I like what is wrong {Camren}

By Lauren5Hpasiva

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Título en español: Me gusta lo que está mal. Yo era un desastre. Ella era perfecta en todo sentido. Éramo... More

Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26 -Parte 1
Capítulo 26 - Parte 2
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44 - Final.
Epílogo

Capítulo 2

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By Lauren5Hpasiva


Me acerqué a ella dejando la moto en la vereda. Y al tener los auriculares puesto no se daba cuenta que la seguía de cerca. Me permití mirarle el trasero, ¿y qué? Para eso tengo ojos. Y justo cuando estaba apreciando tan maravillosa creación, se giró.

-¿Qué haces? -Sonreí sin poder evitarlo.

-Vengo por ti. - Le dije mientras le quitaba sus auriculares del oído.

-Son las dos. -Estaba enojada. Me reí otra vez. -Encima te ríes. ¿Eres idiota? -Ahora estaba aún más enojada.

-No, bueno si soy idiota, ya ves, pero déjame explicarte. Ven conmigo. -Le tendí la mano y solamente la miró. -Vamos, Camila.

-No, debo entrar a clases dentro de media hora. Llegaste tarde, ahora vete a seguir con lo que estabas haciendo. -Suspiré. Es que era tan gruñona. Igual me encantaba.


-No llegué tarde porque quise, tuve una mañana horrible y se me pasó. Lo juro. -Ya no me quería reír ni molestarla porque había recordado la conversación con mi madre. -Falta a clases. Escápate conmigo.

-¿Qué? ¿Estas loca? -La miré encogiéndome de hombros. -No me iré a ninguna parte, ya debo irme. Otro día nos vemos, ya han cerrado los bares de aquí. -Dijo mientras negaba. Se veía nerviosa.

-Te llevaré a otro lugar. Es... te va a gustar, lo prometo. -Insistí. Le quité el cabello del rostro y dio un paso hacia atrás.

-No. No puedo tengo que ir a clases, ya te lo dije. -se peinó el cabello suspirando. Se veía más hermosa hoy.

-Por una vez en tu vida deja de hacer todo correctamente, falta a clases, no te vas a morir por faltar. -Dije medio burlándome.

- ¿Y tu que sabes? - Me reí al saber que la estaba molestando.

-No hace falta conocerte para saber que haces todo lo que esta bien siempre. -Le tendí la mano otra vez y sonreí. -Vamos.

-No puedo creer que esté por hacer esto. -Murmuró sin tomar mi mano. -¿Tienes auto? -Solté una risa. Si tenía auto, pero porque sabía que se iba a alterar cuando vea la moto, la traje.

-Si. -Dije tomando las llaves de mi bolsillo.

-¿Dónde está? -Quiso saber mientras me seguía de cerca.

-En el estacionamiento de mi departamento. -Le conté subiéndome a la moto. La miré y su cara cara era un poema. Estaba sería mirando de arriba hacia abajo mi moto.

-No piensas llevarme en esa cosa, ¿verdad? -Asentí encendiéndola. -Por Dios, no. Ni loca.

-No deberías despreciar a mi bebé. Además... Será divertido. -Sonreí viéndola. Llevaba botas largas negras que le iban perfectas con esos jeans y la polera que tenía puesta. Era jodidamente hermosa.

La quería besar ahí mismo.

Mejor no, podía darme una bofetada o algo.

No podía marcar mi hermoso rostro.

-¿Puedes dejar de mirarme así? Me pones incómoda. -Hizo que levantara mi vista de sus piernas, tenía un leve color rosado en sus mejillas.

Iba a acabar conmigo. Es que... Era perfecta, hermosa, tierna y adorable. Bueno, bueno, ya.

-Cuando estés arriba de la moto ya no te veré. -Le tendí la mano y dudosa la tomó. Con mi ayuda se subió sentándose detrás de mi de una manera torpe.

-¿Lista? -Pregunté.

-¿No tienes casco? -Negué.

-Lo olvidé. -Si pudiera verle la cara ahora sabría que, probablemente, estaba rodando los ojos o haciendo alguna cara mientras suspiraba.

-No vayas rápido. -Asentí y aceleré un poco antes de comenzar el camino sintiendo como apoyaba su cabeza contra mi espalda y sus manos se cerraban en mi chaqueta negra.

Cuando tomé la carretera camino al bosque aceleré a propósito y sus brazos se envolvieron en mi cintura cerrándose en mi estómago. Sonreí mirando al frente y me dediqué a conducir, disfrutar de su cercanía y del paisaje. Es que todo era hermoso por esos lugares, la naturaleza, los árboles, el cielo, eran mi cosa favorita de ver.

Cada imagen de cada paisaje o lugar que podía ver lo guardaba en mi mente, esas cosas eran mis favoritas para pintar, para describirlas o escribirlas. Si, también escribía y me gustaba mucho hacerlo.

Cada vez que lo hacía, lo hacia por y sobre algo importante, como algún momento, algo que haya pasado antes o quisiera que pase, mis pensamientos y esas cosas, excepto alguna persona, nunca habría escrito sobre una persona.

Llegué al final de la carretera donde teníamos vista a la ciudad desde arriba, estábamos en una colina y era perfecto, había árboles casi en todo el borde de la carretera, bajo el asfalto todo era césped verde y de un lado de la calle veíamos la pared de la montaña mientras que del otro teníamos vista a la ciudad. Amaba aquel lugar. Nunca había llevado a nadie, siempre iba sola y no solía ir gente allí.

Me reí al ver que no me soltaba.

-Llegamos. -Se alejó de mi y la ayudé a bajar. Ella estaba mirando a su alrededor. -¿Venías con los ojos cerrados? -Me miró un momento y asintió. Rodé los ojos, se había perdido todo.

-Ibas fuerte, te dije que no lo hagas y lo hiciste. -Murmuró enojada. ¿Es que acaso nunca dejaba de estar enojada? Igual me encantaba.

-Perdón, olvidé que las princesas van en autos lujosos a medio metro por hora. -Frunció sus labios haciendo una mueca de burla.

-Deja de llamarme así, me llamo Camila.

-Bueno, princesa Camila. Ya que no fuimos a almorzar porque llegaste tarde vamos a ver la ciudad y charlar un momento al menos que quieras hacer otra cosa, solo dímelo. -Dejé la miró a metros de nosotras. Me giré para verla y se mordió el labio intentado no enojarse más. Obviamente esa acción se llevó toda mi atención. Quería ser yo quien le mordiera el labio.

Probablemente me daba una piña en lugar de una bofetada si le hacía eso.

-Tu llegaste tarde. -Dijo molesta. - ¿Por qué? -Me senté en el césped apoyando mi espalda en un tronco y la miré. -Pueden andar bichos en el piso, en s...

-Si, tienes razón, ya veo que alguno te pica el culo y ahí tendríamos problemas de tamaño. Ven, siéntate. -Dejé mi chaqueta cerca de mi para que se sentara sobre ella.

-Que ordinaria eres. -Me reí. No había dicho nada sobre que estaba cerca de mí, quizás era por el hecho de que estaba molesta por todo, ya saben, no es fácil lidiar conmigo. Pobre. -Aún no me respondes. -Dijo una vez que estuvo sentada.

-Es que... Nada, fui a ver a mi madre y me ha dicho algo, necesitaba estar sola, me fui lejos y cuando me di cuenta era tarde. -Suspiré mirando al frente.

-¿No tienes buen a relación con ella? -Preguntó teniendo mi atención de inmediato. Permanecí en silencio por unos segundos hasta que tomé el valor de hablar.

-No, bueno si, es complicado. Ella solo se preocupa por intentar cambiarme en lugar de intentar aceptarme. Y todo es una mierda, porque no solo es ella, mi padre también. Los quiero, pero ellos no de la misma manera que yo. -Nunca hablaba con nadie sobre esto, apenas le había contado a Dinah alguna vez, pero ahí estaba contando mi realidad a una chica que me estaba escuchando porque casi la había obligado a ir conmigo.

-Bueno, peor es ser controlada las veinticuatro horas como si fueras una prisionera o algo. -Sus palabras me hicieron fruncir el ceño. -Ellos están bien, digo, no son malos padres, pero no me dejan...

-No te dejan ser. -Le interrumpí.

-Algo así. -Murmuró.

Nos quedamos en silencio viendo al frente donde teníamos vista absoluta de gran parte de la ciudad. Me gustaba ese silencio, era cómodo, era agradable, quizás todo era porque ella estaba allí.
Me limité a mirarla por algunos segundos, en los que tenía claro que ella sabía que yo la estaba viendo, hasta que se giró a mi y le sonreí. Es que realmente era hermosa.

-¿Te dijeron que eres hermosa? -Pregunté pasando un poco de su cabello hacia detrás de sus hombros.

-No. -Se rió y fruncí el ceño viéndola.

-¿Me estas diciendo que nunca te dijeron que eres hermosa? -Negó. -Vaya gente idiota que existe. -Murmuré y no dijo nada, apenas sonrió. -Eres hermosa.

Pasé un brazo por encima de sus hombros sobre el tronco de algún árbol caído donde estábamos apoyadas y con mi mano libre le quité el cabello del rostro. Se giró para verme y me acerqué cerrando distancia entre nosotras.

Y cuando estaba a punto de besarla por fin, mis labios chocaron con su dedo. Suspiré volviendo a mirar al frente. No me la iba a hacer fácil. De igual forma, me gustaba esto.

-¿Por qué no? -Murmuré dejando escapar un sonrisa.

-¿Qué te hace pensar que soy lesbiana o me gustas? -Me hizo sonreír. La miré a los ojos un momento y hablé.

-No cualquiera deja que una desconocida la lleve en su moto. - Me encogí de hombros. -Pensé mal.

-Piensas mal. -Respondió con una sonrisa. Me había decepcionado, es que me moría de ganas de besarla o tenerla más cerca y me había cortado el rostro, como suelen decir.

Aunque no me haya dejado besarla, si me permitió seguir conociéndola un poco más, por lo que estuvimos hablando un largo rato, la vi sonreír muchas veces y tenía la sonrisa más hermosa del mundo. Camila causaba algo en mi, no se que era, pero cuando sonreía o yo decía algo en lo que estaba de acuerdo me hacía bien y eso que apenas la conocía.

Me contó sobre que estudiaba periodismo, me dijo más sobre la relación con sus padres y hasta se veía agobiada con sólo hablar, me limité a asentir a todo lo que me decía. Me recordaba a mi antes de dejar Miami. Mis padres, en especial mi madre me controlaban la vida desde siempre, mucho más desde que les conté sobre que mi sexualidad. Lo hice pensando en que me apoyarían que me dirían "Está bien, te apoyamos y estamos orgullosos de ti." Es lo que todos a los que alguna vez nos tocara contar esperamos, ¿no?

Pero por desgracia no todos los padres saben entender a sus hijos, no todos los padre entienden que sea cual sea la sexualidad de sus hijos, como les guste vestirse, qué música prefieren y qué cosas les guste hacer en su tiempo libre, aún así sobre esas cosas y muchas mas, no dejan de ser sus hijos, y deberían apoyarlos, quererlos y respetarlos. En cambio, demuestran que están desilusionados, y si nos ponemos a pensar, ¿Desilusionados por qué? ¿Por ver a sus hijos felices con alguien de su mismo sexo? ¿Desilusionados porque esperaban que el hijo varón les lleve a una mujer como novia y que una hija mujer les lleve a su príncipe azul? ¿Desilusionados porque su hija no de viste con vestidos y si con pantalones? Son egoístas, ellos son egoístas porque quieren para uno lo que ellos tuvieron, pero ¿para cuando entienden que son nuestros padres y no personas que tienen derecho a elegir sobre nosotros en cuanto a nuestra sexualidad, a nuestros gustos? Pasarían mil años y seguiría pensando en que el mundo sería mejor con padres que acepten, respeten y apoyen a sus hijos en todo. Absolutamente en todo.

Haciendo mis pensamientos a un lado, seguí concentrada en Camila. Ella parecía alguien agradable, lo era. Era inteligente, respetuosa, su vocabulario era un millón de veces mejor que el mío y eso me causaba gracia.
Éramos diferentes, pero no me importaba, no me importaba en absoluto.
Cuando decidió que era suficiente y que debía regresar a su casa, me pidió que la dejara en la universidad, aunque intentara convencerla de que podía llevarla a su calle, se negó.

La ayudé a bajar de la moto y me quedé sobre ésta al costado de la acera.

-Gracias por venir conmigo. -Sonrió de lado. -Puedo verte otra vez, ¿no?

-Quizás si. -Me dijo haciéndome rodar los ojos.

-Odio que digas "quizás" ¿No sabes decir que si? -Bromeé. Y me miró intentando no reírse.

-¿No sabes callarte? -Atacó riéndose. Me gustaba su risa. Era contagiosa.

-¿Por qué no me callas tú? -Bufó divertida volviéndome a sacar otra sonrisa.

-Mejor me voy, te veo luego. - Me dijo y asentí.

-Ten cuidado.

Y no la vi luego, ni el día siguiente, ni el siguiente, ni los que le seguían, es decir, como en ese momento, porque la busqué mil veces en la universidad y siempre "estaba ocupada" o "no tenía tiempo" para hablar en ese momento.
Al final me replanteaba la idea de dejar de molestarla, quizás la molestaba, era obvio, ¿no? Pero es que ella... no lo se, no podía, no quería dejarla ir.

-¿Qué te pasa? -Me preguntó mi padre. Yo estaba frente a él con mi barbilla apoyada en mis brazos sobre la mesa.

-Nada. -Respondí simplemente. Dejó su computadora a un lado y me miró apoyando los codos sobre la mesa.

-¿Mal de amores? -Me reí.

-No, no es nada. -Es que no iban a contarle. ¿Para qué? Si seguro acababa diciéndome que debía buscar un chico que me haga feliz y toda esa mierda que me dicen siempre, hasta probablemente terminábamos discutiendo. -¿Qué haces ahí? -Pregunté intentando ver en su computadora, para cambiar el tema.

-Quiero cambiar el auto y estaba viendo algunos. -Asentí. -¿Puedes llamar a Chris? Está en su cuarto. Quiero que me den opiniones.

-Claro. -Murmuré.

Subí las escaleras y golpeé en la puerta del cuarto de mi hermano antes de entrar. Su habitación era enorme y tenía de todo, equipos de música, tenía dos computadoras, un plasma de cuarenta y dos pulgadas, todo era limpió y ordenado, lo cual no me sorprendía, alguna vez mi habitación fue así, pero al irme de casa y, digamos que, cuando comencé a descubrir el mundo, mis prioridades eran otras, lo material me importaba menos.

-¿Qué? -Preguntó tendido en la cama mientras manejaba el mando de la consola.

-Papá quiere que bajes. -Le dije.

-Cuando termine. -Murmuró, aún sin mirarme.

-Es ahora, niño virgen. Mueve tu culo. -Le dije caminando hasta su cama para quitarle el mando.

-Espera. Espera. Ya casi termino... Mierda, me mataron por tu culpa. -Rodé los ojos. -¿Ya tienes novia? ¿Esta buena? -Preguntó mientras rodeaba la cama.

-Eh. No. -Musité.

-Entonces estas enamorada y ella te ignora. -Afirmó riéndose, pasando por mi lado.

-Que te importa. Calla y camina. - Le di un golpe en la cabeza.

Tenía razón en algo de lo que dijo. Pero yo no estaba enamorada, no podía enamorarme tan rápido, era imposible, solo me gustaba y ya.

-¿Para qué me llamas, papá? -Preguntó mientras se sentaba en la silla de al lado. -Uh. Auto nuevo. Podemos tener un audi, una camioneta grande o un Ferrari, un Ferrari estaría bien.

Me quedé viéndolo, cada día era más parecido a mi padre. Tanto físicamente como en lo materialista. El dinero hace a las personas, ellos eran el claro ejemplo.

-¿Y tu que quieres, Lauren? -Preguntó mi padre viendo la pantalla.

-Lo que sea, yo tengo el mío. De todos modos será para ustedes, ¿no? Ya me voy. -Los dos se giraron a verme.

-¿Ya te vas? Mamá fue de compras, ya viene. -Dijo Chris.

-Lo sé. Es que tengo cosas que hacer. Luego vuelvo. -Mentí.

-Cuídate. -Me dijo mi padre y los dos se volvieron a la pantalla de la computadora. Que yo me fuera les importaba una mierda, aún así cuando no aparecí por una semana.

Por eso es que no iba a verlos seguido, a ellos les daba igual que yo fuera o no.

**

A mi nunca me gustaban mis pinturas. Es normal que un artista no se sienta conforme son su trabajo, supongo, en parte eso es bueno porque así el trabajo sea increíble, te ayuda a querer mejorar. A mi me pasaba.

Miré la pintura que acaba de terminar, me gustaba, era raro. Se podía ver perfectamente el bosque solitario en la noche, la luna y las estrellas en el cielo junto a la neblina que aparecía. Cada una de las pinturas que hacía significaban algo o me representaban. Me encantaba plasmar lo que pasaba por mi mente. Quizás esa me gustaba porque me representaba en ese momento, me sentía sola como esos árboles en el bosque, esa noche oscura y fría. Es horrible sentirse así.

Me tenía pena. Soy miserable, lo sé. Pero no hacía nada para cambiarlo, seguía saliendo de fiestas para beber y escaparme de la realidad, seguía sola.

Mi celular sonó sacándome de mis pensamientos. Era una llamada de Alexa. Ella era... era mi compañera de fiestas, digamos.

-¿Qué onda, Jauregui?

-Qué te importa. -Escuché su risa. -¿Haces algo?

-¿Nos vamos a la fiesta de Zayn? La organizó con algunos de la universidad a la que va tu amiga... Dinah, creo. ¿Qué dices?

-Claro. Te veo allí entonces.

-Adiós, zorra. -Y no me dio tiempo a devolverle el insulto porque cortó.

Pues claro que iba a salir. Así que me di una ducha larga, busqué ropa en mi armario, lo más normal en mi, jeans negros algo rotos, una remera blanca que tenía estampado el nombre de alguna banda (no me importaba mucho cual), converse negras, dejé mi cabello suelto, me puse la chaqueta de cuero, tomé las llaves de la moto y me fui. No sin antes enviarle un mensaje a Camila contándole donde estaría, quizás, solo quizás ella iría esa noche. Pero con esos padres controladores que tiene lo más probable era que siguiera ignorándome como desde hace dos semanas.

Probablemente se había ido a dormir a las ocho. Me reí de mi pensamiento mientras salía del departamento.

Apenas llegué y puse un pie dentro de la casa de Zayn, tenía un vaso de algo en mi mano. Él es hijo de millonarios y desde ahí se imaginarán todo lo que sigue, hace lo que quiere, cuando quiere, no le importa nada y sus fiestas son las mejores. Fin.
Lo conocí en una de las primera fiestas a las que fui cuando apenas llegué a Nueva York, me cayó bien y yo a él, es uno de mis pocos amigos aquí.

Eran las dos de la mañana y yo ya había perdido la cuenta de cuantos vasos había tomado, de cuantos cigarrillos había fumado y cuantas chicas había rechazado. Solo estaba en el grupo de siempre viendo a mi alrededor.

-¿Qué pasa, Lauren? -Preguntó Alexa apoyándose en mi hombro. -Estas apagada, hermana.

-No es nada. Estoy algo cansada, es eso. -Mentí. Tenía miles de cosas en la cabeza. Entre ellas Camila. Tenía la estúpida y absurda esperanza de que llegara.

Me reía de mi misma por dentro.

-¿Sabes quién está hoy aquí? -Hice un gesto con mi cabeza preguntando mientras bebía de mi vaso. -Stephen. Y está más fuerte que nunca, no se que hace, ¿la has visto? -Negué.

-No, no la he visto, ¿para cuando te la tiras? -Me reí.

-Creí que tu la querías. -Me encogí de hombros.

-Vaya. Que buena amiga eres. -Me golpeó en el hombro. -No es mi tipo. -Soltó una carcajada que me hizo reír. -Es en serio, no me van las niñitas de papá, solo sirven para cumplirles caprichos y aguantar su mierda. -Al decir eso pensé en Camila. Aunque a ella si me gustaría cumplirle caprichos y hacerla enojar, luego pedirle perdón y besarla. Bueno. Ya me callo. Debe de ser el alcohol.

-Nadie te está diciendo que te cases o algo, idiota. Fóllala y la vuelas. -Solté una risa.

-Mi madre me dijo que las personas que hacen eso no van al cielo. -Alexa comenzó a reírse y luego la seguí yo. -Me va a volver loca. No me deja en paz.

-Eso porque no tienes una madre que se la pasa en la Iglesia. Me da sermones cada día... ¿Y esa tipa que hace acá? -La escuché decir y miré en dirección en a la que veía.

Era Camila.

-

¿Esto les gusta o tengo que retirarme de la vida? ahr

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