—Arriba Chris, arriba —Repitió Jazmín mientras picaba con la punta del dedo al muchacho. Un leve quejido fue la única respuesta antes de taparse hasta la cabeza con la sabana.
—Empiezo a considerar que realmente faltabas a clases por gusto, ¡Arriba hombre!
—No molestes Jazmín, me dormí hasta las 4 de la mañana por estar pasando tus malditos apuntes, déjame dormir.
—Todo lo que hiciste ayer quedará en la basura si no vas a la escuela hoy, si no te gusta trabajar extra entonces no faltes ¿qué esperabas? ¿Qué los apuntes de tres días los harías en una hora?
—Vete.
—Tendré que sacar mi arma secreta contigo. —La joven se levantó de la cama y se fue directo al baño. Christian por unos segundos sintió una reconfortante paz y sentía que en cualquier segundo retomaría el sueño, hasta que una gran cantidad de agua le hizo levantarse de golpe, tropezando y cayendo directo al suelo de sentón.
—¡¿Qué demonios crees que haces?! —Lanzó una mirada asesina hacia Jazmín, misma que dejó a un lado la cubeta de agua que había preparado una hora antes.
—Tus hermanos me habían advertido de tu sueño pesado y tu terquedad, así que tú me obligaste a recurrir a esto. Vamos, vístete que iremos a la escuela.
—Joder Jazmín, son las 6 de la mañana —Dijo Christian al ver la hora en su celular, levantándose de mala gana. –Entramos a las 8 ¿¡Qué crees que haré en dos horas!?
—A quien madruga, Dios lo ayuda, así que por una vez deja de quejarte y ve arreglándote, el desayuno corre por mi cuenta.
—Maldita mocosa infeliz. —Musitó con coraje mientras Jazmín salía de su habitación. Primero irrumpía en su casa, ahora en su cuarto y además lo levantaba desde muy temprano, sin duda quería hacerlo enloquecer. Él no era precisamente alguien que gustara de levantarse tarde pero desde que su hermana había sido internada, no había dormido nada bien. Extrañamente esa noche fue la primera vez que pudo dormir tranquilo, sólo dos horas pero tranquilo a fin de cuentas.
—¡El desayuno está listo! —Gritó Jazmín desde el piso inferior.
Christian al bajar vio en la mesa a sus dos hermanos aún en pijama comiéndose unos huevos revueltos en modo automático.
—¿Qué hacen despiertos? —Preguntó Christian.
—Jazmín nos despertó, dijo que debíamos desayunar algo nutritivo antes de ir a la escuela. —Respondió Paulo con un tono adormilado, hacía varios días que ni su hermano ni él iban a la secundaria en un acto de rebeldía, pero por algún motivo no podían negarse a lo que Jazmín les ordenaba.
—Vamos Christian, siéntate que los huevos se te enfrían. —Dijo Jazmín con inocencia, ignorando la corta risa de los gemelos que detectaron cierto albur en sus palabras.
Tras un almuerzo tranquilo, Jazmín acordó de llevar a los gemelos a la secundaria al escuchar el vago comentario de que era la hermana la que los llevaba, después alcanzaría a Christian en la escuela.
—Realmente no es necesario, yo puedo llevarlos.
—¿Igual que como lo hiciste siempre? —Preguntó Jazmín con cierto tono sarcástico en la voz. —Insisto Chris, no te preocupes, yo puedo llevarlos. Además su escuela queda cerca de mi casa así que puedo ir por unos libros que había olvidado.
Los gemelos no parecían molestos por tener que ir a clases, cada uno tenía su uniforme perfectamente ordenado, la mochila colgándoles en el hombre y con una actitud serena. "Esos demonios son unos profesionales" pensaba Christian al no escuchar en todo ese tiempo ningún reproche por tener que ir a la escuela ¿qué había pasado con su rebeldía de adolescente? Se preguntaba una y otra vez.
—Nos vemos.
Tras despedirse, Jazmín se apresuró en dejar a los chicos, si bien la escuela de ellos no estaba lejos no quería llegar tarde a sus clases.
—¿Por qué haces esto? —Se atrevió a preguntar Paulo.
—¿Hacer qué?
—Pues, esto, vienes a nuestra casa sin conocernos, nos haces cena y desayuno, y ahora nos llevas a la escuela ¿Por qué?
—Bueno, su hermano es mi amigo de la escuela, y los amigos estamos para apoyarnos ¿no?
Los gemelos al escucharla inevitablemente rieron, dejando confundida a Jazmín.
—¿Qué es tan gracioso?
—¿Amiga de Christian? Debes estar bromeando, ese amargado no tiene amigos, a cada rato se cambia de escuela sin rendirle cuentas a nadie, jamás ha llevado a ningún compañero a clase ni habla de ningún "amigo". Un chico tan antipático como él no puede ser tu amigo, él no sabe lo que es ser un amigo.
Jazmín se quedó por un instante sin respuesta, meditando lo que Pablo acababa de decirle.
—Bueno, que no sepa ser un amigo no quiere decir que no tenga derecho a tener amigos, Chris no parece ser tan malo.
—Se nota que no lo conoces —Le interrumpió Paulo. — Christian es un tipo amargado, apático, peleonero, antisocial, no tiene amigos porque no le gusta, es frío y siempre está discutiendo con papá. Además ha hecho llorar muchas veces a Eva, por eso ella hizo lo que hizo.
—¿Eva es su hermana? — Ambos asintieron. —¿Y qué fue lo que hizo? —.Esta vez ninguno dijo una palabra, sólo bajaron su cabeza cabizbaja como si acabaran de recibir una mala noticia.
Jazmín no se atrevió a insistir sobre el tema, al ver a los gemelos con una aura tan triste ya comenzaba a hacerse una idea de porque la hermana estaba en el hospital. Realmente no tenía que ser una súper dotada para darse cuenta, si ella estaba en el hospital y por algo que hizo, no era precisamente por una enfermedad o un accidente.
Dejó de caminar y los gemelos se detuvieron al verla, antes de que pudieran hacer algo, Jazmín les rodeo el cuello con sus brazos y los atrajo hacia ella, dándoles un cálido abrazo. "Lo lamento tanto" fue todo lo que pudo decir. Los gemelos como si se trataran de un reflejo, dejaron caer las lágrimas y correspondieron el abrazo de Jazmín, desahogando finalmente el dolor que todos esos días habían estado ocultando en su interior.
..
—¡Chris! —Christian se sorprendió al sentir los brazos de María alrededor de su cuello, no sabía que la chica era tan afectiva sobretodo con personas como él que llevaban prácticamente nada de ser "amigos".
—M-María, hola.
La joven lo soltó inmediatamente, ruborizándose al darse cuenta de lo que acababa de hacer. Simplemente fue un acto completamente inconsciente, sólo sentía la necesidad de expresar la alegría que le causaba volver ver a su "amigo".
—Discúlpame, es que te extrañe mucho ¿Por qué habías faltado?
—Lo siento por no avisar, el teléfono se me daño y tuve unos asuntos que resolver, mi padre trabaja en el extranjero y ya sabes, eso incluye mucha papelería y más cuando se es el único hijo varón. —Mintió con increíble facilidad y credibilidad, sonriendo muy ligeramente.
—A la próxima mantente comunicado por favor, oh Chris, no sabes cuánto me alegra verte otra vez. —Nuevamente se acercó al muchacho y volvió a abrazarlo, sintiendo casi su rostro enrojecido por lo que estaba haciendo.
—Perdón por preocuparte. —Musitó Christian sin saber bien como debía reaccionar. Sólo atinó a dar un par de palmadas en la espalda de María, intentando esquivar las curiosas miradas que se posaban sobre ellos. —Creo que deberíamos irnos al salón, vamos a terminar estorbando por estar aquí en pleno pasillo.
María le soltó avergonzada y asintió, caminando a lado de Christian en el trayecto hacia el salón.
..
—¡Lamento la tardanza! —Se disculpó Jazmín al entrar al salón, por suerte el profesor aún no había llegado y había pasado desapercibida.
—¿Jazmín llegando tarde? ¡Cuidado que ya viene el fin del mundo!
—Shhhh María, no exageres. —Jazmín se sentó en la banca que estaba frente a Christian y a un lado de María, siendo ya ese su lugar preestablecido por la misma María.
—Creí que no ibas a demorar. —Comentó Christian un poco incómodo debido a toda la cercanía que había tenido en el lapso de la mañana con María.
—También creí eso, es sólo que no encontraba los libros. —Dijo con la misma naturalidad que Christian tenía para mentir.
El profesor ingresó al salón y todos los alumnos se acomodaron en sus asientos. La única que demoró fue Jazmín, que volteó hacia Christian y le tomó la mano "Todo estará bien, te lo prometo" le dijo en un tono bajo casi obligando que el muchacho leyera sus labios, y finalmente se acomodó igual que los demás.
Él no entendió realmente a que venía ese comentario, pero sintió un ligero ardor en su pecho que parecía dolerle. Agachó la mirada y una persona pasó por su mente, su adorada hermana. ¿Realmente todo estaría bien? Ni siquiera él mismo podía responder eso, menos al recordar la misión que aún tenía pendiente.