, pero intentaba mantenerla apartada el mayor tiempo posible.

Un día se encontraba en un salón vacío, como era habitual en él, no porque no tuviera amigos, sino porque prefería estar sólo para poder concentrarse en su cuaderno de dibujo. Nari siempre se quedaba oculta cerca de la puerta observándolo hasta que Seung se retiraba para regresar a clases. Pero ésta vez había sido diferente. La niña se acercó sigilosamente por encima de uno de sus hombros y echó un vistazo al cuaderno. Lo que pasó luego de eso fue todo tan rápido que JiYong y YoungBae no lo terminaron de asimilar hasta el mes siguiente que el mayor se fue a terminar la escuela en otra ciudad.

En el cuaderno garabateado había un perfil perfecto, con detalles que incluso serían fáciles de pasar desapercibidos, estaba a medio terminar pero fue suficiente para quitarle el aliento a la niña y hacerla esbozar un grito agudo que sacó a Seung de su asiento de un salto. Era el perfil de uno de sus compañeros... Un niño. Atormentada, Nari agarró la libreta y comenzó a pasar las hojas, Dong Suk se encontraba en todas y cada una de ellas. Mirando a SeungHyun a los ojos, dejó caer el cuaderno al suelo y se retiró corriendo de allí.

El niño pensaba que eso iba a ser todo, pero estaba equivocado. La muchacha le había contado a la suficiente cantidad de chicos en el colegio como para que se volviera producto de bullying. Y fue hasta que lo trataron de "raro" y "delicado" que decidió decirle a sus padres y ellos al instante decidieron cambiarlo a una escuela en otra ciudad.

Nunca hablaron detalladamente del tema, pero no era necesario, su familia y amigos lo amaban y era suficiente.


-Dime Ji, ¿qué era eso que necesitabas hablar que dijiste en mi contestador?

-¿Q-qué? Oh sí, eso- cada vez que se encontraba nervioso empezaba a reír, ésta no había sido la excepción. –Le pedí disculpas a ese chico.- Sabía que el mayor iba a querer saber la historia completa, pero no estaba listo para eso.

-¡Eso sí que es nuevo! Kwon JiYong pidiendo perdón a alguien por haber sido un completo idiota, es un día para recordar por el resto de nuestras vidas- Seung sentenció, no lo iba a dejar olvidar ese momento nunca.

-¡Jódete!- ambos comenzaron a reír. –Es la primer persona que se atreve a hacerme frente incluso cuando estoy cabreado, nadie que no seas tú o Bae lo han hecho- dijo pensándolo bien. -Debía darle un poco de crédito, es todo.

-Y... ¿puedo saber a qué se debe cambio tan repentino? Es decir, en un instante querías matarlo, y ahora dices que perdiste tu orgullo con él ¿cómo lo tomó? Hubiera pagado por estar ahí.

-¡Deja de hablar tanto! No le dio importancia, o sea, me dijo que estaba bien y luego se fue corriendo...- nunca había mentido a su amigo y no iba a empezar a hacerlo ahora, sólo le obviaría un poco la realidad.

SeungHyun sabía que había algo más, afinando la mirada tomó un trago de su copa y se animó a decir -¿lo que te dijo ésta mañana dejó dudas en tu cabeza?- notó como Ji se quedaba de piedra.

-E-No, bueno sí... ¡Hyung, algo le hizo a mi cerebro y no he podido dejar de pensar en eso en todo el día! Incluso me fui en medio de la clase del Sr. Shin ¡y él me odia!- un frustrado ataque de sinceridad le hizo elevar la voz y se tomó la cabeza con ambas manos.

-¿Conoces el karma Ji? Lo trataste mal y sin ponerte un dedo encima supo cómo hacerte el doble de peor- era evidente que intentaba ahogar una carcajada; pero al ser la primera vez que veía al menor actuar así debía controlarse. Quizás eso sí era algo serio. – ¿Tu mente no se relajó cuando fuiste a disculparte?

-Mi mente sí...- dijo recordando la situación mientras su piel se erizaba. -¡AAAAH! – Gritó - ¡Mátame SeungHyun! – escondió su cabeza bajo uno de los cojines del sillón gritando como adolescente histérica viendo a su bias en televisión.

-¡¿Qué son esos gritos?! ¡Juro que pensé que al fin iba a encontrar una chica en tu departamento!- YoungBae apareció de repente dando una patada en la puerta. Miró a JiYong y comenzó a reír – ¿Ya te dijeron que puedes ir a pedir monedas en la calle vestido así?- Un almohadón voló hasta su rostro y al cabo de un segundo, las carcajadas de los tres amigos llenaron el lugar.

La noche culminó entre risas, anécdotas, recuerdos, y el menor pudo terminar de componer su nueva canción.


**


Daesung fue a encontrarse con SeungRi una vez finalizó su clase, pero éste no lo estaba esperando, así que se dirigió al único lugar donde sabía que podía estar.

Abrió la puerta del gimnasio para ver a su amigo tendido en medio del piso totalmente cubierto de sudor, respirando fuerte por la boca. Corrió a en su dirección, tirando el bolso y la carpeta a un lado, y puso su cabeza sobre su regazo.

-¡¿Llevas las últimas tres horas practicando sin parar?!- vio una sonrisa asomar entre los labios abiertos de Ri -¡Si serás obsesivo! ¡Vamos, toma un poco de agua y ve a bañarte que hueles horrible!- le dijo acercándole la botella que había rodado de la mano del menor.

Luego de una hora, los amigos se retiraban en silencio por los portones del instituto.

-¿Me vas a decir qué te pasó? – se animó a preguntar Daesung después de chasquear la lengua. Observó que su amigo hacía una mueca con los labios y luego sonreía.

- Realmente nada, tuve un día muy estresante, sólo quería bailar hasta cansarme para llegar a casa y dormir sin culpa.

-Te conozco la suficiente cantidad de años como para saber que hay algo más Lee Seung Hyun- notó por el rabillo del ojo que repetía la mueca- ¡LO SABÍA! ¿Quién es la muchacha que ha ganado tu atención? ¡Esto lleva mucho tiempo sin suceder!- dijo Dae dando unos pasos graciosos alrededor de su amigo. El menor sonrió, amaba que fuera así, que siempre lo hiciera poner de buen humor a pesar de cualquier cosa que le hubiera pasado.

-Todavía no lo sé, no sé si era mi atención la que quería de todas formas- dijo de forma sincera mirando a su amigo a los ojos –pero creo que me gustó lo que vi.


**


-¡MIERDA, MIERDA, MIERDA!- grito JiYong viendo el reloj en lo que corría al baño con su celular en la mano. Se tiró agua en la cara y, mientras se cepillaba los dientes, hizo una llamada. Después del segundo tono, un gritó se escuchó del otro lado de la línea.

-¡Al fin despertaste maldita morsa!- Bae sonaba alterado - ¿Sabes qué materia tenemos en media hora verdad?

-¡Si hubieras hecho el mínimo esfuerzo por despertarme no tendría que estar corriendo ahora para llegar a tiempo al instituto! Y no, no sé qué materia tenemos ¡es igual de malo si llego tarde!- Ji estaba ahora en su habitación poniéndose unos pantalones al cuerpo mientras ojeaba rápidamente en su ropero un accesorio para combinar.

-¡Golpeé tu puerta más de 15 minutos hasta que el vecino del piso de arriba me dijo que llamaría a la policía si no dejaba de hacer ruido!- le gritaba a su teléfono levantando los brazos como si el otro pudiera verlo -¡Mira tu maldito celular, debes tener como 50 llamadas perdidas!

JiYong corrió a buscar sus zapatos peinándose el cabello -¿Y SeungHyun? ¡Él podría haber intentado despertarme también! ¡Después de todo fue culpa de su vino el que me quedara dormido!

-Hyung tiene clases a la tercer hora. Sabes cómo se pone cuando lo despertamos fuera de su horario, no pensaba lidiar con eso. ¡Ya deja de chillar y apresúrate que nuestra primer clase es la del Sr. Shin!- el mayor sonaba frenético, ambos sabían que no le agradaban a ese profesor, y siempre buscaba cualquier excusa para volverles la vida imposible.

-¡MIERDA!- gritó JiYong mientras revolvía los papeles de un cajón -¡¿Dónde están los números de los taxis?! – no le importaba si su amigo o su cerebro le respondían primero, debía llegar antes que ese hombre pusiera un pie dentro del curso.

-¡Deja de llorar y escúchame! Tienes la llave de mi moto guardada en el lugar de siempre. Como sabía que en algún momento ibas a despertar, la dejé ahí y le pregunté a Chul si podía pasar por mí. Sólo asegúrate de no matarte en el camino, ni de cometer alguna infracción.- YoungBae podría haber jurado que la sangre estaba volviendo al rostro de su amigo en ese momento.

-¿Sabes que te amo verdad? ¡Gracias Bae!- dijo Ji, cortó la llamada y corrió a buscar el casco que tenía sobre el televisor.

Bajó hasta los buzones del edificio y, como le dijo el mayor, la llave estaba dentro del suyo. Corrió en dirección a la calle trasera y abrió el portón con el control que colgaba del llavero. Se montó sobre el vehículo y salió a toda prisa.

YoungBae sí que tenía buen gusto para las motos. Había tenido muchas, empezando por una pequeña, pero ésta -prometía que iba a ser la última- era la mejor. Todo el mundo volteaba a verla cuando sentían el suave sonido del motor acercarse, y luego la vista iba dirigida al conductor. Ji odiaba ser el centro de atención, pero debía admitir que le gustaba serlo montado en ese vehículo, de verdad era una belleza.

Veinte minutos después el muchacho se encontraba corriendo del estacionamiento a la puerta de su respectivo salón. Sabía que la culpa no había sido de ninguno de sus hyung, ni del alcohol; la culpa había sido suya por haberse quedado dando vueltas en su cama hasta altas horas repitiendo la misma canción una y otra vez en su cabeza. E incluso en un momento se paró sobre la alfombra y repitió la coreografía que veía dentro de sus párpados cuando intentaba conciliar el sueño. La culpa fue de esos músculos que dejaban marcar las venas por encima de la piel. De ese cabello casi negro que esparcía gotas de sudor con cada movimiento. Fue de esa columna que se notaba hasta el comienzo del cuello de la musculosa, seguida por dos omóplatos muy marcados por tanto ejercitar. De esas piernas que seguramente se estaban sofocando bajo esos pantalones, de ese trasero... ¿por qué lo tenía tan grabado en su cabeza? Era seguro que era el más perfecto que había visto hasta el momento, pero era el de un maldito chico...

De todas formas sabía que no podía luchar contra eso, su cabeza estaba concentrada en SeungRi, hiciera lo que hiciera no funcionaba, cuando lo aceptó, cayó rendido en un sueño profundo.


-Sr. Kwon, pensé que no lo iba a ver hoy por acá- Ji despertó violentamente de sus pensamientos con la voz de su profesor. Comenzó a mirar a su alrededor y se encontró con los ojos de su mejor amigo. ¿Cuánto tiempo llevaba distraído que no pudo llegar a tiempo a la sala? Observó con cara de pánico a su profesor y luego se inclinó en señal de disculpas. Era la primera vez que sacaba la bandera blanca frente al Sr. Shin. No se enderezó hasta sentir que el mayor habló -¡Vaya! Está bien alumno, puede sentarse en su lugar así comenzamos con la clase. De todas formas no crea que olvidé que el día de ayer se retiró sin si quiera pedir el permiso- ¡mierda, ahí viene! Se dijo Ji dentro de su cabeza, demasiado malo sería tener otra expulsión más el mismo semestre, se mordió el labio –No lo llevaré a mayores, pero a cambio tendrá un castigo. El día de hoy sé que tiene cinco turnos de clases y luego se retira a su hogar. Bueno, yo debo trabajar siete horas, así que podrá quedarse después de la jornada a limpiar el aula y ayudarme con el papeleo hasta que yo termine mi horario, y luego cada uno nos libramos para ir dónde queramos. ¿Le parece?

Una expulsión o dos horas más de tortura con ese profesor en el instituto. La boca le sabía amarga; hubiera vendido su alma por la expulsión antes de hacerle los recados a ese hombre. Pero sabía que no podía hacerlo, por sus padres, por Seung, por los ensayos con Bae, por su materia, porque iba a intentar mejorar como persona. Asintió con la cabeza y luego se sentó en el asiento de siempre junto a su amigo. Le golpeó el puño como saludo y le entregó las llaves de su moto gesticulando un "gracias" con una sonrisa.

Intentaron por todos los medios mantenerse concentrados, pero era algo imposible. Luego de la primer media hora de clases, el mayor se mandaba notas en un papel con una de sus compañeras que lo miraba como si fuera un león a punto de saltar sobre su presa. Ji en cambio, observaba por la ventana el cielo y las copas de los árboles del patio. Estaba demasiado cansado, pero sabía que si intentaba dormir no iba a poder hacerlo. La lapicera entre sus dedos resonaba suavemente contra el taburete mientras su rodilla se movía al ritmo de una canción. Una canción que sonaba en su cabeza.

El día continuó normal. En la segunda hora JiYong, una vez más, se dio cuenta que no entendía absolutamente nada de japonés y se resignó a que reprobaría la materia mientras su amigo por poco se arranca los pelos intentando explicarle, aunque era en vano. SeungHyun llegó para el siguiente descanso y se sentaron afuera a tomar aire. Luego la jornada escolar, concluyó.


-¿De verdad vas a abandonarme? – JiYong abría los ojos como un gatito y hacía un puchero. Bae sólo intentaba evitar ver su rostro mientras le pedía el casco.

-Ji, ya te lo dije veinte mil veces, tengo una cita con Hei, tú la viste. ¡Esa chica es un manjar! No puedo rechazarla.

-Tienes citas todos los días, por un día que tengas tu virilidad dentro de tus pantalones no vas a morir- dijo revoleando los ojos.

-Vamos, hubieras llegado a tiempo si no estuvieras en esa nebulosa desde ayer. Prometo que la próxima vez me hago castigar contigo- rió, tomando el casco de Ji y el suyo entre los brazos –cuidado con el Sr. Shin- agregó guiñándole un ojo y retirándose mientras el otro lo insultaba por la espalda.


Después de una hora, GDragon había limpiado los borrados, pizarrones, taburetes, había barrido el piso e incluso lavado las ventanas de su salón de clases. No era tan mal castigo como había pensado, el profesor le había dejado usar su celular para escuchar música con los auriculares puestos, y no había tenido mucho tiempo para concentrarse en la persona que lo venía atormentando desde el día anterior. Pero todavía le quedaba una hora y ya no sabía qué hacer. El Sr. Shin le había pedido realizar uno que otro recado pero resultaba ser un hombre más tranquilo de lo que se imaginaba. Se dirigió a la escalera que daba al patio trasero del edificio, se apoyó en la baranda y observó la construcción que estaba no muy lejos de donde se encontraba él.


**


Era el último día hábil de clases esa semana, Ri sabía el estrés que implicaba el día siguiente y, como siempre, su amigo estaba ahí para tranquilizarlo. No tenían clases extra curriculares así que aprovecharon adelantar sus deberes para la próxima semana. Luego se dirigieron al gimnasio.

Daesung se acomodó entre las tribunas mientras miraba cada tanto su celular y esperaba que su amigo regresara del vestidor. Le había preparado tres botellas de agua junto a una toalla blanca al lado de un pequeño estéreo con la cavidad ya abierta para introducir un CD.

-¿Qué sería de mi sin tí? – le dijo Ri con una sonrisa iluminada encontrándose con él.

-Un completo desastre- admitió Dae riendo.

-De verdad no es necesario que te quedes, ya ves que estaré bien hidratado. Aparte dentro de cuatro horas van mis alumnas al salón de danza a ensayar hasta que llegue la noche, así que debo estar descansado para entonces, sólo estaré aquí un poco, de verdad- SeungRi miraba amistosamente a su amigo, sabía que se preocupaba por él.

-Está bien, me quedaré hasta que termines de bailar la canción una vez y luego iré a casa. Quiero googlear un pintor que mi profesor de arte ayer no dejó de mencionar. De alguna forma debo aprobar la materia- el mayor sonreía avergonzado.

-¿Eso no es extorsión?- SeungRi lo miró con picardía.

-No se considera extorsión si él está consciente de que no quiero repetir el semestre.

-Como tú digas- respondió tirándole la toalla en la cara a su amigo, y puso el CD en el estéreo para dar play a la música.

Luego de observar la coreografía dos veces porque SeungRi no estaba seguro de que Daesung le estaba siendo completamente honesto de que la primera vez lo hizo bien, y después de jurarle que iría a su academia de danza a verlo bailar con sus alumnas para serle falsamente-sincero (como le dijo el menor), Dae se retiró dejando a su amigo solo en el gimnasio.


-¡Muy bien SeungRi! Tú puedes hacerlo, pasaste todo el día tranquilo, puedes hacerlo- se decía mientras estiraba sus músculos y se tronaba los dedos. –No tienes por qué estar nervioso, ni tienes por qué pensar en nadie que no sea en ti mismo.

Bailó una vez.

-Eso no estuvo muy bien, lo haré de vuelta desde el principio.

Comenzó de nuevo.

-¡Vamos! Puedo hacerlo mejor.

Repitió los mismos pasos una y otra y otra vez.


**


JiYong observaba por la misma ventana que el día anterior, el chico estaba bailando inmaculadamente perfecto. Pero antes de terminar la coreografía, paraba la canción para volverla desde un principio y repetirla.

¿Qué estoy haciendo? pensó, pero ya se encontraba mentalmente agotado. Si así era la única forma que su cabeza se iba a calmar, entonces sólo iba a ver a SeungRi bailar. Quizás su pasión era la danza y lo estaba descubriendo con el muchacho, sí, debía ser eso.

Intentó una. Dos. Tres veces más. Ji ya se estaba alterando, quería abrir esa puerta y decirle que de una vez terminara de bailar porque lo estaba haciendo bien.

Pero algo lo detuvo...

En el último salto, al dar una vuelta en el aire, SeungRi se enredó los tobillos y cayó de rodillas en el piso.

Levantó su cabeza luego de un segundo, que pareció una eternidad para el mayor que estaba conteniendo la respiración sin darse cuenta, y gritó a todo pulmón - ¡MALDITO SEAS KWON JIYONG!





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Necesitaba redactar gran parte de la vida de Seung, espero que no moleste.

Cómo hice en este capítulo y quizás haga en un futuro; cada vez que Ji componga una parte de una canción, me basaré en las letras de "Carajo" una de mis bandas favoritas de mi país.

Gracias por leer ♥

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