Capítulo 17

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>No mamá, ya te dije que no sé dónde está.

>No le pregunté.

>¿Cómo que por qué? ¿Debo recordarte que SeungHyun tiene la suficiente edad para manejarse sin que lo estén controlando?

>No, es temporal. Ya te expliqué que volverá a su casa en unas semanas.

Se apretó el puente de la nariz.

>¿Y por qué en vez que querer un número de teléfono fijo para comunicarte con él, no lo llamas al celular como estás haciendo justamente en este momento conmigo?

Miró por el rabillo del ojo que un chico estaba parado del otro lado del mostrador esperando a ser atendido.

>Sí mamá, iré a verlo a la academia en la tarde y le diré que te llame-. Suspiró. –Ahora debo cortar porque tengo clientes...

>¿¡Cómo se te ocurre que les diga que esperen!? ¡Estoy en mi horario laboral!

>No, no estoy las 24 horas del día metida aquí, sabes que también voy a la facultad...

Se inclinó delante del muchacho haciendo un gesto de súplica con el rostro para que la excuse.

Él sonrió y asintió.

>Sí mamá, lo conozco.

>No, no está metido en drogas ni es una persona con antecedentes-. Puso los ojos en blanco. Un sentimiento de culpa, como si estuviera mintiendo, quiso apoderarse de ella. –Sí, es su... Amigo-. Dudó antes de decir la palabra.

>Estoy segura que lo conocerás algún día.

>Sí, bien mamá, de verdad debo atender el café ahora mismo. Te llamaré en la noche.

>¡No! No hagas eso, espera a que yo te llame.

>Bien, sí, sí...- Se llevó un dedo a la comisura de los labios y vaciló un momento antes de hablar. –Se llama JiYong.

>Muy bien. Adiós. Yo también te quiero.

Presionó el botón rojo en la pantalla del celular.

Suspiró dejándolo en el mostrador para luego usar a éste de sostén mientras dejaba caer su cabeza.

-Le pido mil disculpas, tengo una madre complicada- dijo recuperando la compostura mientras se rascaba la nuca.

Observó al chico y saltó de sorpresa.

-¿Pasó algo?- preguntó él.

-No, descuida- sacudió las manos en el aire –Es que eres muy parecido a alguien que conozco.

-¿Hablas de JiYong?- una media sonrisa asomó por los labios del muchacho.

-¿T-tú lo conoces?- Hanna se tensionó, sintiendo cómo la adrenalina empezaba a acelerarle el corazón.

-Sí, es mi primo-. Se inclinó. –Es un gusto, me llamo Mino.

La chica imitó el gesto con una sonrisa en el rostro.

En ese instante recordó perfectamente por qué DaeSung y SeungRi habían llegado corriendo al café en la mañana.

Gotas de sudor les caían por el cabello y el rostro. El portazo que dio su hermano la hizo dar un susto y al segundo de verlos, salió disparada a su encuentro pensando que algo grave había sucedido.



La gente siempre se sorprendió por la forma en que ambos eran unidos. Al mudarse a la misma ciudad, aunque no estuvieran viviendo bajo el mismo techo, su relación no cambió en absoluto. Todo el tiempo se mantenían comunicados y raramente pasaban sin verse más de un día.

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