Siete razones para no enamora...

By Anny89

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Valeria está harta de que su amiga Julia le diga que debe enamorarse. Las disputas familiares no la han dejad... More

Capítulo 1: La apuesta
Capítulo 2: La recuperación
Capitulo 3: No caer en la trampa.
Capitulo 4: El castigo
Capítulo 5: El árbol
Capítulo 6: Mi tía.
Capítulo 7: Mandatos
Capítulo 8: Aprendiendo y descubriendo
Capítulo 10: Engaños
Capitulo 11: Mí disfraz
Capítulo 12: Mala amistad
Capítulo 13: El plan de Julia
Capítulo 14: Tragando mis palabras
Capítulo 15: Mi papel
Capítulo 16: No al pasado, hola al presente
Capítulo 17: ¿Perdí la apuesta?
Capítulo 18: Madre de verdad
Capítulo 19: Desesperante
Capítulo 20: Mala noticia
Capítulo 21: Es horrible estar sola
Capítulo 22: Mi obra de arte
Capítulo 23: Huyendo de mis problemas
Capítulo 24: ¿Será una buena presentación?
Capítulo 25: La botellita
Capítulo 26: No seas engañador
Capítulo 27: Un raro paradero
Capítulo 28: Un adiós inesperado
Capítulo 29: ¿Razón?
Capítulo 30: Siete razones para no enamorarse
Epílogo
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Capítulo 9: Sustos

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By Anny89

Todos fuimos a la plaza, como siempre había muchas hojas por todas partes, perros callejeros y uno que otro vagabundo.

Y la escuela dice que esto es seguro…

Julia estuvo en todo momento con Josh (como lo supuse) y me dejó a mi sola. Las demás chicas estuvieron con los demás chicos jugando por ahí.

Me dirigí a una banca y me estaba acomodando en ella cuando escuche en chillido debajo de mí; di un salto y miré asustada lo que había pero luego mi expresión cambio al ver al peluche hablador aplastado en la banca.

Me incliné hacia él y lo despegué de la banca

-¿Qué haces aquí? –Susurré

Se sentó en la banca acomodándose las patas o esponjándolas. Me miró y levantó una de sus patas delanteras indicándome

-Soy tu director, no me “tutes” –Empezó a mover la patita pero yo se la apreté haciendo que parara.

-Respóndeme ¿Qué haces aquí?

-Quería ver como se comportaban –Sonaba un tanto seguro pero no era de extrañar de un peluche… ¿Qué edad tendrá?

-Pues como ves –Rodee los ojos. Me tenía ya harta el estar aquí y eso que solo habían pasado diez minutos

-No se comportan mal pero lo que me preocupa son esos vagabundos –Indicó a algunos que estaban a la vista –Uno de ellos me tomo mientras venia para acá e ¡intento robarme las pilas! –Puso una cara de horror y se abrazó al él mismo

-¿Para que querrían tus pilas? –Lo miré incrédula

-No lo sé, ni siquiera tengo pilas… -Bajó la mirada

-Eso debió de ser macabro…

Unos compañeros pasaron atrás de mi me miraron raros, el peluche se puso tieso y comenzó a decir “Te quiero” repetidamente. Los chicos me miraron negando con la cabeza, al parecer les di lastima; luego se fueron.

-Nada de te quiero –le pegué al peluche haciendo que volviera a su estado normal -¿Qué pasan si te descubren?

-Nunca adivinarán que yo soy el director –Palpo mi hombro y asintió

-¡El director! –Escuché ese grito. Miré hacia el lado y vi a Max; inmediatamente le tapé la boca y lo acerqué a la banca.

-Cállate –Le susurré. Él me miraba confundido; retiré mi mano de su boca y él soltó un suspiro

Miré al peluche el cual habían vuelto a su estado tétrico y de nuevo con su “Te quiero”

-Es Max –Golpe al peluche.

-No vuelvas a gritar –Dijo el director mientras temblaba -¿Qué pasaría si alguien se enterara?

-Te abrazarían hasta reventar –Dije sonriéndole macabramente haciendo que el director diera un saltito.

-Si me siguen asustando se me va a salir el relleno –Se apretó la pansa

-Qué asco… aunque solo sería relleno –Miré a Max el cual veía a los alrededores. Al parecer nunca había venido a la plaza de este sector ya que se sorprendía por cada cosa veía. -¿Qué tanto ves?

-Siempre tuve curiosidad de cómo la gente podía jugar tan calmada entre ellos

Me contó que él era muy callado así que no creo que haya tenido amigos. El solo hecho de jugar a la escondida o de pelear con alguien no lo debe de haber experimentado.

-¿Por qué no juegas? –Me miró

-Porque no me gusta jugar con ellos –Me enderecé; aparté a al peluche a un lado y me senté

-¿Por qué no te agradan ellos? –Empujó al peluche y se sentó a mi lado.

Levanté los hombros

-No lo sé. Nunca me han agradado; solo me agradan Julia y solo un poco Josh, eso es por obligación

No dijo nada; se quedó pensando por un momento.

Mientras estábamos en la banca unas chicas se acercaron a nosotros… bueno más a Max.

-Hola –Sonrió una de ellas tontamente –Nunca antes te había visto por estos lados… ¿Cómo te llamas?

Miré a Max de reojo; él estaba viéndolas sin ninguna expresión.

Una de las chicas se acercó a él y le tomó el brazo invitándole a jugar pero este se soltó y dijo que no.

-¿No querías jugar? –Le susurré entre dientes

-Pero no con ellas –Dijo enojado.

Las chicas me vieron enojadas.

-¿Por qué estas con ella? –Dijo una de las chicas indicándome -¿Te hizo algo o te debe algo? –Se rieron

-Ya quisieran –Resoplé yo viendo hacia el lado. Al no ver al director empecé a buscarlo por debajo de la banca y hacia los lados.

-¿Qué tanto buscas? –Preguntó una chica la cual no había visto detrás de las otras dos; levanté la cabeza y vi como sostenían al peluche de una de las patas.

Uy ¿Lo rescato o no? … Bueno es el director, tengo que hacerlo

-¿Me lo devuelves por favor? –Extendí la mano hacia la chica

-¿Y si no quiero? –Miró el peluche y lo examinó, luego le apretó la pansa y el muy tonto dijo “Te quiero”

-Tanta falta te hace el cariño que tienes que comprar un peluche que te diga te quiero –Se burló una de las chicas haciéndome un puchero

-No soy dependiente de la atención de otros como ustedes –Me levanté y le arrebaté el peluche de las manos.

Max solo nos veía mientras tanto; le entregué el peluche para que lo tuviera.

-Eres una bruta –Una de las chicas se quejó. Yo la miré con desinterés haciendo que se enojara más.

-¡Profesor! ¡Valeria me pegó! –Dijo la chica a la cual le arrebaté el peluche. Yo la miré enojada ¿Cómo que le pegué?

-Ella no te hizo nada –Dijo Max

-Tú te callas, nadie te conoce así que no te creerán –Dijo una de las chicas

-Me da igual –Vi como uno de los profesores se acercaban así que tomé al director en brazos y me alejé de la escena.

-Igual no te creerán –Gritó una de ellas enojada –Ya que no dices nada me creerán más a mi

Caminé más rápido hasta que llegué a un riachuelo que estaba cerca; me senté en un tronco y dejé al director a un lado.

-Esas chicas son terribles –Exclamó el peluche llevándose las manos a la cabeza –Y se ven tan buenas cuando están enfrente de un profesor

-Así son las cosas –Puse mis manos detrás de mí y me apoyé en ellas mientras veía el riachuelo. Al poco tiempo llegó Max y se sentó a mi lado.

-¿Por qué no dijiste que no le pegaste? –Preguntó mientras tomaba una vara

-Porque de todas maneras no vale la pena pelear por algo que no es verdad… ellas son las que se mal acostumbran

-Muy maduro –dijo el director cruzándose de brazos

-Nada de muy maduro –Lo tiré al suelo –Quien en momentos de miedo dice “Te quiero”

-Puedes agradecer de que no se me salió el relleno

-Muchas gracias…

-Cuando lleguemos al colegio hablare seriamente con aquellas chicas

-¿Tu o tu voz?

-Bueno… será su profesor

Rodee los ojos. Vi a Max como jugaba en el riachuelo con la vara de antes.

-No te mojes –Reclamé tirándole una piedra al agua haciendo que salpicara enzima de él

-Tu no me mojes –Me miró enojado

Me puse de pie y me dirigí hacia él. En el agua se veían uno de esos pequeños pececitos andar por ahí. Acerqué mi mano hacia ellos haciendo que se esparcieran.

-Así no se toman –Dijo Max incoándose a mi lado

-Te vas a mojar

-No importa

Hundió sus manos lentamente en el agua y las acercó a uno de los pececitos que andaban; las subió cuidadosamente haciendo que el pez quedara atrapado en sus manos.

-Junta tus manos –Dijo viéndome con una sonrisa.

Yo le hice caso y las junte en forma de copa. El deposito el agua y el pececito en mis manos.

El pez se movía entre mis manos haciendo que me diera cosquillas.

-Siempre había intentado tomar uno… Eres un encantador de animales ¿O qué?

-Podría ser –Se rio.

-Mejor lo dejo en el agua

-Mejor

Me hinqué y dejé el pez en el agua. Nado rápido y se unió a sus demás compañeros.

-Chicos, ya es hora de volver –Mandó el director.

Salimos del agua y nos ganamos a un lado del director. Max se fue primero ya que se subió al árbol que estaba por encima del riachuelo; yo tomé al director en brazos y empecé a caminar.

-Max te tiene mucho cariño

Miré el director al cual tenía entre los brazos

-Puede tenerlo con cualquiera

-Pero no él, nunca antes había tenido un amigo así

-Pues yo tampoco

-¿Y Julia?

-Pues Julia es de esas chicas las cuales eres sus amigas porque ya la conoces desde hace mucho… pero ya no es lo mismo como cuando éramos pequeñas…

-¿Y eso porque?

-Porque ella está más metida en eso del amor u otras cosas…

-¿Y tú no?

-Claro que no –Lo miré enojado haciendo que el peluche se encogiera –No voy a perder

-¿Perder en qué?

-Ya deja de hacer preguntas –Le golpee la cabeza. Se llevó sus patas hacia donde la había pegado y se calló.

-No lo vas a poder evitar, el amor viene solo

-¿Acaso tú estás enamorado? –Me reí burlándome

-Yo estoy casado

-Un peluche casado… ¿Y tú osita donde esta?

-En casa… cuidando al bebé

-Hasta tienes una hija…

-Y es muy linda, algún día te la presentare

-Preferiría conocerte a ti primero

-Entonces va ser en un buen tiempo…

Llegamos hacia donde estaban los demás. No encontré a Julia por ninguna parte pero supuse que estaría con Josh.

***

-Es mejor estar aquí en mi asiento –Dijo el peluche tirándose a su asiento en la oficina

-No vuelvas a salir –Le reclamé yo. Iba a cerrar la puerta pero Max lo impidió -¿Dónde andabas?

Sacó una botella con agua dentro, la miré más detallada y ahí estaba uno de los peces de antes

-¿Para qué lo has traído? –Dije tomando la botella

-Es un regalo

-¿Para mí?  -Dije sin despegar la mirada de la botella

-Si

Lo miré asombrada, no creí que él se preocuparía por algo tan pequeño como atrapar un pez.

Sentí como mi corazón dio un pequeño saltito.

-Está comenzando –Dijo el director mientras se reía

Yo lo miré confundida al igual que Max… El peluche hizo una seña para que me acercara mí oreja hacia él.

-Pronto lo podrás experimentar –Susurró en mi oreja

Ya había entendido lo que había dicho y no, no va a comenzar, no pudo perder en la lista.

Le pegué en la cabeza haciendo que rebotara.

-¿Qué te dijo? –Preguntó Max mientras veía al director como se retorcía en la silla

-Nada importante… Oye ¿Dónde conseguiste esta botella?

-Aaa, se la quité a un vagabundo que estaba durmiendo.

-¿Y no te dijo nada? ¿No se dio cuenta? –Estaba preocupada si le habían hecho algo.

-Solo cuando le quité la botella se dio cuenta y empezó a perseguirme por la plaza gritando “Chiquillo impertinente ¡le robas a un viejo vagabundo! ¡Que bajo has caído! ¡Que bajo has caído!” y mientras me perseguía llevaba un palo.

Y este lo cree normal

-No lo vuelvas hacer

-¿No te gusto el regalo?

-Si me gusto, pero no vuelvas a molestar a un vagabundo… o a cualquier persona

-Entonces podré darte más regalos –Me dio otra vez esa sonrisa que hizo que mi corazón volviera a dar un salto

-Uy –Apreté fuerte la botella y me acerqué al escritorio del director dejando ahí la botella.

-¿Qué pasa? –Dijo el director

-Dame una hoja

Él se puso a tiritar y me indicó el cajón

Saqué la hoja y tomé un lápiz

“Razón número tres para no enamorarse:

Te hacen que el corazón salte de una manera extraña. Pueden traer problemas con ello (Pueden ser hasta vagabundos)”

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