Dorkable.| Kim TaeHyung;BTS.

By snowdwarff

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"Kim TaeHyung era una mezcla muy extraña, que consistía en: Un 99% de idiotez y un 1% de adorabilidad. Y... More

P r ó l o g o.
u n o.
d o s.
t r e s.
c i n c o.
s e i s.
s i e t e.
o c h o.
n u e v e.
d i e z.
o n c e.
d o c e.
t r e c e.
c a t o r c e.
q u i n c e .
d i e c i s é i s.
d i e c i s i e t e.
d i e c i o c h o.

c u a t r o.

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By snowdwarff



Él estaba enfadado conmigo. 

Sabía que algo así podía suceder pero no esperaba su reacción, me ignoró por los siguientes tres días y no sabía cómo sentirme al respecto. Se suponía que debía alegrarme pero de verdad... era tan extraño verlo y que no me dirigiese la palabra. Por las mañanas, era cariñoso con mi hermana y mi mamá, bromeaba con Jungkook pero cuando cruzábamos miradas se ponía serio y me evitaba. Era un tonto exagerado, claramente su cabello no sufrió demasiado, tuvo que cortarlo un poco en la parte de atrás pero ni siquiera se notaba.

Quizás su actitud tenía que ver con eso que escuché, esa conversación en el auto de Jungkook. Había tanto sobre su persona que no entendía, tantas actitudes extrañas que me dejaban pensando en el por qué. 

Descubrí que no solo me afectaba su rara adorabilidad y amabilidad también lo hacía su enojo, que me ignorase de esa forma y sobretodo su silencio...y no me explicaba la razón a eso.

―¿Estás bien?.―Estábamos en clase de Historia del Arte (porque el curso de inducción lo exigía) y Jungkook parecía preocupado por mí. ― Has estado muy callada hoy, demasiado. Siempre te quejas porque el señor Yang habla entre dientes y no le entiendes.―Sonreí, golpeando la mesa con mi lápiz. 

―Sí, claro, estoy perfectamente. ―Aseguré aunque no sabía bien qué me sucedía. ― Solo pensaba un poco.

―¿En V hyung?.―Río bajito en el momento en que arrugue la nariz al oír ese apodo.―No sé ni para qué pregunté.

Es obvio que mentí.

Sí pensaba en él, era terrible admitirlo incluso dentro de mi cabeza.

Siempre me decía que lo detestaba, que no lo soportaba... pero, comenzaba a echar de menos sus comentarios idiotas, sus miradas fijas. Rayos, simplemente comenzaba a echarlo de menos, a todo él. Era totalmente estúpido pensar en eso considerando que lo veía por las mañanas y las tardes pero nos ignorábamos mutuamente. Sabía que era complicado de explicar así que preferí mantenerlo oculto de mi compañero porque no era sano para mi comenzar a cuestionarme algunas cosas, volví mi vista al frente tratando de concentrarme en la clase de historia del arte pero simplemente no podía.

Imposible.

Recordaba cada uno de sus regaños, de sus palabras duras sobre mi, sobre como me veía, sobre por qué estaba sola, sobre mi mal carácter. Nunca fui yo, siempre fue él. ¿Qué hacía exactamente, amenazar a mis pretendientes, golpearlos, perseguirlos, seguirme en las citas? No quería pensando en eso pero era inevitable. Jungkook escribía en su cuaderno con agilidad mientras yo vagaba en recuerdos, de mis citas fallidas, de los chicos disculpándose... yo no les gustaba, yo no era suficiente, yo...siempre yo.

Y mi desconcentración empeoró en el momento en que vi a TaeHyung caminando por el pasillo gracias a que las ventanas del salón eran bastante amplias. Se movía con aires de grandeza, su cabello meciéndose a medida avanzaba. Y lamentablemente estaba sentada de forma que podía mirar por la ventana, sabía que podía verme pues ladeo la cabeza e hicimos contacto visual por unos segundos que se me hicieron eternos, él, sin expresión, yo, desconcertada. Y en cuanto Jungkook me dio con su codo, fingí que ponía atención a lo que decía el profesor sobre el barroco.

― Así que, ¿Todavía no te habla?.―Preguntó en un susurro.

―No.

―Entonces se enfadó más de lo que creí. Si sabes cuánto ama su cabello, ¿Por qué lo hiciste.―Cuestionó pero no me regañaba , parecía más bien, curioso.

―Pues...―Mordí el interior de mi mejilla. ¿Decírselo o no decírselo?  Escuché la conversación que tuvieron. 

TaeHyung era el responsable de todos mis fracasos amorosos en los últimos seis años. ¡Fue mi venganza! Y no me arrepentía, si se había enfadado, pues, mala suerte. Estaba dudando sobre si contárselo porque apenas llevábamos un tiempo conociéndonos más, Jungkook era un buen chico pero no era mi amigo, sino el suyo.

―Pueden salir ya, alumnos. La clase ya terminó. ―Y eso definitivamente me salvó de dar una respuesta.

Después de Historia del Arte teníamos un bloque de dos horas libres porque el horario que teníamos era una porquería mal organizada así que decidí ir a un lugar tranquilo donde poder estudiar un poco para los exámenes que se aproximaban. Realmente necesitaba silencio y no encontrarme con alguno de los chicos que pudiese ponerse a molestarme. La primera media hora fue toda concentración, hasta que...

―¡YAH!.―Gritó una voz que conocía bien. Demasiado bien, su tono ronco y tosco era tan característico.

No levanté la cabeza, hundí mi cuello hasta que mi mentón dio con mi tórax y me tensé de inmediato, no quería que me viera. Pero ya me había visto pues apareció en mi campo de visión, se dirigía en mi dirección pero una chica salió a su encuentro, deteniéndolo.

Y aunque mi mente me decía, estudia JiYoon, me quedé analizando la escena.

Ella tomaba uno de los mechones sueltos de su largo cabello y lo enredaba en su dedo, coquetamente. ¿Eso era femenino? ¿Eso era lindo? Porque a mi parecer, parecía cursi y exagerado. Taehyung le sonreía, amable. Incluso, parecía ajeno al hecho de que ella estaba prácticamente encima de él. Tras asentir y despedirse de ella con un guiño, clavó su mirada en la mía y puedo jurar que mi estómago chocó con las paredes de mi vientre o algo así.

Puse toda mi atención en mi libro, pensé que ignorándolo iba a pasar de mi como lo había hecho los últimos días pero cuando pensaba cambiar a la siguiente página, vi sus botas junto a mis tenis blancos, a escasos centímetros de distancia y lo hizo.

Lanzó mis libros, cuaderno de apuntes, lápices, mi botella de agua –abierta, pues bebía de ella-, mi mochila y hasta mi teléfono al suelo de un manotazo. Lo miré, atónita y él me miró, con los ojos muy abiertos, viendo el desastre que dejó repartido en el cemento.

―¡Oh, mierda!.―Exclamó, viéndose totalmente arrepentido mientras que yo no podía cerrar la boca por lo que había hecho. ―No se suponía que terminase así, solo quería una entrada dramática.

Supongo que han de imaginarse que lo detesté con ganas en ese momento. Apoyé la frente contra la mesa y respiré hondo, tratando de mantener la compostura mientras murmuraba excusas escuetas que no quería escuchar.

―¿Qué diablos quieres, TaeHyung?

―Yo...bueno, iba a decirte algo pero después de esto lo olvidé. ―Resoplé y me mantuve en esa posición, preguntándole a Dios que había hecho para merecer ese calvario.―Realmente no pensé cuando lo hice...

Pese a que no se disculpaba directamente, sonaba arrepentido y para mi sorpresa, estaba recogiendo mis cosas, lo observé hacerlo con lentitud, dejó mis pertenencias sobre la mesa y luego se quedó parado junto a mi, mordiéndose el labio inferior. Sabía que se había sentido mal por haber sido impulsivo y hasta violento pero él nunca se disculpaba conmigo y no esperaba que cambiase de la noche a la mañana.

―Necesito estudiar. ―Murmuré, acomodando los libros con las hojas mojadas y algo arrugadas. No solo eso, el agua al haber estado casi llena había empapado mi mochila y también mi teléfono pero al menos funcionaba bien todavía. ―Dios, has hecho un desastre. ¿Qué voy a hacer ahora?.―Le enseñé el libro más importante, el más grueso y aburrido manchado con algo de tierra y de haber sido una caricatura yo hubiese estado echando humo por las orejas en ese instante.

No lo entendía, ¿Por qué tenía que ser tan malditamente desagradable? Si quería hablar conmigo tenía que simplemente decir un hola pero Kim TaeHyung no era normal, no me sorprendía su estupidez.

―Ups.― Sonrió angelicalmente y se meció de un lado al otro. ―Lo secaré, sí, eso haré...lo secaré con la plancha de-

―No, déjalo así.― Imaginarlo con una plancha, tratando de secar mis libros y luego quemándolos era algo que no quería presenciar. Mi teléfono sobrevivió, al menos pero me dolía ver los libros así. ―¡Agh, TaeHyung, eres un tonto! ¿Me ignoras por días y ahora vienes a atacarme así?.―No pude evitarlo, estaba tan enojada con él.

―¡Todo esto es tu culpa!.―Vaya forma de defenderse, me apuntó con su índice y yo comencé a guardar mis cosas con furia dentro de mi mochila.―Si me hubieses contado con quién saliste...

― ¿Todavía piensas en eso? ¡Ya superalo! Puedo salir con quien quiera, no eres mi padre.―Vociferé y entonces noté que varias personas a nuestro alrededor nos observaban con asombro.

―Sí, acepto eso pero sigue siendo tu culpa.―Él no iba a dar su brazo a torcer.

―¿Mi culpa?.― Reí con sarcasmo. ―Claro, es mi culpa. Todo siempre es mi maldita culpa, por eso jamás te disculpas conmigo.

―¡Esta vez lo es, mira!.―Gritó, volteándose y apuntando su nuca. ―¡Ni siquiera entiendo por qué me atacaste de esa forma! ―Tonto, exagerado, pelimorado hueco. ¿Cuánto había cortado, dos centímetros, tal vez uno y medio? 

―Era un chicle, Jesús. ―Debatí. ― Ni siquiera se nota que cortaste tu-

―No, mentira. Arruinaste mi vida, ¡La arruinaste! Con mi pelo nunca debiste meterte.― Me cortó, dramáticamente, subiendo su tono de voz. Alcé una ceja, no sabía si reír o llorar por su exageración. ―Y voy a vengarme. ―Amenazó, entredientes.―Porque solo quiero tu bienestar y tú me tratas así...

― ¿No es irónico que digas eso considerando nuestra historia, Taehyungie? Fuiste tú el que me hizo querer odiarte desde el principio.―Pocas veces hablabamos de eso, de los momentos más oscuros de mi vida cuando él decidió que era una buena idea meterse con mi autoestima.―Así que si por querer defenderme de ti, quieres vengarte de nuevo, hazlo.―Lo reté, importándome poco y nada lo que pudiera hacer.


Me dio hambre, mis libros estaban humedecidos y tras dos horas de tratar de estudiar caminé hacia el edificio principal, con la mochila en mis hombros y jugando al Candy crush para ignorar a cualquier ser humano que me hablase. Quería algo que me llenase, que me distrajese de mi enfado con el idiota del pelo morado pero un agarre en mi antebrazo me hizo detenerme.

―¿Jimin?.―Fruncí el ceño al verlo ahí.

Llevaba una tenida deportiva y el cabello castaño oscuro bien peinado, dejando ver su frente y la curvatura de sus cejas. Era bastante atractivo y sonreía, no pude evitar mirarle los labios, ¿Se habría puesto botox de bebé o algo? Quería una boca así también.

―Hey, Jiyoonnie. ―Sonreía como siempre. Él siempre fue amable, algo raro pero muy tierno. Consciente de mis problemas de compatibilidad con TaeHyung después de ser atropellada por él y el carrito de supermercado mediaba entre nosotros, todo el tiempo.―¿Cómo estás?

Él nunca había hecho eso antes así que comencé a sospechar.

― Bien.

Silencio.

Lo vi morderse el interior de la mejilla y miró justo detrás de mi. Definitivamente, apestaba a Taehyung, era momento de huir.

―¿Me puedes soltar? Quiero ir a la cafetería a comer, no he almorzado nada y siento que me desmayaré en cualquier momento. ―Comenté, dándole una media sonrisa pero negó. ―Jimin, suéltame. ― Pedí otra vez, pensando que tal vez no me había oído bien. Él hizo una mueca pero no me dejó ir, estaba actuando muy extraño.

―No, no lo hará. ―Tragué saliva, sintiendo mi corazón acelerarse al oír esa voz detrás de mí.

En un rápido movimiento los brazos musculosos de Jimin rodearon mi cintura y me apretó contra su cuerpo por la espalda, chillé y me removí, incomoda porque podía sentir toda su anatomía detrás de mi y eso era demasiado para mi.

― Noo, un momento, ¿Qué planeas? Maldito, ¿No podías actuar solo?.―Palidecí porque su venganza se avecinaba, a TaeHyung pareció divertirle mi reacción pues sonrió y buscó algo en su mochila, una bolsa de chicles redondos y de muchísimos colores que me enseño con un movimiento de cejas.

Estaba llena.

Y me asusté, un poco.

―Tienes que estar bromeando . ―Conseguí hablar cuando lo vi echarse el tercer chicle a la boca.

―Nop, no bromea. ―HoSeok había aparecido allí también, cruzado de brazos nos miraba alternadamente, a mi y a él.

―¡Y van a dejarlo llenarme el cabello de chicle!.―Reclamé, indignada.― ¡No tenemos diez años! .―No obtuve reacción.―¡Park Jimin, suéltame de una vez!―Lo oí suspirar detrás de mí pero no me soltó, de nuevo.

―No puedo, perdóname pero... V sabe demasiado. ―Susurró, ladee la cabeza encontrándome con su mirada de cachorrito perdido en mi hombro.

―¿Sabe demasiado, demasiado de qué?

―Lo grabé ebrio bailando Diamonds de Rihanna con un tutu rosa de la hermana menor de NamJoon, fue traumante... ―Explicó el pelimorado, tomando dos bolitas de chicle más. ―Y...―Bajó la voz, consciente de que alguien aparte de mi lo podía escuchar.―No llevaba nada debajo del tutú.―Oh.― Si no me ayuda, lo haré público.

―Joder.―Reí, nerviosa porque nada iba a poder detenerlo y miré a J-Hope, el chico sonrisa que no se movía de su sitio junto al pésimo bromista. ―¿Qué sabe de ti?

―¿De mí? Nada en especial.

―¿Y por qué mierda no me ayudas?.―Volví a indignarme, ¿Qué rayos les pasaba esa tarde, habían bebido demasiada cocacola o tal vez habían esnifado alguna cosa?

―Porque va a ser divertido ver esto, perdón. ―Rió enseñándome todos sus dientes y sus ojitos desaparecieron.― Oye tú, fanfarrón, detente.―Le arrebató la bolsa a TaeHyung de golpe poniéndose serio. ―Deja de llenarte la boca con esto, dijiste que con uno bastaba.

Y yo llevaba la cuenta, con el azul entre sus dedos eran doce.

¡Doce chicles!

Y el pánico se hizo presente, mi corazón latía rápido, no sabía si era por la situación, por tener a Jimin pegado en mi espalda –mi espacio personal no existía en ese instante- o por la mirada fija de TaeHyung sobre mí, era demasiado intensa.

―¿Qué clase de amigo eres, Kim TaeHyung? No deberías amenazar a los que quieres con ese tipo de cosas, mala persona. ―Y aproveché que Jimin se distraía por mi regaño para golpearle el costado y tratar de huir en dirección contraria pero Jungkook estaba ahí, en medio del pasillo mirándome con los cejas alzadas y preparado para atraparme, con ambos brazos extendidos.

―Ugh, ¿Tú también?.―Me detuve ahí, estaba perdida. ―¿Qué hiciste, tomarte la leche más tarde anoche?

HoSeok rió exageradamente y yo suspiré.

―Tuvo una cita inocente con una chica hace una semana, V va a contárselo a su novia. Fin. ―Explicó Namjoon que había aparecido en ese momento junto al menor. ―Bastardo soplón. ― Agregó.

―Tenía fe en ti, hermano, todos los hombres son iguales.―Ya, era mi fin. ¿Qué podía hacer aparte de entregarme? 

Ellos me superaban en número, ninguno pensaba apoyarme y V tenía una bola de chicle enorme en la boca, apenas si podía abrirla y su saliva hacia bastante ruido al masticar. Arrugué la nariz asqueada y Jimin volvió a tomarme entre sus brazos, rendida, expectante, me quedé mirándolos.

―Los odio tanto. ―Dije con total sinceridad.

― Ah, ¿Y eso por qué? Nosotros te queremos tanto.―Murmuró Hoseok, dedicándome una bonita sonrisa y palmeando mi cabeza como si fuera una mascota con suavidad.

―¿Qué rayos hacen?.―Esa rasposa y algo floja me brindo esperanzas. ― JiYoon, ¿Qué...

―¡Suga, Suga, dile que me deje, que me deje!.―Chillé, poniendo todo mi esfuerzo en verme desesperada. ―¡Ese idiota va a llenarme de chicle!

Si alguien podía hacerlo callarse y calmarse, ese era Min Yoongi y también SeokJin pero él no estaba cerca en ese momento peligroso para mi cabello. Dio un suspiro, lanzó miradas asesinas a su grupo de amigos que no habían intercedido a mi favor y se puso frente a mí, protegiéndome del psicópata que tenía el ceño fruncido y masticaba el chicle con dificultad.

―Mira, Taehyung-ah, somos pacientes contigo porque te conocemos desde que eramos pequeños pero, este no es el modo de lidiar con las cosas. ―Comenzó, en modo paternal. ― Esto no puede pasar estando en la universidad, son travesuras de niños, ¿Qué edad tienes...―Pero el aludido en todo ese discurso, hacia un globo con su chicle, el globo creció, creció, creció demasiado y abruptamente, explotó.

Sí, explotó y ensució a HoSeok , Suga y ni hablar de TaeHyung , su cara completa estaba manchada de rosa.

Y me reí.

Histéricamente junto a Jungkook , Namjoon y Jimin.

―¡Es el monstruo del chicle!.―Chillaba Jimin, apretándose el estómago de la risa.―Dios mío, van a tener que raparse.―Y siguió riendo.

El pelirosado trató de quitarle la sustancia pegajosa a Suga del rostro pero este gruñó, dándole al culpable de su enfado una mirada glacial. HoSeok arrugaba el rostro con asco y el último... era un desastre, hasta las paredes tenían chicle.

―¡Toma, el karma existe!.―Exclamé apuntando a TaeHyung que intentaba sacarse el chicle desde dentro de los orificios de la nariz en ese preciso instante.

***

Después de ese momento derp no volví a ver a los chiclosos, fuimos perseguidos por un Suga enfurecido que quería golpear a los demás por reírse y amenazó con romperme el vestido favorito si no me callaba. TaeHyung tenía el chicle pegado hasta en las pestañas así que desapareció ,supuse que había preferido irse a casa a intentar verse normal.

Definitivamente no me esperaba encontrarme al grupo en mi casa, siendo atendidos por mamá. En la mesa del comedor habían muchos utensilios, pinzas, alcohol y algodones esparcidos.

―¿Qué pasó aquí, les lanzaron una bomba de chicle?.―No pude evitar burlarme de él al entrar a la sala, lancé mi mochila sobre el sofá.

TaeHyung me gruñó, de verdad, lo hizo. En ese momento me pensé que se parecía a un cachorro enfadado que gruñía cuando intentas arrebatarle su juguete favorito, todos se quedaron mirándolo con extrañeza y le sonreí, altiva. Eso le había pasado por ser un travieso malvado y vengativo. El karma hizo su trabajo, así de simple.

―¿En dónde estuviste?.― Inquirió mamá. Llevaba puesto su uniforme de enfermera, preparada para irse al trabajo.―Se suponía que llegarías a casa hace más de dos horas, ya comenzaba a preocuparme.

―Por ahí. ―Me encogí de hombros. Había estado con MinBong en el centro comercial, dando vueltas y tragando comida chatarra. La mejor tarde, sin duda. ― Llegué, sana, salva y lo más importante: sobria.―La escuché suspirar y siguió frotando el algodón en la cara del pelimorado, sí, aún tenía chicle. 

Suga estaba sentado junto a él y noté que tenía el flequillo terriblemente corto, parecía un niño pequeño y seguía enfadado. HoSeok tenía rastros de chicle en las orejas , también en algunos mechones de su cabello y otro poco en su chaqueta pero estaba sentado en el piso, comiendo frituras de queso , como si nada.

―Nunca podrás superarme. ―Codeé a Jungkook y me senté en medio de él y Jimin.

―¿Cómo puedes ser tan buena en los videojuegos?.― Frunció el ceño.―Dime tu secreto.

― No lo sé, capitán, siempre me han gustado.―Su sonrisa se ensanchó cuando captó esa referencia.

Y en verdad, no había más explicaciones, podía pasarme horas sentada frente a la televisión.

―Tiene alma de chico. ―Habló el idiota, juro que quise lanzarle un cojín pero me contuve porque mamá estaba ahí, luchaba por eliminar el chicle de su mejilla.

―Cállate, tonto, que sea mujer no significa que no pueda o deba jugar y además, soy mejor que tú en todos los juegos.―Entreabrió los labios, indignado y dispuesto a discutir de nuevo pero...

―No empiecen, por favor. ― Nos regañó mamá y ambos guardamos silencio porque ella nunca se ponía así de seria. ―JiYoon, estás grande como para bromas como estas. ¿Por qué pusiste chicle en el cabello de TaeHyung?.―Ella me miraba enfadada y me removí en el asiento, incomoda.

¿Cómo explicarle lo que oí en el auto, como explicarle que el niño de sus ojos arruinaba mi vida sin que ella lo notara, que tenía doble personalidad e invadía mi espacio personal?

―Él me molesta. Siempre. Y fue poco cabello, lo juro. Él se hizo eso solo, quería echarme todo ese chicle encima, ¿No vas a regañarlo a él también?.― Me defendí con la verdad parcial; Mamá suspiró y lo miró, inquisitivamente.

TaeHyung adoraba a mi madre, la respetaba y siempre estaba siendo cariñoso con ella, desde que éramos pequeños así que bastó que ella le diese esa mirada para que él bajase la vista a sus manos, avergonzado.

―No tienen diez años, chicos. Compórtense, ¿Quieren? Ya pasamos por esto.―Y que mamá dijese eso, me dio dolor de estomago. Porque como dije, aquella época oscura estaba vetada de nuestra casa. Coincidió con el divorcio, con mi llanto incesante, con que Taehyung decidiera ser malvado conmigo y amable con MinHa.

―Sí, señora.

―Si, mamá. ― Curiosamente, respondimos al unísono, nos lanzamos miradas ácidas y cada uno volvió su atención a otra cosa.

Me quedé conversando con los chicos sobre tips para mejorar en el Battlefield 4, Suga estaba sumamente serio, con las manos dentro de los bolsillos de su sudadera e interfería solo a ratos. Su flequillo ahora era casi inexistente y supuse que iba a comenzar a usar gorra para cubrirlo.

―Bien, V, esto es lo mejor que pude hacer. ―Él se miró en el espejo y le agradeció, para después hacer una reverencia, sonriéndole de una forma que lo hacía ver infantil. ― Me iré al hospital ahora, cuídense, no destruyan la casa por favor y díganle a MinHa que la cena está lista, solo debe calentarla. Adiós. ― Lanzó un beso en mi dirección y todos nos despedimos casi a coro.

―MinHa llegará en un rato, ¿Estás hambrienta?.―Me preguntó HoSeok, extendiéndome las frituras, el bowl estaba casi vacío, negué y se encogió de hombros, echándose un puñado a la boca.

―No tengo hambre aún, casi me comí todo lo que había en el centro comercial.―Jungkook perdió y su puntuación fue menor a la mía, alcé las cejas con diversión ante su frustración y Jimin rió para después apoyar su mentón en mi hombro.

―¿Por qué nunca estás en casa cuando venimos?.―Esa pregunta del traidor sonriente me tomó por sorpresa.

Huía de ellos porque eran raros, me daban algo de miedo y sobretodo quería estar lo más alejada posible del enfurruñado chico sentado en el comedor, tenía una pose extraña, con el antebrazo derecho apoyado en la mesa y la mirada entornada. Estaba furioso conmigo. Sentía sus ojos clavándose en mi como agujas, siempre tuvo ese efecto en mí.

―Porque tengo una vida social. ―Respondí, haciendo una mueca de mujer interesante, soltando una risa falsa que los hizo reír a ellos de pasada.―Es broma, siempre intento tomar aire.―Para estar lejos de ustedes.

―Tendrás vida social pero no novio. ―Atacó el enfurruñado.

Iba a abrir mi boca para lanzarle veneno pero...

―Se callan los dos o me obligarán a hacer algo malo.― Siseó Suga, mirándonos con tanta rabia que me asusté.

Tras un rato de tonterías, chistes , cantos y bailes de chicas decidí que era tiempo de volar de allí o iba a contagiarme de tanta rareza.

―Vale, se hace tarde, iré arriba. ―Avisé.―¡Gritenme si llega Minnie!

Trataron de disuadirme para que me quedase con ellos pero me reí y negué con la cabeza, no quería estar más tiempo allí pero tenía sed así que me dirigí a la cocina para beber agua, jugo o lo que encontrase primero. Apenas mi mano iba a buscar un vaso para servirme el liquido, oí la puerta chirriando porque las bisagras estaban oxidadas y lo vi.

Oh, oh.

Verlo caminar, furioso, en mi dirección me hizo encogerme y retroceder, imaginándome los peores escenarios.

―Niña. ― Espetó el pelimorado. Tenía algo de chicle pegado en los mechones de su largo flequillo, el cuello y la mejilla. No pude evitar sonreír, se veía tan divertido así.― No te rías, esto es tu culpa.

―¿Mi culpa?.―Ahí íbamos de nuevo,era increíble su descaro.― ¡Pero si tú empezaste!

Hice el ademan de salir de la cocina pero me tomó del antebrazo, mirándome con los ojos brillantes y la mandíbula totalmente tensa.

―Si fue por lo que dije de tu estilo...

―No lo hice por eso, ya soy inmune a tus ataques. ― Repliqué, tratando de soltarme de su agarre, fallando como siempre. ―Te escuché hablando con Jungkook en su auto el otro día.

Y esas simples palabras le tomaron por sorpresa pues alzó las cejas y entreabrió los labios, incluso la fuerza de sus dedos disminuyó.

―¿T...tú, escuchaste...todo?.―Murmuró, titubeando.

―Bueno no realmente pero escuché lo suficiente para saber que eres un desconsiderado, un idiota, un ...un, ¡Agh!. ―Golpeé su pecho con mi mano libre, recordando todas sus palabras, su descaro, su idiotez. ― ¡Años, años creyendo que había algo malo en mí, que no era lo suficientemente amable o linda! ¡Tú culpa, tuya!.― Y seguí golpeándolo, una y otra vez, realmente lo odiaba. Él no se quejó, cuando la fuerza se me acababa tomó mis muñecas y me presiono contra la encimera, sin dejar de mirar el piso.― ¿Por qué? Dímelo.– Exclamé, exaltada. ―¿No vas a decir nada? 

Mi respiración era errática desde ya pero cuando caí en cuenta de que su cuerpo estaba prácticamente pegado al mío fui consciente de que mi ritmo cardíaco comenzaba a ponerse raro. Estaba evitando mirarme, de modo que solo conseguía enfocar la vista en su mentón y sus labios, que estaban entreabiertos mientras parecía buscar una excusa para su comportamiento.

―Yo...―Hizo una pausa y entonces, clavó su mirada en la mía. ― Sé que no vas a entenderlo pero lo hice por ti.―Claro, prefería excusarse a disculparse. Kim TaeHyung podía disculparse hasta con una hormiga por aplastarla pero conmigo siempre fue diferente.

―¡Por mi! ¡Já! .―Estaba poseída por un demonio iracundo, quería lanzarme encima de él y morderle la yugular para que se desangrara, sentarme a verlo morir y comer palomitas mientras eso sucedía. ― Haré como que te creo, eh. Buena esa, TaeHyung, me cuidaste mucho cuando tenía catorce también.―Le dolió pero a mi me dolía más.

Se quedó mirándome a los ojos de una forma tan extraña que no supe qué hacer. Mi sarcasmo no estaba teniendo el efecto que quería, su semblante se había vuelto serio, pequeñas arrugas se hacían en su ceño, su boca se cerró, parecía querer hablar pero no decía nada y yo me exasperaba cada vez más. Luché por zafarme pero solo conseguí que sus manos dejasen las mías, presionadas, a cada lado de la encimera y su estómago se rozara contra el mío, causándome incomodidad y algo de vergüenza.

―Solo quería cuidarte. ―Musitó, casi no pude oírle. ― Eras demasiado pequeña para ir a citas, tenías dieciséis y me asusté, de verdad, no quería que crecieras con traumas, que se aprovecharan de tí...― Y por un momento me pareció tan sincero que mi rabia se diluyó, lentamente. Dejé de forcejear y me limité a escuchar. ― Comenzaste a crecer y cambiaste pero para mí seguías siendo una niñita ingenua, demasiado fácil de leer, demasiado adorable y pequeña... sigo viéndote así de hecho.―Mis emociones eran un torbellino y esa pequeña sonrisa que surcó su boca, me terminó de hundir. Eso no estaba bien, ni sus palabras ni esa mirada compasiva, llena de brillo.

No.

―Y ahora tengo dieciocho, TaeHyung. Ya crecí, soy una mujer, no una niña. ―Hablé duramente, seguía enfadada con él. No tenía que irrumpir en mi vida de esa forma e iba a intentar dejárselo claro. Me sostuvo la mirada y por la forma en que sus rasgos se endurecieron supuse que no le gustaba lo que estaba diciéndole.― Y no eres mi amigo, no tienes por qué meterte en mi vida así.

―Pero...

―Pero nada, eres el novio de mi hermana, mi cuñado, no mi amigo, no mi hermano ni mucho menos mi padre. ―Espeté, tratando de sacar mis manos de bajo las suyas pero no me dejó, hizo más fuerza haciéndome quejarme.― ¿Por qué no me dejas en paz?.― Gruñí, hastiada de la situación y de tenerlo casi encima de mi.

―Prométeme algo antes. ―Habló en voz baja y me encogí al percibir su aliento cálido rozando mi frente. Su voz ronca era algo que normalmente me asustaba así que culpé a eso por todo lo que estaba generando en mí, hablaba como un anciano pervertido y su rostro podía verse como el de un niño al sonreír, cosa que definitivamente nunca iba a entender.

― A diferencia de mi hermana, yo no hago promesas.

De verdad, no las hacía. La excepción era MinHa que amaba esas cosas. A mi parecer,  la gente mentía, ¿Para qué prometer algo que sabes que no cumplirás o que va a terminar rompiéndose de todas formas? Era estúpido, a mi parecer.

―Entonces no dejaré de amenazar a tus posibles novios y terminarás amargada y sola por el resto de tu existencia. ― Alzó una ceja y chasqueó la lengua, observándome con suficiencia desde arriba.

¿Por qué tenía que tener un rostro tan aromoniosamente simétrico? Parecía que cada parte de sus facciones había sido esculpida con un sincel y quería golpearme por estar observandolo con tanta atención. 

Perdí, otra vez. Me urgía alejarme de él.

―Vale, entiendo. ¿Qué quieres, entonces? Sé rápido, me estoy volviendo vieja aquí.―Traté de alivianar el ambiente pero no funcionó.

Juro que pude ver como los ligamentos de su cuello se movieron en el momento en que tragó saliva, parecía estar llevando una batalla interna y yo estaba en iguales o peores condiciones, mi baja espalda dolía y apenas respiraba para evitar que nuestros estómagos y pechos se rozaran. ¡Era el novio de mi hermana! ¿Por qué tenía que actuar tan raro, tocarme tanto, aprisionarme así? Yo de verdad quería entenderlo pero por más que le diera vueltas al asunto, no podía.

―Prométeme que...vas a tener cuidado. Prométeme también que no vas a llorar por ningún idiota. ―Continuó e hizo algo que no me esperaba, que me dejó con el ritmo cardíaco alto e hiperventilando. Rozó mi mejilla con su dedo pulgar, suavemente, como si tuviese miedo de tocarme. ― Prométeme que si uno de ellos intenta besarte en la primera cita, no le corresponderás. Que antes de enamorarte, lo conocerás bien...de verdad no soportaría verte llorar.

No supe como tomarme esas palabras, ya no me encerraba, podía irme si quería pero no me moví. No podía. Y reaccioné de la única forma que sabía, estaba acostumbrada a ser antipática con él cuando hacia cosas que me molestaban o confundían y no pensaba hacer una excepción ese día.

―Yo no lloro por chicos, TaeHyung, no exageres tanto...además, no estoy hecha de cristal.―Bufé, fingiendo que sus palabras y esa tierna caricia no me había importado en lo más mínimo y también, tratando de no entrar en pánico por la forma en que me miraba.

Y sonrió, ampliamente. Sus ojos se hicieron más pequeños, sus pómulos se alzaron y me enseñó sus dientes perfectos y blancos. Me quedé estática, no esperaba esa reacción , no esperaba que se quedase analizándome en silencio, no esperaba que mi estómago sufriera leves espasmos.

¿Qué rayos me pasaba?

―Ah, JiYoonnie. ―Se cruzó de brazos alzando ambas cejas, sin dejar de sonreír. Yo, fruncí el ceño. ―Detrás de esa faceta ruda y desagradable se esconde esa niñita llorona que recuerdo muy bien, perfectamente bien. "Quiero a mi mamá, quiero irme a mi casa".―Imitó una voz chillona y fingió que lloraba, resoplé.

El Kim TaeHyung que conocía ya había vuelto.

―Por supuesto que lloré, tú me atropellaste, idiota. ¡Pude haber muerto!

―Umh, sí. ―Respiró hondo y ladeó la cabeza, escrutándome con sus ojos entrecerrados. Mi ceño seguía fruncido, su dedo índice se posó entre mis cejas y aplanó el lugar, haciéndome mover la cabeza para evitar que siguiera tocándome, su tacto me molestaba. Él, todo él , me molestaba. ― ¿Vas a prometerlo, sí o no?― Ignoró mi rechazo, debía estar acostumbrado. ―Veo un futuro lleno de gatos para ti y una casa enorme, vacía...sin nadie. Solo tú, porque V va a preocuparse de analizar a todos tus posibles conquistas, sin falta y probablemente los espante, sin falta.

Normalmente evitaba cruzar demasiadas palabras con él porque se ponía más raro de lo normal, actuaba demasiado sobreprotector y su mirada atenta me afectaba enormemente. Di un suspiro y me llevé la mano a la frente, debatiéndome sobre ceder o no.

Si ya había arruinado mi vida amorosa, podía seguir haciéndolo, ¿Verdad?

Prometer no llorar era sencillo. Prometer no llorar por un idiota... iba a ser difícil, porque , a mi parecer... todos los hombres son idiotas. O al menos, la mayoría. Y teniéndolo a él cerca, sí podía querer echarme a llorar. Había precedentes de eso, TaeHyung me enfurecía, me hacía querer golpearlo y muchas veces derramé lágrimas de frustración por su culpa pues sus palabras, me afectaban.

Y en ese momento, mientras estaba mirándolo a los ojos me di cuenta de una cosa... no lo odiaba tanto como quería creer. 

¿Eso era bueno o malo? Realmente no tenía respuesta a ello, algo me decía que lo averiguaría más temprano que tarde.


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amo-odio a TaeHyung



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