Dieciocho:
Mire por la ventana mientras tarareaba suavemente, Nueva York de noche resultaba precioso, las luces iluminando las calles y las personas caminando como si fuera una rutina, tenían algo encantador en ello.
-Creí que estarías dormida-la puerta de la habitación se abrió, pero mi mirada seguía en la ciudad.
-Y yo creí que seguirías celebrando-hablé suavemente.
-Bueno, creo que los dos estábamos mal-asentí y sonreí levemente.
-Fue un buen juego y esa reportera rubia definitivamente quería algo más que una entrevista privada.
-No me di cuenta-Dylan se sentó a mi lado en la cama y suspiro-Hay algo que quiero preguntarte.
-Si es para declararme tu amor entonces me temo que tendrás que retirarte-murmure divertida.
-¡Rayos!-ambos reímos-Ya enserio.
Aparté mi vista de la ventana y miré a Dylan-¿Qué ocurre?
-¿Cómo va el álbum?-comenzó a jugar con sus dedos.
-Bien, supongo, llevamos un par de canciones ¿Por qué?-pregunté confundida.
-¿Crees que si desapareces por unos cuantos días alguien se dará cuenta?-solo me sentía más confundida.
-Creo que mucha gente se dará cuenta Dylan, pero no creo que a muchos les importe-me encogí de hombros, Steff estaba demasiado acostumbrado a que me perdiera por un tiempo y después regresará como si nada.
-Genial-asintió-Entonces ¿Qué dirías de ir en una pequeña aventura a mi lado?
-Diría que temo por el posible peligro físico al que me arriesgo cuando estoy a tu lado, pero que nunca podría resistirme a una aventura.
Dylan sonrió-Salimos mañana.
Fruncí el ceño-¿Y los partidos?
-Tenemos tiempo libre.
-¿Enserio?
-No, pero creo que nadie se quejará si desaparezco por unos días.
-Suenas demasiado seguro-Dylan se encogió de hombros y se sacó la camisa.
-Ten, mañana nos espera un largo día-tomé su camisa.
-Esto se está convirtiendo en costumbre.
-La rutina algunas veces es buena-se puso de pie y caminó hasta el baño.
Mire la camiseta negra entre mis manos y negué, no tenía idea de lo que estaba haciendo con Dylan.
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-Un vuelo a las seis de la mañana es completamente inhumano-murmure mientras acomodaba mis lentes de sol.
-Alégrate un poco, te conseguí café y un boleto en primera clase.
-Mejor amigo del año-tomé otro trago de mi café-¿A dónde vamos de todos modos? Me subiste a un avión y me pusiste los audífonos cuando el piloto dijo nuestro destino.
-¿Alguna vez escuchaste de Blackstream?-reí.
-Suena como un lugar que acabas de inventar.
-Bueno, es un pueblo tan pequeño que ni siquiera sale en los mapas, creo que la población es de menos de mil personas.
Me encogí de hombros-Nunca fui buena en geografía.
-Puedo notarlo-una mueca burlona se formó en sus labios.
-Como sea ¿Qué hacemos en un pueblo en medio de la nada?-pregunte mientras miraba la nieve amontonada en el camino, detestaba sentirme inferior ante otras personas, odiaba sentirme tonta.
Fue el turno de Dylan de encogerse de hombros-Ya verás.
Suspire y cerré los ojos, unas horas extras de sueño no vendrían mal.
-El otro día estaba leyendo un libro-comenzó a hablar Dylan y me di cuenta de que mi deseo de recuperar mis horas de sueño no sería posible. Hice un ruido con la boca para hacerle saber que lo escuchaba-Eso era todo, solo quería comenzar una conversación-se hecho a reír y yo suspiré.
-Juro que puedo golpearte-murmuré quitando mis lentes de sol para limpiarlos con mi suéter.
-¿A esta adorable cara?-Dylan estaba de un demasiado buen humor para ser tan temprano.
-Tienes un buen humor para ser tan temprano-Dylan se encogió de hombros-¿Algo que me escondas?
-Muchas cosas Marine, puedo decir lo mismo de ti pero ambos somos adorables-nos quedamos en silencio después de eso, Dylan concentrado en el camino y letras de canciones fluyendo en mi mente mientras veía la nieve.
-¿Puedes quedarte en el auto unos minutos?-Dylan estaciono frente a una casa de dos pisos de un color amarillento, parecía vieja pero al mismo tiempo tenía algo que le daba un toque hogareño, tenía algo que me gustaba y no sabía lo que era.
-De acuerdo-Dylan bajo del auto y yo me quedé mirando por la ventana. La parte frontal de la casa estaba llena de nieve, pero Dylan parecía caminar con facilidad entre ella, tocó la puerta y fue recibido por una mujer que lo abrazo y después entró a la casa.
¿Planeaba dejarme en el auto? ¿Enserio? Al menos había tenido la decencia de dejar las llaves en el auto, la calefacción y la radio encendidas.
The 1975 sonaba suavemente y yo intentaba quedarme dormida hasta que unos golpecitos en mi ventana me hicieron brincar ¿Había regresado Dylan? ¿Cuánto tiempo había pasado? Mire por la ventana y me encontré con una pequeña niña mirándome con curiosos ojos marrones, su rosado gorro dejaba ver un par de trenzas rubias y tenía pecas por todo el rostro, resultaba adorable.
Dudé por un momento, no parecía que Dylan fuera a salir en algún momento así que baje el vidrio-¿Puedo ayudarte?-pregunte con una sonrisa amable, solo quería dormir.
-Mi pelota se perdió en la nieve-comenzó su relato sobre como estaba jugando con su nueva pelota azul cuando un niño la comenzó a molestar y después lanzó su pelota en un montón de nieve y ahora no podía encontrarla-¿Podrías ayudarme? Mi tío se pondrá triste si sabe que perdí mi pelota nueva por culpa del bobo de Alex.
Suspire ¿Por qué no podía ser mala persona con una niña de ocho años?-De acuerdo-subí el vidrio y apagué el auto, tomé mi gorro y las llaves para después bajar del auto-¿Dónde estabas jugando?-pregunte colocando mi gorro sobre mi cabello.
-Aquí-tomó mi mano y comenzó a guiarme a un parque mientras hablaba sobre como Alex era un niño bobo y no sabía apreciar los juguetes bonitos, también como siempre la empujaba del columpio.
-Suena como todo un partido-murmuré.
-Aquí es-la niña se detuvo frente a una pila de nieve ¿Cómo se supone que encontraría una pelota aquí?
-Tú a la derecha y yo a la izquierda-ella asintió y pude sentir mis botas rojas hundirse en cuanto me acerqué al montículo de nieve-Maldición-susurre, definitivamente no estaba lista para un clima frío, maldito Dylan por no advertirme.
Pasamos buscando la pelota por veinte minutos hasta que pude ver algo azul, mis manos comenzaban a entumirse, diría que no me importaba pero vivía de tocar la guitarra y para ello necesitaba mis manos.
-Aquí esta-llamé a la niña y ella rápidamente corrió a mi lado mientras me inclinaba a sacar la pelota.
-¡Encontraste la pelota!-chilló en alegría y luego corrió en otra dirección-¡Tío Dylan!-gritó tan fuerte como pudo y la mención del nombre de Dylan me hizo perder el equilibrio y aterrizar de bruces en el montón de nieve-¡Tío Dylan!-volvió a gritar.
Podía sentir el frío colarse en mi cuerpo y por un momento recordé estar en la pista de hielo con Dylan, la sensación fría pero aún así sentir su cálido cuerpo a mi lado era algo agradable.
-¡Arabella!-la voz de Dylan me dio ganas de escurrirme más entre la nieve y perderme hasta que Dylan no pudiera encontrarme, en cambio logré sentarme en la nieve y tomar la tonta pelota de la rubia.
-¡Tío!-escuché pasos apresurados y me concentré en quitarme la nieve del cabello, aunque está comenzaba a transformarse en agua y a darme un aspecto de recién haber salido de la ducha-Y ella se resbaló, pero encontró la pelota. No te enojes conmigo tío Dylan ella solo intentó ayudarme por culpa del bobo de Alex que lanzó mi pelota-no podía procesar aún como es que una niña podía hablar tanto.
-Si te quedas en la nieve te enfermaras-le tendí la pelota a la niña que la tomó con alegría.
-¿Me lo juras? Me senté aquí por diversión para ver si sale el sol-me cruce de brazos y mire a Dylan con cara de pocos amigos.
Dylan se rió suavemente y negó con la cabeza-Arriba Marine-me tendió una mano y suspire, tenía razón odiaba estar enferma.
-Creí que dirías algo sobre quedarme en el auto-tomé su mano y de un solo jalón me puso de pie, provocando que chocará con su pecho.
-Arabella puede ser convincente cuando quiere-sonrió suavemente y soltó mi mano.
-Mamá tiene chocolate en casa tío Dylan-la rubia habló y Dylan asintió sin apartar la mirada de mí.
-¿Qué te parece una taza de té, una ducha caliente y ropa seca?-pregunto y yo sonreí.
-Suena como el mejor lugar ahora mismo.