Dile adiós a la inocencia

By LauMuriel13

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Inhala su aroma y quedaras prendada de por vida. Escucha su voz y será un eco en tu mente. Toca su cuerpo y c... More

Prólogo
¡Sorpresa!
1-Vivir el momento.
2-Cumpleaños.
3-Ella.
4-Free Shots.
5-Donovan.
6-You.
7-Ciclo.
8-Error.
9-Agua helada.
10-Beca.
11-Paz
12-Joven.
13-Propuesta.
14-Ensayo.
15-Yo solo te quiero a ti.
16-Celos.
17-Máscaras.
18-Lo siento.
19-Idiota.
20-Compañeros de baile.
21-Tenemos que hablar
22-Desastre.
23-Minuto cero.
24-Trofeo.
25-Medicina.
26-Pluma.
27-Besucona.
28-Beso.
29-Sexy.
30-No me dejes ir nunca.
31-Azul.
32-Te amo.
33-La verdad.
34-Valiente.
35-Amor en francés.
36-Adiós verano.
37-Milagro.
38-Luke.
40-Salud.
41-Sofá.
42-Eternamente.
43-Una ultima vez.
44-Fiesta.
45-Estar juntos.
46-Acción de gracias I.
47-Acción de gracias II.
48-Sobre.
49-Nosotros.
50-Café.
51-Piano.
52-Audición.
53-Arte.
54-Beca.
55-Señal.
56-Despedida.
57-Paris.
58-Llamada.
59-Deuda.
60-Reencuentro.
61-Roto nuevamente.
62-Devolver el tiempo.
63-Dualidad.
64-¿Caminos separados?
65-Fantasma.
66-Almas.
Nota Especial e Importante
67-Realidad.
Votaciones Del Final
68-El Final.
69-El Final II.
Epilogo
Agradecimientos
¡LIBRO NUEVO!

39-Orgullo.

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By LauMuriel13

Aaron's POV:

—Te ves miserable —me dijo Maggie en cuanto entró a mi oficina con dos tazas de café.

Yo sonreí falsamente.

—Gracias —dije sarcásticamente mientras ella me tendía una de las tazas de café.

Ella hizo mala cara.

—Sabes a lo que me refiero —dijo ella sentándose en el sofá de mi oficina.

Yo asentí cortamente. 

—Lo sé —dije dándole la razón.

Margarita Morales me conocía muy bien. Cuando éramos niños, solíamos ser inseparables. Ella era mi confidente, con ella hacia la mayoría de mis travesuras de pequeño. Éramos como hermanos, pero luego ella y yo cambiamos y simplemente nos apartamos.

—Deberías buscarla —me sugirió ella.

Hacía dos semanas había tenido mi discusión con Jamie y desde entonces no habíamos hablado en lo absoluto. Al parecer, ambos éramos lo suficientemente orgullosos como para no buscar al otro.

Yo negué con mi cabeza y di un sorbo a mi taza de café.

—No —dije firme.

Maggie negó con su cabeza.

—Búscala —me alentó ella.

Nuevamente negué con mi cabeza.

Otra de las razones por las que no he buscado a Jamie, es porque temo su reacción, yo sé que ese día dije cosas muy hirientes, simplemente me dejé llevar por la ira y cuando caí en cuenta de lo que había dicho, ya era demasiado tarde.

¿Por qué los enamorados seremos tan idiotas?

La extrañaba. La extrañaba a cada momento. Extrañaba sus mensajes, extrañaba escuchar su voz a través del teléfono, extrañaba sus visitas inesperadas, la extrañaba a ella. Dormir era un lujo, pasaba mis noches en vela pensando en ella. Tenía la cabeza en la luna. Esta semana había sido un completo desastre. Había confundido unos documentos de suma importancia y siempre llegaba tarde a las reuniones, estaba hecho un desastre.

—Sí serás idiota —reprochó Maggie.

Simplemente la ignoré y continúe bebiendo mi taza de café.

~•~

Jamie's POV:

—Y esos son los síntomas del síndrome de Stendhal —nos explicó el maestro.

Escasamente lograba escuchar su voz, me era casi imposible mantener mis párpados abiertos. El cansancio me agobiaba absolutamente. La ausencia de Aaron en mi vida estaba causando estragos que cada vez me deterioraban más y más. No entendía porqué él no me buscaba y yo no entendía por qué yo no lo buscaba. Una barrera invisible nos separaba. Yo sé que todo fue culpa mía, ahora que veía las cosas desde otra perspectiva, lo entendía, digo, si él fuera el que se embriagó en una fiesta y diera un espectáculo a un monton de chicas ebrias, yo estuviera hecha una fiera, pero soy lo suficientemente estúpida como para no llamarlo y pedirle una gran y merecida disculpa.

(...)

Estaba acicalandome en los baños de un reconocido teatro. Verificaba que mi maquillaje, peinado y vestuario estuvieran en su punto. Hoy era mi audición para el Institute De Danse De Paris. El nudo en mi estómago era enorme. Los nervios me estaban carcomiendo entera. Me sentía apunto de lanzarme al vacío, a punto de zambullirme en el agua sin pipeta de oxígeno, a punto de volar, sin tener alas. La única vez que me presenté frente a un público fue junto con Aaron, pero él ya no se encontraba junto a mí. Ensayar durante estas dos semanas ha sido tortuoso, ya que cada vez que movía mi cuerpo al ritmo de la música, imaginaba que el cuerpo de Aaron estaba junto al mío. Física y emocionalmente estaba agotada. Entre mi trabajo en la cafetería, los ensayos, la universidad y mi situación actual con Aaron, me sentía realmente miserable.

Podía escuchar cómo los demás bailarines se encontraban entusiasmados por la audición, yo no. Ansiaba danzar, pero no sola. Me sentía en un limbo, no sabía si estábamos o no juntos. Jamás me había sentido tan perdida en mi vida.

Luego de un rato, finalmente era mi turno. Mis manos sudaban frío y mi corazón latía a un ritmo acelerado.

Tú puedes Jamie, me alenté mentalmente.

Entré en escena y por un segundo me paralicé. El escenario era enorme. En el público solo se encontraban tres jueces. Me paré en medio de el escenario. Mi corazón estaba apunto de salirse por mi boca. Temía tener un ataque de pánico.

—Donovan, ¿cierto? —me preguntó una de las juezas.

—Sí —dije cortamente.

La jueza asintió.

—Muéstranos lo que tienes —dijo ella antes de que la música comenzara a reproducirse.

La melodía era clásica, mi cuerpo se movía automáticamente al ritmo de los violines. Estaba aterrada pero simplemente me concentré en danzar, lo único que fluía en mí, a pesar de que todo a mi alrededor se estaba derrumbando. Solo concentré mi mente en seguir la música, la coreografía me salía tan natural como respirar. Finalmente la melodía terminó y con eso mi actuación. Intenté descifrar la expresión de los jueces pero era ilegible, hice una especie de reverencia y con el corazón en la mano me marché del escenario.

(...)

—Obviamente te escogerán a ti —me alentó Lenna.

Lenna, Sav, Becky y yo nos encontrábamos tomando nuestros almuerzos.

—Tendrían que estar ciegos si no lo hicieran —la apoyó Sav.

—Y también tendrían que ser idiotas —agregó Becky.

Sorpresivamente Becky había encajado a la perfección en nuestro "grupo".

Jugué nerviosa con los guisantes en mi plato, había estado inapetente durante todos estos días.

—¿Lo dicen en serio chicas? —pregunté insegura.

—Por supuesto —afirmó Lenna.

Yo sonreí levemente.

Un leve mareo hizo acto de presencia, lo ignoré.

—¿Que harás cuando ganes la beca? —me pregunto Sav emocionada.

—Si lo hiciera —dije corrigiéndola, ella rodó los ojos —no la tomaría —sentencié.

—¿Por qué no? ¿qué te ata aquí? —me cuestionó ella.

Lenna y Becky observaban entretenidas nuestra charla.

Instintivamente el nombre de Aaron iba a brotar de mis labios pero me contuve porque no sabía si seguíamos juntos o no.

— ...nada, no he dicho nada —dije finalmente.

—¡Ves! —exclamó Sav.

Yo hice una mueca y luego sentí una especie de retorcijón que se mezcló con mi mareo.

—No me siento bien —me quejé.

—Jamie, tú bailas sensacion...

No dejé continuar a Becky.

—En serio no me siento bien, chicas —me quejé nuevamente.

Sentía una sensación de mareo más intensa que la anterior instalarse en mí.

Automáticamente, salí disparada de mi asiento como un resorte hasta los baños de las chicas. Gracias a Dios retuve una arcada antes de arrodillarme frente a la taza. Era la hora del almuerzo, así que los baños se encontraban vacíos y lo agradecía. Arrodillada frente a la taza tuve un par de arcadas antes de devolver el poco almuerzo que había ingerido. Solté la taza, algo mareada, me puse de pie y luego enjuagué mi boca.

De seguro algo me cayó mal, no ha de ser nada grave, pensé.

(...)

Esta era la doceava vez que iba al baño para continuar regurgitando. Mi estómago dolía y mi garganta ardía como el fuego a causa de las arcadas. Durante el resto del día estuve sintiéndome como la mierda y en la noche la situación empeoró, me sentía con un poco de fiebre. Ya había ido a la enfermería de la universidad y solo me recetaron una pastilla que no me hizo ni cosquillas. No podía ir urgencias porque no tenia un automóvil y no tomaría un autobús a mitad de la noche. Simplemente estaba atascada en esta maldita situación. Jugué mi boca nuevamente y rendida me dirigí a mi habitación.

Me tiré pesadamente sobre mi cama.

—¿Sigues igual, Jamie? —me preguntó Becky preocupada.

—Sí —dije como pude.

—¿Quieres que haga algo por ti? —me preguntó ella servicial.

—No —dije cortamente.

El dolor en mi estómago era intenso, dormir era imposible. Giré mi cuerpo hacia un costado y nuevamente sentí unas náuseas que me hicieron ir nuevamente al baño.

Entré en este, me arrodillé frente a la taza, vomité y luego simplemente me aferré a la taza. Ya no tenía fuerzas para levantarme. Sentía mis manos frías como el hielo, unas gotas de sudor recorrían mi espalda, mi cabeza dolía, ver era casi un milagro. Me quede ahí apoyada en la taza sintiendo como mi cuerpo empeoraba cada vez más, cuando de repente, sentí una mano en mi hombro.

Giré mi rostro y sentí más ganas de vomitar.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté con dificultad al chico de ojos azules.

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Sigan el instagram de la historia para contenido exclusivo: @dileadiosalainocencia. Les seguiré de vuelta.

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