Solo tenía algo claro en mente, este iba a ser un buen día.
Muy temprano me metí a bañar, y traté de verme bien, o bueno lo mejor que pude. Traté de vestirme algo casual, tratando de no parecer que hubiera pensado mucho en qué ponerme, claro sin verme fachoso... claro. Un pantalón de mezclilla azul, una playera gris y mis converse blancos.
Íbamos a ir a pasear en motocicletas, cuatrimotos para ser exactos, desde que iba a entrar a esta universidad tenía en mente esta idea, había estado investigando desde entonces todo, sabía que había un lugar en las montañas donde estaban las cuatri en donde te daban un pequeño curso de manejo, después las motocicletas era tuyas por un par de horas, estaba muy emocionado por ir, en un principio iba a ir con Guill, pero ya no lo veía casi y creo tenia nuevos amigos, no es que yo lo haya cambiado por Marcus, Dina y Sam, supongo que son cambios que pasan en la universidad, conoces nuevas personas en cada etapa de tu vida y puede que esas nuevas personas que conozcan te agraden más que otras, tal vez así pasó con Guill tal vez sus nuevos amigos le agradaban más, dicen que todos somos momentos en la vida de alguien, y tal vez mi ciclo en la vida de Guill estaba por terminar, ojalá y no, porque es mi mejor amigo.
Cuando sospeche que Guill no iba a ir conmigo porque tenía otros planes fue cuando se me ocurrió invitar a Sam, en parte creo que siendo un poco egoísta mi subconsciente no quería que en esta ocasión saliera con Guill, quiera a Sam... Cuando ya estuve listo salí de mi cuarto y fui al de Sam, toqué la puerta y se oyó un grito —Voy— y al cabo de un ratito se abrió la puerta, salió un chico que de no haber sabido que ahí vivía Sam no lo hubiera reconocido, estoy siendo sarcástico... Claro, unos jeans negros ajustados, una camisa blanca un poco más grande de su talla y unos converse blancos era como iba vestido él, después de haber estado meditando toda la noche si lo que realmente sentía por Sam era atracción o una simple curiosidad, llegué a la conclusión de que sí, en verdad comenzaba a gustarme, y en esta ocasión me dejo con la boca abierta, se veía particularmente bien, y aunque Sam no es feo, jamás me había fijado en su físico tan detenidamente, pero hoy era la excepción, todo le encajaba a la perfección y no pude no notar que se veía guapo. Muy guapo.
Me dio incluso pena porque yo no pensé en arreglarme tanto, era una salida entre amigos, bueno eso era lo que él pensaba, para mí era una (NO) cita pero él no lo sabía.
— ¡Hey! ¿Aquí vive alguien llamado Sam?— Dije un poco en tono de burla, pero no ese tipo de burla que haces cuando alguien hace el ridículo y comienzan a ofenderle, sino una burla más de amigos.
—Vamos, entra ya. — Dijo cuándo me iba metiendo a su cuarto. — ¿Tan mal le veo?
—No, para nada, solo que vas muy arreglado y me ha dado pena que yo me puse lo primero que he visto. —
— ¿Bromeas?, te ves bastante guap... — Se detuvo y se volteó a un lado y ya no pudo terminar la frase.
— Vamos ir a Wood Park, creo es mejor vayas un poco más informal. — Dije en cuanto él se interrumpió para evitar un silencio incómodo entre ambos, aunque soy lo bastante astuto y logré captar que estaba a punto de decir que yo era guapo, mi pulso se estaba acelerando y quería que se calmara antes de que Sam lo notara y lo mal interpretara.
—No me habíamos dicho que viajaríamos 20Km para ir a las montañas. — Contestó un poco cohibido.
—Lo siento, ¿Tienes algún problema con ir hasta allá?—Dije con un poco de pena, pues había sido mi culpa no decirle a qué lugar iríamos exactamente.
—Creo está muy lejos.
—No te preocupes, ya lo he arreglado todo, bueno más bien informado que autobús tomar— me salió una risita nerviosa— te aseguro que será divertido.
—Está bien, solo deja cambiarme la camisa por algo las cómodo.
—Perfecto.
Mientras él fue a buscar una playera que ponerse en lugar de la camisa fui y me acomode en la pequeña sala, estaba viendo la colección libros que tenía en un pequeño librero al lado de la televisión cuando de repente volteé y vi a Sam sin camisa, mi pulso volvió a acelerarse, logré tragar saliva y de inmediato volteé en dirección al librero.
—Estoy listo, podemos irnos.
—Perfecto, vayámonos.
Salimos de la hermandad y nos dirigimos a la parada de autobús, le dije a Sam que tendríamos que tomar uno hacia el centro y de ahí tomar el de la ruta 74, Sam ya sabía todo eso, porque llevaba más tiempo viviendo ahí. Fueron aproximadamente 40 minutos los que tardamos en llegar y no hablamos porque nos tocó sentarnos en lugares distintos.
Al llegar era mucho mejor que como lo había visto en internet, era un lugar precioso, estaba confirmado que nos la íbamos a pasar muy bien.
Antes de ir a donde las motocicletas fuimos al área de comida porque ninguno de los dos habíamos comido antes de salir para acá, yo había invitado a Sam, le dije que lo de hoy corría por mi cuenta, al principio se puso necio de que él pagaría su parte pero después lo convencí de dejarme pagar esta vez. No duramos mucho comiendo porque pedimos algo ligero, terminando el recorrido ahora si iríamos a comer bien.
Estaba muy emocionado, mi madre jamás me había dejado andar en moto, aunque tampoco era la primera vez que lo hacía ya había manejado una antes, siempre a escondidas. Una vez que nos dieron el pequeño curso de manejo en el área y dicho todas las precauciones que deberíamos tener, comenzamos a conducir hacia la cima de la montaña, al principio el camino iba cercado con pequeños troncos alrededor era una pista como para personas que no quisieran alejarse mucho.
— Veamos qué tan lejos podemos llegar, Sam— Grité para que pudiera escucharme.
—No creo que debamos ir tan lejos, es un poco peligroso allá arriba—
Como íbamos en diferentes motocicletas no lo escuche, acelere hacia delante y seguí el camino marcado, paso un rato y volteé para ver a Sam pero él ya no venía atrás de mí, ya no lograba verlo. Di la vuelta y me regresé a buscarlo, me había perdido en mis sentimientos y en la adrenalina que estaba sintiendo en ese momento que no me había dado cuenta en que momento Sam ya no iba tras de mí.
No fue mucho el tiempo el que tarde en encontrarlo, Sam se había detenido un momento y había sacado una cámara que había traído para tomar fotografías, y ahí estaba él, contemplando la naturaleza que nos rodeaba y guardando pequeños instantes en su cámara, algo que algún día se convertirían en recuerdos.
— Te has quedado muy atrás—
— Lo siento, me quede a ver desde aquí la ciudad, sin duda serán unas muy buenas fotografías— Dijo mientras me miraba y sonreía— Deberías venir a ver.
Bajé de la cuatrimoto y caminé hacia donde él estaba, a la mitad del camino tropecé y caí por culpa de la tierra y las piedras que estaban muy flojas, afortunadamente no me pasó nada, Sam me dio la mano y me ayudó a levantar, pero el ridículo que hice frente a él no pude evitarlo, a pesar de que fue muy gracioso no se rio, cuando me levanté pasó algo que hizo que no me soltara la mano, nos quedamos así un rato, nos quedamos viendo la ciudad desde lo alto de la montaña y el silencio se apoderó de nosotros.
Después de un momento Sam se dio cuenta de que no había soltado mi mano...
—Oh!, lo siento — Dijo soltando mi mano
—No te preocupes, todo está bien— Le contesté y volví a tomar su mano, esta vez siendo yo él que tomó la iniciativa «Todo está bien, todo está perfecto» pensé.
Volvimos a quedarnos en silencio una vez más, disfrutando del momento.
Creo que pasó más rato del que había pensado, simplemente pasó, fue una de esas veces en las que estas tan a gusto, en las que te encuentras disfrutando tanto el momento que pierdes la noción del tiempo, él siguió tomando fotografías de los lugares que le gustaban, seguimos subiendo un poco más hasta la verdadera cima de la montaña y vimos una cabaña, nos acercamos al lugar y descubrimos que realmente no era una cabaña sino una cafetería, nos sentamos un rato, ordenamos unos cafés y nos la pasamos hablando de nosotros, como si no hubiera nadie más. Como les dije el tiempo pasó volando y pronto vimos que se estaba ocultando el sol, regresamos a entregar las motocicletas y salimos de Wood Park de nuevo a la parada del autobús.
De regreso veníamos platicando de lo bien que nos lo habíamos pasado, pero nadie mencionó nada de cuando nos tomamos de las manos, supongo que iba a ser nuestro secreto, tan secreto que ni a nosotros mismos nos lo podíamos contar.
Nuestra historia iba comenzado, sin duda, sin darnos cuenta pero algo que si noté es que si podía surgir algo entre nosotros, también esa tarde noté que no iba a ser tan difícil conocer al Sam de hace dos años, al chico alegre, no es que el Sam de ahora no me agradara, obvio sí, pero sabía que este no era su mejor momento.
No iba a hacer que se olvidara de su pasado, no quería eso, quería que aprendiera a vivir con ello, que lograra sonreír, pero eso él ya lo estaba haciendo.