*Camila pov*
Llevé mis manos a las mejillas de Lauren para que no se alejara del beso. Se había puesto sobre mi con una pierna a cada lado de mi cuerpo mientras que con una mano a un lado de mi cabeza se sujetaba y con la otra me acariciaba en el cuello.
Aún no me recuperaba de lo que había pasado hace algunos minutos, no dejaba de tener miles de sensaciones dentro de mi. No podía creer que todo esto estaba pasando. Que llevaba un año con la persona más hermosa que tenía en mi vida. Lauren me había sorprendido esta noche, me había demostrado realmente cuánto le importo y logró hacerme sentir querida, especial, me hizo sentir y darme cuenta que en verdad es ella la persona que quiero tener a mi lado.
Entre besos y caricias ambas quedamos semidesnudas. Ninguna tenía intención de apurarse, de hacer esto rápido. Todo estaba siendo tan lento, suave y cuidadoso entre nosotras. Es como si fuéramos a rompernos con el más mínimo movimiento rápido.
En realidad, Lauren la mayor parte del tiempo me trataba de ésta manera, siempre estaba cuidándome. Era una de las cosas que amaba de ella, la forma tan obsesiva que tenía de verme y hacerme bien. Era realmente la persona más bonita del mundo.
Cerré los ojos cuando la sentí bajar hasta en medio de mis pechos con besos pequeños. Arqueé mi espalda para que se le hiciera fácil llegar al broche de mi sujetador y en un segundo ya estaba libre de él. Lauren me miró a los ojos sonriendo antes de bajar y atrapar mi pecho con su boca. Jadeé cuando sentí la humedad de su lengua contra mi piel, hacía movimientos lentos, pero tan placenteros con ella. Luego fue por mi otro pecho y me dio el mismo placer en él mientras que con su mano acariciaba cada parte de mi cuerpo que podía. Me estaba volviendo loca, más de lo que ya estaba por ella.
—Lauren.—Dije casi en un susurro y mientras bajaba ahora por mi abdomen con besos, en algunas partes sus dientes rozaban mi piel para luego pasar su lengua por allí, enlazó sus dedos con los míos cuando encontró mi mano.
Mi respiración estaba agitada y mi corazón latía rápidamente, como cada vez que Lauren me tocaba, como cada vez que me besaba o simplemente la tenía junto a mi. Mi novia soltó mi mano para comenzar a quitar mis bragas, lo hizo de la misma manera que todo lo anterior, lento, mientras se mordía el labio y luego me dio una mirada traviesa antes de ir a donde más las necesitaba.
No miento cuando digo que la escuché gemir al estar frente a mi intimidad. Sentí su aliento golpear contra mi y gemí yo ahora. Estaba apretando las mantas debajo de nosotras con mi mano en un puño, hasta que su mano izquierda volvió a enlazar sus dedos con los míos.
Separé mis labios, me mordida el inferior, apretaba su mano, las mantas, cerré los ojos, ya no sabía qué más hacer por todo el placer que estaba sintiendo. Podía sentir mi cuerpo temblar, como un hormigueo me recorría entera cada vez que su lengua me tocaba y recorría. Ahora había introducido dos dedos en mi y levantó la mirada encontrándose con mis ojos mientras me embestía a la vez que con su boca hacía vaya a saber quién qué maldita maravilla. Juro que sonrió mientras me seguía dando placer. Inconscientemente me reí y a la vez solté un sollozo de placer, lo que hizo que apurara sus movimientos.
Mis piernas temblaban y apreté mis ojos cuando la oleada de placer me llenó por completo, solté un gemido abriendo mi boca. Seguí respirando irregularmente mientras Lauren continuaba alargando el placer en mi.
—Oh por Dios…—Solté junto a un jadeo cuando Lauren retiró sus dedos de mi lentamente.
No sé en qué momento subió hasta estar frente a mi otra vez y me besó. Durante el beso soltó una risa.—¿De qué te ríes?
—De nada.—Negó y la alejé de mi cuando iba a bajar a besar mi cuello.
—Lauren.—Fruncí las cejas.
—Es que estoy nerviosa y me sale la risa, ya sabes que me pasa. No me río de ti.—Volvió a besarme, ésta vez más lento.
Podía sentir mi sabor en su boca, en su lengua. Ni si quiera sé de dónde saqué las fuerzas para moverme y en un segundo estar sobre ella.
Me di cuenta de que se había quitado el sujetador y le di una mirada antes de bajar hasta ellos. Eran más grandes que los míos, eran perfectos. Mientras pasaba mi lengua por su pecho la miré a los ojos y sonrió cerrando los ojos.
—No me mires así…—Jadeó y sonreí con su pecho en mi boca.—Mierda, Camila.
Arañé un poco su abdomen sin hacerle daño mientras que seguí besando cada parte de su cuerpo que podía. Tenía su mano tomando mi cabello, discretamente me presionaba hacia abajo y dejé su pecho lentamente para mirarla a los ojos.
—Eres impaciente, Michelle…—Negué mordiendo mi labio y encontré con mi vista la venda negra que me había puesto antes.—Tu turno de no ver nada.—Dije mientras le vendaba los ojos. Dejé un beso en su labios y bajé con otros por todo su cuerpo.
Quería tardarme lo más que podía, quería besarla lento, tan lento y lo hice, hasta que llegué donde más me necesitaba y la escuché maldecir cuando me quedé con mis manos en su ropa interior.
—Camila.—Gruñó haciéndome sonreír.
Le quité la última prenda que quedaba entre nosotros y no la hice esperar más. Aunque si jugué un poco con ella y lo primero que hice fue dejar besos alrededor de su centro. De repente su mano estaba otra vez tomando mi cabello y me empujó contra su humedad. Solté una risa mientras hacía de las mías en su intimidad.
La escuché gemir como nunca antes lo había hecho. Había logrado volverla loca y me encantaba. Me encantaba verla de esa manera y saber que era gracias a mi.
No me detuve cuando su cuerpo tembló debajo de mi, ni cuando sus piernas buscaban cerrarse, disfruté cada segundo, hasta el último de ella.
—Wow Camila.—Murmuró cuando ya estaba sobre ella otra vez, ahora dejando besos en su cuello. Se había quitado la venda en algún momento.
Me abrazó de la cintura, hizo que me acostara a su lado, usó su brazo como almohada para mi y con el otro rodeó mi cintura pegando mi cuerpo a ella. Soltó una risa cuando juntó nuestras frentes y me besó después.
—Yo no te había traído aquí para esto.—Murmuró. Tenía los ojos cerrados, nuestras frentes estaban juntas y nuestros labios de rozaban al hablar.—O bueno quizás un poco, si.
—Eso fue increíble, quiero hacerlo otra vez.—Se volvió a reír y en ningún momento despegué mi vista de su rostro. Mi mano ahora estaba sobre su mejilla dando caricias con mis dedos.—Lau… Tengo que darte algo y no puedo moverme.
—Camz.—Se rió contra mis labios. Abrió los ojos y me dio un beso antes de volver a hablar en voz baja.—Si tienes sueño, duerme, puedes dármelo luego.
Negué y como pude me levanté hasta quedar sentada sobre las mantas, alcancé mi bolso que estaba sobre el sillón y busqué la cajita verde.
—Siento que va a ser una porquería al lado de tu regalo.—Dije volviéndome a quedar de la misma manera en la que estábamos antes, pero esta vez estábamos más sentadas porque había puesto almohadas para ambas.
—Todo lo que venga de ti es bonito y va a ser especial por el sólo hecho de que pensaste en mi al tenerlo.—Me dijo antes de acariciar mi mejilla. Sonreí como idiota y asentí.
—Uhm… Bueno.—Tragué saliva. Me sentía nerviosa.—No te rías de mi mientras hablo.—Lauren negó abrazándose a mi estómago mientras yo abría la cajita.—Cuando lo vi pensé en nosotras, porque siempre dices que somos tan diferentes, pero que no podemos estar sin la otra, y sé que es verdad. Nos complementamos de alguna forma, nos necesitamos para ser una, para estar bien. Entonces… Entonces cuando vi esto pensé en que el dragón y el unicornio son dos especies muy diferentes, pero solamente al estar juntos se convierten en éste corazón, ¿ves que si los separas, en uno queda la marca de la pieza que falta?—Dije quitando el unicornio de la pieza de la dragón, con esto dividiendo el corazón en dos partes.—El dragón soy yo, el unicornio eres tu. Y si no estás… no soy yo, no estoy completa, como el corazón, si el unicornio falta… el dragón no es un corazón entero, sino solo una pieza en la nada.
Giré mi rostro a un lado para ver a Lauren y estaba sonriendo, tenía los ojos brillosos y con cuidado tomó el colgante de mis manos. Se apoyó en un codo y dividió las piezas, levantó la cadena que tenía el dragón, hizo que levantara un poco mi cabeza y lo colgó en mi cuello. Hice lo mismo con el unicornio y antes de que diga o haga algo, me besó haciendo que cayera de espaldas una vez más.
Me miró luego de dejar varios besos suaves, como caricias, en mis labios. Sonrió y negó soltando una risita.
—Antes de que me regañes, no me estoy riendo de ti. Es que... Estoy sorprendida, es… es hermoso esto, lo que dijiste, me encanta, Camz. Es muy especial para mi desde ya, porque pienso igual, no soy nada sin ti.—Sonrió achinando sus ojos mientras se acercaba a mi rostro. Dejó un pequeño beso en mis labios.—Te amo.—Dijo entre besos.—Es el mejor regalo que me dieron en toda mi vida.
—Mi mejor regalo eres tu.—Sonrió contra mis labios antes de besarme una vez más.
Me abracé a su cuello mientras nos ponía frene a frente sin dejar de basarnos. Los brazos de Lauren estaban alrededor de mi cintura. Podía sentir su cuerpo entero contra el mío y juro que era de las mejores cosas que me pasaban. Lauren era la mejor de todas.
Nos quedamos abrazadas, basándonos y simplemente mirándonos sin decir nada. En un momento, un buen rato después, todo se volvió un juego para saber quién podía sostenerle la mirada a la otra por lo que terminamos riéndonos como tontas sin sentido alguno.
Minutos después Lauren buscó camisas para ambas, luego de ponernos la ropa interior me mostró el departamento. Era enorme, más grande que el que tenía antes y tenía dos plantas, era elegante, lujoso. Ni hablar de su estudio, aquella habitación era la más grande de todas y se había traído hasta el último pincel. En su habitación había un sector donde colgó varios tipos de gorras con viseras, me reí al ver aquello, nunca la veía von viseras tan seguido y me dijo que se compró una colección para usarlas. Se veía contenta por haber decidido aquello y por supuesto le dije que me parecía perfecto que haya dado ese el lujo.
—Y mira la mejor parte es la vista.—Dijo yendo hasta las puertas de vidrio que daban a balcón saliendo de la sala.—Fue uno de los motivos por el cual elegí este departamento.
—Wow… Estamos alto.—Asintió tendiendo su mano para que me acercara a ella. Me puso de espaldas a su cuerpo y me abrazó por detrás apoyando su barbilla en mi hombro.
—Estamos en el décimo piso, si.—Se rió en voz baja.—¿Sabes qué? También pensé en ti cuando elegí este lugar, pues me dejan tener mascota.
—¿En serio?—Pregunté emocionada girándome entre sus brazos.—Aww… eso significa que Camren va a poder venir a visitarte.—Asintió rodando los ojos.—Te extraña, hace mucho que no te ve.
—Qué cosa. Yo no lo extraño, es insoportable.
—Eres mala y odiosa.—Se encogió de hombros y juntó nuestras frentes, se quedó viéndome seria y sin decir nada.—¿Qué?—Solté una risita y frunció los labios.
—Nada… Que eres hermosa y mucho más con mi camisa puesta y muchísimo más cuando no tienes abrochado todos los botones y no llevas sujetador.—Ambas nos reímos a la vez hasta que nuestros labios se unieron en un beso cariñoso.—¿Tienes hambre?
—Hambre y sueño. Estoy agotada.—Dije escondiendo mi rostro en su cuello. Sentí que dejó un beso en mi cabeza y seguido a esto sus brazos me sujetaron un poco más fuerte, sin hacerme daño.
—Bueno, voy a cocinar para ambas y… pensé que querías hacer lo de hace un rato otra vez, pero si estas cansada…
—No. No. Ya no estoy cansada. Se me pasó. Sólo tengo hambre. Ve a cocinar, vamos.—Dije empujándola dentro del departamento. La escuché reírse mientras caminaba hasta la cocina.
Mientras Lauren cocinaba escuchando música, me dediqué a recorrer más su departamento quería conocer cada rincón, me había enamorado de ese lugar.
Mi teléfono sonó cuando entré otra vez a la habitación de Lauren, era Normani en un mensaje diciéndome que la llamara cuando pueda. Nos habíamos acostumbrado a hacer video llamadas entre nosotras y Ally también, así que la llamé de esa manera. Al segundo me atendió, tenía una sonrisa pícara en sus labios.
—Hola Mani.—Dije sujetando el teléfono frente a mi.
—Hola. ¿Qué tal todo? Veo que bien. Cuéntame.—Me reí ante su emoción y asentí.
—Sí, todo va bien. Le ha gustado el regalo, ¿sabes? Y fue tan linda.—Suspiré.—Me ha dicho cosas muy hermosas y mira.—levanté mi mano mostrando el anillo.
A Normani se le abrieron los ojos, y pude ver que de cubrió la boca con la otra mano antes de que el celular se le cayera, maldijo en voz baja y luego apareció en la pantalla otra vez. Solté una risa negando.
—¡No! No es lo que piensas, Mani. Es una promesa, además, es especial para ella porque era de su abuela. Además, es demasiado pronto.—Rodé los ojos.
—Oh Dios. Casi me da un infarto. ¡Eso es muy lindo!—Asentí.—¿Y luego qué?—Levantó una ceja.
—Luego me lancé sobre ella y la besé.—Dije haciéndome la tonta.
—Ajá, ¿Y después?—Levantó una ceja y negué.
—Nada. Hablamos.—Mis mejillas comenzaban a arderme.
—Bueno, tu camisa mal abrochada, encima ni siquiera es tuya, apuesto lo que sea, las marcas en tu cuello, el pelo alborotado y tu cara gritando “Acabo de follar” me dice que no sólo hablaron.—Ahora si que mis mejillas ardían realmente y me peiné el cabello como pude, me cerré más la camisa y sonreí nerviosa.—Ok. Te la follaste en serio. ¿Fue bueno?
—¡Mani!—Me reí.
—¿Queee? Sólo quiero saber. Igual, por tu cara es obvio que si fue bueno, que suertuda. ¿Y dónde está ahora?
—Eres idiota.—Volví a reírme en voz baja.—Está cocinando. Estamos en su nuevo departamento, esto es genial, tienes que verlo.
—Me imagino. Dile a Lauren que cuando quiera puede invitarme a su departamento.—Rodé los ojos.
—Camz…—Escuché a Lauren llamarme.—¿Dónde estás?
—¡Aquí! Hey, te llamo luego, Lauren me llama.
—Bueno, pero me llamas eh. Y ten mucho sexo. Adiós.—Solté una risa y terminé la llamada justo cuando Lauren entró a la habitación.
—¿Qué haces?—Preguntó desde la puerta. Llevaba solo la camisa, la cual estaba desprendida, y llegaba hasta la mitad de su trasero.
—Nada. Solo… Estaba hablando con Mani.—Sonreí yendo hasta ella.
—La cena está lista.—Acarició mi mejilla.—Vamos a comer que necesitas recuperar energía y tener para más tarde.
—Vamos tonta.—Me reí abrasándome a ella de costado
Cenamos mientras hablábamos de muchas cosas, entre besos y sonrisas bobas. Estaba tan enamorada de Lauren. No podía explicarlo con palabras. Era simplemente… Increíble el nivel al que llegué de amor por ella.
Más tarde lavamos todo lo que se había usado entre las dos, dejamos ordenado y cada cosa en su lugar para luego acabar basándonos en el balcón por mucho tiempo, nos quedamos abrazadas una a la otra, en silencio, a veces Lauren me decía que me amaba al oído, luego me besaba y volvíamos a estar en silencio hasta que el último de los besos tiernos se convirtió en algo más.
Tenía las manos de Lauren vagando por mi cuerpo, por debajo de la camisa, apretando mi trasero y tocando cada parte que podía hasta que terminamos desnudas, pero esta vez en su cama con ella sobre mi sujetando mis manos por encima de mi cabeza mientras besaba mi cuello y movía sus caderas sobre las mías.
Hicimos el amor toda la noche y ambas acabamos completamente agotadas, pero satisfechas, aún mas enamoradas y lo más importante: Terminamos dormidas, cuerpo a cuerpo con el de la otra, abrazadas firmemente como si nuestra vida dependiera de ello.