Oscuridad (BeastWirt)

By TobiasChase

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Porque se sentía cómodo en la oscuridad y tras su escape se hundiría en ella de nuevo, no obstante, él estaba... More

Pesadilla
Solo
Oportunidad
Libertad
Acecho
Caza
Al fin
No escape

Ciego

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By TobiasChase



Cuando la policía estatal habían recibido aquella quejas sobre maltrato infantil en un orfanato no pensó que era tan grave; no es que fueran crueles, pero habían visto toda clase de maltratos que solo las personas crueles podían ser capaces que lo hacían sentir de alguna manera insensibles. No obstante aquel caso fue un tanto peculiar.

Si, la denuncia era verdadera, varios chicos eran maltratados en aquel lugar donde supuestamente tenían que recibir tratos totalmente contrarios. No obstante hubo un chico que llamo totalmente su atención y que encontraron en el sótano del lugar. En aquel lugar oscuro encontraron a un pequeño de alrededor de nueve años. Su aspecto era lamentable; mostraba rasgos de desnutrición y sus ropas eran apenas andrajos. Su piel era demasiado pálida, enfermiza que contrastaba con su cabello negro que le llegaba a los hombros y una venda blanca cubría sus ojos. Estaba en uno de los rincones de la habitación, encima de un colchón que a simple vista parecía incómodo y cuando los oficiales se acercaron notaron que estaba amarrado a un radiador que estaba cerca.

—No temas, no te hare daño— dijo un oficial que al acercarse al chico esta retrocedió, chocando con la fría pared— no pasa nada, estarás bien— insistió y aunque el niño parecía terco en obedecer al final termino por desistir, dejándose de mover algo que tomo como oportunidad para quitarla la venda— wow, tienes bonitos ojos— comento nervioso al ver aquellos extraños ojos. Eran demasiado anormales.

— ¿Quiénes son ustedes?— pregunto el niño yendo al grano, no podía verlos bien, había estado con la venda por días que se sentía ciego. No había ninguna emoción en su voz ni tampoco en sus facciones— ¿Qué es lo que quieren?— frunció levemente el caño, desconfiado, no obstante no le juzgaría, seguro habría pasado por mucho.

—Solo hemos a venir a ayudarte— explico el hombre que en esos momentos se deshacía del amarre que lo tenía atado— ¿puedes caminar por tu cuenta?— pregunto pero el chico negó con la cabeza en silencio, sentía demasiado entumidas las piernas— bien, entonces tendré que cargarte.

—Yo no quiero salir— comento mostrando preocupación por primera vez— no me van a obligar a salir, ellos se enteraran.

—Nadie te hará daño — replico para cargarlo en sus brazos, era bastante ligero — ¿puedes decirme tu nombre, pequeño?

—Jack — contesto — solo quiero irme de este lugar — confeso sintiendo incomodo el contacto del hombre, como odiaba sus piernas inútiles.

—Yo soy el agente Unterweger—escucho apenas para cerrar los ojos con fuerza cuando salieron al exterior de aquel sótano, dolía demasiado los rayos del sol, odiaba demasiado la luz, siempre terminaba por hacerle daño. O era que prácticamente toda su vida en la oscuridad. No estaba seguro de nada, todo parecía tan nuevo. Y eso le aterraba.











Tomo un respiro. Podía haber pedido un vaso de agua- las esposas que mantenían apresadas sus muñecas juntando que estaban estaba unidas a una cadena que estaba alrededor a su cintura que le impedía moverse. Sonrió un poco, eso no era tan diferente a como cuando era un pequeño.

— ¿Qué te parece gracioso?— aquella pequeña sonrisa se borró de la faz de la tierra cuando escucho la voz de Beatriz. Odiaba demasiado aquella agente tan impertinente. Aquella que solo se estaba metiendo en donde nadie debería.

Había estado varios años en prisión purgando aquella condena de varias cadenas perpetuas. No le disgustaba como veía en varios patéticos que lloraban como niñas pequeñas. Estaba consciente de su pago con la sociedad, y no lo negaba, ahora estaba pagando y no lo sentía pesado. Había pasado también una buena parte de su tiempo encerrado y sabía que afuera no le esperaba nada. A menos que se pusiera a recordar en Wirt, eso lo ponía ansioso.

Su estadía era buena, debía de admitir y aunque ahora estaba solo en su celda podía entretenerse leyendo algo, hacer ejercicio o simplemente divagar en su propia mente. Claro, también había momentos malos como pensar en aquel chico de cabellos castaños ¿Cómo estará? ¿Estaría pensando en él? Eso lo torturaba, claro que no pensaría en él, o al menos no en buenos términos. Y también estaba Beatriz, que de vez en cuando iba a verlo para hablar sobre su vida. Aquella chica era ambiciosa y sabía que no era para hacerle algún "bien" como aseguraba no era más que una fachada para sacarle información. Las historias de asesinos en serie, más si nadie la sabe suele ser más interesante. Tampoco es que tuviera muchas cosas que hacer y aunque las primeras citas con aquella mujer eran del todo monótonas- hablaba sobre sus crímenes con todo detalle, no le importaba- pero ahora, cuando quería meter en su infancia, era otra cuestión. No le gustaba hablar de eso, hacía mucho que él no quería recordar nada.

—Nada— comento— aquel hombre término por adoptarme.

— ¿Él nunca supo el motivo del porque estabas encerrado? Que lastimabas a tus compañeros, niños incluso mayores que tú.

—Yo nunca comencé nada— corto molesto— ellos siempre me metían por mis ojos ¿Qué esperaban que hicieran? Los adultos les importaban una mierda y ahí el único que podía defenderte era uno mismo. Claro, cuando se tocaba de castigar era el único responsable. Yo no tenía la culpa que todos fueran tan débiles. Y que sangraran tan fácil— oh esas pequeñas venganzas eran tan dulces. Evito sonreír de nuevo. No quería explicar nada.

— ¿Cómo fue tu relación con tu padre adoptivo? — pregunto la mujer como mejor recurso de cambiar de tema. No se podía capaz de refutar aquello, aunque daba claras muestras de psicopatía desde temprana edad.

—Teníamos una buena relación, fue como si fuera mi verdadero padre, la cabaña del bosque en la que estaba era de él. Decía que muchas veces la soledad era buena, por eso vivía con su esposa ahí.

— ¿Y ella?

—Ella era una bruja— apretó sus manos al recordar aquella mujer.

— ¿Por qué?

—Ella es como los del orfanato, ella era igual de despreciable.


















— ¡Jack Unterweger!— el adolescente de trece años suspiro con fastidio al escuchar el grito de la mujer. El camino de la escuela a su hogar tendía a ser agotador, era bastante lejos que aunque tuviera que usar el dichoso autobús escolar tenía que caminar un poco más de media hora desde aquella cabaña alejada para tomarla.

— ¿Si?— pregunto con total indiferencia mirando aquella mujer bajita y regordeta que era su "madre" a pesar de aceptar al hombre como su padre ella era un caso imposible.

—Hoy me llamaron de la escuela ¿Cómo que estás suspendido por golpear a un chico?

—Tres días — comento con una sonrisa cínica.

— ¿Tres? ¿Es en serio?— pregunto ofendida la mujer.

—Él empezó a insultarme, yo solo me defendí— objeto pasa pasar a su habitación, escuchando los gritos y reclamos que no respondería. No tardo en poner el seguro.

Odiaba a todos y todo. Claro, ahora su vida se podía considerar un poco mejor ya no vivía como un animal en un sótano, pero tampoco estaba bien. Un claro ejemplo eran sus compañeros; siempre se metían con él ya se por su exagerada estatura, su delgadez que por más intentaba erradicar no lograba hacer nada y por supuesto por sus ojos. Joder, incluso se metían con él solo por vestir totalmente de negro. Y aunque trataba de no hacer nada, termino cansando su paciencia y termino golpeando a uno de esos gilipollas hasta hacerlo sangrar. Se acostó en su cama al recordar aquellos. Los gritos de dolor de su víctima que le había roto la nariz y haber partido el labio, la forma en que le rogaba piedad y los vitoreo que recibía de otras infortunadas victimas que habían perecido en manos de ese bravucón. Extrañaba demasiado esa forma de tener el poder y aunque si bien eso había recibido su castigo, no estaba arrepentido.

Paso el resto de la tarde encerrado hasta que llego el hombre. Fue el único que dejo pasar a su habitación. Parecía preocupado y no entendía porque estaba así.

—Tu madre esta demasiada alterada por tu castigo— hizo una mueca— ¿Qué paso?

—No es nada— dijo apenas — solo tuve una pelea y el perdió.

—Lo dejaste bastante herido, Jack, eso no está bien ¿te molesto también? Sabes que puedes decirme y hallaremos una solución.

—No, puedo solo ¿estoy castigado?

—No, te comprendo pero debes de ir al psicólogo—realmente no le sorprendió que el chico le mirara más que enojado.

—Pero yo no estoy loco— comento ¿Por qué insistía en que fuera? Él estaba bien, incluso mejor que todos aquellos que habían pasado por lo mismo que él.

—No hablo que estés loco, pero sería bueno para ti, quiero ayudarte, pero no me dejas hacerlo.

—No volverá a pasar— sonrió un poco apartándose cuando sintió la mano del hombre tocar su hombro. A pesar de todo ese tiempo, seguía sin soportar el contacto con otros.

—Vamos a cenar— comento separándose del chico, viendo como asentía en silencio. No podía decirle más y sabía que algún día él cedería, después de todo solo era pobre muchacho que había sufrido demasiado.

La cena estuvo en total silencio y aunque trataba de ignorar a la mujer que parecía fulminarlo con la mirada no podía lograrlo ¿Por qué lo odiaba? Estaba enterado que aquel matrimonio nunca pudo tener hijos, que ella estaba ansiosa de ser madre y que no le importaba adoptar entonces ¿Por qué parecía que quería tenerlo lejos?

Nunca pensó que lo odiara tanto.











— ¿Fue ese odio que te impulso matarla?— la pregunto llamo la atención del hombre que le miro confundido para negar— ¿Qué fue entonces?

—Ella me conocía, ella sabía mi historia y como estaba harta de mí, decidió castigarme por esa pequeña suspensión — sus manos se movieron inquietas— no fue mi culpa, ella se lo busco.












Fue en la mañana siguiente que cuando su padre se había ido y estaba solo con esa mujer que todo comenzó. Había caído en esa tonta excusa que ella necesitaba ayuda y se había ofrecido él para ir por unas cosas que se hallaban en el sótano de la casa. No le gustaba para nada el lugar, pero era solo cuestión de ir por las dichosas cosas que necesitaba y salir. Claro, eso era lo que pensaba, pero apenas bajo las escaleras se dio cuenta que no era tan rápido. La mujer, que estaba en el marco de la puerta, le encerró con seguro.

En ese momento pensó que había superado todo, pero al estar encerrado en aquel oscuro lugar se dio cuenta que no era verdad. Estaba aterrado y corrió desesperado a la puerta tratando de salir, golpeándola, incluso suplicando a que le abrieran pero no tuvo respuesta alguna. Volvió a bajar, buscando alguna salida, pero solo había una estrecha ventana y aunque podía salir por ahí rompiendo el vidrio, está estaba asegurada con barrotes.

No quería estar ahí, era igual de espantoso que aquel sótano donde estuvo gran parte de su infancia. Se mantuvo en un rincón, esperando a que aquel hombre fuera por él, que le salvara de esa oscuridad, pero cuando paso la noche esto no paso. Simplemente no llegaba.

Fue de nuevo a intentar abrir, de vez en cuando llamándolo por su nombre, resignándose a que no le contestaría. A veces no regresaba a casa por días por cuestiones de trabajo – o eso al menos decía él- ¿Por qué tenía que ser justamente ese día?

—Jack— escucho la voz femenina y aunque pensó que abriría la puerta no sucedió.

—Abre la puerta— su voz exigía aquello, ya no se humillaría más en pedirle algo.

—Parece que no has aprendido nada, te quedaras ahí toda la noche.

— ¿Por qué? Yo no he hecho nada— protesto, indignado por el castigo tan injusto.

— ¿No te das cuenta que eres un fenómeno? Tal vez mi esposo te haya cogido cariño, pero a mí no me engañas. Eres solo un pequeño psicópata, tu no sientes nada y no voy a dejar que me hagas nada cuando esté sola — ¿de qué demonios estaba hablando?— ni siquiera era normal, tu cuerpo es demasiado raro, pareces un monstruo. Estarás aquí hasta que llegue mi marido. No voy a permitir que te quedes en mi casa un día más.

No pareció decir nada y cuando escucho el sonido de sus pies sonar cada vez más lejano se dio cuenta que solo se fue. Bajo de nuevo de las escaleras con cuidado pues estaba oscuro- había querido encender la luz, pero el maldito foco estaba fundido-. Al menos durante un tiempo tanteando en la oscuridad encontró una linterna que lo ilumino vagamente. Él no estaría encerrado un segundo más y ya que esa mujer estaba asegurando que era un monstruo, entonces él estaría dispuesto a comprobarlo.

Era cerca de la media noche cuando logro liberarse. Salirse del sótano no fue sencillo, no era como en las películas que solo se necesitaban de un pasador de cabello y aunque de hecho hizo bastante ruido, rompiendo la manija de la puerta con ayuda de un martillo que había encontrado ahí, parecía que no llamo la atención. Mejor para él. Con más sigilo camino a la habitación donde se encontraba esa detestable mujer que al entrar la vio totalmente dormida.

Apretó el martillo que le seguía acompañado cuando estaba demasiado cerca. Se detuvo cuando se removió de la cama y cuando alzo al martillo dispuesto a matarla ella abrió los ojos somnolienta.

— ¿Jack?— fue la última palabra antes del horrible impacto en su cabeza con el martillo. El golpe le dejo inconsciente, pero no la mato.

Un pinchazo de placer recorrió el cuerpo del adolescente. Necesitaba más. Se subió a la cama para golpear una y otra vez, deformando el rostro por los golpes, manchándose de sangre. Cuando se cansó, el cráneo no era más que una masa deforme. El cuero cabelludo estaba mezclada con pequeños pedazos de masa de color beige rosado que tomo entre sus manos. Abrió su boca metiendo ese pedazo de cerebro para comerlo. No sabía nada mal. Comenzó a devorarlo, en medio de un éxtasis. Le gustaba, ni siquiera se comparaba a la gloria de golpear a un imbécil. Matar le procuraba placer. Cuando acabo ese placer, su conciencia regreso ¿Qué había hecho? No sentía culpa de matarla, pero sabía que estaba mal. No quería ir a pasar a prisión, no quería que lo encerraran. Después pensó en su padre, él no soportaría la muerte de esa horrible mujer, lo odiaría y él no quería que lo odiaría. No tuvo otra opción. Tenía que matarlo.

Salió de la habitación, todavía tenía tiempo. Solo tenía que recoger aquel rifle que tenía guardado en el estudio – lo usaban cuando salían de cacería, manejarlo sería sencillo- no quería, pero ¿Qué podía hacer?

El hombre llego en a la mañana, cansado y totalmente fatigado por lo que primero paso a su habitación para dormir al lado de su esposa, pero al llegar a ese cuarto y encontrar el destrozado cuerpo de su mujer tendido en la cama todo aquello quedo atrás ¿Qué había pasado? ¿Quién había hecho eso? Volteo para buscar a Jack, quería saber que estaba bien. Para su sorpresa, el chico estaba ahí aunque no sabía si estaba bien pues estaba manchado de sangre y le apuntaba con un arma.

—Lo siento— no pudo defenderse cuando le disparo en el cuello cayo de rodillas y el chico se acercó más. No parecía disfrutarlo, al contrario, parecía que en cualquier momento se derrumbaría— no quería hacerlo, pero tienes que morir— el siguiente disparo fue en la cabeza, matándolo de inmediato.












—Yo no quería matarlo, pero ¿Por qué dejarlo vivo? Me odiaría el resto de su vida, sufriría pensando que no sería una buena idea llevarme a su casa y yo no podía permitirlo— miro enojado al ver a la mujer que parecía negar, desaprobando su confesión.

—No te creo, Jack, eres un psicópata, tú no sientes culpa.

Hubo un momento de silencio que fue roto cuando se levantó de su asiento. La pelirroja retrocedió un poco, lo suficiente para salvarse pues el hombre se abalanzo sobre ella, ciego de la ira.

— ¡Guardias!— grito yendo a la puerta viendo cómo se levantaba de nuevo. Estaba encadenado, pero aún así lograba intimidarla.

— ¿Me tienes miedo? ¿Estas horrorizada?— pregunto acercándose a ella, logrando arrinconarla— no niego que disfrute matarla, eres una maldita puta como todas, pero mi padre, nunca sentí tanto culpa.

— ¿Y Wirt?— grave error. La mujer grito de dolor al sentir la patada en su estómago que le propino el psicópata.

— ¿Cómo se vería tu cabeza en una estaca?— pregunto antes de que los guardias entraran para separarlo de la mujer que cayó al suelo agarrándose del estómago — solo bromeo— rio antes de que lo llevaran.

Nunca volvió a provocarlo.


Continuara.






Hello, it's me (¿?) ya tenía esta historia, creo que de la saga de asesinos en serie – esta, serial killer y the Little clown- esta tiene al asesino más peligroso. No me bastaba un one shot, asi que verán más de Jack Unterweger.

Por cierto ¿Por qué de repente ya todos le llaman Jack a Beast? Groseros, yo fui quien le dio ese nombre, ni me dan los créditos, son malos TnT, aunque bueno, eso es lindo, leyeron mis historias – o las de mi amada waifu- así que los amo/odio

Esta historia no será larga, tomara a lo mucho tres-cuatro capitulo, la cual además cuando termine será tambien el final de Serial killer- la cual recomiendo leer pues aparecen personajes de esata historia aquí- para dar paso a un futuro crossover que estoy haciendo-

Nos vemos, no olviden comentar- ya saben, es gratis- comentar y todas esas cosas que hacia feliz a este humilde escritor.

Chao.

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