Quítame todas las ganas de verte y mata a todas y cada una de las mañanas que pienso en tu boca.
No es que me quede nostalgia pero todavía tengo algunos recuerdos paseando desnudos por mi habitación y me encantaría que aprendieran a volar.
¿Sabes guardar un secreto?
Yo tenía uno dentro de tu boca y lo he perdido.
He desgastados los días fingiendo que no me has roto el corazón por la mitad,
pero esta tristeza del pecho no deja de latir.
Debería ser más valiente y admitir que tengo lágrimas en los ojos,
que ando cabizbaja buscando alguna piedra con la que tropezar
y que mi niña interior está muerta desde que no me coges de la mano.
Devuélveme todas las noches de 'no tengas miedo,
no me voy a ningún sitio',
'te quiero en todas las canciones',
'te voy a hacer el amor hasta deshacerte toda la rabia'...
Si al menos me hubieras avisado de que me ibas a soltar la mano después de subirme al cielo,
mis rodillas no serían la canción más triste del mundo.
Aprendimos a convertir el ruido en música y a odiarnos contra la pared,
a matar días y a lamernos todos los miedos.
Dejé de mirar hacia atrás porque te tenía delante y ahora;
ahora me he dado cuenta de que el infinito es sólo un número más,
que cuanto más sola, mejor acompañada
y que la puerta que he cerrado me ha pillado los dedos
y el corazón.
Ahora solo quiero dejar el pasado encima de cualquier hoja de papel en blanco,
agarrarme a cualquier abrazo y drogarme a base de literatura.
Vi cómo te ibas, con la boca llena de excusas y las manos ensangrentadas.
Vi cómo te ibas, con las maletas llenas de todos los días que nos quisimos.
Vi cómo te ibas, suicidando todas y cada una de las razones que teníamos.
Desde entonces y hasta ahora,
desde nunca y hasta siempre.
Han pasado ciento cincuenta seis mil canciones y quinientas noches y me he fijado que la primavera está asomando las piernas y que en el fondo tenías razón.
Ni tú eres para tanto, ni yo para tan poco.
Perdóname, es mi corazón; es un puto exagerado.
Ana Barrero "Kamikaze