Por goleada

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Nosotros dos, que estábamos en boca de todos, ahora somos aquellos de los que ya nadie habla.

Qué silencio hay en esta sala de espera donde tú jamás vas a volver.

Soy el hospital de todas mis heridas.

Soy el accidente de todo nuestro pasado.

Te dije que frenáramos y aceleraste.

Qué desobedientemente morbosa te ponías cuando estábamos a cien.

Lo mejor de la carrera es que íbamos sin frenos.

Para qué esperar a que algo nos mate. La poética del morir por alguien nos ponía de sobremanera.

Jugábamos en casa cada vez que te quitabas la camiseta.

Nos han compuesto canciones, flaca.

Fuimos la historia de amor que emocionó a Spielberg.

Te escribí poemas, pues era mi forma de hacerte eterna.

Ahora, mis lectores te aman más de lo que te amo yo.

En mi vida, solamente he conocido mujeres que dicen sentirse atraídas por mi intriga.

Ninguna ha hecho las preguntas adecuadas.

A todas les hablé de ti.

No tenían ni idea cuando me decían que desearían haber estado en tu lugar.

Tú encajabas los poemas mejor que nadie. Ellas no aguantarían ni el uppercut de un verso.

Te pienso cada madrugada.

Ya no tengo párpados para soñarte despierto.

Siempre acabo haciendo el imbécil y le escribo a otra lo que te corresponde a ti.

Tenías razón. Llegó un momento en el cual solamente me importaba la poesía y te mandé al banquillo.

Fui gilipollas y por eso he perdido el partido.

Te he perdido.

Miguel Gane

Anda, déjate de gilipolleces del que dirán y dame más versos....Where stories live. Discover now