Capítulo 2

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SeungHyun llegó al edificio casi entrada la noche.

Cuando fue a encontrar a sus amigos una vez que arribó en la ciudad, dio con que estos habían preferido estar en departamentos separados y él optó por tomar el tercero que quedaba disponible en ese piso. Al fin y al cabo, pasaban tiempo juntos hasta la hora de dormir, y a la mañana siguiente, el primero en despertar era el encargado de llamar a los otros dos.

Desde que tenía memoria conocía a JiYong, y nunca iba a olvidar el día que YoungBae llegó a sus vidas.

Su madre y la Sra. Kwon habían asistido juntas a la escuela elemental, se hicieron amigas y nunca más se separaron. Cuando conocieron a sus respectivas parejas -ahora sus maridos- los presentaron y al instante formaron una gran amistad.

Luego de sus bodas, compraron casas vecinas en la misma cuadra y, al tiempo, Seung iluminó sus vidas. Cuando JiYong llegó, les enseñaron que eran primos de corazón y que ambos debían cuidarse mutuamente. La diferencia de edad no fue problema cuando empezaron a crear recuerdos juntos, haciendo travesuras y saltando en los charcos de agua los días de lluvia.

Hasta que un buen día, un camión de mudanzas se estacionó en la edificación que hacía tiempo se encontraba a la venta en la misma cuadra. Ambos niños estaban tan ansiosos por conocer a sus nuevos vecinos que habían armado una carpa en el jardín de la casa de JiYong y no querían moverse de allí. Dos días después, cuando todos los muebles parecían estar en su lugar y la casa estaba lista para ser habitada, un niño tímido bajó de una camioneta para parase sobre la vereda y tan sólo observar el que ahora era, su nuevo hogar. Parecía congelado, quizás asustado, pero no duró demasiado ya que una pelota le golpeó los talones, volviéndolo a la realidad; giró sobre sí mismo y se encontró con dos caras amistosas y sonrisas radiantes, lo estaban invitando a jugar. Desde ese día, los tres se volvieron inseparables.


Dejó su morral sobre el mueble del comedor y, dando play al contestador automático, se dirigió a la heladera por un poco de agua.

-Oye Hyung, sé que en este momento debes seguir en el instituto, pero cuando regreses ven a mi casa, quiero hablar contigo.- La voz de Ji se oía vacilante.

-Vas a tener que hacerlo mejor que eso, mocoso- contestó el mayor al aparato y se apoyó sobre la mesada esperando que se reprodujeran los siguientes mensajes.

-Está bien, sé que fui un imbécil y debo pedirte disculpas pero no me dejes sólo, Bae se fue a una de sus tantas citas a la salida de clases y yo necesitaba hablar con alguien, ¡por favor Hyung ven a verme! – rogar no era costumbre en el menor, pero con SeungHyun nunca había tenido problema de hacerlo. El mayor sonrió.

-Escucha, compuse una nueva canción- se lo podía oír acomodando su guitarra sobre su regazo- Dice algo así "si la suerte hoy se burla de vos, hay que cruzar la tormenta y andar, y entre amigos se hace mucho mejor, sacando fuerzas de donde no hay". Es sólo algo que escribí al azar, pero puedo terminarla si vienes a casa.

-¿Qué estará pasando en esa cabeza como para que componga algo sobre la amistad? – se preguntaba el mayor sonriendo mientras se dirigía a su cuarto a ponerse ropa cómoda.

-Hyung, acabo de volver del mercado y no tenían cerveza. Sabes que lo único que tengo es soju y tequila importado, cuando vengas trae algo de tu casa si no quieres lo que tengo aquí- la voz de Ji sonaba juguetona, como si de un niño se tratara. Conocía a Seung y sabía que le iba a ganar por cansancio.

El mayor se dirigió a su alacena, tomó una botella de vino y cruzó su puerta principal dirigiéndose a la de su amigo. Golpeó de manera rítmica y de adentro le respondieron que ingresara. Desde pequeños tenían un "código secreto" para saber quién llamaba a la puerta.

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