Me sudan las manos, un nudo se forma en mi garganta mientras espero en la habitación. Todo gira, da vueltas, me siento mareado y débil, no tengo ganas de luchar.
El me mira, sus ojos llenos de deseo pero sé que no intentara hacer nada, puedo oler el perfume de aquella mujer y me siento asqueado de la situación. Sabe lo que estoy pensando, sé que no es así, que no ha regresado con ella y que me ama pero los recuerdos se burlan hiriéndome. Trata de tocarme no obstante teme a mi rechazo y entonces retrocede sin dejarme siquiera reprocharle.
Siento que todo gira, como si estuviera al límite de mi paciencia, me toco el pecho y me duele, el sufrimiento de la traición me consume.
Mi matrimonio está roto, no le quiero perder y él tampoco a mí pero ya no nos soportamos.
Besa mi boca cuando abro los ojos, se aleja rápidamente antes de que lo empuje y entonces me mira así, de esa forma, esa que tanto duele.
Me mira arrepentido
Lucho con mis fuerzas, quiero huir pero no me lo permite. Pienso que alejarme sería lo mejor, he perdido las ganas, ya no me desea solo a mí.
Nuestra relación se derrumba, su mirada se centra en la mía y siento como mi corazón se desploma de nuevo. Observo el anillo en su dedo anular, la alianza de un "juntos hasta que la muerte nos separe" que no vamos a poder cumplir.
El me agarra de la mano y me abraza, no correspondo, no digo nada
Las lágrimas caen de mis ojos y siento que el también llora.
¿Cuándo nos convertimos en esto? ¿Hasta qué punto lo sofoque para que buscara refugio en otros brazos?
Me dejo caer, me rindo.
No quiero el divorcio, quiero recuperarlo.
¿Puedo perdonarlo? ¿Es demasiado tarde para nosotros?
Mi cabeza me reclama por darle más problemas y más preguntas sin respuestas en las que pensar, caigo en su boca y me dejo llevar por el placer.
Su cuerpo y el mío están conectados pero falta algo.
Algo importante
Ya no es lo mismo
Y eso me consume en el infierno.
Sin pensarlo una vez más caigo en el abismo de la desesperación.