Al día siguiente mamá vino a despertarme, supongo que iba a hacerlo suavemente, pero al ver las plumas por cien sitios distintos de mi habitación, al final acabó despertando más de media casa.
— Iremos a casa de Ginny, su chimenea está conectada a la de su cuñada.— iba a protestar pero mi madre alzó su índice amenazante.— Y, nos vamos a portar todos muy bien.— dijo mirándome.
Ni siquiera había desayunado y ya había recibido dos broncas, así una no puede vivir normal.
En dos turnos llegamos a casa de Ginny, el primero nosotros tres y después mamá con las maletas.
— Buenos días, mamá.— dijo James bajando solo con unas calzonas azules.
Al verme se puso rojo y subió corriendo.
Ginny al ver las escena se rió por lo bajo.
— ¿Queréis desayunar?— nos propuso la señora Potter y yo asentí al oler las tortitas.
Ya estábamos sentados y yo cortándole las tortitas a Ken.
— Entonces tú eres el chico que ha robado el corazón a la pequeña DeDe.— dijo Ginny sentándose. Ken se sorprendió e hizo una cara de sorpresa.
— Eh... No sé a quién esta mirando.— se excusó el. Si es que a veces es muy lerdo.
— A ti, Ken. Y por eso vienes.— mamá llegó entonces y Ginny lo dejó pasar pero a mí me entró la risa.
Comencé por fin a comer mis tortitas y bajó Albus saludando a mi madre con dos besos y con la mano a los demás. James bajó luego, y esta vez vestido.
Por la chimenea llegaron los Jones, excepto el señor Jones, cosa que no me pareció bien, tenía que sentirse apartado. Y por último bajaron Lily y Harry.
Desayunamos programando los días y lo que haríamos, había dos partidos diarios, y conforme nos acercábamos a la final había varios días para ir a hace turismo o algo parecido. Ayudé a Ginny a recoger la mesa mientras mi madre y Gwenog se ponían al día y James y Albus subían a por sus equipajes.
— Así que eres tú.— me dijo mientras yo fregaba unos platos y ella los iba secando. Le miré confusa, no sabía a lo que se refería.— Eres la pelirroja de James.— me mordí el labio y miré el fregadero.
Ginny sacó su varita y con dos hechizos puso todo a hacerse sólo haciendo que la mirara.
— De veras, yo no quiero...— empecé a decir.
— Hacerle daño, lo sé. Pero siempre hay alguien que tiene que salir herido.
— ¿Nos vamos ya?— preguntó James y por una vez me alegré de verle.
— Sí, vamos.— dijo Ginny y huí de su lado.
Llegamos a casa de DeDe en poco tiempo. Su casa era un reflejo de su madre, que era clavada a Vickie. Se llamaba Fleur y era muy simpática aunque habla demasiado. A mí me dejaron ir a la habitación de DeDe a la que también debía mudarse al cuarto para dejar su habitación a los chicos.
DeDe me dejó una cómoda y medio armario a su hermana, era muy amable. Nada más decirme donde estaba salió volando de allí, creo que ya se por qué.
— Gracias por salvarme en ese laberinto.— dijo Vickie rompiendo el silencio que se había instalado tras la ida de DeDe.
— No es nada, tu habrías...
— No, no lo habría hecho. Habría salido huyendo de allí.— me interrumpió. ¿Qué le pasa a esta familia que todos me interrumpen?
— De nada.— le dije sinceramente.
En cuanto que las cosas y por primera vez en mi vida quedaron ordenadas, bajé al salón, sitio de reunión como nos dijeron Fleur y Ginny cuando llegamos.
DeDe y Ken hablaban en el sofá y las cuatro madres les observaban desde la entrada.
— ¿Cuando nos vamos?— les pregunté haciendo que cambiaron su foco de atención.
— En diez minutos.— me dijo Fleur con un acento más marcado que su hija sin quitarle los ojos de encima a Ken.
Decidí subir a por la mochila y mi camiseta a ver si me la firmaban. Estaba bajando cuando Jack me llamó.
— Voy a morir.— me dijo cuando me alcanzó.
— ¿Por qué?— pregunté.
— Comparto habitación con Jake y James, han estado a punto de meterse guantazos tres veces.
— Así no echarás de menos a Charlie y a Luke.
— Qué graciosa.— dijo el sarcástico.— Ojalá Ken me cambie la habitación, sino los ve no sufre la tensión que yo.
— Su habitación está enfrente de la nuestra, te va a mandar muy lejos.— dije y el suspiro.
— ¿Y Jake y James?— preguntó Gwenog.— Solo faltan ellos.
— ¿Vickie no viene?— pregunté.
— Va a la semana de la moda muggle con unas amigas, se disculpa por no poder estar con nosotras.— y yo hice un gesto como que no pasaba nada ante la disculpa de Fleur.
Bajaron James y Jake mirándose con cara de odio, y con la camiseta de Inglaterra, estúpidos, Inglaterra era pésima.
Salimos a la calle, que estaba muy concurrida con gente con cocinas y banderas de distintos países, incluso vi una de Huganda.
Nos sumergimos en la marea de gente, DeDe guiaba a Ken, Jake llevaba a Pete a hombros y James poco a poco se me acercaba.
— ¿Te apetece apostar?
— Irlanda va a la final.— dije y besé la bandera que había en mi camiseta.
— Eres una traidora.— me miró divertido.
— Si llega a la final, me debes dos galleones.
— Sino llega me los das tu.— dijo dándome la mano para cerrar el trato.
No sabía como iba a hacer este verano para... Sobrevivir. Jake y James conviviendo conmigo y entre ellos un verano. Yo estaba acostumbrada a James pero, ha pasado mucho desde entonces.
Al fin y al cabo había sido agradable con James así que sería agradable con los dos pero guardando las distancias. No quiero que piensen algo que no es y acabe la casa de Fleur como un coladero.
Poco a poco fuimos entrando al estadio y nos colocamos en las gradas intermedias. Mamá había conseguido buenas entradas todo el campeonato.
El primer partido que vimos fue Hungria-Ucrania, pero ganó Hungría. Me senté entre James y Jake, para evitar cualquier pelea y tenía a Jack detrás que me iba indicando jugadas que proponer al nuevo capitán el año que viene.
Mamá y Fleur fueron a por algo de comer durante el descanso entre los dos partidos.
— Próximo partido, Huganda contra Andorra.— nos informó Albus, yo bufé iba a ser un muermo de partido.
— ¿Cuáles hay mañana?— pregunté a Albus y Pete se acercó al papel que tenía en las manos y me contesto.
— Irlanda-Suiza e Inglaterra-Suecia.— inmediatamente James me miró recordando la apuesta.
— Esos sí que valen la pena.— dijo DeDe y yo choqué mi mano con ella.
— No he entendido mucho del partido.— nos informó Ken y nos hizo reír.
— Ya hemos vuelto.— dijo mamá trayendo comida de los puestecitos ambulantes que había al rededor del estadio.
Comimos durante el descanso y yo seguí comiendo durante el partido que no fue muy emocionante ya que quedó empate aunque el jugador de Huganda atrapara la snitch. Volvemos a casa de los Weasley con ganas de más, pero esas ganas tendrán que esperar a mañana.
Fui al baño a tomar una ducha a la carrera. Pues DeDe y yo estábamos corriendo por la calle a ver quien llegaba antes. Cerré con pestillo detrás de mi satisfecha y miré la puerta con orgullo. El baño tenía una bañera pegada a unqs ventanas con unas finas cortinas que dejaban pasar la luz pero no que te vieran desde fuera. El váter se encontraba a mi derecha y el lavabo a mi izquierda con dos espejo. Uno encima del lavabo y otro a la derecha del lavabo para poder verte de cuerpo entero. Los azulejos del baño eran gris claros y todas haciendo parecer un ajedrez gigante toda la habitación.
Rápidamente me quité mi ropa y me metí en la bañera con el agua caliente. Se estaba taaaan bien allí, hasta que recordé que con las prisas había olvidado coger el pijama. ¡Eres la mejor Sam!
Busqué una toalla y la hallé debajo del lavabo donde había un mueble de madera oscura.
Abrí una pequeña raya de la puerta para ver que no había moros en la costa. Abrí la puerta y con mi ropa pegada a mi pecho empecé a andar rápido hacía a la habitación, no podía correr porque sino la toalla caería y todo sería peor.
— Vaya.— escuché a mis espaldas.
— Mierda.— dije yo al reconocer la voz.
— ¿Solo Sam te apetece hacer otra apuesta?— dijo James poniendo una mano en la pared al lado de mi cabeza y observando mi rostro de cerca.
— Vale.— dije cuanto antes acabara antes podría vestirme.
— Me apuesto lo que tú quieras que de aquí al final del verano te has enamorado de mí.— iba a burlarme de él pero había dicho algo que me interesaba.
— ¿Lo que yo quiera?— dije alzando una ceja y con una sonrisa en mi cara y el asintió con una sonrisa socarrona.— Sino lo consigues quiero que te alejes de mí para siempre.— su cara decía bien jugado pero no lo iba a reconocer en voz alta.
— Después de este verano, no vas a quererme lejos de ti.— me dijo más cerca y con mi mano libre se la tendí para cerrar el trato y alejarlo de mí.
Por fin llegue a la habitación y gracias a Merlín no estaban ni Vickie ni DeDe, sería muy incómodo vestirme delante de ellas.
Por fin vestida me dirigí al salón a dejarme caer en el sofá pero al dejarme caer aplasté a alguien. Rápidamente me levanté pidiendo perdón, pero Jake simplemente se sonrojó se sentó para que yo cupiera y dijo que no era nada. Acababa de entender que esto era más difícil para él que para mí. Ahí estaba la chica que le había dejado y tenía a James pegado intentado conquistarla, era difícil.
Mrs. Malfoy 💟