Destinos Cruzados

Od AndySanchezCo

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"Un compromiso roto, un chico con problemas de personalidad, un casi accidente automovilístico, una heredera... Více

Prologo
1.Futuro incierto
2. Viejos recuerdos...nuevas memorias I
3. Viejos recuerdos... nuevas memorias II.
4. Mentiras.
5. F4 en acción
6. ¿La historia se repite?
7. ¿Quién es ella?
8. Mentiras piadosas... y otras no tanto
9. Sin titulo
10. La idea
11. Rumores de pasillo
12. Lagrimas
13. Situación inesperada.
14. Vacio
15. Incidentes, accidentes y otros tantos.
16. Despedidas e Inicios.
17. Preludio a una tormenta.
19. Destinos cruzados
Epilogo. No él

18. Después de la tormenta

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Od AndySanchezCo

Disclaimer: Como sabrán, ninguno de los dos dramas me pertenecen.

______________ 

Capitulo 18

Después de la tormenta.

.

.

.

Woo Bin en ningún momento perdió contacto con el sujeto que mantenía cautiva a Ga Eul, por eso, cuando el ruido de algo cayendo distrajo por escasos segundos al secuestrador, disparo. La bala atravesó a la altura del hombro el brazo que sostenía el arma, Ga Eul por reflejo se movió, evitando la segunda bala disparada en aquel momento, solo que aquella iba dirigida a su cabeza y fue disparada por el aquel asqueroso hombre.

Después le siguieron más detonaciones, una tras otra, haciendo sufrir a aquel desgraciado que había osado tocar la mujer de uno de los F4. Woo Bin abrió los ojos, impresionado, cuando instantes antes de disparar el tiro de gracia a aquel sujeto, éste en una maniobra desesperada, que se podría tildar de insólita, disparó a una indefensa Ga Eul.

Al tiempo que la última bala de Woo Bin destrozaba la mitad de la cabeza de aquel desconocido, quitándole la vida, la bala disparada por la otra arma atravesaba el abdomen de Ga Eul. El impacto y la sorpresa la hicieron retroceder, hasta tropezar con el borde de la embarcación.

–¡Ga Eul-ah! –gritaron al mismo tiempo Ji Hoo y Woo Bin, al verla caer a las aguas del rio Han.

Woo Bin no lo pensó dos veces y se lanzo al agua.

Ji Hoo lanzo el arma a un lado y corrió hasta el borde, no había rastro ni de su amigo ni de Ga Eul. Las sirenas de la policía ya se empezaban a escuchar a lo lejos y él deseo con todas sus fuerzas que entre la comitiva también viniera una ambulancia.

–¡Woo Bin-ah! ¡Ga...

–Joven Yoon Ji Hoo ¿Se encuentra bien?

–La señorita Ga Eul cayó herida al agua. Necesito qu...

Yo, bro.

El hombre recién llegado y Ji Hoo giraron la cabeza para ver como Woo Bin intentaba flotar –ignorando las muchas heridas–, aferrando el cuerpo de una inconsciente Ga Eul, o eso quería creer el violinista. Se negaba a creer que se encontraba muerta.

Los siguientes minutos fueron cual película.

Personas yendo y viniendo, el grito de policías y paramédicos, más gente, el flash de la cámara de al menos una decena de reporteros que intentaban obtener una buena toma, sangre, desesperación y mas gritos, solo que estos dados por Woo Bin que aun con su pierna herida y los nervios crispados, seguía con la mente lo más fría que podía dando órdenes.

–¡Mierda! ¿Qué esperan para moverse? Ella necesita ir a un hospital –regaño Woo Bin. Los paramédicos que le atendían intentaban inmovilizarlo en la camilla al tiempo que otros buscaban cortar la hemorragia en su pierna.

–En eso estamos joven Song, usted solo...

–¡Esta pálida!

–La señorita estará bien –aseguro el paramédico.

__________

<<Esta muerta>>

Ji Hoo se giro en la cama una vez más. Era un hombre tranquilo a la hora de dormir, pero de las pocas veces que había estado en un hospital, nunca había podido conciliar el sueño de forma sencilla.

Además, los recuerdos de la noche del rescate aun estaban frescos en su mente.

<<¡Que mierda está diciendo usted!>>

El grito de Woo Bin aun le taladraba el oído. Cuando aquel medico delgado y de marcadas ojeras declaro como muerta a Ga Eul, su amigo dio un salto y casi se voltea con todo y camilla. La impresión y la opresión en su pecho también se sentían tan real, que podía jurar que aun seguía en su cuerpo, entre el corazón y su pulmón derecho, cortándole la respiración.

Agradecía que Jun Pyo y Yi Jeong no estuvieron presentes en aquel momento o hubieran golpeado a los paramédicos. El primero había sido sacado y llevado por los hombres de su madre a un lugar seguro, para recibir atención médica; Y Yi Jeong seguía internado en el hospital.

–Ji Hoo-sunbae, su comida –Oh Ha Ni ingreso a la habitación, cargando la insípida comida de hospital y un semblante cansado y triste, interrumpiendo el hilo de pensamientos.

–¿Aun no te has ido a descansar? –pregunto él.

–Alguien debe cuidarlo. Prefiero ser yo y que su abuelo descanse. Yo aun soy joven y energética –respondió, dejando la comida en la mesita y haciendo la señal de victoria.

El violinista estaba más que agradecido con la pequeña Ha Ni. Desde que fuera ingresado en el hospital en calidad de urgencia, ella no se había despegado de su lado y del de su abuelo. Siempre estando al pendiente.

–¿Cómo siguen la cosas en el mundo real? –pregunto.

–Jan Di unnie en su casa. Su suegra no le deja poner un pie fuera de la cama, después del intento de aborto, creo que la señora Kang está actuando correctamente –dijo Ha Ni, empezando a enumerar graciosamente. –El joven Jun Pyo será dado de alta mañana junto con usted. Jae Kyung unnie sigue al pendiente del joven Woo Bin y en el caso del joven Yi Jeong, ya está estable pero a ratos esta triste y en otros se pone a gritar a todos.

–Lo sé. La noticia le impacto. Pero se pondrá bien.

A pesar de que su cuarto y el de su amigo se encontraban en pisos distintos, se entero del escándalo que Yi Jeong armo al despertar. Estaba delicado, pero el doctor miro pertinente que éste se enterara de la condición de su mano. Después del choque y tomando en cuenta los antecedentes de su mano, éstas había quedado inservible:

Yi Jeong tendría que retirarse del mundo de la cerámica.

La noticia fue un golpe al estilo de vida y los sueños de Yi Jeong, pero todos agradecían el apoyo que Ga Eul brindaba para calmar los arranques extravagantes del excasanova. Yi Jeong se volvia un manso cordero ante los ojos y palabras dulces de Ga Eul.

Woo Bin y Ji Hoo aun agradecían al cielo y todos los dioses que aquella noche habían intercedido y brindado un casi milagro.

<<Reanimada a las 01:27 horas>>

Aquella noche, mientras Woo Bin se dejaba caer derrotado, pensando que le había fallado a su mejor amigo y Ji Hoo maldecía la crueldad de la vida, uno de los paramédicos había logrado reanimar a Ga Eul. Fue toda una sorpresa y alivio saber que ella seguía viva, aunque oficialmente había estado muerta por un minuto y doce segundos.

–¿Cómo va tu espalda? –pregunto Ha Ni, volviendo a interrumpir los pensamientos de Ji Hoo.

–Ya no duele tanto, pero es gracias a mi enfermera personal –contesto, sonriendo carismáticamente, logrando sonrojar a Ha Ni.

–¡Yah! Sunbae, me avergüenza.

–Yo nunca dije que se trataba de ti.

El color aumento en el rostro de la joven universitaria.

–Lo siento... yo...

–Es broma –Ji Hoo se rio –si hablaba de ti. Gracias Ha Ni-ah.

Con delicadeza tomo la mano de ella, aferrándola con fuerza.

Desde el accidente de sus padres nunca había sentido tanto miedo hasta el enfrentamiento en el barco. Cuando lo de sus padres, él aun era un niño y era normal que sufriera de miedos. Después, la vida y la soledad lo convirtieron en una persona apática, incluso con sus amigos. Pero la noche en el rio Han, los disparos y ver tanta gente caer muerta a su alrededor le hizo temer, no por su vida, sino porque se dio cuenta que la vida se esfuma en un instante.

Temió porque en aquel momento de adrenalina y peligro varias personas vinieron a su mente.

Tuvo miedo por abandonar a su abuelo, dejarlo solo, irse antes que él y darle un sufrimiento más; tuvo miedo por sus amigos. Porque ellos siempre estuvieron a su lado y el lazo que les unía era algo más allá de lo comprensible; tuvo miedo por Jan Di, quien sin importar el drama y dolor, seguía siendo su mejor amiga. Ella lo miraba como su pilar y no era justo que cayera y la dejara sola; y también tuvo miedo de dejar sola a la pequeña Ha Ni.

Esa joven llena de bondad, inocencia, dulzura, despiste y un gran corazón. Ella era como un bebe, explorando la rudeza de la vida con solo su alma. Y él en cierta forma se sentía en la necesidad de protegerla.

Ha Ni no era como Jandi. No era el mismo sentimiento.

Jan Di es fuerte y decidida, llena de carácter y que no se deja amedrentar por nada ni nadie. Aun así, siempre metiéndose en problemas y necesitando de alguien que fuera a rescatarla. Torpe, con pocos modales y sin mucha gracia. Ese era la Jan Di que lo enamoro.

Sin embargo con Oh Ha Ni también estaba el deseo de cuidarla en toda la extensión de la palabra. Era una chica fuerte, pero tenía una ingenuidad y dulzura que Jan Di jamás tuvo ni tendría. Además tenía una belleza delicada y una voluntad de acero que sorprendió a Ji Hoo desde que la conoció.

No. Definitivamente no era lo mismo.

–Cuando salga de este lugar y me recupere. Tú y yo tendremos una cita.

–... ¡¿Qué?!

–Creo que sería una buena idea.

–Ji Hoo sunbae... yo...

–Tengo sueño.

Y dejando a una sorprendida Oh Ha Ni, Ji Hoo se giro un poco y se tapo hasta cubrir su boca.

__________

Ga Eul hizo un esfuerzo por sentarse acomodarse mejor. La bala le había perforado una parte del intestino delgado, musculo, venas y algunas cositas más, pero relativamente ya estaba estable. No podía probar comida, tan solo se alimentaba vía intravenosa, pero eso era lo de menos: Se alegraba de sobremanera de seguir viva. Viva y con aquel hombre que le había robado el corazón.

Cuando recibió el balazo y cayó al agua ya había perdido toda esperanza de salir con vida y sabia que estuvo muerta por escaso tiempo, incluso aun le costaba un poco creer su buena suerte.

Por eso, aun y con su herida, no podía evitar sonreír y sentirse la persona más dichosa del mundo.

–Ga Eul-ah... –lloriqueo Yi Jeong. –Creo que un beso me haría feliz.

–Compórtate Yi Jeong-ah. Además, me acaban de cambiar las vendas, no debo moverme.

Yi Jeong y Ga Eul compartía habitación, en parte por capricho de él y en parte porque ella era la única que calmaba y soportaba el mal humor cuando recordaba que ya no podría trabajar la cerámica. El joven So se recuperaba saludablemente, pero aun le quedaba una temporada ligeramente más larga que el resto en el hospital.

–Ga Eul-ah...

–¿Si?

Yi Jeong sonrió, realmente contento.

–Te amo Ga Eul-ah. Nunca me dejes. Nunca.

–Nunca te dejare, porque yo también te amo Yi Jeong-ah.

___________________

¿Los asuste? Yo se que sí. Estuve muy tentada a matar a GaEul en la historia, pero al final, decidí que con dejar a Yi Jeong sin su cerámica, seria suficiente castigo. Ademas en aquellos tiempos cuando escribí la historia, una amiga me hubiera acosado por el resto de mis días si llegaba a matar a la chica jejejeje.

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