POV Ken
Durante la cena no vi a Sam, me dijo que me ayudaría a controlar los nervios. ¿Qué le habría pasado?
Decidí acercarme a Mara, ella era su amiga, debía saberlo.
— Cuando se peleó con James en Herbología la mandaron al despacho de McGonagall, y todavía no ha vuelto.— dijo ella preocupada.
Decidí ir a cenar, sería mejor tener energía para mañana y que no me faltara ninguna comida, era un laberinto, podría perderme y morir de hambre allí.
Más tarde, en la sala común la vi discutiendo de nuevo con James... Esos dos... pero el prefecto se la llevó de nuevo. ¿La habrían expulsado?
Me fui a dormir inquieto, al final acabé estudiando conjuros y contra hechizos para poder dormir tranquilo.
Al día siguiente me levanté temprano y me puse la ropa que me habían dado para el torneo, unas calzones negras con el escudo del colegio bordado en una de las piernas, con dos bolsillos donde cabían perfectamente las varitas; una camiseta de mangas largas también negra, con mi apellido en dorado en la espalda y una sudadera granate y dorada, del color de mi casa, con también mi apellido a la espalda.
Me puse el gorro, metí mi varita en uno de los dos bolsillos y con unos botines que mi madre me mandó bajé a desayunar.
Fue aparecer por la puerta y que todos me mirasen, pero no me importaba, yo iba a ganar esta prueba, iba a ganar esto, iba a hacer grande mi nombre, iba a conseguir gloria eterna. Y no me iba a dejar intimidar por unos mindundis como ellos, yo soy Ken Sanders, campeón del torneo y ellos unos simples estudiantes.
Me senté en una esquina solo y tomé hidratos y zumo de calabaza para desayunar. Mientras estaba acabando, Jack vino a por mí.
— Harry y Sam no aparecen.
—Mi hermana tampoco.— me dijo DeDe muy preocupada, era la primera vez que la veía así por su hermana.
— Estarán todavía dormidos, la segunda prueba comienza en cuarenta y cinco minutos, dejadles disfrutar de su sábado.— les tranquilicé y DeDe se quedó conmigo.
— Kenny.— me dijo con su acento francés que me encantaba.— Mi hermana no se pierde estas cosas donde puede ser la protagonista, estoy muy preocupada. Podría haberle pasado algo.
— Mis hermanos tampoco aparecen, a lo mejor están juntos. He oído que McGonagall los hizo llamar. No pueden estar más seguros que con ella.— le tranquilicé y besé su cabeza.— No le ha pasado nada, DeDe. Seguro que está bien.
Estábamos frente a las enormes gradas que vitoreaban nuestros nombres, Manon a mi izquierda y Isaac a mi derecha.
— En esta prueba, un tesoro se les ha extraído a cada uno de los campeones.— dijo McGonagall, mis hermanos eran mi tesoro, Harry era mi tesoro.— Están dentro del laberinto, donde hay criaturas que os dificultaran el camino. Los espectadores podremos ver esta prueba gracias a unas cámaras de video que nos ha dejado el Primer Ministro de Inglaterra, con la condición de televisarlo como una serie después.— siempre querían algo a cambio.— Se les entregarán las varitas de sus tesoros, para cuando tengan que salir del laberinto, puedan ayudarles.— hizo una pausa para ver si entendíamos todo.— Pero ellos no serán su única ayuda, durante esta prueba se les permite tener un compañero y éste debe asumir su responsabilidad de ayudarle y conseguir traer el tesoro sano y salvo. Señorita Clés, las damas primero.
Por primera vez en todo el torneo vi a Manon inquieta y pillada por sorpresa, se le veía en la cara que no sabía en quien confiar.
— Elijo a DeDe Weasley, señora.— dijo ella haciendo sonar su voz con fuerza y seguridad, cosa que no aparentaba.
DeDe bajó de las gradas, yo no quería que entrara ahí, iba a ser peligroso, no podía perder a nadie, no podía estar pendiente de todos a la vez.
— Señor Martínez.— llamó McGonagall a Isaac.
— Elijo a Inmanuel Krum.— dijo rápidamente, se veía que lo tenía muy claro.
La gente empezó a vitorear a Krum y yo puse una mueca.
— Señor Sanders.— me llamó la directora.— Su turno.
— Jack Sanders.— vi a Jack levantarse pero McGonagall le detuvo.
— No puede arriesgar la vida de otro ser querido, Ken. No puede elegir a ningún familiar.— Sam, seguro que ella había pedido aquello.
Me quedé pensativo, mis amigos eran muy simpáticos pero no pasaban de Troll en las notas, ¿a quién iba a elegir yo?
Como si alguien me pudiera leer la mente, James Potter pasó para subir a las gradas, él cuidaría de Sam y así podría cuidar yo de Harry y de DeDe.
— James Sirius Potter.— dije y todo quedó en silencio.
Él paró de subir y se giró.
— ¿Aceptas ser mi compañero en esta prueba?— le dije, sabía que no sabía de que iba la cosa.
— Sí.— aceptó y se acercó corriendo a mi lado.
— Bien, hechos los equipos, al sonido del cañón pueden entrar, cada uno por su sitio.— y nos giramos para las nuestras respectivamente.
Un cañonazo sonó a mi espalda y empecé a correr pero alguien me paró.
— La mejor forma de encontrar un camino en un laberinto es colocar la mano derecha en la pared derecha.— y dicho eso comenzó a acariciar la pared.
Pensaba que James no me iba a servir de mucho, pero no era tan estúpido como parecía.
Comenzamos a correr con las manos pegadas a la pared, no sé cuanto tiempo estuvimos corriendo, pero me dolían los pulmones y me era difícil correr cuando llegamos a un claro.
Estaban dentro de jaula e Isaac con un movimiento de varita sacó a Sam. Al vernos, Sam corrió a abrazarme.
— Júrame que no le pasara nada.— dijo llorando.
— Júrame que estarás bien.— le dije yo a su vez.
— Tengo ases en la manga que ni tú te imaginas.— me dijo y sonrió como si tuviera la clave para ganar el torneo y se fue con Isaac e Inmanuel.
Vi a James mirarla con pena, pues a él ni le había mirado. Corrí a por Harry, que estaba en la jaula del medio. Rompí rápidamente el candado y le di su varita a Harry. Escuché un chillido pero no supe identificar si era de Sam, DeDe, Vickie o Manon. Eso me hizo parar y ponerme en tensión.
— Cuidado.— me dijo Harry una araña gigante me saltó encima.
No me dio tiempo sacar la varita cuando James ya había usado varios conjuros y la araña se removía a mi lado. Me tendió la mano para ayudarme a levantarme.
— Salgamos de aquí cuanto antes.
Salió corriendo con su mano en la pared seguido de Harry. Me apresuré en seguirles.
Otro chillido de una chica me estaban poniendo nervioso. Comenzamos a correr más rápido, James también estaba inquieto. Llegamos a otro claro en el laberinto y allí nos encontramos todos. Una gran grupo de arañas estaban rodeando a las chicas y Vickie yacía en el suelo. James al ver a su prima en aquel estado, comenzó a atacar a las arañas con tantos conjuros que ni siquiera los entendía.
— Ken, la araña madre.— me dijo Harry agachándose. A nuestras espaldas nacía la madre de todas estas monstruosidades. Iba a saltar sobre nosotros dos cuando una nube azul la paralizo y la lanzó varias veces contra la pared hasta aplastarle la cabeza llenándonos de un líquido viscoso y verde, pero forme un escudo encima de Harry, él quedó limpio.
Vi a Sam sonreír con una mano en dirección a la araña pero no tenía varita. ¿Cómo lo habría hecho?
Krum y Vickie estaban en el suelo y las arañas se acercaban para utilizarlos en su cena.
Isaac estaba ocupado intentado que otra no le arrancara la cabeza.
Manon estaba paralizada, pero no sabía por qué, porque la podía ver respirar, Krum y Vickie sí estaban paralizados por el veneno.
DeDe estaba pegando a las arañas con sus propias manos, había perdido la varita.
Vi a James poner a Harry detrás suyo mientras Sam con esa extraña magia iba paralizando las arañas y James las mutilaba, ya fuera quemándolas o con otro hechizo que no había escuchado nunca. Entonces entendí que la única forma que teníamos de salir todos de aquí bien era trabajando todos juntos.
Corrí hacia DeDe y quemé las arañas que se le acercaban y cogiéndola de la mano rescatamos a Isaac que se había quedado sin varita porque esa araña de la había zampado.
Isaac cogió a Krum como un saco de patatas y DeDe a su hermana, que a pesar de ser más alta, DeDe la levantó en sus hombros sin dificultad alguna. Yo zandareé a Manon chillándole que se moviera o moriría. Entonces lo entendió y asintió. Corrió a Sam que nos quitaba arañas de encima a diestro y siniestro; pegó su espalda a la suya y la ayudaba.
— Voy a ir abriendo camino, James sígueme con Harry. Detrás DeDe y Isaac con los paralizados y por último Sam y Manon. ¡Vamos!
Con mi mano en la pared comencé a correr. Miré hacia atrás y vi como DeDe le entregaba a Vicki a su primo y ella cogía de la mano a Harry tranquilizándolo.
Algo saltó a mi cabeza y noté un pinchazo fuerte en mis ojos. Oí a James gritar y supongo que quitarme al bicho de encima. No podía ver... James me cogió de la mano.
— Ya queda poco Sanders. Vas a acabar este torneo como me llamó James Sirius Potter.
Seguí las instrucciones de James mientras oía hechizos y conjuros a mi alrededor.
Entonces un clamor hinchando mis oídos. Sentí unos brazos a mi al rededor y no necesitaba tener ojos para saber que eran Harry, Sam, DeDe y James.
— ¡Ken!— el gritó ahogado de mi madre llegó a mi y levanté mi cabeza pero no podía ver. Noté como algo resbalaba por mis mejillas.— Cariño, tus preciosos ojos.— la escuché sollozar contra mí.
Recuerdo despertar en una habitación, pero no veía nada. Toqué mis ojos y estaban vendados.
— Ken.— oí una voz a la izquierda que me llamaba, pero no la conocía.— Soy el doctor Murray. Estas en San Mungo. He de notificarte que hemos hecho todo lo posible para recuperar tu visión, pero es en vano. El veneno ha quemado tu retina, eso es incurable, lo siento mucho.
Nunca pensé que lo último que vería sería un monstruo, pensé que sería la habitación de mi casa y que moriría de viejo y esas serían mis últimas visiones. O peleando en una dura batalla contra los fugitivos de Azkaban o haciendo algo grande. Ahora no era más que un chico ciego, una tragedia.
— Será mejor que no llores, la herida de la cirugía todavía está fresca. Conservarás tus ojos, la gente verá tus hermosos ojos, pero tú a ellos no les verás.
Intenté calmarme, debía de ser cuidadoso para no empeorar las cosas.
— Ahora voy a salir de tu habitación y va a entrar tu familia.— me dijo y escuché pasos alejarse.
La puerta se cerró y pasados unos segundos muchos pies entraron haciendo ruido. Alguien se acercó a la camilla y me cogió la mano.
— Kenny.— me dijo mi madre.— Todo va a salir bien. Hay un colegio en los Pirineos. En Andorra. Allí envían a los magos con discapacidades. El Ministerio te ha dado la beca para asistir allí.
— Es lo mejor para ti.— apoyó mi padre.
— ¿Y el torneo? Pienso ganar este torneo. Ya me ha quitado algo muy importante para mí, pienso tener mi recompensa.
— Vas primero.— oí la dulce voz de Sam a mi derecha.— La última prueba es de inteligencia.
— Tras tu accidente el Ministerio cambió su última prueba por una en la que hay que responder acertijos.— dijo Charlie.
— Entonces con más razón voy a acabar esto.— dije incoorporándome.
— Quieto ahí, Ken.— dijo Harry.— Todavía no tienes el alta.
— Te dejaremos acabar esto, Ken. Pero primero has de recuperarte.— me dijo mi madre empujándome suavemente contra el colchón y beso mi frente.
— Volveremos a por ti.— escuché decir a Luke antes de cerrar la puerta.
Mrs. Malfoy 💟