8 Pistolas 6 Disparos

By La_dona_que_escribe

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Ocho adultos Seis jovenes Un equipo La banda criminal más buscada ***** Segunda temporada de 3 Balas, 3 Disp... More

Capítulo uno; La Familia Está Completa
Capítulo dos; Un Ave Especial
Capítulo tres; Amor Paternal
Capítulo cuatro; Juegos
Capítulo cinco; Niños
Capítulo seis; Fotografía Familiar
Capítulo siete; Toma El Arma
Capítulo ocho; De Vuelta al Ataque
Capítulo nueve; Las Víboras
Capítulo diez; Líderes
Capítulo once; Unidos
Capítulo trece; Y si. . .
Capítulo catorce; La Gran Noche P.1
Capítulo catorce; La Gran Noche, P.2
Capítulo quince; Descuidos
Capítulo dieciséis; Culpa
Capítulo diesisiete; Daga
Capítulo dieciocho; Plan
Capítulo diecinueve; Adiós Inocencia
Capítulo veinte; Abrazame
Epílogo
Extra #1

Capítulo doce; Deseos

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By La_dona_que_escribe

Era bastante temprano, y casi nadie se había despertado si quiera. Casi.

En el salón, Vegetta escuchaba una alegre melodía observando a sus hijos con detenimiento. Su hija mostraba un gran potencial, se movía con gracia y hasta parecía guiar a su hermano en aquella simple danza.

Pero Jeremy no paraba de tropezar o de pisar el vestido de su hermana logrando que ambos se tambalearan.

--¡Jeremy!-- se quejó al sentir un pisotón, se apartó de su hermano para tomar entre sus manos su pie lastimado --¡Papá, ya no quiero hacer esto!

Vegetta suspiró, apagando la radio y acercándose a sus hijos. Jeremy les miro apenado, bufó sintiéndose ridículo --Mejor dejemos esto, es una tontería.

--Venga chaval, no te preocupéis-- le sonrió, colocando una mano en su hombro. El muchacho agachó su cabeza evitando en contacto visual --, que no lo hacéis tan mal.

Janeth se enderezó y observó a su hermano, pensó que se veía muy decaído --Vais mejorando.-- intentó alentarlo, pero no logró mucho.

--Yo, lo siento, es obvio que jamás bailaré tan bien como ustedes dos-- dijo. Desde que eran pequeños Vegetta se había dedicó a mostrarles a sus niños sus técnicas de baile, pero solo Janeth había mostrado un gran talento. Y Jeremy no había tenido problema con aquello, hasta hacia unos días.

》Yo... realmente deseaba bailar con Timmy.

Pues sí, el joven moreno llevaba días con aquella idea.
Después de que ambos presenciaron a Willy y a Vegetta bailando una dulce balada, el menor le había dicho lo lindos que se veían y que sus padres, Rubius y Mangel, igual se veían muy enamorados al bailar.

Aquello ocasiono que Jeremy sintiese el deseo de bailar con Timmy, guiarlo en una romántica balada y, aunque ya eran obvios, contarle sus sentimientos con total sinceridad.

Sin embargo acababa de demostrar que su talento para el baile era nulo, y ya estaba deprimido al no ver probabilidades de que su sueño se cumpliese.

Vegetta miró con una mueca a su hijo y negó con la cabeza, acariciando su hombro --Venga Jeremy, tú podéis hacer lo que sea, sois un de Luque Díaz-- le sonrió, contagiando a los dos menores una pequeña sonrisa --¿Te gusta mucho?

El muchacho miro a su padre, sintiendo un reconfortante calor en el pecho de solo pensar en ese chico pálido de ojos azules --Sí, demasiado.-- Vegetta sonrió al escuchar su respuesta.

--Entonces no hagáis como tu padre y yo, actuando con miedo e inseguridad-- aconsejó el mayor --. Decidle lo mucho que te gusta.

Los tres sonrieron, devolviendo la tan característica seguridad a Jeremy.

--Vale, venid aquí hermanita-- su puso derecho y sonrió coqueto a la morena --, hay un baile que dominar.

La muchacha rodó los ojos, y apenas vio que su padre se dirigió a encender la radio se colocó frente a su hermano, pasando su mano por los hombros de este y él, por la cadera de Janeth.

--¿Listos?-- ambos asintieron, sonrientes --Uno, dos, tres.

****

Jeremy estaba listo, su hermanita le había ayudado a verse más presentable, a pesar de llevar un traje elegante junto con un pequeño moño en su cuello, lucía su cabello en punta como siempre. Aún presumiendo su casual aspecto de rebelde y arrogante.

Había un par de detalles que él solo planeó si decirle palabra a su hermana y padre, imaginando que haría las cosas más especiales. Deseaba que todo saliera perfecto.

Cuando en el reloj de la casota se escucharon sonar las cinco, Jeremy sonrió, llevando de la mano a Timmy quien reía burlándose de su atuendo, aunque por dentro estuviese babeando por lo bien que le quedaba.

--¿Y a dónde me llevas?-- cuestionó divertido, sonriendo como bobo.

Él no respondió, solo siguió avanzando hasta el salón. Estaba emocionado, y algo nervioso.
Apenas entraron Timmy se llevó la sorpresa de ver a sus padres allí, Rubius sentado con su rostro serio y Mangel a su lado, observando sonriente a su esposo, hasta que llegaron.

Los adultos se giraron hacia los recién llegados, y Timmy se preocupo de solo pensar que su querido padre más alto había permanecido allí solo para evitar que estuviese junto a Jeremy.

--¿Padres?-- cuestionó cuando llegaron hasta ellos. Miguel le sonrió mientras que su esposo miraba fijamente el agarre de sus manos, soltó un gruñido y con velocidad se apartaron --¿Qué hacéis aquí?

--La pregunta es qué hacéis tú aquí, te he dicho millones de veces que te alejéis de ese muchacho.-- le recordó Rubius, Miguel rió.

--Lo mejor sería que le preguntéih a él.-- susurró Mangel, apuntando con su cabeza al moreno.

Jeremy sonrió, muriéndose de nervios pero con solo ver la expresión confundida de Timmy, se armó de valor --Les he pedido que nos acompañen.

Aquello sorprendió al menor de la sala, jamás imaginó que fuese idea suya que sus padres estuvieran presentes junto con ellos.

Digamos que a Jeremy le habían gustado siempre las historias románticas y había leído un sin fin de novelas con esa temática en la biblioteca. Tal vez por eso se llenaba de tanta confianza, por que había aprendido de esos libros que esa característica era bastante atractiva.

--¿Por qué?-- cuestionó Timmy, para luego mirar a sus padres --No me malinterpretéis, pero sé que no os gusta vernos juntos.

Jeremy volvió a sonreír, no había pasado toda una mañana y noche ensayando sus pasos de baile para nada --Por que quiero, con el permiso de tus padres, que me dejéis bailar una pieza con vuestro hijo.

Miro a los adultos, quienes se sorprendieron con la petición al igual que Timmy. Pero no se esperaban para nada lo que seguía --Pero no quiero que sea normal, quiero llevar a vuestro hijo al pueblo, a conocer el lugar y bailar con él en la plaza. Salir con él.

A pesar de mostrar su rostro sereno, se estaba consumiendo por el miedo y los nervios con solo ver las expresiones asombradas de los padres del muchacho del que estaba enamorado.

¿Y Timmy? Estaba tocando el cielo, saltaba entre nubes y flores, sonriendo. Jamás imaginó un detalle así en su vida, deseaba saltar sobre el moreno y besar por primera vez su boca, deseaba gritar de la alegría y salir ahora mismo por la puerta, para pasar el día entero con el adolescente.
Estaba tan sumido en su nube rosada que no se dio cuenta de lo que pasaba a su lado.

Mangel estaba sorprendido, pero de la buena manera. Aquel sin duda era un tierno detalle, y aunque veía peligroso aquella idea, no planeaba negarse siempre y cuando tuviesen cuidado.
Sonrió, observando como los ojos de su hijo brillaban alegres, mientras Jeremy apretaba con fuerza sus manos tratando de mostrarse calmado.

Sin embargo todo era tan diferente en la mente de Rubius, quien estaba calentándose como una tetera.
Cada vez más cerca de soltar un tremendo grito que se escucharía en todo el pueblo.

No, no, y no. Su hijo no saldría jamás por esa puerta de nuevo, el mundo exterior era demasiado peligroso para él. Tenían a una banda criminal buscándolos, y sabía que si Gustavo reconocía a su hijo no dudaría en dañarle.
La sola imagen de su pequeño niño, siendo torturado por esos hombres para sacarle información o simplemente por placer le cegó, olvidándose de lo que quería su hijo.

--No-- dijo firme pero rudo, tronando la burbuja de azúcar de Timmy y preocupando a Jeremy y Mangel --, jamás.

--¿Qué?-- Timmy cuestionó, sin creérselo. Aquella era una palabra que pocas veces salían de los labios de su padre --Pe-pero papá, yo quiero ir con Jeremy, por favor.

--No me importa, no irás.-- dictó. Su esposo, a su lado, elevó una ceja y se cruzó de brazos.

--¿Esa es tu decisión?-- Rubius le miro --, ¿No me preguntaréih que opino yo?

Ambos se miraron en silencio, enojándose con el otro --Yo digo que pueden ir, solo que tengan mucho cuidado. Hahta si lo desáih, puedo ir con ellos.

Miro a su hijo y le guiñó su ojo derecho, provocando que Timmy sonriera de nuevo. Pero Rubius habló con voz seria y molesta --¿Habláis en serio?

》Escuchadme todos, parece que olvidáis que yo soy el líder y que yo tomo las decisiones.-- habló con frialdad, intimidando a los menores. Pero no a su marido.

--Tío Rubius, por favor, yo solo quisiera que vuestro hijo y yo saliéramos de aquí un día-- dijo Jeremy, mirando a Timmy con una cálida sonrisa --, se los suplico.

--Pueh como sabéih es peligroso, pero podemoh ir a la fiesta del pueblo y yo acompañarles-- habló Mangel --, es mañana en la noche así que no veo problema.

--¡Sí! Gracias papá.-- Timmy festejó, pero apenas vio el rostro de su otro padre, la emoción desapareció.

--Ya he dicho que no-- murmuró Rubius --, vete Jeremy.

El moreno se congeló, observó los ojos del ojiverde miel que parecían soltar flamas ardientes de la rabia que le apoderaba. Timmy tomó su mano, negando --Vamos a ir.-- trató de decir lleno de valor, pero la mirada de su padre le asustaba.

--¡Soltadlo!-- gritó provocando que los adolescentes dieran un pequeño salto apartándose --He dicho que te marchéis.

Jeremy dudó, aún más al ver el bello rostro de Timmy asustado. Mangel asintió, pidiéndole que se fuera pues tenían que hablar los tres. Se dio la vuelta y, sonriéndole una vez más a Timmy tratando de transmitirle valentía, se fue.

--No tenéih por que gritar-- habló Mangel, mirando a su esposo --, y sí, sois el líder, pero de Los Fantasmas, no de esta familia.

Rubius se sentía lleno de ira, no podía creer que su esposo permitiese que su propio hijo fuera al pueblo.

--Soy el único que piensa con lógica.-- miro a su hijo.

Timmy habló --No es justo, yo quiero ir.-- usaba un tono infantil, que siempre enternecía a ambos padres, pero está vez no.

--No irás Timmy, ese muchacho, Jeremy te está metiendo estupideces en la mente-- Rubius miro a su hijo con dureza --, ¿Por qué jamás me escuchas cuando te digo que te alejéis de él?

--Rubén.-- susurró Mangel, pero fue ignorado a pesar de que le llamó por su nombre.

Timmy, pocas veces en su vida se había enfrentado al "No" de sus padres, y jamás les había hecho enojar realmente. Era un jodido consentido, uno al que sus padres le daban en la mano todo lo que desease, pero ahora que las cosas eran diferentes se sentía profundamente inconforme y ofendido. Por primera vez en su vida, se estaba enfadando con su padre y deseaba gritar.

Mangel igual se estaba molestando, no podía creer lo lejos que podían llegar los celos de Rubius y que se había atrevido a gritarle a Timmy. Por que él estaba seguro de eso, que su esposo estaba teniendo un ataque al corazón por ver a su hijo querer enamorarse. Sabía lo mucho que cuidaba de su "bebé" y lo consentido que había sido por ambos, en especial por el castaño claro. Lo supo desde que lo vio cargándolo cuando era un recién nacido, como lo protegió celosamente en sus brazos e inclusive no cerró un ojo toda esa noche estando al pendiente de ese bebé que aún no era suyo. Rubius quería protegerle de todo, hasta del amor, y solo ponía de excusa aquello de Las Víboras.

Rubius, quería encerrar al menor en una caja de cristal, y que nadie más que él y su marido pudiesen tenerlo. Lo amaba tanto, que ni siquiera quería que le lastimarán un poco. Él era alguien se encontraba cercano a la muerte desde la adolescencia, presenciando tanto la muerte de su madre y hermana menor, también la de varios de los que le sacaron de las calles, la de quién le cuidó como si fuese un padre por algunos años y casi había perdido a, quien es hoy, su esposo por su culpa. No estaba dispuesto a correr el mismo riesgo con Timmy.

Estaba dispuesto a mantener la calma, hasta que le escuchó hablar.

--Pero papá-- susurró, amenazando con llorar --, yo le quiero.

Explotó --¿¡Qué es lo que queréis?!-- gritó --¿¡Sois consciente de que el líder de Las Víboras te reconoce?! ¡Apenas te vea te asesinará, y yo no podré salvarte! ¡ESTARÉIS MUERTO!

Ese gritó hizo que Mangel le tomará del brazo y comenzará a tirar de él para sacarlo de allí, debían hablar seriamente y no deseaba hacerlo frente a su hijo. Se fueron con velocidad, tal vez por que Rubius comprendió lo que dijo y por qué vio la expresión de su amado.

Timmy se quedo quieto, con las rudas palabras de su padre flotando a su alrededor y observando la puerta por la que se habían marchado sus papás. Jeremy jamás se había ido completamente, se quedó tras la puerta escuchando con atención la charla, y cuando los adultos salieron se fueron tan apresurados que no notaron su presencia.

El moreno iba a entrar para hablar con el ojiazul, hasta que oyó un sollozo. Se quedó paralizado, escuchando los lamentos de Timmy, estiró la mano un par de veces al poco pero apenas volvía a escuchar un alarido de tristeza dudaba en ingresar al salón. Todo había sido su culpa, no sabía que hacer, por lo que se dio la vuelta y huyó hacia la habitación de su hermana, ella siempre sabía que hacer.

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The drama is coming.

Hola, ¿Cómo están? Ejhé

Ojalá les haya gustado el capítulo y la buena noticia es que ya tengo el siguiente escrito, tal vez lo suba mañana ;)

O si no el Viernes, I don't know. Igual para el viernes nos vemos con La Casa Gay.

Gracias por leer <3

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