8 Pistolas 6 Disparos

By La_dona_que_escribe

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Ocho adultos Seis jovenes Un equipo La banda criminal más buscada ***** Segunda temporada de 3 Balas, 3 Disp... More

Capítulo uno; La Familia Está Completa
Capítulo dos; Un Ave Especial
Capítulo tres; Amor Paternal
Capítulo cuatro; Juegos
Capítulo cinco; Niños
Capítulo seis; Fotografía Familiar
Capítulo siete; Toma El Arma
Capítulo ocho; De Vuelta al Ataque
Capítulo nueve; Las Víboras
Capítulo diez; Líderes
Capítulo once; Unidos
Capítulo doce; Deseos
Capítulo trece; Y si. . .
Capítulo catorce; La Gran Noche, P.2
Capítulo quince; Descuidos
Capítulo dieciséis; Culpa
Capítulo diesisiete; Daga
Capítulo dieciocho; Plan
Capítulo diecinueve; Adiós Inocencia
Capítulo veinte; Abrazame
Epílogo
Extra #1

Capítulo catorce; La Gran Noche P.1

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By La_dona_que_escribe

Los Adolescentes

Desde que despertaron por la mañana  ya estaban emocionados. Y no fue difícil entusiasmar a los adultos de dejarles solos por una noche, argumentándoles que era necesario para ellos pasar una velada especial lejos de los menores.

Y luego de que los adolescentes les ofrecieran hacer todo, no pudieron negarse.

Y así fue, se dividieron las tareas a espaldas de los mayores.

Edwin buscaría los mapas, Elizabeth y Timmy se encargarían de encontrar la forma de escabullirse de su hogar sin ser notados por sus padres. Mientras que Janeth y Jeremy arreglaban el jardín luego de planear que los adultos cenaran frente a una fogata, y Melissa vigilaba que no sospecharan de ellos.

Las tareas no fueron realmente difíciles para nadie, Edwin los encontró con velocidad en un libro de cocina, dedujo que los adultos lo había ocultado allí pensando que jamás lo verían. Elizabeth hurtó del cajón de sus padres una llave de la puerta principal, casi fueron descubiertos pues Alexby entró en busca de un chaleco, Timmy se ocultó bajo la cama y la niña en una gran maleta.

Melissa mantuvo distraídos a todos cuando tiró "accidentalmente" una bolsa con lentejas en el suelo y al esparcirse en toda la cocina, los adultos se ayudaron a limpiar.

Y para Jeremy y Janeth les fue sencillo elegir un lugar donde arreglar. En el jardín, tras la casa donde no los viesen escapar.

Consiguieron leña, y mientras Janeth la amontonaba preparando una fogata, Jeremy traía arrastrando algunas de las bancas de fierro que estaban distribuidas a lo largo del espacio verde.

Para cuando dieron las seis de la tarde ya estaba todo preparado. Los hermanos de Luque habían terminado de acercar las bancas y de arreglar el lugar con ayuda de Timmy mientras que Elizabeth, Melissa y Edwin prepararon una sencilla cena para los adultos.

El resto del día fue de los menores tratando de complacer a sus padres en cualquier detalle, tal vez pensaban que sí les descubrían así se molestarían menos con ellos.

Timmy habló con sus padres, le rogó a Rubius que le perdonara y que lamentaba su absurda idea. El mayor no tardo en ceder, a fin de cuentas no podía durar bastante enojado con su esposo e hijo. Hasta el fue quien pidió disculpas a su hijo e esposo.

Para el final del día, tal y como lo prometieron, al sonar las ocho de la noche, las puertas que daban con aquella zona del jardín fue cerrada por los menores sin llave, prometiendo encerrarse en sus habitaciones a dormir y no salir hasta la mañana siguiente.

Con velocidad, los adolescentes corrieron hasta sus habitaciones.

Los niños se pusieron sus trajes, chalecos y hasta pequeños moños en el cuello. Mas no se arreglaron mucho en el cabello, tan solo lo acomodaron con el cepillo.

Pero las chicas (al menos Janeth y Melissa) se pusieron sus mejores vestidos llenos de lentejuelas, unos pequeños tacones y ambas se ayudaron a maquillarse, no demasiado. Mientras Elizabeth portaba un cómodo vestido, solo quería ir por allí y correr aprovechando de ese momento.

Mientras se alistaban, se hizo media hora y bajaron con cuidado las escaleras, oyendo las risas de sus padres y como, al parecer Staxx, contaba una anécdota de cuando se había encontrado a su hija oculta en el armario.

Timmy se quedó quieto al escuchar las carcajadas de sus padres, estaban tan felices en ese momento. Sintió un roce en su mano y miro a Jeremy, quien le sonreía --¿Listo?

La puerta se abrió y comenzaron a salir los demás, y Jeremmy temió que Timmy se arrepintiera a última  hora --No, vamos.

Y fueron tras los demás.

Apenas cerraron las grandes rejas negras, con cuidado de no hacer mucho ruido, se miraron entre ellos. Aún no lo había logrado.

Pero con sonrisas en sus juveniles rostros se apresuraron a la calle, asombrándose de la cantidad de automóviles estacionados, corrieron calle arriba esperando poder descubrir más.

No tardaron en seguir las indicaciones del menor de todos, quien sin ayuda mas de su mapa, logró guiar por las calles de asfalto a sus primos. Aunque no fue necesario usarlo mucho, pues pronto lograron captar una melodía que resonaba con fuerza, junto con gritos y risas que llamaron la atención de los adolescentes.

Al doblar una esquina, estaba frente a ellos un evento que les marcaría de por vida. Ya no era el pequeño pueblo que alguna vez les contaron sus padres.

En sí la calle era angosta, pero aquello permitía que la gente bailará los más unida posible. Riendo a carcajadas. Había varios lugares abiertos, con muchas luces a su alrededor, invitándote a entrar. De cada uno de ellos salía música, pero la que más resaltaba de todas era la misma que tocaban en la calle una pequeña banda de hombres mayores.

(Para que se den una idea de la música del lugar, no es necesario que la escuchen completa)

La multitud danzaba de manera parecida, pero cada quien a su modo. Janeth la reconoció como charleston, un estilo de baile que su padre le había enseñado a bailar cuando lo escuchaban en la radio.

Todos sonreían, admirando los colores, las risas, el (un tanto extraño y abrumador) olor tan fuerte a tabaco y el calor que desprendían los bailarines.

La chica de Luque Díaz comenzó a mover su pie, siguiendo el ritmo de la música. Dio un paso hacia la multitud, deseando unirseles pero fue detenida por los hombros. Melissa.

--Vamos a permanecer todos juntos.-- le recordó, con mirada fría. La menor rió.

--¿A sí?-- avanzó, deshaciéndose del agarre --Mira a tu alrededor, estamos solas. Estáis sola.

Lo hizo. Estaba tan centrada en la cantidad de rostros que se hallaban ahí que no se percató de que los demás había desaparecido.
Se giró para hablarle a Janeth, pero también corrió. Frunció su ceño, los iba a matar en cuanto pudiese por desobedecerla.

Comenzó a caminar entre la gente, algunos la empujaban sin disculparse, demasiado divertidos y embriagados como para notar su presencia.
La rubia siguió buscándolos, ignorando que era vigilada desde uno de los ventanales de un sencillo bar.

Se dio la libertad de examinar los rostros de la gente a su alrededor. Joviales y pecadores. Todos se movían de un lado a otro, sacudiendo sus pies y brazos al ritmo de la trompeta y flautín.

Al ver a un grupo de jóvenes se visualizó con ellos. Se imaginó asistiendo a la celebración con un grupo de chicas, haciéndole ojitos a algún muchacho para luego, pasar a besuquearse sobre un barril de cerveza, compartiendo el cigarro y terminar follando en el suelo. Frunció su ceño.

Le pareció desagradable.

--No lo hagas, te saldrán arrugas.-- escuchó a su derecha. Melissa se giró con rapidez, encontrándose con una chica de su edad.

Le sonrió, confundiendo a la rubia --¿Qué?-- la chica de cabellos negros rió.

Elevó su mano, colocando su dedo índice sobre la frente de Melissa --No te enojéis, que esa bella frente se poblará de arrugas-- y retiró su mano de forma lenta, aprovechando para acariciar su rostro --¿Cómo te llamáis?

Dudo. Claro que dudo, pero al verse frente a una extraña que le parecía atractiva no pudo evitar emocionarse. Finalmente hablaba con alguien que no fuera su familia.

Melissa sonrió, y habló --Llamadme Melissa.-- la extraña sonrió, para luego convertirse en una chica linda con un lindo nombre.

--Victoria-- ambas rieron. Un hombre robusto pasó danzando entre ellas, y volvieron a reír fuerte al verle casi tropezar --, hay mucha gente aquí... ¿Queréis venir dentro del bar? Mi tío es el dueño y seguro nos deja tomar algo.

Para aquel punto a la chica ni siquiera recordaba que había venido acompañada. En su mente solo se repetía una y otra vez que esa chica era muy risueña y que debía aprovechar cada segundo fuera de su casa.

--Vamos.-- aceptó, y tras una sonrisa coqueta, siguió a la morena.

Edwin y Elizabeth iban juntos de un lado a otro, tratando de preguntarle a alguien sobre la tan buscada biblioteca, pero nadie les hacia caso.

Fue hasta que la niña vio a un grupo de infantes, de su edad probablemente, estaban en un círculo platicando.

--¡Hola!-- saludó la peliroja. Atrajo la atención de todos, quienes la miraron confundidos --¿Sabéis donde está la biblioteca? Mi primo y yo queremos llegar allí.

El más grande de todos, el cabecilla, rió --Está cerrada ¿Y para que queréis ir a un lugar tan aburrido?

Apenas el niño Luzuriaga escuchó eso su ceño se frunció, ya le caían mal esos chicos --Lo siento Edwin, llegamos tarde.-- le dijo Elizabeth como si no hubiera escuchado ya.

--¿Queréis jugar?-- invitó uno de ellos, sin dejar de mirar a Edwin y alzando su balón de cuero --Nos estábamos organizando y no vendrían mal un par de colegas más.

Edwin negó, ya no tenía ganas de nada que no fuese llegar a su casa --Es obvio que ni van a querer-- dictó el mayor, intercambiando su vista de Elizabeth a Edwin, con una expresión de superioridad --, miradles solamente. Solo son un par de chavales que vinieron por que sus papis les obligaron, se nota que no habéis jugado jamás en la tierra.

El castaño rodó sus ojos, sin tomarle importancia a las palabras de ese tipo, pero Elizabeth sonrió. Dio un paso hacia ellos y asintió --Hay que jugar Edwin-- anunció sin preguntarle antes si eso quería --, hagan sus equipos.

Será un placer vencerte, pensaron Elizabeth y el niño con sonrisas arrogantes.
Edwin solo pudo suspirar, esperando que no tardara tanto aquel tonto juego.

Janeth ni siquiera se preocupo por los demás, sabía que todos eran lo suficiente inteligentes como para cometer tonterías. Ella fue directo a lo que quería. Bailar.

Entró entre la gente, moviéndose de un lado a otro y observando los diversos pasos de baile. Varios los dominaba gracias a su padre, otros los desconocía totalmente.

--¿Bai-bailas?-- habló un hombre a su izquierda, notando como la adolescente movía sus hombros a la melodía.

Janeth le observó, alto, mayor que ella por al menos cinco años, castaño y con sonrisa tímida. Le pareció oír la voz de sus padres "No habléis con desconocidos", o pero estaba tan ansiosa por presumir sus pasos de baile.

No asintió, pero tampoco se negó. Le dedicó una pequeña sonrisa al tiempo que comenzaba a bailar. El joven rió, divertido por la situación pero no pudo evitar comenzar a mover sus zapatos de charol sobre el suelo. La fiesta para ambos comenzaba.

Para encontrar a Timmy y a Jeremmy habría que estar atentos a ellos desde que se escabulleron de Melissa, había ido a bailar uno frente al otro. Ninguno de los dos sabía bailar aquel tipo de música por lo que imitaban torpemente a la gente de su alrededor. 

No paraban de reír y de maravillarse con los las luces y sonidos, pero ambos sabían que había ido por otra razón en específico. Fue por eso que no duraron mucho en la calle, pasados unas tres canciones buscaron otro lugar donde ir.

Rodearon a las personas que danzaban, hasta llegar a la entrada de un callejón.

Primero se asomaron, y al verlo vacío se adentraron allí riéndose. Ambos habían escuchado alguna vez a sus padres decir que fuera de su casa, la gente no se tomaba bien el que dos hombres pudieran estar juntos.  Para aquella personas lo único y correcto era mujer y hombre.

Apenas se vieron solo allí se observaron, querían estar juntos y bailar pero repentinamente se sentían tan asustados y nerviosos. Jamás habían estado solos y sin peligro a ser descubiertos.

Jeremy recordó a los románticos personajes de sus libros, así que se llenó de valor para hacer una reverencia al chico de ojos azules --¿Baila conmigo príncipe?

Timmy rió y asintió. Apenas el moreno se irguió, pasó sus brazos por la cadera del menor, quien con pena colocó sus manos en los hombros de su primo.

--¿Así?-- preguntó. Jeremy asintió y comenzaron.

Ridículo, cualquiera que viera esa escena lo diría. Dos chavales, abrazados en un húmedo y frío callejón, balanceándose de un lado a otro, con sus rostros rojos de la pena y sus corazones amenazando con huir de sus cuerpos. Ridículo.

Pero para esos dos, aquel momento tan ansiado les era finalmente entregado. Desde pequeños fueron unidos por una extraña conexión, una conexión que con el tiempo se transformó en atracción. Se gustaban.

Los ojos de ambos no se apartaron de los contrarios, admirando sus rostro como si no se fuesen a ver de nuevo. Con valentía Jeremy llevó su mano a la mejilla del menor y la acarició, continuaron observándose --Quiero besarte-- murmuró --, pero no sé como.

Timmy podría jurar que se derritió en los brazos de su primo, mas solo sonrió respirando irregularmente --Yo tampoco sé como besar.

Se rieron por las palabras dichas y con lentitud comenzaron a acercarse. Un pequeño pico, un inocente pico que les hizo explotar de alegría. Solo unos escasos segundos duro aquella caricia.

Se apartaron aún más nerviosos, pero inmensamente felices. El mayor regresó a esos labios, decidido a probar más de ese sabor al que se quería hacer adicto.
Timmy sintió esos labios moverse sobre su boca y le imitó.

Oh que desastroso beso. No lograron encontrar un ritmo por lo que abrían sus bocas y las movían sin un compás. No aguantaron mucho cuando ambos se apartaron todavía más sonrojados.

Comenzaron a reírse por el vergonzoso momento pero aquello no evito que Timmy le abrazara con cariño --No me gusto, mucha baba.-- se quejó el menor.

--No te gusto por que no sabemos besar, pero apenas aprenda-- silbó Jeremy, devolviendo el abrazo --, ya verás chaval. Te van a encantar mis besos.

--Me encantas tú-- dijo Timmy. Aquellas palabras pusieron tenso al mayor, no por que no sintiera lo mismo, simplemente la abrumaba cuando hacían algo que este no esperaba --, y mucho Jeremy. Gracias por traerme aquí.

¿Por qué le decía eso? El moreno sentía que su pecho estallaría debido a los golpes de su corazón. No estaba listo para eso, había planeado decirle sus sentimientos a Timmy primero y luego besarlo, pero obviamente todo salió diferente.

Sonrió enamorado, no había por que quejarse. Estaba abrazado al muchacho que le gustaba y acababa de darle su primer beso, todo estaba perfecto.

--Tú también me encantas-- besó sus rizos castaños, acariciando su espalda al mismo tiempo --, no tienes idea.

》Escuchad esto-- le susurró al oído, causando un leve estremecimiento al menor --, vamos a practicar esos besos hasta que nos gusten ¿Te gusta la idea?

¿Hasta que les gustaran? A Timmy le había fascinado ese beso, no iba a rechazar ser besado más veces por Jeremy. No le respondió, se lanzó a los labios del mayor.

Y sí, todos estaban disfrutando la noche.

Melissa acompañada de una extraña en un bar, bebiendo lo que ella le ofrecía y riendo a carcajadas.

Janeth bailaba de un lado a otro, luciéndose ante todos los presentes que hasta habían hecho un círculo a su alrededor para admirarla.

Edwin y Elizabeth habían perdido la noción del tiempo jugando con aquellos niños.

Y para Timmy y Jeremy no había nadie que los quisiera separar.

¿Realmente podía pasar algo malo?

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Bueno gracias por leer, gracias por todo, los amo. Chao.



No es cierto, me tarde demasiado con este episodio y les voy a dar más.

¡Seguimos!

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Una hora, dos horas, tres horas pasaron de risas, vueltas, besos y juegos.

Melissa ni siquiera era consciente de lo que hacia pero ahí estaba, tan apegada cuando podía a la extraña y sonriéndole coqueta.

--Eh fiera-- bromeó la chica al notar la mirada de la rubia, ambas bastante alcoholizadas --, me vais a comer si me sigues mirando así.

--¿Cómo?-- preguntó fingiendo inocencia, pero luego ambas rieron a carcajadas.

--¿Sabéis que? Quiero besarte.-- dijo la morena poniendo su mano sobre el hombro de Melissa.

--Hazzzlo.--la retó arrastrando la seta.

Volvieron a reír y sin pena alguna, Melissa se abalanzó sobre Victoria, devorándole los labios en un beso descontrolado. Para su sorpresa, la pelinegra era una experta en el tema y con velocidad tomó el control del acto, moviendo sus labios con profesionalidad y tocando el cuerpo de Melissa.

En ese momento, cuando la rubia "reaccionó", fue que se dio cuenta de que estaba besando a una mujer. Y lo estaba disfrutando tanto. Podría pasar la noche entera drogándose con esos adictivos labios sabor a cerveza.

Ella no sabía que era lesbiana, jamás lo imaginó y tampoco le importo averiguarlo, pero con ese beso, comprendió que no quería probar otra cosa más que el gusto de esa sensual mujer. 

Se apartaron, solo para mirar a su alrededor, todo el mundo estaba peor que ellas. Victoria posó su mano en la cadera de Melissa y regresó a besarla.

 No eran las únicas pecando.  

Toda timidez y pena se fueron con el pasar de las horas. También en un callejón las cosas perdían el control.

Con solo decir que Timmy tenía su espalda apegada a la fría pared, con sus delgadas piernas alrededor de la cintura de Jeremy, mientras este le sostenía por los muslos. Se apartaron en busca de un respiro, para descansar --¿Ya te gustan mis besos?-- cuestionó el mayor divertido por la situación.

--Los odio.-- contestó Timmy con sus respiración acelerada, aquello provocó que el moreno mordiera su labio.

Se sonrieron con picardía --Vale, tendré que darte muchos más para que te enamores de ellos.-- le habló cerca de la boca, compartiendo el mismo aire. Eran adolescentes, se estaban calentando una velocidad que no podían controlar.

--Muchísimos.-- jadeó a propósito, siendo consiente de lo que provocaría en el moreno.

Volvieron a besarse con rudeza, con Jeremy moviéndose torpemente contra la pared en un intento de estocadas, y con Timmy jadeando entre el beso por los espasmos que recorría su cuerpo adolescente.

Janeth dio una última vuelta, elevando ligeramente su vestido lleno de lentejuelas, deslumbrando a todo el mundo. La gente aplaudió, incluso el chico a quien acababa de conocer gritó lleno de emoción acercándose a la morena cuando vio que se tambaleó por la velocidad.

--¡Cuidado!-- exclamó tomándola por el brazo, la chica rió con fuerzas, moviendo su mano de un lado a otro.

--Estoy bien, ha sido muy divertido pero llevo horas danzando ¡Debo descansar!-- escuchó algunas quejas de su público, pero cuando la banda comenzó a tocar una nueva canción, la gente regresó a bailar.

El hombre la acompañó hasta alejarla del bullicio y, una vez fuera de la área de baile, fueron a sentarse en la acera. Janeth se masajeó los tobillos, lo estaba pasando de puta madre, rió y miro al hombre. La observaba con una sutil sonrisa, pero sincera.

--Bailas asombroso, ¿Tú madre te ha enseñado esos pasos de baile?-- cuestionó sacando un pañuelo de su bolsillo, para luego pasarlo por su frente. La chica negó.

--No, mi padre, le encanta bailar y yo aprendí más rápido que mi hermano.-- explicó la pelinegra con una pequeña sonrisa. Lo había olvidado, llevaban demasiado tiempo allí y se suponía que era hora de regresar a asa, pero no quería irse aún.

El hombre asintió y miro al frente, hacia donde estaban los bares y la gente danzando. Janeth no lo notó, no notó que se puso rígido y que, nervioso, comenzó a sudar aún más. Comenzó a temblar levemente, y a agachar la cabeza para luego levantarla constantemente. Allí fue cuando la chica lo miro extrañada.

--¿Estás bien?-- cuestionó, sin dejar de acariciar su tobillo.

--Ehm... ¡Sí! Yo-ehm- yo-- le fue imposible no preocuparse ante esa actitud --No me habéis dicho vuestro nombre.

Janeth lo observó, notando que también comenzó a rascar su pierna, arriba de la rodilla. No confiaba en ese hombre, acababa de conocerlo, pero no le tomó importancia contestarle --Janeth ¿Y el tuyo?

--Soy Ricardo-- respondió, sin dejar de crear un irritante sonido de sus uñas contra el pantalón    --, pero me dicen Richie.

Janeth observó a su mano dispuesta a pedirle que se detuvieran, o a despedirse para alejarse de tan incómodo momento. Pero por estar atenta en aquel acto, no vio cuando el tal Richie observó como a la distancia le hacían señas. No se dio cuenta cuando adentró su mano restante al bolsillo tomando con fuerza el arma en su interior. 

--Creo que ya me voy.-- anunció la morena.

El potente sonido de la bala saliendo de la pistola hizo que todos detuvieran sus actividades. Se acabo la fiesta.

-------


Ay la dona y sus finales con disparos



¡Soy muy mala!

Buajajajaasedsfdfgfhgjghjfnhg

Okay, ya, sorry. 

Quiero disculparme por la tardanza, la escuela es un asco DX HELP!

Como vieron este capítulo iba a quedarse más cortito, pero decidí hacerlo más largo por que siento que se los debía. Y sí, son dos partes.

Me tarde mucho con este capítulo por que es muy largo, y también por que no me gusta dejarlos mucho tiempo con la angustia de que sucederá en el episodio siguiente.

Sé lo que es pasar semanas con la angustia y duda. Pero igual quiero dejarles con el suspenso así que haré hasta lo imposible para que mañana obtengan la segunda parte.

Jeje, me recuerda a la primera temporada, hice los mismo en el capítulo 39 XD

Pues los quiero mucho y una enorme disculpa, ya tengo la mitad del siguiente capítulo, lo acabo en lo que queda del día y mañana se los entrego <3 <3

Una vez más PERDÓN

Gracias por leer <3

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