Despierto al escuchar un sonido metálico ; la llave contra la cerradura.
Me estiro en el sofá, y miro hacia la puerta.
Eric da un respingo sobresaltado, llevándose una mano al pecho.
- Joder, no me acordaba de que estabas aquí - comenta dejando las llaves en un cuenco negro del recibidor, y lo observo revolotear por todo el apartamento - ¿ Se te ha quitado ?
- No - gimoteo enfurruñada. Hasta ahora he estado bastante bien, pero el dolor ha vuelto a empezar - es un verdadero coñazo.
- Espero que el efecto pase rápido, entonces - sonríe caminando hacia la cocina y se vuelve hacia mi. Parece ir a preguntar algo, pero después se detiene y reformula - Voy a preparar algo de comer, puedes tomar algo, si quieres.
- Sí, gracias. Y gracias por no preguntar - río acompañándolo. Casi parece un juego, aunque un juego muy doloroso.
Con la comida ya en los platos, volvemos haciendo malabarismos al sofa, y empezamos a comer.
- ¿ Has visto a Enn ? - curioseo pegándole un mordisco a mi hamburguesa.
- Estaba con su hermano, creo- se encoje de hombros quitándole importancia.
- Escogerá Osadía el año que viene - anuncio y él rueda los ojos.
- Genial, un bocazas de verdad. Al menos espero que sea como su hermano.
- Vaya, ¿ aprecias a Enn ?
- Es bueno en cuerpo a cuerpo y lo está clavando en las simulaciones, mucho mejor que la mayoría de nacidos en Osadía. Subirá puestos en la lista después de la tercera etapa, estoy seguro.No me importaría tener a otro como él.
- Uau. A propósito - me detengo para tomar un poco de agua - ¿ Se saben ya las clasificaciones de la segunda ?
- Claro, mañana las enseñarán.
- ¿ Puedes adelantarme en qué puesto estoy ? - pregunto haciendo un pucherito y él se echa a reír.
- En el quinto.
- Bien, he subido una posición. ¿ Crees que podré mejorar en la tercera etapa ? - pregunto mordiéndome el labio. No es que lo haga por mi madre, pero seguro que me dejaría en paz si estuviera en lo alto del ranking.
- Depende de tu número de miedos, y de cómo reacciones a ellos - responde mientras se lleva las cosas al fregadero.
- ¿ Cuales son los tuyos ? - me atrevo a preguntar mientras lo sigo hasta la habitación.
- Ya conoces el miedo a la traición.También está el miedo a ser el peor en todo, humillación pública, matar a alguien inocente, no ser líder, hacerme viejo y tener que abandonar Osadía, y por último tener que volver a Erudición.
- ¿ Siete, me equivoco? - cuento con los dedos enumerándolos - ¿ Eso es mucho o poco ?
-Normales se suelen tener entre diez y quince miedos, unos más y otros menos - explica abriendo el armario.
- Entonces es genial, supongo. ¿ Cual ha sido el número más bajo ? - pregunto con curiosidad.
- En los últimos años, Cuatro- responde haciendo una mueca- El legendario Cuatro.