Eh, Potter!

By mrsmalfoy8

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Sam Sanders es la única hija de una exjugadora de las Arpías de Holyhead, cuando va a Hogwarts coincide con J... More

Capitulo 1
Capítulo 2
Capitulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5. Alice y Luke
Capítulo 6. Las fotos de James
Capítulo 7. Demos comienzo al Torneo de los Tres Magos
Capítulo 8. El cáliz de fuego
Capítulo 9. El fantasma de la enfermería
Capítulo 10. El equipo de Quiddich
Capítulo 11. La primera prueba
Capítulo 13. El laberinto de acromántulas
Capítulo 14. El castigo
Capítulo 15. La sucesora de Cupido
Capitulo 16. Un dia perfecto (?)
Capítulo 17. El beso de James
Capítulo 18. La caja de musica
Capitulo 19. El baile
Capitulo 20. El despacho de McGonagall
Capitulo 21. La segunda prueba
Capítulo 22. La última prueba
Capitulo 23. La despedida
Capitulo 24. El mundial
Capítulo 25. La apuesta
Capítulo 26. Irlanda vs Francia
Capítulo 27. Eh, Potter!
Capítulo 28. Fin del verano
Capitulo 29. Hogwarts
Capitulo 30. La verdadera historia de Sam
Capítulo 31. Un nuevo comienzo
NUEVA NOVELA

Capítulo 12. Mandrágoras

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By mrsmalfoy8

El lunes por la mañana me despertó Alice y la miré con mala gana, estaba cansadísima, el día anterior estuve intentando hacer magia con la derecha, pero no me salió mejor que a un chico de primero nacido de muggles.

Un poco más y me da por arrastrarme hasta la ropa, los párpados se me iban cerrando poco a poco, Mara tuvo que darme un toquecito en el hombro para que acabara de meterme en la túnica.

Últimamente había comenzado a hacer más frío así que me puse también mi bufanda y bajamos a desayunar.

Me manché como tres veces intentando comerme mis cereales. Estúpido brazo, ¿por qué tuviste que partirte, eh? Luke se reía de mí cada vez que intentaba llevarme algo a la boca, yo le echaba miradas de asesina, pero le daba igual.

Muchos de los profesores me dijeron que no asistiera a sus clases hasta que tuviera bien el brazo, entre ellos el señor Malfoy, quizás porque tiré todo de la mesa cuando me giré a pedirle un ingrediente a la chica de Huffelpuf de detrás de mí. Otro de ellos fue el señor Potter, que nada más verme entrar me dijo.

— Sanders, ve a la biblioteca, así no puedes usar magia, puede ser peligroso para todos nosotros.

Pasé el tiempo en la biblioteca, donde veía pasar a la gente mayor que yo de todas las casas y escuelas. También llegué la primera al gran comedor, porque, principalmente, el aburrimiento, que era colosal en aquella biblioteca, me daba hambre.

— Cada vez que te veo vas a peor, Sam.— me dijo Isaac sentándose a mi lado.

— No puedo evitar llamar la atención.5 le dije con una sonrisa.

Poco después llegó Krum y no sé por qué, me puso nerviosa su llegada y no me salía la voz, así que me limité a saludarle con la mano.

— Sam, hay reunión de cada casa tras la comida, con suspensión de clases y actividades extraescolares.— me dijo Mara sentándose a mi lado y dejando sus libros sobre la mesa.

— Tenéis que aprender el Baile de Navidad.— dijo Krum como si fuera obvio.

— ¿El qué?— preguntamos las dos a la vez.

— Todos los años que se ha celebrado el torneo, el Navidad se ha hecho una gran fiesta y todos los alumnos deben bailar el baile que bailaban los fundadores.— explicó él.

—Y los ganadores abrimos el baile.— acabó Isaac.

—¿Realmente te imaginas a Longbottom bailando?— le pregunté a Mara y ella estalló en carcajadas.

— Mi padre dice que él es un gran bailarín, que cuando él participó en el torneo, Neville Longbottom triunfó en la pista de baile.— nos dijo Krum.

Estuvimos hablando sobre el baile durante la comida, mientras yo intentaba comer como una persona normal, pero Mara acabó cortándome la comida porque sin dos manos es imposible. Subimos a ver cómo era eso que decían Isaac e Inmanuel.

En la sala común había una hoja colgada que decía que había que ir a la torre del quinto piso, porque allí habría el espacio necesario para la reunión.

Creo que ahora sé por qué no ponía "preparación para el baile", y es porque los chicos no se presentarían y dejarían en vergüenza a la escuela. Subimos a aquella torre, como indicaba el papel, había un gran espacio en el centro y sillas a ambos lados de la sala.

— Qué bueno que hayáis llegado pronto.— nos dijo el jefe de nuestra casa.— Sentaos a la derecha y a todas las chicas que veáis decidles que se sienten allí.— entonces reparó en mi brazo e hizo una mueca.— Tú solo, Tú solo observa. ¿De acuerdo señorita Sanders?— y yo asentí y fuimos a sentarnos.

— ¿Dónde esta Alice?— le pregunté a Mara, cayendo ahora en que me faltaba su presencia.

— Se fue con tu hermano, que quería enseñarle algo y no han ido a comer.— me dijo ella.

Mientras la gente iba llegando me contó lo que habían hecho en clase, y por lo visto en Herbología, habían transplantado mandrágoras otra vez, pero que esta vez no le han dicho una razón discutible, solo que era necesario ver si realmente habían aprendido bien. Eso sonaba mal, ¿qué estarían tramando los profesores?

Poco a poco la sala se llenó y también vino la señora Conners, para darle al megáfono.

— Desde tiempos inmemorables, desde el comienzo del Toneo, se realiza un baile de Navidad. La chica.— dijo señalándonos a nosotras.— es un cisne que se prepara a volar y el chico.— dijo ahora señalando a la otra parte.— es un León que acaba de despertar. Debéis aprender bien este baile, nuestra casa se ha ganado la simpatía del colegio de Beauxbatons por la gracia en la ejecución de este baile desde hace dos mil años, y no vamos a dejar que lo estropeáis.— dijo él en un tono muy serio.— Bien, señorita Jordan, ¿le importaría acompañarme?— le preguntó a Julie Jordan, nuestra comentarista de Quiddich, que quedó perpleja y se levantó para ir con el profesor.— Los chicos debéis poner la mano en la cintura de la chica.

— ¿Perdone?— le dijo Julie separándose de él pero el la volvió a acercar.

Nos estuvimos riendo de Julie mientras hacía ese baile raro, sobre todo por la cara que ponía Longbottom al bailar, era muy graciosa. Luego llegó el momento incómodo de la tarde, del que gracias a Merlí, yo me libré.

Tuvieron que ponerse chicos y chicas en pareja, aunque lo más gracioso fue ver a Mara bailar con un chico pequeño de primero que no podía elevarla ni hacerla girar, y se tenía que agachar. También fue gracioso ver la cara de James cuando rotaron las parejas y le tocó con Ingrid Ferbus, la chica robusta de granos en la cara, y que tampoco pudiera levantarla. Pero lo mejor era ver la cara de Ken, que tendría que abrir el baile de Navidad, muy concentrado en aprender el baile y sin importarle quien fuera su pareja.
Al final, yo me sabía la coreografía mejor que muchos de los que estaban bailando. Por fin, el profesor dio acabada la reunión y nos pidió que practicasemos para no dejar a la casa en evidencia.

— ¿Sabes lo que he estado pensando mientras bailaba con ese amigo de Harry?— me preguntó Mara y yo negué con la cabeza.— Que si es un baile nos va a hacer falta una pareja. ¿Y si nos quedamos sin pareja?

— Mara, no nos vamos a quedar sin pareja, no te empieces a agobiar como haces con todos los bailes todos los años.— le dije mientras subíamos a nuestra torre por los pasadizos.

— Pero este no es UN baile, es EL baile. En este no podemos ir con cualquiera, tenemos que ir con alguien especial.

— Yo voy a esperar que alguien me lo pida. Y sino, pues ya me agobiaré. No te preocupes, ya te caerá alguna buena oferta.

En la habitación, mientras intentaba ponerme el pijama, Mara le dijo su pensamiento sobre el baile a Alice.

— Yo es que voy a ir con Luke.— dijo ella encogiéndose de hombros.

— Claro, tú lo tienes fácil.— se quejó Mara y se tumbó en la cama suspirando desesperada.

— Mara, no han pasado ni veinticuatro horas que sabemos esto.— le dije yo, que ya había conseguido ponerme la parte de arriba del pijama.— Dales tiempo a los chicos para asimilar que tienen que pedírtelo. Y no se te ocurra pedírselo a nadie, entonces te verás desesperada.— le dije yo.

— En eso lleva razón.— dijo Amelia. Ella no es que fuera mi amiga, pero tampoco es que me cayera como Tina.— Si te ven desesperada te harán vacío.

— Tampoco sé que me voy a poner.— se volvió a quejar y esta vez fui yo la que expulsó todo el aire de sus pulmones.

— Mara, corazón, falta mes y medio para el baile, te agobias demasiado.— le dijo Alice.

— Eso lo dices por que tú vas con alguien ya. Tienes la mitad del problema resuelto.— y volvió a empezar.

Decidí meterme en la cama y dormirme, se pone muy pesada con estas cosas.

Al día siguiente me volvieron a sacar a la biblioteca y no pude saber si alguien se lo pedía a Mara o si mis hermanos, quitado a Luke, obviamente, se lo pedían a alguien.

Ya iba acabándome la primera novela de la mañana cuando escuché que me llamaban con un ruido.

— Psssssss.— me giré pero no vi a nadie.

Solo veía una mano que me hacia señas de ir tras unas estanterías. No sabía sí fiarme mucho o no. Pero estaba aburrida, así que un poco de emoción no mataría a nadie. Dejé el libro abierto sobre la mesa y me levanté intentando no hacer mucho ruido. A cada paso que daba, el suelo de madera crujía, maldito suelo viejo... Por fin, llegué tras la estantería y allí estaba mi amigo Inmanuel, sentado escribiendo.

— Hola, ¿has sido tú quien me ha llamado?— le pregunté.

Él miró sospechosamente a su al rededor y me indicó silencio y que me sentara a su lado.

— Sí.— me dijo.— ¿Te importa acompañarme?

— Claro que no.— le dije.— Voy a por mi libro.— dije levantándome pero me cogió por la mano y me sentó de nuevo.

— No me refiero a ahora. Siempre malinterpretas mis preguntas.— dijo con una sonrisa nerviosa.— Me refiero si me quieres acompañar al baile. Quería ser el primero en pedírtelo.— eso me dejó a cuadros, ¿qué le respondía?

— Ehhh.— fue lo único que fui capaz de decir.

— Si quieres piénsatelo. Pero sino quieres dímelo pronto para buscarte una sustituta.— cada vez que me hablaba me ponía más nerviosa y yo asentí con la cabeza y volví a mi sitio.

A la hora de comer, como otra vez con los de Dumstrang.

— ¿Ya sabes a quien se lo vas a pedir?— le pregunté a Isaac.— No puedes ir con cualquier chica, eres un campeón del torneo.

— El caso es que tengo pensada a una, pero claro, a penas se fija en mí y no se si realmente querrá venir conmigo o si ya se lo han pedido.

— Arriésgate.— le dijo Mara mientras me cortaba la carne.

— Vale.— dijo y tomó aire.— ¿Mara, quieres acompañarme en el baile?— ella dejó los cubierto, o más bien se le cayeron, en el plato, se quedó mirando el plato con la cara atónita.

— Eh... Esto... ¿Yo? ¿Estás seguro de que quieres ir conmigo?— le preguntó tartamudeando.

— Desde el momento en que te conocí.— le dijo él seguro de sí mismo. Yo me limité a pinchar patatas fritas y a ver como se miraban pero ninguno contestaba y como los amigos de Isaac hacían como yo.— Tampoco tienes...

— Claro que te acompaño Isaac.— dijo ella con una sonrisa y vi a Isaac respirar aliviado.

— Menos mal que has dicho que sí. Me habría llevado un gran palo si hubieras dicho que no.— dijo él sonriendo.

Durante el resto de la comida estuvieron hablando ellos dos para conocerse más y me pareció como un déjà vu de cuando Alice estuvo en mi casa.

— Oye.— les interrumpí.— ¿Qué habéis hecho hoy en clase?— pregunté antes de que se me olvidase.

— Longbottom nos ha vuelto a hacer transplantar mandrágoras y ver sus propiedades. Hemos ganado veinte puntos hoy solo con eso.— otra vez mandrágoras... Qué raro.— Flitwick nos ha enseñado conjuros climatológicos y McGonagall nos está enseñando a cambiar de color partes de nuestro cuerpo para poder infiltrarnos en algunos sitios.— no sé por qué todo aquello me sonaba a que tenían relación entre sí, y tenía curiosidad de por qué.

— Ah, de acuerdo. En ese caso, dentro de una semana necesitaré todos tus apuntes de clase.— le dije con una sonrisa mientras me acababa el pudding.

Por la tarde estuve pensando en un plan para averiguar que se traían los profesores entre manos, hasta que caí que para hacerlo necesitaba algo que tenía James y para ello debía hacer las paces con él.

Estaba en el patio cuando le vi pasar y le llamé.

— Dime, Solo Sam. Pero algo rapidito, tengo clase ahora.

— Necesito que me dejes tu capa invisible.— le dije así de sopetón.

— De acuerdo, pero tienes que incluirme en lo que vayas a hacer, y se la tengo que pedir a Teddy, se la presté el otro día. ¿Para cuándo la necesitas?

— Esta noche, a las once y veinte en el pasillo del despacho de Longbottom.

— Vale, allí estaré.— me dijo y se fue a clase.

Me resultó extraño que no me hiciera pedirle perdón o suplicarle, muy pero que muy raro. Volví a la biblioteca y cogí varios libros en busca de lo que me hacía falta, arranqué una hoja (pobre de mí si me viera Mara hacerle eso a un libro) y subí a mi habitación que estaría vacía.

Cogí mis cosas de Pociones y me senté en el suelo de la habitación a preparar la poción que había arrancado del libro de la biblioteca. No tardé mucho, sólo una hora, por lo que pude seguir mi plan y bajar a la primera planta.

Busqué la cocina y, dentro, donde muchos elfos estaban cocinando busqué la comida de los profesores. Le pedí a un elfo que le echara la poción a la comida del nuevo Flinch, que era para una investigación y lo hizo sin rechistar, el pobre sólo quería acabar su trabajo.

Volví a la biblioteca a trabajar mi coartada. Me senté donde más gente había y me puse a leer un libro sobre Herbologia, buscando el capítulo que hablase sobre qué seres fantásticos podrían hacer algo que curara la mandrágora. Finalmente lo encontré y, disimulsdamente, volví a arrancar una hoja de un libro. Volví a la habitación y fui al baño a lavar los utensilios que había usado para la poción. Y guardé todo y me cambié de ropa para bajar a cenar.

Continué con lo que solía hacer desde que me faltaba la movilidad de un brazo, bajar a comer temprano.

Tras la cena, en la que a penas participé y estuve evitando la mirada de Krum, subí y me puse el pijama encima de la ropa y me metí en la cama.

— Sam, hoy a penas te he visto.— dijo Ali sentándose en mi cama.— ¿Qué has hecho?

— Aburrirme, incluso me he quedado dormida sobre un libro en la biblioteca.— le dije.

— ¿No habrás llenado de babas ningún libro no?— me preguntó Mara con cara de horror y yo negué con la cabeza.

— Bueno, ¿alguna novedad sobre el baile?— no les iba a contar lo de Krum, así que esperé a que Mara contara lo de Isaac.

Efectivamente fue lo que hizo, se lo contó sin saltarse un detalle de conversación.

— Por lo menos te lo ha pedido el que te gusta.— dije chinchándola y se puso roja.

— A ver a mi no...— empezó a decir pero se interrumpió ella sola.— Bueno, en verdad me gusta desde que nos enseñaste su foto en la heladería del callejón.

— Lo sabía.— le dije yo.— Chicas yo me voy a dormir.— dije a ver si se dormían ella también.

A las once menos cuarto de la noche, me levanté sigilosamente y me quité el pijama. Me puse unos botines  muggles que me regaló Alice por mi cumpleaños y salí de la habitación cerrando la puerta con cuidado.

Bajé las escaleras varita en mano y con sumo cuidado, extremando las precauciones. Ken estaba frente al fuego, observando lo que había cogido de la cueva y suspirando. Intenté pasar por detrás de él sin que se diera mucha cuenta, pero sin éxito, tenía buenos reflejos.

— ¿A dónde vas zanahoria?— me preguntó, mierda.

— Voy a....—empecé a decir, pero el se levantó y empezó a decir que no con el dedo.

— O te vas a la cama o te acompaño.— me dijo dándome un ultimátum.

— Pues tendrás que venir conmigo, porque no puedo quedarme. Es crucial que haga esto hoy.

— No vais a vagar por el castillo de noche sin mí.— dijo Jack apareciendo de detrás del sofá. No sé como no me había visto escondido allí al pasar.

_ Ea, ¿alguien más se va a apuntar a la fiesta?— pregunté a la sala retóricamente.

— Yo, esperadme.— dijo Luke terminando de bajar las escaleras.

— ¿Por qué os habéis puesto de acuerdo para espiarme?— dije con una mueca.

— Porque desde que te fuiste de mi fiesta estamos preocupados.— dijo Ken y yo sólo puede suspirar y girarme para comenzar a caminar.

Comenzamos a buscar el despacho de Longbottom cuando...

— ¿Qué vais a una reunión familiar y no me avisáis?— nos dijo una voz a nuestras espaldas.

Vi reflejarse la luna en las gafas del inconfundible Charlie que llevaba un montón de libros bajo el brazo derecho.

— No sabemos a dónde va, así que vamos con ella.— le dijo Ken.

— Pues me apunto.— dijo feliz y se unió a nosotros.

No tenía previsto el plan para tantas personas, pero supongo que podía improvisar algo.

Cuando llegamos James y Teddy estaban en la puerta.

— James, dijimos que venías solo.— le reñí.

— Insistió en venir y es como mi hermano, pero veo que tu estás peor.— dijo mirando a mis hermanos.

— A ver, el plan era sólo para mí, pero tú tuviste que entrar así que lo cambié para dos. Pero no creo que siete personas quepan dentro de tu capa.— y él negó con la cabeza.— Bueno, hoy hay una reunión a las doce aquí, para qué, eso he vendió a averiguar. Porque tantas mandrágoras me dan mala espina. He buscado información y podrían usarlas para detener: o bien un ataque de basilisco indirecto o bien el veneno de una acromántula o bien para dormir a muchos seres mágicos. Ken, tu vienes con nosotros, a lo mejor se trata de la siguiente prueba.— dije pero Ken me interrumpió.

— Se supone que tengo que descifrarlo, pero cada vez que abro esta caja de música sólo escucho una profunda voz que dice cosas incomprensibles.— dijo él desesperado.— ¿queréis escucharlo?— dijo sacando el armatoste de su bolsillo.

— Aquí no.— le dije y seguí con el plan.— Jack y Teddy os quedaréis aquí vigilando después de que entremos por sí pasa algo.— dije señalando la puerta contigua a la del despacho.— Charlie y Luke, id a despistar al profesor de guardia, del nuevo Flinch me ocupé yo antes. Venga, manos a la obra.— dije mirando el reloj que le había quitado a Amelia.

Siento dejaros con todo el drama, pero el capítulo se me estaba haciendo bastante pesado ya.
Espero que os esté gustando la historia y que disfrutéis leyéndola tanto como yo escribiéndola cada día.

Abrazos de oso 🐻 mrs. Malfoy

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