I like what is wrong {Camren}

By Lauren5Hpasiva

640K 32.5K 3.5K

Título en español: Me gusta lo que está mal. Yo era un desastre. Ella era perfecta en todo sentido. Éramo... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26 -Parte 1
Capítulo 26 - Parte 2
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44 - Final.
Epílogo

Capítulo 4

19.6K 1K 144
By Lauren5Hpasiva

La vi acercarse a mi camioneta, tenía una campera abrigada enorme, era quizás cuatro tallas más grandes que la suya. Rodeó el auto y se subió algo incómoda por la ropa y sonreí viéndola.



-Hola. -Dijo acomodándose en el asiento. -Vaya coche tienes. -Dijo por fin quedándose quieta. Me acerqué a ella, con la intención de robarle un beso, pero fue rápida corriendo la cara, terminé por dejar un beso en su mejilla. Había extrañado su perfume, tenerla cerca, la había extrañado a ella.



-Hola, princesa. ¿Hace frío que te abrigaste? -Me gané un golpe en el brazo, de igual forma me reí mientras comenzaba a conducir.



En unos quince minutos estuvimos en el muelle, Camila había estado muy callada todo el camino, no dije nada solo me dediqué a conducir y mirarla cada vez que podía.



-¿Quieres comprar comida? Yo no he cenado. -Le dije mientras caminábamos por la acera mientras veíamos la playa algunos metros más abajo.



-Está bien. -Dijo caminando un poco más rápido para ponerse a mi lado.



-Quiero una hamburguesa con papas y... -Miré a Camila esperando que decidiera.



-Una ensalada. -El chico me miró un momento. Quería reírme, pero no podía. ¿En serio estaba pidiendo una ensalada a un puesto de comida rápida en la calle? Me giré otra vez a Camila y le susurré:



-No venden eso aquí, puedes pedir una hamburguesa, un sándwich o... -Negó poniendo una mano delante de ella.



-No. No. Gracias. No quiero nada. -Murmuró acariciando su lóbulo de la oreja con sus dedos. Sus mejillas estaban tomando un color rosado y sonriendo (aguantándome la risa) le pedí sólo lo mío a aquel chico que amablemente asintió.




-¿En serio no quieres? -Le pregunté con la boca llena, acercándole la hamburguesa a su boca.



-Que no, Lauren. -Se apartó frunciendo el ceño.



Le tenía asco a la comida de los puestos de la calle porque según ella podías enfermarte con eso o algo.


Mientras comía me miraba o miraba a la playa, al muelle, miraba a la gente que pasaba detrás nuestro sobre la acera. Nosotras estábamos en el césped cerca de la playa sentadas. En cambio yo, tenía mi vista solo en ella. Se veía hermosa, ya sé que cada vez que la veo digo lo mismo, pero el verla con esa campera enorme, guantes en sus manos, pantalones de jeans negros y sus cabellos algo despeinados por el viento la hacían perfecta, hermosa, adorable. La quería abrazar. La quería cuidar, proteger, llevármela lejos sólo para mi y mucho más cada vez que recordaba que le sucedía algo, pero no quería preguntarle qué le pasaba, quizás ella no quería hablar conmigo o le molestaba que le preguntase. No lo sé, yo sólo quería poder seguir viéndola por mucho tiempo más.



Mientras estaba embobada mirándola se dio cuenta de eso y nuestros ojos se cruzaron un momento.



-¿Quieres una papa? -Negó apoyando sus codos sobre sus piernas, estaba sentada como un indio sobre el césped, frente a mi. -¿Una? -Negó. -¿Media?



-Que no, no quiero. -Me encogí de hombros.



-¿Quieres un beso mío? -Rodó los ojos sonriendo. Me lamí los labios para luego beber de mi lata de Coca-Cola, sin darme cuenta, bajo su mirada y una pequeña sonrisa. -¿Qué me ves?



-Nada. -Le acerqué otra vez la hamburguesa. -No quiero, come tu.



-Un poquito, por favor. -Hice puchero y soltó una risita, luego miró la hamburguesa. -Vamos, sólo un bocado.



-Está bien. Sólo... Sólo un bocado y ya, ¿bien? -Asentí. Le acerqué la hamburguesa a los labios y delicadamente dio un mordisco.



-Sé que las princesas comen caviar, pero no estuvo mal, ¿Eh? -Levantó un dedo indicándome que esperara un momento mientras tragaba.



-Deja de decir esas cosas, sí he comido hamburguesas antes, ¿ok? Eres idiota. -Me hice la sorprendida poniéndome una mano en el pecho y abriendo la boca en forma de O.



-¿Quién ha sido la que pidió ensalada en un carribar? [Carribar es una forma de decirle a los puestos de comida de la calle, por si no entendieron] -Se rió en voz alta cubriéndosela boca. Tenía un poco de mayonesa en la comisura de sus labios y se la quité con mi pulgar, luego me lo llevé a mis labios para chuparlo.



-¿En serio hiciste eso? -Hablo sin expresión en su rostro. Asentí y sin decir nada, dejé lo que quedaba de la hamburguesa a un lado, me di la vuelta sobre el césped y me acosté dejando apoyada mi cabeza entre sus piernas. Se asombró un poco al verme, pero no se quejó, ni dijo nada. Flexioné mis piernas para estar mejor y ella levantó ambas cejas viéndome. -¿Estas cómoda?



-Necesito que me abraces un poco y ya estaríamos mejor. -Sonrió acomodando mejor mi beanie negro que llevaba puesto. Subió más el cierre de mi campera para que no tuviera frío, luego dejó sus dedos debajo de mi cuello apenas rozando contra mi piel. Era la primera vez que se mostraba así de cercana conmigo, aunque su roce era apenas, me limité a verla desde abajo mientras disfrutaba de sus leves caricias en mi barbilla. -¿Cómo se hace para que alguien que te gusta tanto deje de gustarte?



-No lo sé. -Se rió mirando hacia arriba un momento. Le vi una marca en su cuello, era un corte.



-¿Qué te pasó ahí? -Se levantó la bufanda que tenía puesta para que no la viese.



-Nada. Me he caído. -Negué sin creerle.



-También vi la que tienes en la mano. Es un golpe. ¿Qué te pasó? -Suspiró mostrando enojo de repente. Ahí estaba la chica de siempre. Así era ella.



-Dije que nada. -Su tono se había vuelto firme. Me levanté del piso y recogí la basura que había dejado, los restos de comida y el vaso, fui al cesto más cercano que había allí y lo deposité dentro.



Al girarme me di cuenta de que Camila también se había levantado y se quedó viéndome parada en su lugar. No sé porqué sentía que se asustaba o le preocupaba que me enojara, aunque no lo hacía, sólo me molestaba que no confiara en mi.



-¿Ya nos vamos? -Preguntó casi en un susurro. Intentó no mirarme, pero por un segundo nuestros ojos se cruzaron y algo en ellos me preocupaba. Tenía apenas brillosos esos orbes marrones que tanto me gustaban. Quizás quería llorar.



-Ven. -La tomé de la mano y me permití enlazar nuestros dedos mientras ella caminaba a mi lado en silencio. Aunque mi mano era más grande que la suya, tan pequeña y delicada, encajaba perfectamente con la mía.



Caminé de su mano hasta llegar al muelle, aún sin decir nada fui hasta el final de uno de los puentes de madera que usaban las personas para ir a pescar en ese lado del mar. Había viento, el invierno no llegaba completamente, pero ya hacía demasiado frío, mucho más en las noches.



Solté su mano y miré el reflejo de la luna en el agua, era hermoso. Me encantaba aquello.



Sentí como ella tomaba con sus dos manos mi izquierda y me giré a verla. Sus cabellos estaban despeinados por el viento, se los hice a un lado y le coloqué sobre su cabeza el gorro que tenía su campera, tenía un borde de polar y me causaba ternura verla con eso.



A veces me asustaba todo lo que me hacia sentir.



-No tienes guantes. -Dijo abriendo su campera. -Mete tus brazos aquí. -Negué. Por más que me encantara la idea de abrazarla como escusa de tener frío, no era momento.



-Estoy bien. Cierra que tomaras el frío. -Le dije poniendo mis manos sobre las suyas que permanecían en el cierre, subiéndolo hasta el final. -Hey... Mira, yo no...



-Fue un accidente. -Me interrumpió. Bajó su mirada a sus pies acompañando la acción con un suspiro. Metí mis manos en los bolsillos de su abrigo y tiré un poco de ellos acercándola a mi. -Cuando llegué de la fiesta y entré a casa ellos estaban ahí y me gritaron. Me pidieron explicaciones y se las di, les dije que había salido. Las cosas desde ese día están tensas porque me tratan mal, no confían en mi y... y hace unos días llegué tarde de la universidad por las clases y no me creyeron, mi madre me gritaba en mi cuarto, yo quería irme, salí de allí con ella siguiéndome y estaba casi encima de mí y me caí de las escaleras. -Fruncí el ceño. -Quería irme, estoy cansada de que me traten como si tuviera dos años.



-¿Dónde te has lastimado? ¿Estás bien? -Asintió aún sin mirarme.



-No fue nada, lo prometo. -Dijo sonriendo tristemente mientras se acomodaba el cabello suelto en su rostro detrás de la oreja.



-No les dijiste de mi, ¿verdad? -Negó tomando mis manos con las suyas dejándolas en nuestros costados. A eso me refería sobre el miedo que creí que tenía, cada vez que hacia algo que creía que estaba mal, buscaba darme afecto, como hace minutos atrás.



-Ellos van a alejarte de mi. Yo ni siquiera sabía que... No soy... No... No sé que me pasa, ¿entiendes? Ellos van a odiarme si saben que... -Su voz se fue apagando de a poco. Yo entendiendo que quería decir. Me ponía triste saber que se sentía así, pero también me hacía feliz saber que quizás le pasaba algo conmigo. Sin embargo, me sentía mal sobre todo.



-Es porque soy yo. Porque soy una mujer y porque soy un desastre. Quizás si no fuera yo no sería como piensas y ellos no tendrían problema. Cualquier persona es mejor que yo. Y está bien, no te preocupes. -Frunció el ceño negando.



-No. A ellos cualquier persona les vendría mal. No te conozco mucho y... y ese es mi miedo más grande, porque no se nada de ti y me... Tu...



-¿Qué? -Se me escapó una sonrisa. No dijo nada, en cambio suspiró viendo hacia un lado, su mirada más triste que antes y me sentí una idiota. -Camila...



-Te estas riendo. -Apreté los labios.



-No. No. Es que... ves que soy idiota. Me río de todo. Es que no puedo no hacerlo. Estoy nerviosa, y estas aquí y... -Me mordí el labio para callarme. Intentó soltar mis manos, pero sólo le solté una, porque a la otra la llevé a su mejilla. -Sólo no me alejes de ti. Por favor... No se que me pasa contigo, pero si tengo que ser tu amiga, no lo se, una compañera de la universidad o algo, lo seré, pero no te alejes.



-Tu no lo hiciste aún así cuando yo fui una idiota contigo. Y no lo haría. -Murmuró viéndome a los ojos. Su respuesta sorprendiéndome, pero me hizo sonreír estúpidamente.



-Es que tengo una obsesión con las idiotas. -Se apartó dándome un golpe en el hombro y me reí abriendo su campera para luego envolver mis brazos en su cintura. Literalmente, estaba contra mi cuerpo y me gustaba que no hiciera nada para alejarse. -Pero tu eres mi favorita, ¿sabes? -Le dije viendo sus labios. Me moría por probarlos y esta vez no tenía forma alguna de alejarse, tampoco creo que quisiera hacerlo porque sus ojos estaban fijados en mi boca.



-¿Por qué yo? -Levantó una mano para ponerla en mi mejilla, que estaba bastante fría por el viento que había, sus guantes me daban calor y se sentía bien.



-¿Por qué tu? -Respondí. Asintió.



-Si, por qué yo cuando hay miles de personas allí. Cuando sé que podrías tener a quien quisieras... te fijaste en mi. -Me escogí de hombros.



-Me pregunto lo mismo. -Asintió. - Era broma. -Besé su mejilla suavemente para luego quedarme cerca de sus labios. -En realidad... Me gusta como eres. Pero, para ser específica, me gusta tu sonrisa, tus ojos, me gustas tu, lo delicada que eres con todo, creo que... tienes razón, somos muy diferentes, pero me gusta lo diferente, me gusta que seas difícil de tener. Sé que en algún momento pensaste que quizás esto está mal, y en mi mundo no, pero el tuyo si, y es difícil, ¿sabes? Lo entiendo, porque lo pasé, lo vivo cada día desde hace siete años. Yo no quiero que tu pases por lo mismo que yo, por mi, no quiero que esto arruine la relación que tienes con tus padres, ni que tengas una bola de pensamientos en tu mente. Te pasa eso, ¿no? -Asintió sin detener sus caricias en mi mejilla. -Pero soy egoísta. -Susurré. -No quiero alejarme de ti, Camila. -Junté nuestras frentes. -Yo quiero estar para ti. De cualquier forma, pero quiero estar. Llevo casi tres meses intentado poder hablar así contigo...



-¿No tienes miedo? -Murmuró con cuidado.



-Sólo de que te alejes... Soy un desastre, pero puedo intentar ser mejor para ti, quizás, no lo se, yo...



-No tienes que cambiar nada. Nunca. Por nadie. -Me puso el gorro de mi campera sobre mi cabeza y sonreí apenas viéndola. -Y si esto esta mal... Me gusta lo que está mal.



-Te gusta lo que está mal. -Repetí y se encogió de hombros lentamente. -No sé en qué quedamos después de todo, pero por el momento te voy a besar.



Y la besé.



Atrapé primero su labio inferior entre los míos succionándolo con pasión y lo recorrí con mi lengua. La sentí suspirar y como su cuerpo se relajó entre mis brazos.


Sus brazos se envolvieron en mi cuello con algo de dificultad por el enorme abrigo que tenía, sumando que era algo torpe, pero aún así, besaba bien, demasiado bien. Atrapaba mis labios una y otra vez sin apuros, pero lo hacía segura.

Quería esto con ella, estaba segura, y me aterraba un poco, nunca había sentido esto de querer tener a alguien como sea, de querer cuidarlo, de demostrarle que me importaba, porque a mi nunca nadie ni nada me importó de la misma manera de que me importaba ella.

Todo había pasado rápido, si, ni siquiera se cumplían tres meses desde que la había visto, pero yo ya estaba estúpida por ella.



Sabía que Camila tenía miedo, que tenía miles de cosas en su cabeza y que le preocupaba mucho sus padres, que era totalmente diferente a mi, pero podía aprender, quería aprender y así poder estar a su nivel, por así decirlo, para poder estar con ella, que no se aleje, hasta quizás (tenía la esperanza) caerles bien a sus padres. Aunque eso lo veía imposible, ni siquiera sabía si ella quería que ellos me conocieran. Probablemente no.


En fin, no sabía que pasaría una vez que dejara sus labios o luego, pero intentaría que todo fuera mejor.



Mis brazos en su cintura se abrazaron más a ella y esta vez suspiré yo mientras la besaba. Me sentía tan bien, ella se sentía tan bien entre mis brazos. Parecía que había nacido para mi, porque todo de ella iba perfecto conmigo.



Se alejó un momento para recuperar un poco de todo el aire que perdimos en el beso, pero volvió a besarme y sin aviso metí mi lengua en su boca, me besaba los labios y a la vez atrapaba mi lengua con los suyos haciéndome retener algún que otro gemido.

Me alejé atrapando su labio inferior entre mis dientes. Cuando lo solté, abrí mis ojos para ver los suyos y tenía sus mejillas rosadas, podía asegurar que no era por el frío, sus labios estaban hinchados y sus brazos alrededor de mi cuello parecían no querer soltarse nunca y me encantaba.



-Ahora menos voy dejarte. -Sonrió escondiendo su rostro en mi cuello, podía sentir como cerraba sus ojos cuando sus pestañas acariciaron mi piel.



-No lo hagas. -Me hizo sonreír y no como las otras veces, esta vez sonreí abrazándola hasta que me dolieron las mejillas.



Algunos minutos después se alejó de mi con sus mejillas más rosadas que antes, me causaba tanta ternura saber que tenía vergüenza. Dejé que mis labios se apoyaran en su mejilla dándole un beso antes de que hablara.



-¿Puedes llevarme a casa? Ya es tarde y... Ya sabes. Mis padres. -Asentí en silencio. No voy a negar que deseaba tanto que no tuviera que escaparse, en realidad ella no debía, era grande y creo que podía decidir que hacer y qué no, pero sus padres eran su prioridad y yo lo respetaba.



Pasé mi brazo por sus hombros mientras caminábamos a mi camioneta negra que estaba estacionada a unas calles de donde estábamos. La morderse el labio mientras miraba al frente.



-¿Estas nerviosa o algo? -Me miró a los ojos abriendo su boca para hablar, pero nada salió de ella. Miró al frente y luego levantó su vista a mi otra vez riéndose. Y supe que si estaba nerviosa. Estaba tensa bajo mi brazo y no dejaba de jugar con sus dedos.



-No. -Respondió, sin embargo.



-¿Es la primera vez que besas a una chica? -Asintió. Sus mejillas volviéndose un rojo intenso. -¿Nunca te has fijado en una? -Volvió a negar dejando que sus cabellos se hicieran una cortina para que no la mirara.



Me sale bien esto de volver gay a las personas. Pensé para mi misma.



-¿Por qué sonríes así? -Me preguntó. Bajé mi mirada a sus ojos marrones y me humedecí los labios.



-Porque estoy pensando en ti en la fiesta cuando me bailabas. -Mentí y se rió empujándome lejos de ella. Sólo moviéndome unos pasos al costado, apenas podía moverme, yo era más grande que ella haciéndola ver pequeña a mi lado. -Cuando quieras podemos ir a otra. -Comenté, en respuesta ella caminó más rápido delante de mi.



Cuando llegamos a mi camioneta se detuvo para que le abriera la puerta que estaba trabada. Lo hice, pero antes de que entrara me acerqué a ella hasta que su espalda estuvo pegada al metal del vehículo. Me miró levantando su vista, le quité algunos mechones de cabello que cubrían su rostro y me acerqué a sus labios para dejar un beso lento allí.



-Lauren. -Susurró cuando dejé sus labios para luego atrapar la piel de su cuello mientras le quitaba el cabello para que no estorbara. Succioné decidida, pasé mis dientes raspando y luego mi lengua escuchándola jadear. Dejé un pequeño beso en la piel recientemente atacada y luego la vi a los ojos. Se llevó sus dedos a tocar la piel de su cuello y sonreí sobre sus labios.



-Sube. -Dije antes de dar la vuelta y entrar al asiento del conductor.



Tenía la mirada al frente cuando me abroché el cinturón lista para comenzar el camino de regreso a su casa.



-¿Te gustó eso? -Pregunté. Se giró a mi y vio mis manos girar la llave para encender el motor. -No pude evitarlo. -Murmuré. Se vio en el espejo retrovisor el cuello y suspiró.



-¿Cómo me lo quito? -Dijo viéndome mientras comenzaba a conducir. Ella era tan inocente. No hacia falta preguntarle si alguna vez alguien la había besado incluso como yo la besé en muelle, porque sabía la respuesta.



-Te lo puedo quitar a besos. -Bromeé y me golpeó en el hombro.



-No más besos por hoy. Suficiente con esto. -Se masajeó el cuello.



Simplemente sonreí viendo al frente. En algunos minutos estuvimos a frente de su casa y agradecí que los vidrios de mi camioneta sean polarizados, así nadie podía ver desde afuera. Me incliné a ella para darle un dulce beso en sus labios al cual correspondió gustosa. Su mano se apoyó en mi rodilla cuando me fui un poco hacia atrás, gemí cuando sus dedos sin querer tocaron más arriba haciendo que apretara mis piernas, alejándose rápidamente.



-Lo siento. Estaba muy inclinada y me caía. -Se disculpó.



-Esta bien, princesa. -La vi sonreír divertida y se desabrochó el cinturón. -Espero verte pronto. -Murmuré y se giró en el asiento para luego inclinarse a mi otra vez.



-Sabes mis horarios de clases, acosadora. -Dijo riéndose contra mi boca provocando que mi corazón se acelerara ante su risa mandando vibraciones en mis labios. Levanté una mano a su mejilla y junté nuestras frentes, rozando nuestras narices.



-Entonces nos vemos pronto. -Asintió dejando un besó pequeño e inocente en mis labios haciéndome sonreír.



-Buenas noches. -Asentí viéndola bajarse.



-Que descanses. -Me quedé hasta que cursó la calle, se metió por el costado de la casa y moví un poco la camioneta hacia adelante para ver hacia donde iba, me reí al verla trepar hasta el segundo piso por unas escaleras. Cuando cerró la ventana apreté el acelerador para alejarme de allí.



Me estaba volviendo loca.






Continue Reading

You'll Also Like

140K 19K 105
𝐅𝐀𝐊𝐄 𝐂𝐇𝐀𝐑𝐌 || 𝙴𝚕 𝚎𝚗𝚌𝚊𝚗𝚝𝚘 𝚎𝚜 𝚎𝚗𝚐𝚊ñ𝚘𝚜𝚘, 𝚢 𝚌𝚘𝚗 𝚜𝚞 𝚋𝚎𝚕𝚕𝚎𝚣𝚊 𝚑𝚊𝚛á 𝚚𝚞𝚎 𝚝𝚎 𝚊𝚛𝚛𝚎𝚙𝚒𝚎𝚗𝚝𝚊𝚜. Teen Wolf...
1.6M 85.1K 110
Como el título indica, veremos como reaccionan los héroes y heroínas de Marvel a este entretenido fic y las desventuras tanto de Peter como Logan La...
253K 17.7K 91
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
48.5K 4.1K 37
Ella llega al Área sin saber nada de si misma. Sin recuerdos. Vacía. Su primer instinto fue buscar el cielo al verse en una caja encerrada. Luego -po...